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el corazon, solo el pensarlo; y así me parece que si se halláre quien lo acepte, no lo pierdan de vista, porque si hay uno, creo que no habrá dos, y adviértese que semejante jornada no le puede ser de ningunos provechos al que la hiciese, sino de muchos trabajos, porque, lo ques aprovechamiento, no sé yo que lo tenga por esta primera vez, y no hay que confiar en que los enemigos no han de hallar esta entrada, ó otra, si la tiene el mar del Sur, pues sabemos que son muy marineros y tan animosos como yo para arrojarse, como yo me arrojé. Y digo, señor, que es tanto el cuidado que tienen de hallar alguna entrada, que tengo entendido, por relacion que dello me hizo el capitan Baltasar de la Just, residente en Fuenterrabía, estando tratando conmigo de este particular, á 7 dias del mes de Julio de este año de 1609, cómo los franceses tienen hecho un fuerte en el rio de Canadá, que está trescientas leguas metido la tierra adentro de los Bacallaos, confiados en hallar desde allí entrada que pase al mar del Sur. Digo esto, no porque entiendo que por allí puedan hallar entrada, porque es imposible que puedan atravesar aquel rio, y más de mil leguas que hay de travesía, y tambien porque yo costeé casi todo lo que estaba por descubrir de la costa de América, por el mar del Sur, y no hallé ninguna entrada ni boca de rio que fuese de consideracion; mas dígolo, señor, porque se entiendan las grandes diligencias, que hacen los enemigos para entrar. ́

Así mesmo se advierte, que si V. M. mandáre hacer este descubrimiento, sea con secreto, y de tal suerte ordenado, que los pliegos y la instruccion no los abra el cabo de los navíos, hasta haber entrado cuarenta leguas á la mar; porque con esta disimulacion se pueden desmentir las espias, fingiendo que se arma para otro efecto. Y

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queriendo Dios que nos sea otra vez descubierto el Estrecho, conviene luego, al primer año siguiente, inviarlo á fortificar, porque se ha de entender ser cosa imposible que tanta gente, como será en este descubrimiento, hayan de callar tanto y ser todos tan prudentes, que no se publique esta navegación y sus derrotas, y siendo enten; didas de los enemigos, por ellas mismas lo buscarán y hallarán y fortificarán de tal suerte, que sea menester mucho y muchos gastos y hombres para quitárselo; y así conviene llevar esta mira desde el dia, que se dé el despacho para descubrirlo (1).

RELACION DE LA FUNDACION, CAPÍTULOS Y ELECCIONES, QUE SE HAN TENIDO EN ESTA PROVINCIA DE SANTIAGO DE ESTA NUEVA ESPAÑA, DE LA ÓRDEN DE PREDICADORES, HECHA AÑO DE 1569 (2).

Reverendísimo Padre nuestro :

Por gran favor tuvimos en esta nuestra provincia, acordarse V. R. P. (3) della y destos sus hijos, tan solos y apartados de su presencia, y querer ser informado del estado, fundacion y trabajos, que en ella han pasado,

(1) Este documento ha sido sacado del ejemplar en 4° MS., acaso de letra del mismo autor, que posee el Excmo. señor duque del Infantado.-(Nota de Muñoz )

(2) Coleccion de Muñoz, tomo LXXXIX.

(3) Son las iniciales de Vuestra Reverendísima Paternidad.

porque aunque de per se, los que alguna buena obra hacen, ó algunos trabajos padecen por Dios, no han de pretender ser por ellos loados, sino solo agradar á aquel por cuyo amor los padecen, parece que el querer ser asi informado y tenerlos en algo, será para animar los presentes y lo mismo á los futuros, viendo que son tenidos en algo, en especial, que por la carta que V. R. P. escribió al Provincial pasado á esta provincia, parece no solo parar ahí su buen deseo, sino pasar muy adelante y dar noticia á S. S. y sublimar y engrandecer nuestros pequeños y flacos trabajos, para que los flacos se esfuercen, y lo otro, sean tenidos en algo, y dellos y por ellos sea glorificado el dador del auxilio para los pasar, el cual ha dado el ser á la obra y edificio que está hecho. Y ansí, vista esta tan sana voluntad, y el precepto que al dicho mi predecesor V. R. P. envió, acordé, con toda fidelidad, dar relacion del principio, fundacion y prosecucion della; y ansí, comunicados los religiosos más antiguos desta provincia, y que más noticia tenian dellà, se hizo la presente relacion, la cual terná V. R. P. por cierta, sin que se añada de propósito ninguna cosa á la verdad del hecho, pues en semejantes cosas y para semejante fin, no se sufre añadir ni quitar, y si no fuera tan copiosa y particularizada como ha pasado, será por evitar prolixidad; y si más larga y copiosa V. R. P. la quisiere cumplir, sea para otra flota, avisándonos dello, cuya ánima y vida y salud Nuestro Señor nos guarde por muchos tiempos.

