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criado ni escudero suyo con doncella ni viuda de Torrelobatón contra su voluntad, 1. Á la muerte de Alfonso Enriquez, primer almirante de Castilla 2, la heredó su hijo D. Fadrique, segundo almirante, y en ella se realizaron las bodas de una hija de éste, llamada D.a Juana, con D. Juan, rey de Navarra y después de Aragón 3. En Torrelobatón estuvo algunas veces Juan II y su corte, y en el año 1445 el rey permaneció dos ó tres días en el arrabal, porque el alcaide de la fortaleza, Fernando de Torre, dijo, que el almirante le había ordenado entregarla solamente al príncipe D. Enrique. Con efecto, llegó el príncipe, y se entregó la villa y fortaleza. "El Príncipe embió dezir al Rey, qué si le plazería ver la fortaleza y estar en ella, y el rey de Castilla respondió que sí: y mandó que le aderezasen allá de comer, y assí se hizo.... 4. Después, el bullicioso magnate D. Fadrique perdió por algún tiempo la villa.

Bajo Carlos I de Austria mantuvo Torrelobatón el pendón real contra las Comunidades. Encerrados en ella los imperiales y amparados en sus fuertes murallas, esperaron tranquilos á los comuneros. Padilla, decidido á establecer su cuartel general en Toro y Zamora, como puntos más estratégicos después de la pérdida de Tordesillas, salió de Zaratán, por los páramos de Torozos, acompañado de Juan Bravo, Francisco Maldonado y Juan Zapata, presentándose á la vista de Torrelobatón el 21 de Febrero de 1521, defendida por buena guarnición á cuyo frente se hallaba Garci Osorio. Los comuneros se metieron en el arrabal sin disparar un tiro, y comenzaron á asestar los arcabuces, cañones y ballestas

1 Archivo del duque de Medina de Rioseco. Crónica de Enrique III, fol. 457.

2 López de Haro, Nobiliario etc., lib. V, c. VIII. 3 Crónica de Juan II, fol. 243.

4 Crónica de Juan II, fol. 254 v.o

contra la muralla. Los sitiados se defendieron valerosamente. El conde de Haro, que desde Tordesillas vino en socorro de la plaza, hubo de volverse temiendo una derrota. También las guarniciones de Simancas y Portillo intentaron hacer un alarde de fuerza contra el caudillo de los comuneros; pero era tal el miedo de que estaban poseídas, que ni aun se atrevieron à presentarse en el campo. A los ocho días de sitio, los comuneros penetraron en la plaza, llevando delante la bandera de Valladolid: Garci Osorio fué preso, y la población entregada al saqueo.

y

La toma de Torrelobatón, que debió ser el principio de la victoria de los comuneros, fué la causa de su caída desventura. Mientras que Padilla se dormía en sus laureles, el condestable ganaba la tierra de Campos, entraba con respetables fuerzas en el real del Almirante, se dirigía desde Tordesillas á Peñaflor, y por último, tomaba camino de Torrelobatón.

En la mañana del 23 de Abril de 1521 Juan Padilla con las banderas de la comunidad desplegadas al viento, se dirigió camino de Toro. El resultado de la lucha se verȧ en los campos de Villalar.

El nombre de Torrelobatón no vuelve à sonar después en la historia. Se añadirá aquí solamente la siguiente curiosa noticia, encontrada en un periódico del siglo pasado: "en el año 1787 contaba la villa con 200 vecinos y dos parroquias (la de Santa María y San Pedro), tenía siete lugares bajo su jurisdicción, y en su término, entre otras cosas dignas de notarse, había un Jardín Botánico, 1. Al presente, sólo se mencionará un molino de harinas que hay sobre el Hornija.

La parroquia de Santa María no es anterior al siglo

1 Diario Pinciano del año 1787, n.o 29, págs. 313 y 314. La parroquia de Santiago se convirtió después en ermita y en el año de 1884 en panera. Diario Pinciano, n.o 30, pág. 321.

XVI1. La capilla de San José se hizo en el año 1632 y en el arco que separa la capilla mayor del resto de la iglesia se lee 1762. Dicha capilla mayor, cuyo retablo es buena obra de arte, y la de Cabrera, son ojivales, y nada de particular ofrece el altar dedicado al Corazón de Jesús. La parroquia de San Pedro, del mismo estilo que la de Santa María, es inferior bajo el punto de vista artístico. Además de estas dos parroquias, había en las afueras: la de Santiago, de estilo ojival, y la ermita del Cristo de las Angustias, de carácter mudejar.

Consérvase perfectamente la puerta que se llama Arco de la Villa, trozos de muralla en buen estado, cubos etc. Álzase un rollo, si pequeño, de buenas propor

ciones.

En la casa de ayuntamiento, reformada en el año 1864, he visto, 17 de Septiembre de 1890, privilegios de Alfonso XI (era de 1376) y otros de fecha posterior.

