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los señoríos, sino los sobrinos, hijos de las hermanas. En otra parte, hácia la tierra que llaman de Antioquía, (1) es la gente más cruel y bárbara de cuantas naciones se saben en el mundo, los cuales tienen mujeres que se sirven dellas de solo parirles hijos, que ellos empreñan, y despues que el hijo ó hija nasce, á cabo de un mes, ó más ó menos, como se les antoja, toman al niño y le tuestan al fuego en una cazuela, como quien asa un lechon, y se lo come el padre, y despues cuando le parece, hace otro tanto de la madre. Y son tan grandes carniceros de comer carne humana, que tienen en muchas partes carnicería pública, entre ellos, de indios é indias, que matan para comer y los venden á pedazos á los otros indios é indias, que lo van á comprar, como entre nosotros en la carnicería de carnero, vaca ó puerco; y aun los venden vivos en pié, y otros enteros muertos, chicos y grandes, segun como es, así dan el precio. Lo cual yo he visto con mis ojos, andando soldado en aquella tierra, y quitado algunos indios que llevaban para este efecto.

Las casas, en que viven todas estas gentes desta provincia, son muy viles, hechas en algunas partes de paja y en otras de hojas de cañas y bihaos, que es unas hojas de árboles como unas adargas, á hechura de unas cabañas de viñaderos, que las más dellas pueden mudarlas de una parte á otra. Viven cada casa por sí, desviados unos de otros á trecho de un tiro de arcabúz, y á un cuarto de legua y á media legua y á más y á menos, que casi no se hallarán pobladas dos casas juntas, ni aun se tratan ni conversan casi unos con otros, por lo cual hay tanta barbárie en sus lenguas, que de una legua unos á

(1) Antioquia, provincia del nuevo reino de Granada.

otros no se entienden, y habla cada uno su lengua; es cierto haber más lenguas diferentes unas de otras, que leguas hay en toda la provincia.

Es de un temple estraño, cual otro jamás se vió, que en unas partes es muy cálida, y á media legua es fria, y á otro cuarto de legua es demasiado caliente, y de allí á dos leguas nieva que se hielan los hombres, y junto allí á poco camino es muy templado; y desta manera no se andarán dos leguas de camino, que no se hallen dos ó tres temples de tierra.

Es esta gente que se sustenta en su mayor parte muy débilmente con yerbas y raices; la sal tienen en mucho, y á trueco de ella dan cualquier cosa que tengan. Son tantas las cosas, que habia que decir desta provincia y destas gentes bárbaras della, que ninguna de las gentes descubiertas hasta hoy, no tiene tanto que decir; lo cual parte dello he querido tocar aquí por ser cosas tan esquisitas y fuera del órden natural, si así se puede decir, como testigo de vista de más de veintiocho años de estada entre ellas; en el cual tiempo, por la gran bondad de Dios, se ha ido mucho enmendandó por medio de los buenos prelados y jueces, que Dios fue servido enviarles á aquellas gentes, que hoy los han vuelto de los más cristianos, y han puesto las cosas en órden y policía, sacándolos del barbarismo en que vivian; entre los cuales fueron dos personas de gran loor y fama y mérito con Dios, el primer obispo que tuvieron y el primer visitador ⚫del Rey que á eila vino, llamados D. Juan Valle, de buena memoria, y el licenciado Tomás Lopez, oidor que fue de S. M. en las Indias; varones, cierto, perfectos y heróicos en toda virtud, pues voluntariamente amaron la pobreza pudiendo ser ricos, dexando como dexaron sus

salarios, oficios y dignidades, paresciéndoles con cuanto hacian no poder cumplir, como debian, en la administracion dellos.

Esta provincia, por una parte confina con la provincia del Quito, tierra del Pirú, y por otra parte, con la provincia de Bogotá, llamada el Nuevo reino de Granada, y por otra parte, con el Darien y Uraba (1), que fue llamada Castilla del Oro, y por otro cabo con la mar del Sur, el rio de Sant Juan y sierras que llaman de la Buenaventura, donde tiene el puerto de mar por donde se provee toda aquella provincia de las cosas mas necesarias que no hay en la tierra, y se traen de Nicaragua y de la costa del Pirú (2).