Para comenzar á tratar de la primera jornada y venida, que los religiosos de nuestra órden de Santo Domingo hicieron á estas incógnitas é indianas partes, es necesario tomar la corrida de un poco atrás. Y es, que

el año de 1518, llegó á esta Nueva España y Nuevo Mundo, una armada de gente para conquistarlo y sujetarlo, de la cual ya' tenia noticia el emperador Cárlos V. No trajeron consigo predicadores, porque entonces no se tenia tanta cuenta con predicar el Evangelio, como Jesucristo lo ordeno, sino que venian á sojuzgar estas gentes y poblar estas tierras, como lo habian hecho en otras partes destas Indias, de donde vinieron los españoles para esta Nueva España, trayendo por capitan á Hernando Cortés, como parece esto y lo demás sucedido en la guerra, en la Historia de la conquista genéral de las Indias; solamente diré la calidad della.

Es tierra muy larga; toda pobladísima de innumerable gentilidad, en grandes ciudades y pueblos. Adoraban en diversidad de animales y figuras humanas, esculpidas en piedras y metales. Sacrificaban á estos ídoJos, por la mayor parte, hombres vivos en mucha cantidad, cada uno segun los moradores que habia. Tenian fiestas, donde se juntaban muchos pueblos, donde sacrificaban doscientos y trescientos y más, sacándoles el corazon y rociando con la sangre dellos los altares y rostros de los ídolos, con otras innumerables supersticiones, que seria imposible referirlas.

Entrados los españoles en esta tierra y aposesionados en la gran ciudad de Méjico, metropolitana y cabeza destas partes, donde residia el señor universal dellas, túvose noticia en España dello, y los primeros religiosos que á esta tierra de la Nueva España vinieron, fueron de San Francisco, á los cuales, delante de los indios della, el dicho Hernando Cortés hizo gran acatamiento, y les besó la mano, y dió á entender á los indios gentiles, que aquellos eran siervos de Dios, que les venian á

TOMO V.

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predicar y á enseñar el camino de su salvacion, y que los habian de tener en gran veneracion. En esta coyuntura, habia ya en las islas de Santo Domingo de la Espa-, ñola, antes destas partes, frailes de nuestra órden, que habian venido allí, primero enviados por los Reyes Católicos, y por capitan y perlado dellos, el egregio Padre fray Pedro de Córdoba, hijo de San Esteban de Salamanca, varon de gran santidad y doctrina, y entre ellos un fray Domingo de Betanzos, su segundo, que fue el primer fundador desta provincia, santo varon.

Oido por estos religiosos sobredichos, cómo esta tierra estaba descubierta. determinaron de venir á ella con el celo de la predicacion de tantas gentes, se prepararon de las armas, que para esta conquista tomaron, que fueron grandes ayunos, abstinencias y grandisima prolixidad de vigilias y oraciones, y de la rigorosa y estrecha observancia de sus constituciones y regla, en tal manera, que parescia esceder á la austeridad de los antiguos padres del yermo; y fué por principal y caudillo dellos el dicho fray Domingo de Betanzos.

Llegados á este Nuevo Mundo, despues de muchos trabajos por mar y por tierra, el año de 1526, se fueron á aposentar al monesterio de San Francisco desta ciudad, donde fueron recibidos como si fueran propios religiosos de su órden. Al presente, en esta tierra no habia caballos, sino muy poquitos entre los españoles; para la guerra no habia otras bestias sino los indios naturales, que llevaban las cargas á cuestas de los fardajes de los españoles; y ansí ni por entonces, ni por otros muchos tiempos, se imaginaba ningun ́religioso ir á caballo, caminando largos caminos y asperísimas sierras, de las cuales hay infinitas en estas tierras. Agora en estos fla

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