El aroma del tiempo: Un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse

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Herder Editorial, 2015 M05 25 - 168 páginas

Byung-Chul Han reflexiona en este ensayo sobre la crisis temporal contemporánea, en diálogo con Nietzsche y Heidegger. La fugacidad de cada instante y la ausencia de un ritmo que dé un sentido a la vida y a la muerte, nos sitúa ante un nuevo escenario temporal, que ya ha dejado atrás la noción del tiempo como narración. Según Byung-Chul Han, no estamos ante una aceleración del tiempo, sino ante la atomización y dispersión temporal —a la que llama disincronía—. Cada instante es igual al otro y no existe ni un ritmo ni un rumbo que dé sentido a la vida. El tiempo se escapa porque nada concluye, y todo, incluido uno mismo, se experimenta como efímero y fugaz. La muerte es un instante más, lo cual invalida la vivencia de la muerte, en Nietzsche y Heidegger por ejemplo, como consumación de una unidad con sentido. El presente libro sigue el rastro, histórica y sistemáticamente, de las causas y síntomas de esta disincronía. Pero el final del tiempo como duración narrativa no tiene por qué traer consigo un vacío temporal. Al contrario, da lugar a la posibilidad de una vida que no necesita de la teología ni la teleología, y que a pesar de ello tiene su propio aroma. Pero para ello es necesario un cambio. En palabras de Byung-Chul Han, "la crisis temporal solo se superará en el momento en que la vita activa, en plena crisis, acoja de nuevo la vita contemplativa en su seno."

Acerca del autor (2015)

Nous sommes entrés dans l’ère de la transparence, qui semble bien structurer désormais tous les aspects de notre vie – du collectif à l’individuel, du politique à l’intime. Naît alors un carcan dans lequel les choses sont lissées, in-tégrées sans résistance dans les flux de la communication et dépouillées de leurs singularités. Comme sur un marché, tout est exposé, réduit à son prix, privé de récit. Les corps eux-mêmes sont dénués de sens ; les visages perdent leur scénographie ; le temps est atomisé. Nous voilà dans un « enfer de l’identique », où les informations se succèdent sans combler le vide permanent dont nous sommes prisonniers, et où nous n’avons d’autre issue que de liker pour approuver.Ne tolérant aucune faille, la société de transparence nous confronte à un choix : être visible ou être suspect. L’homme peut-il encore s’échapper de cette société de contrôle total ?

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