El diario del Che en Bolivia

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Siglo XXI, 1968 - 286 páginas
Al publicar este documento histórico, el comandante Fidel Castro termina el prólogo del libro con estas palabras: La forma en que llegó a nuestras manos este Diario no puede ser ahora divulgada; baste decir que fue sin mediar remuneración económica alguna. Contiene todas las notas que escribió desde el 7 de noviembre de 1966, día en que el Che llego a Ñacahuasú, hasta el 7 de octubre de 1967, vísperas del combate de la quebrada del Yuro. Aunque el documento por si mismo no ofrecía la menor duda acerca de su autenticidad, todas las copias fotostáticas fueron sometidas a un riguroso examen a fin de comprobar no solo dicha autenticidad sino incluso cualquier posible alteración, por pequeña que fuese. Los datos fueron además cotejados con el Diario de uno de los guerrilleros sobrevivientes, coincidiendo ambos documentos en todos los aspectos. El testimonio pormenorizado de los demás guerrilleros sobrevivientes que fueron testigos de cada uno de los acontecimientos contribuyo asimismo a la comprobación. Se llego a la más absoluta certeza de que todas las fotografías eran copia fiel del Diario del Che. Constituyo una fatigosa tarea desentrañar la letra pequeña y difícil de la escritura, lo que se realizo con la participación laboriosa de su compañera Aleida March de Guevara. !Hasta la victoria siempre! Fidel Castro.

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Pasajes populares

Página 16 - Cada gota de sangre derramada en un territorio bajo cuya bandera no se ha nacido, es experiencia que recoge quien sobrevive para aplicarla luego en la lucha por la liberación de su lugar de origen. Y cada pueblo que se libere, es una fase de la batalla por la liberación del propio pueblo que se ha ganado.
Página 127 - Al poco rato apareció la vanguardia que para nuestra sorpresa estaba integrada por 3 pastores alemanes con su guía. Los animales estaban inquietos pero no me pareció que nos hubieran delatado; sin embargo, siguieron avanzando y tiré sobre el primer perro, errando el tiro, cuando iba a darle al guía, se encasquilló el M-2. Miguel mató otro perro, según pude ver sin confirmar, y nadie más entró a la emboscada. Sobre el flanco del Ejército comenzó un fuego intermitente. Al producirse un...
Página 53 - El manejaría las relaciones con otros partidos sudamericanos, tratando de llevarlos a la posición de apoyo a los movimientos de liberación (puso como ejemplo a Douglas Bravo). Le contesté que el primer punto quedaba a su criterio, como secretario del partido, aunque yo consideraba un tremendo error su posición. Era vacilante y acomodaticia y preservaba el nombre histórico de quienes debían ser condenados por su posición claudicante. El tiempo me daría la razón.
Página 170 - La masacre en las minas aclara mucho el panorama para nosotros y, si la proclama puede difundirse, será un gran factor de esclarecimiento. Nuestra tarea más urgente es restablecer el contacto con la Paz y reabastecernos de equipo militar y médico y lograr la incorporación de unos 50-100 hombres de la ciudad, aunque la cifra de los combatientes se reduzca en la acción a unos 10-25.
Página 13 - En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempre que ése, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo, y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas, y otros hombres se apresten a entonar los cantos luctuosos con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y de victoria.
Página 115 - ABRIL 10 Amaneció y siguió por la mañana con cosa de pocos acontecimientos, mientras nos preparábamos a dejar el arroyo, impoluto y cruzar por la quebrada de Miguel hasta Pirirenda-Gutiérrez. A media mañana llegó muy agitado el Negro a avisar que venían 15 soldados río abajo. Inti había ido a avisar a Rolando en la emboscada. No quedaba otra cosa que esperar y eso se hizo; mandé a Turna para que estuviera listo a informarme. Pronto llegaron las primeras noticias, con un saldo desagradable:...
Página 53 - Codovila que apoyara a Douglas Bravo era tanto como pedirle que condonara un alzamiento dentro de su partido. El tiempo también sería el juez. Sobre el segundo punto no podía aceptarlo de ninguna manera. El jefe militar sería yo y no aceptaba ambigüedades en esto.
Página 209 - ... caso de abandono, el Camba, lo que no constituye sino una ganancia neta, pero no en esta circunstancia. La falta de contacto con el exterior y con Joaquín y el hecho de que prisioneros hechos a éste hayan hablado, también desmoralizó un poco a la tropa. Mi enfermedad sembró la incertidumbre en varios más y todo esto se reflejó en nuestro único encuentro, en que debíamos haber causado varias bajas al enemigo y sólo le hicimos un herido.

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