Fábulas y cuentos en verso

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Instituto--escuela, 1922 - 210 páginas

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Pasajes populares

Página 142 - Cuentan de un sabio, que un día tan pobre y mísero estaba, que sólo se sustentaba de unas yerbas que cogía. ¿Habrá otro (entre sí decía) más pobre y triste que yo?
Página 105 - Esta fabulilla salga bien o mal, me ha ocurrido ahora por casualidad. Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad. Una flauta en ellos halló, que un zagal se dejó olvidada por casualidad. Acercóse a olería el dicho animal, y dio un resoplido por casualidad.
Página 92 - Tantas idas Y venidas, Tantas vueltas Y revueltas (Quiero, amiga, Que me diga ) ¿ Son de alguna utilidad ? Yo me afano, Mas no en vano. Sé mi oficio; Y en servicio De mi dueño Tengo empeño De lucir mi habilidad.
Página 71 - Esta leche, vendida, en limpio me dará tanto dinero, y con esta partida un canasto de huevos comprar quiero, para sacar cien pollos, que al estío me rodeen cantando el pío, pío.
Página 87 - En hostería o convento Un artificioso invento Para andar el asador. 'Rueda de madera es Con escalones; y un perro Metido en aquel encierro La da vueltas con los pies.
Página 85 - Tente, amigo; ¿qué es esto? — ¿Qué ha de ser ? — responde — ; sin alientos llego... dos picaros galgos me vienen siguiendo. — Sí — replica el otro — por allí los veo... Pero no son galgos. — ¿Pues qué son? — Podencos.
Página 82 - Viose desproveída del preciso sustento: sin mosca, sin gusano, sin trigo, sin centeno. Habitaba la Hormiga allí, tabique en medio, y con mil expresiones de atención y respeto la dijo: — Doña Hormiga, pues que en...
Página 163 - Un aguacero cayó en un lugar, que privó a cuantos mojó, de seso; y un sabio, que por ventura se escapó del aguacero, viendo que al lugar entero era común la locura, mojóse y enloqueció, diciendo: "En esto, ¿qué pierdo? Aquí, donde nadie es cuerdo, ¿para qué he de serlo yo?
Página 101 - EL OSO, LA MONA Y EL CERDO. Un Oso con que la vida Ganaba un Piamontés, La no muy bien aprendida Danza ensayaba en dos pies. Queriendo hacer de persona, Dijo á una mona: ¿ Qué tal? Era perita la mona, Y respondióle: muy mal.
Página 102 - Manda el ama separarlos, y el francés luego reforma las palabras que aprendió de lengua que no es de moda. El español, al contrario, no olvida la jerigonza, y aun discurre que con ella ilustra su lengua propia.

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