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pilacion de los progresos que toda España hizo en muchos siglos,y que tan enlazados están con aquella preciosa parte de todo el Estado.

¿A quién podria presentarse la relacion de estos progresos con mas justo título, que á quien preside à este mismo Estado, y vela por el adelantamiento de sus prosperidades, en este tiempo en que por haberse hecho tan raro este escrito, se publica de nuevo con algunas ilustraciones?

Dígnese V. E. admitir este esfuerzo con la misma benignidad con que protege todos los que se dirigen al bien é ilustracion de la Nacion: y honre al que le hace con permitir que le presente rendido tan apreciable obra.

Exc. Señor.

Antonio Maria de Espinosa y Carzel.

Estos Anales, que han merecido el elogio de los sabios y

la comun aceptacion, se imprimiéron en Madrid el año de 1677: con haber pasado solamente un siglo y diez y siete años despues de la impresion de esta obra, no se hallan exemplares de ellos sino en las Bibliotecas públicas, ó en poder de algunos sugetos que los conservan con estimacion; por esto se hace la presente edicion, añadiendo varias notas en que se manifiesta el aumento que ha tenido Sevilla en jurisdiccion, edificios, paseos, y otras cosas ; advirtiendo las que no existen, aunque exîstian en tempo del Autor, que hace relacion de ellas, y se corrigen

otras.

He tenido presente la continuacion de estos Anales, que por mandado del Ilustrísimo Cabildo de dicha ciudad escribió Don Lorenzo Bautista de Zúñiga, cuyo objeto principal fué la Olimpiada ó Lustro de la Corte en Sevilla (con este nombre lo publicó), con dos Apéndices que llegan hasta el año de 1746, los quales son muy sucintos. Tambien he leido el Compendio Histórico de la misma ciudad, impreso en ella el año de 1789 por D. Fermin Arana de Valflora, que es el nombre supuesto con que su Autor quiso ocultar el verdadero suyo: escribió este Compendio valiéndose de estos Anales, como lo expresa en su prólogo. Igualmente he registrado con atencion los tomos 8, 9, 10 y 17 de los Viages de España que escribió Don Antonio Pons, que en ellos trató de la propia ciudad, y son los últimos que han escrito de ella: para lo demas me he valido de las antiguas Crónicas, Historias, y demas documentos que he juzgado conveniente. Con vista de todos he formado estas adiciones y notas, y en ellas se hallarán citados: al fin de cada tomo se encontrará parte de estas adiciones, en las quales, ademas de insertar algunos documentos, se habla con mas extension de otros puntos, los quales por no llenar mas de notas el original, ó porque estas no sean demasiado largas, se

han dexado para aquel sitio. En el último tomo se pone un Apéndice, en el que se trata de otras cosas que pertenecen al aumento que ha tenido Sevilla desde que se publicáron estos Anales, y contribuyen á su grandeza.

El Autor por causa de sus ocupaciones y poca salud no pudo corregir su obra; y habiendo adquirido miéntras se imprimio algunas noticias, las colocó en un Apéndice, en el qual así lo manifestó: como estas pertenecen á varios años, se han puesto ahora en el texto principal en donde les corresponden, anotando con esta señal ¶ los párrafos que son trasladados del dicho Apéndice.

Aunque Zúñiga usa algunas voces que en el dia no son bien recibidas, como opugnacion, asentóse, opósito, topar, y otras varias, se ha tenido por conveniente el dexarlas; y solo lo que se ha hecho es quitarle alguna conjuncion con la qual no hacia buen sentido la oracion, poniendo otra en su lugar si la necesitaba, sin que por ella se mude su contenido, ántes quede mejor y mas perfecto.

Solo sobrevivió nuestro Autor á la impresion de su obra tres años; murió el de 1680 de edad de 44, y su temprana muerte nos privó de otras empresas. Si lo que he propuesto se hallare desempeñado, será para mí de la mayor satisfaccion, deseando que por este medio se trasladen tales cosas á la posteridad, y que todas contribuyan al aumento de las glorias de Sevilla.

Los que hasta aquí han escrito Historia de Se

villa (ó lector, ó ya benevolo, ó ya crítico), contentándose con lo superficial, y fatigándose poco en las averiguaciones de lo mas importante, me han dexado muchísimo, en que sin valerme la sentencia que da facilidad á añadir á las cosas inventadas, pueda casi formarla de nuevo de todo lo mas particular de sus sucesos, y especialmente desde que el glorioso San Fernando la conquistó del poder de los Moros, hasta el tiempo presente, y sin que con trasladarlos solo, ó mudarles el estilo (como algunos han podido presumir) haga superfluo el trabajo, quando con títulos de Historia de esta ciudad corren tres libros, y el uno de pluma tan erudita como la del Doctor Rodrigo Caro; pero este varon grande, que siguiendo su genio, solo se esmeró en los estudios de las cosas de la antigüedad, como él mismo dice, de lo moderno solo, qual diestra abeja prelivó algunas flores, dexando tambien atestiguado quan mucho restaba de esta Historia, aunque á Alonso Morgado, y á Don Pablo de Espinosa se debia por lo que recogiéron, y publicaron agradecimiento. Conociendo yo pues esta verdad, entré en afecto de atreverme á tan arduo intento; pero apénas nació en mí este deseo, quando lo asaltó consultado y discurrido la agena y la propia desconfianza. La agena en el propuesto reparo de haber ya tantas Historias de este asunto; la propia en el conocimiento de mis cortas fuerzas; pero alentáron esta, y desvaneciéron aquella, algunos mas finos amigos, que lisonjeándome el gusto, me empeñáron con persuasiones el propósito ; diciéndome, como yo bien lo b

conocia, que agraviaba con demasía la grandeza de Sevilla, quien entendia estar escrita bastantemente su Historia, faltándola lo mas, y lo mas principal, como advirtió Rodrigo Caro; y que habiendo yo insinuado en el Discurso de los Ortizes, que corre impreso, este designio, debia ponerlo en execucion, y no parecer que desmayó su dificultad, ni defraudar á mi patria de este obsequio, á cuyo fin sabian que tenia observado mucho, y esperaban que podria adquirir mucho mas, si solicitaba que á mi diligencia se fiase lo recóndito de los archivos públicos; que así como las otras Historias (excepta la del Doctor Rodrigo Caro, cuyo asunto capital no los necesitó) salieron tan defectuosas por no haberlos podido reconocer, aunque es cierto que lo intentáron los autores, la mia podria en ellos afinar la verdad , que en muchas cosas, principalmente Eclesiásticas, estaba ofendida de confusion é incertidumbre y de todos quien finalmente me venció al empeño fué Don Juan Lucas Cortés, del Consejo de S. M., y su Alcalde de Casa y Corte, Sevillano ilustre por todos títulos, á cuya amistad y parecer cedió la repugnancia que batallaba con mi deseo.

De aquí, hecho determinacion el propósito, y atreviéndome á ser Historiador de mi patria (y sin rezelo de los que presumiendo pasion en los naturales de las ciudades, no los quisieran Historiadores de ellas) quise comenzar desde lo mas remoto de su fundacion, de que no carecia de noticias superiores, en quanto alcanza la leccion de los mejores autores, á las comunes, y del especial estudio de las que habia de tocar, segun debia, para observar las leyes de la Historia justa, considerando á esta, quando ideaba la planta de su amplísima estructura, cinco edades;

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