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Diego habitó el castillo ó palacio-fortaleza desde el año 1386 hasta el 1412, como lo expresa una lápida de mármol colocada sobre la puerta principal, é hizo obras de consideración. Desde esta época pasó á ser propiedad de la casa de Béjar. Enrique III, en 7 de Julio de 1406, concedió un privilegio importante á la villa. La cláusula principal dice así: "Por facer bien y merced al Concejo é homes buenos de la nuestra villa de Coriel, é á todos los vecinos é moradores dende é de sus términos é de sus aldeas, ansi homes como mugeres, é también los que i son como los que son por venir, por muchos servicios y buenos que los de la dicha villa nos han fecho y facen de cada día: é por les facer enmienda de todos los males é daños que han recibido por nuestro servicio, franqueámoslos é quitámoslos de todo portazgo, é montazgo, é de requaje, é de pasage, é de peage, é de embarcage, é de ronda, é de castillería, que lo non paguen en ningunas partes de nuestros reinos por sí mismos ni por sus cosas é mercadurías que llevaren ó traxeren de unas partes á otras de cualquiera manera, La Real Chancillería de Valladolid, en 9 de Junio de 1570, dió una carta ejecutoria confirmando el anterior privilegio.

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D. Pedro López de Zúñiga, hijo de D. Diego, mereció de Juan II los títulos y condados de Ledesma y Plasencia. En el año 1443 se juntaron en Curiel los condes de Ledesma y de Haro para tratar del servicio de Juan II contra el rey de Navarra; y en aquella villa, D. Álvaro de Zúñiga reunió su caballería para proceder á la prisión de D. Álvaro de Luna 2.

1 Véase López de Haro, Nobiliario etc., págs. 192 y 193.

2 Crónica de Juan II, fol. 288 v. La cédula decía así: "Don Álvaro Destúñiga mi Alguacil mayor, yo vos mando que pren dades el cuerpo de Don Álvaro de Luna, Maestre de Santiago; é si se defendiese, que lo mateis,,.

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En el siglo XVI la tierra de Curiel se componía de los pueblos siguientes: San Llorente, Corrales, Valdearcos, Returas, Iglesia Rubia y Bocos, que eran aldeas; Cigales, Peña y Mazariegos, Villalar, Robledillo, La Mota, Serrada, San Martín de Valbení, Villalba de Adaja y Zofraga, que hacían un total de 1,841 vecinos pecheros 1. Grande, pues, debía ser la importancia de Curiel en estos tiempos.

Á principios del siglo XVII los señores de Curiel fueron protectores generosos de las letras, y á ellos dedicó Cervantes su Don Quijote de la Mancha.

En nuestros días el duque de Osuna, de Béjar etc. ha vendido á D. Indalecio Martínez Alcubilla el palacio-fortaleza y otras propiedades.

Curiel tuvo juzgado de primera instancia, que se agregó al de Peñafiel, como también alcalde corregidor; y sus cuatro parroquias se han reducido á dos: Santa Maria y San Martín.

El castillo es un cuadrado de 140 pies de fachada, con cuatro torres almenadas y aspilleradas, en sus cuatro extremos. En el centro de la fachada del Oeste, dando vista á la plaza, se hallan las puertas, de estilo árabe, forradas con cuero de buey y encima barrotes. de hierro y grandes clavos. Sobre dichas puertas y á la altura de 35 pies hay una barbacana con seis huecos y unas saeteras que dominan la puerta de entrada. Desde los huecos, los defensores podían arrojar agua hirviendo y aplastar con piedras á los enemigos que se aproximasen. Otra puerta pequeña se ve à la parte Sur, del mismo estilo que la principal y con igual barbacana á la altura de 55 pies. No había más huecos en el castillo, y los que después se han abierto no reconocen otro objeto que dar luz á algunas habitaciones. En las puer

1 Archivo de Simancas.

tas de la fachada principal se halla una cadena de hierro, que abrazando una de las hojas, enclava en la pared. La cadena no indica, como algunos han creído, que en la fortaleza hayan estado Alfonso X y su hijo Sancho IV, al reducir éste á prisión á su hermano D. Juan, si bien era costumbre poner aquel distintivo en las casas particulares donde los reyes moraban, pues la causa debe ser originada por un hecho de gran importancia en la historia patria. En la memorable batalla de las Navas de Tolosa, año 1212, los caudillos cristianos repartieron entre sí las cadenas que rodeaban la tienda de Muhammad Miramamolin; así el rey de Navarra, al escudo bermejo que usaban sus antepasados, añadió por orla unas cadenas de oro atravesadas en campo de sangre. Los Zúñigas, caballeros de la banda negra, se distinguieron en el combate como esforzados paladines, y orlaron su escudo con la cadena, como aparece en el rollo, en la cárcel y en la casa de ayuntamiento de Curiel.

El interior de la fortaleza es de tres cuerpos: en el primero hay un patio cuadrado con soportales y columnas, y debajo buenos sótanos, creyéndose que por éstos había alguna comunicación con el castillo de la colina. En el segundo cuerpo se hallan diferentes salones con pinturas; y en el tercero se ve uno magnífico, de 58 pies de largo por 24 de ancho, y en el cual se contemplan también pinturas. En la torre que mira á la plaza, ó sea, al

1 Opinan algunos que estas cadenas se pusieron en el altar mayor de la catedral de Tudela (que entonces era colegiata) y que hoy han desaparecido, conservándose sólo parte de ellas al rededor de un pequeño cuadro, que contiene la inscripción: "Cadenas que dió á esta Santa Iglesia el rey Don Sancho el Fuerte, VIII de este nombre, de las que rompió en la tienda del Miramamolin en la batalla de las Navas de Tolosa, año 1212,,. Semanario Pintoresco Español, t. VI, págs. 69 y 124.

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