Entre los hijos insignes de Torrelobatón, se citará al P. Bernardo de Hoyos, de la Compañía de Jesús. Nació el 21 de Agosto de 1711, estudió las primeras letras en su pueblo, la gramática en el Colegio de Medina del Campo, fué admitido como novicio en el de Villagarcía de Campos, cursó la filosofía en el citado de Medina, y la teología en San Ambrosio de Valladolid. Se dedicó á la propagación del culto del Sagrado Corazón de Jesús, y escribió un libro intitulado Tesoro escondido. Murió en el Colegio de San Ignacio el 29 de Noviembre de 1735.

El castillo pertenece hoy à D. José Semprún, que le tiene destinado á panera, y para describirlo he te

1 Su arquitectura y escultura son excelentes. Se admiran las tres grandes naves, sostenidas por dos arcos de piedra, fuertes y hermosos, que van desde el presbiterio hasta el coro. Las estatuas del retablo mayor y que representan la Pasión de Nuestro Señor son de primorosa talla. Diario Pinciano, n.o 31, págs. 329 y 330.

nido presente el relato que hizo el Sr. García Escobar. Situado al extremo septentrional de la villa y sobre una prominencia, su planta es un cuadrado cerrado por soberbias murallas de mampostería y fortalecidas en los ángulos con imponentes cubos circulares. Fuertes por sus dimensiones, que alcanzan 42 hiladas de altura con 12 pies de espesor, están coronadas de canes y almenas, con troneras para ballestería y arcabucería. Descuellan sobre los muros, en tres de los esquinazos, los cubos ya citados, que tienen 64 hiladas de elevación y 80 pies de circunferencia en la plataforma, guarnecida de almenas como el murallaje. En el ángulo restante al S. se eleva la torre colosal del homenaje, cuadrada en su forma, con 150 pies de alzado, 50 de lado y 15 de grueso en los muros. Ciñen su cúspide una nueva línea de canes y almenas, hallándose sobre el todo de la potente mole 8 cubos circulares de 10 hiladas de altura, 28 pies de circunferencia los angulares y 16 los restantes del centro, rematados todos por un coronamiento elegantísimo, semejante al del cuerpo general de la torre. Súbese á esta formidable altura por una hermosa escalera de sillería, y desde allí se domina el melancólico valle que se extiende á su pie, sembrado de aldeas y guarnecido de blanquecinos collados.

El sistema del castillo consta de dos recintos. Constituye el primero el cuadrilátero amurallado con los cubos angulares, precedido de ancho foso, ya inutil y ciego. Tiene su entrada al lado de una torre por un arco de medio punto, tras del cual caía el férreo rastrillo, defendido por troneras verticales, y da ingreso á la plaza de armas, donde se hallaban los cuarteles para la guarnición, vivienda del alcaide y demás piezas de servicio, dejando en el centro un espacioso patio. Desde aquí se sube á la plataforma de las murallas por escaleras de 46 peldaños, abiertas en el centro de los cubos,

y después por otra de 25 escalones, pudiéndose desde dicha esplanada combatir á los enemigos que hubiesen ganado el rastrillo. En la parte superior de cada cubo hay sitio para un cuerpo de guardia de doce mesnaderos. Perdido el primer recinto de la fortificación, podían sus defensores guarecerse en el segundo, que es la torre, por una puertecita que da sobre un terraplén, y á la cual se pasa por un puente volante. Dividida en tres pisos abovedados de sillería, era casi imposible tomarla á viva fuerza; porque la escalera espiral que da subida al terrado por 143 peldaños es tan estrecha y obscura, que no permite dos hombres de frente, y, según los arcos del trayecto, debiera estar cortada con multitud de portones. Apoderados de ella los sitiadores, todavía los sitiados, encerrándose en los 8 baluartes de la plataforma superior, podían defenderse. La poterna se abría en el foso de la cortina del lado del N. y por una pequeña mina desembocaba en la plaza de armas, debiendo estar defendida por una barbacana, conforme demuestran los restos que aun existen.

Esta fortaleza es muy notable, no sólo por su elegancia, amplitud y construcción, que la hacían inexpugnable al arma blanca, sino por estar perfectamente conservada, y sobre todo por su celebridad histórica y

militar.

Ignórase el tiempo de su fundación, añade el ilustre literato de Rioseco; pero por la forma de la obra es del siglo XII 1. Las ojivas rudas y poco esbeltas de su sub

1 El Sr. García Escobar no está en lo cierto al afirmar que el castillo es fábrica del siglo XII. En el año 1334, Alfonso XI dispuso tomar la villa, y en la Crónica de este monarca, c. CLXI, fol. 302, se lee: "Et porque en la villa de Torre de Lobatón non avia castiello nin alcazar, nin otra fortaleza ninguna apartada....,, Reinando Juan II, año de 1445, ya existía el castillo, como lo indica la Crónica, c. LXXVI, fol. 254 v.o Á permanecer en ella dos

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