SOBRE EL LICENCIADO JUAN VALLE, PRIMER OBISPO DE POPAYAN. (3)

El primero Obispo y cargo de protector para los naturales de las provincias de Popayan de las Indias occeanas que hubo, fue un clérigo llamado D. Juan Vaile, natural de un lugar de tierra de Segovia, que se flama Monzoncillo. Fue hijo de pobres padres, labradores honrados, el cual se aplicó y dió tanto á la virtud de las le

(1) Uraba, golfo del mar de las Antillas, cerca del cual habita la tribu de los indios Urabas.

(2) Este documento está tomado del «Espejo le Variedades.» (3) Coleccion de Muñoz, tomo LXXXIX.

tras, que vino á ser graduado por París y Salamanca de maestro en Sancta Theologia. Fue grandísimo predicador y philosopho, tanto, que por excelencia fue llamado en sus tiempos Spiritu de Aristóteles; fue este prelado de tal ejemplo, vida y doctrina, que pone cargo á los escriptores para que digan alguna cosa de sus muchas virtudes; y especial á mí, pone esta obligacion por ser criado particular de su casa y servicio, todo el tiempo que fue obispo, desde que fue electo hasta que Dios le llevó, que fueron catorce años, como testigo de su vida. Puso en órden y razon las cosas de aquella provincia con su buena doctrina y diligencia, ejemplo y vida, así entre los cristianos españoles que en ella vivian, casi como dicen, como moro sin señor, desde su poblazon primera, como entre los bárbaros naturales indios de aquellas provincias.

Fue el que primeramente introdujo que hubiese doctrina evangélica entre los indios y se les predicase, por cuya causa y gran diligencia, vino á ser convertida á la fée de Christo y á ser baptizados casi todas aquellas gentes y provincia, que es muy grande, de más de doscientas leguas.

Introdujo la órden de los casamientos entre ellos, conforme á como lo tiene ordenado la Sancta Madre Iglesia; y dióles órden cómo se habian de confesar, ayunar y disciplinarse por penitencia de sus pecados. Quitóles muchas idolatrías y abusos que tenian, especial gran familiaridad y habla con el demonio, que los tenia engañados. Hízolos poblar juntos en forma de pueblos y policía, fundando iglesias en sus pueblos, donde Dios fuese alabado. Dióles á entender cómo habian de pagar tributos á sus encomenderos, y que este habia de ser el

que el Rey tasase, y así hizo que hubiese tasa, que hasta allí no la habia. Dió órden, siendo el protector de los indios, como no se cargasen, como se cargaban de unos pueblos á otros, con dos y tres arrobas de peso á cuestas como bestias, de lo cual morian muchos. Dió muchas reglas y mandatos á los españoles, cómo descargarian sus conciencias con sus indios, de lo que se les habian llevado, sin tener entre ellos doctrina ni tasa, y cómo se habian de haber de allí adelante en la restitucion que les debian de hacer. Puso escuela y estudio, donde se deprendiesen las letras, y se enseñase á los indios así á leer como á escribir y contar, y la gramática y la música de voces. Hizo este prelado el primero sígnodo y constituciones signodales, que se habian hecho hasta allí por ningun otro prelado en las Indias, para el bien vivir de los clérigos y reformacion de los vicios y pecados de los legos, de donde tomaron otros prelados muchas reglas y sanctos avisos.

Tenia entre otras sanctas costumbres que ordinariamente cada dia decia misa, y todos los domingos y fiestas, predicaba á los españoles á la hora acostumbrada en el pueblo donde se hallaba, y á las tardes á los indios; y como no podia personalmente predicar en cada pueblo, escribíales y enviábales cartas escriptas, exhortándoles en ellas al servicio de Dios, y amonestándoles lo que debian hacer para se salvar, á la órden y manera que las escribia Sant Pablo, salvo que estas epístolas iban escriptas en romance, muy acotadas con ejemplos y autoridades de la Sagrada Escriptura, las cuales al tiempo del ofertorio, en la misa mayor, tenia cuidado cada cura de los pueblos é iglesia de las leer como sermon, con lo cual suplia su ausencia y hacia grande edifica

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