Imágenes de páginas
PDF
EPUB

las

que en

nia todo el tinte oriental, como se vé por nuestra historia hemos insertado. Aí no es estraño

que la lengua de Castilla se impregnára de voces árabes, y no nos maravilla que el docto Marina reuniera un catálogo de millares de voces castellanas, ó puramente arábigas ó derivadas de la lengua griega y de los idiomas orientales, pero introducidas por los árabes en España (1); y que esclamára con cierto entusiasmo el ilustre académico hablando del castellano, edificio magnífico construido sobre las ruinas del idion.a latino, y adornado y enriquecido con empréstitos y dones cuantiosos del abundante árabe: cúmulo de preci sidades allegadas de dos lenguas, que reuniendo todas las ventajas, gracias y mejores propiedades de las del mundo conocido, dieran por sí solas y sin necesidad de otra alguna, forma y consistencia al rico, sonoro y armonioso lenguaje español. Nosotros, sin desconocer lo mucho que enriqueció nuestro castellano la lengua arábiga, creemos no obstante que contribuyeron tambien á su formacion los dialectos vulgares de cada país, en que no podian menos de entrar voces de las primitivas y antiguas lenguas de las razas que los habian dominado, y que mas o menos alteradas conservan siempre los pueblos, segun indicamos ya en el citado capítulo de nuestro tomo III. 2).

(1) Este catálogo se halla en el citado tomo IV. de las Memorias de la Academia de la Historia.

(2) Es una curiosa observacion

la del modo cómo se fueron alterando las voces latinas y trasformándose en castellanas, muchas veces sin más que la sustitucion de

cia

De esta manera, y precediendo España á Frany á Italia en la formacion de un idioma vulgar, como las habia precedido en el sistema municipal y en los fueros y libertades comunales, se habia ido constituyendo y organizando la España en lo material y en lo político, en lo religioso como en lo literario, y tal era su estado sccial cuando ocuparon los tronos de Castilla y de Aragon los dos grandes príncipes que seran objeto y materia de los siguientes capítulos.

una vocal ó de una consonante por otra, ó la adicion ó supresion de una letra. Y aunque al principio no se hiciera por un sistema gramatical, sino por corruptela ó vicio de procunci cion, la costumbre y el uso primero y el arte y el estudio despues, fueron convirtiendo en reglas generales las que en un principio habian sido adulteraciones hechas sin propósito ni voluntad. Romey hace algunas observaciones oportunas sobre estas rasformaciones.

Las terminaciones latinas en us y en um, y principalmente d los participios, se mndaa en las terminaciones castellanas en o. Honoratus, honrado: ignoratum, ignorado: electus, electo: redemptum, rediniido. Así la au como la u se convierten en general tambien en o. Auditus, oido: taurus, toro: paucum, poco: aurum, oro: lutum, lodo: ulmus, oln:o: autumnus, otɔño.

Los adjetivos terminados en bilis y bile, toman en castellaro la terminacion ble: amabilis, amable: horribile, horrible: irascibilis, irascible: admirabile, a mirable.

La c se mudaba comunmente en g: amicus, amigo: lacus, lago: ficus, bigo: facio, hago: gallaicus,

gallego: dico, digo.-La ct en ch: como lectum, lecão: pectus, pecho: dictum, dicho: factum, becho: nocte, roche.-La fen h; como fumus, humo: fatum, hado: furtum, burlo: formosus, hermoso: formica, hormiga.- La ty s en los nombres que s'gnitirabau cualidades morales, se cor.vertian en d: pietas, piedad: benignitas, berignidad: vanitas, varidad: liberalitas, liberalidad.-Los advechios latinos acabado en ter son los adverbios castellanos terminados en mente: firmiter, firmemente: frequenter, frecuentemente y en general la terminacion mente se adoptó para todos los adverbios de modo: como caute, cautamente: injuste, injus tamen e: legitime, legitimamente, etc.

Seria interminable este exámen y no de nuestro objeto; pero hemos creido deber presentar esta lijera muestra de cómo se fue trasformando el idioma latino en romance castellano en muchas de sus voces, ya que en la epoca que acabamos de examinar fué cuando comenzó á generalizarse más y á emanciparse y prevaleres sobre el antiguo el nuevo idioma.

CAPÍTULO XIV.

FERNANDO IH. (el Santo) EN CASTILLA.

De 1217 à 1252.

Turbulencias que agitaron los primeros años del reinado de San Fernando.-Guerras que le movieron su padre Alfonso IX. y el de Lara. -Término que tuvieron.-Córtes en Burgos.-Primeras campañas de Fernando contra los moros.-Expediciones anuales.-Erige la catedral de Toledo.-Muerte de su padre Alfonso IX. de Leon-Ultimos hechos de este monarca.-Su testamento.-Dificultades para suceder Fernando en el reino de Leon.-Vencelas su madre, y las coronas de Leon y de Castilla se unen definitivamente y para siempre en Fernando II.-Prosigue la guerra contra los moros.-Batalla en el Guadalete.-Conquista de Ubeda.—Id. de Córdoba.--Muerte del rey moro Aben-Hud.-Repuéblase Córdoba de cristianos.-Traslacion de las lámparas de la gran mezquita á la catedral de Santiago.-Continúa la guerra contra los moros.-Gloriosa y dramática defensa de la Peña de Martos.-Sométense los moros de Murcia al infante don Alfonso.Triunfos del rey en Andalucía.--Entrevista con su madre doña Berenguela.-Prudencia y virtudes de esta reina.-Cerco y entrega de Jaen.-Tratado con Ben Albamar de Gra.ada.--Sentida muerte de doña Berenguela.-Resuelve Fernando la conquista de Sevilla.-Preparativos: marcha: paso del Guadalquivir: sumision de muchos pueblos.-Cerco de Sevilla.--El almirante don Ramon Bonifaz: don Pelayo Correa: Garci-Perez de Vargas. - Rotura del puente de Triana.Rendicion de Sevilla.-Entrada triunfal de San Fernando.-Medidas de gobierno. Otras conquistas.-Medita pasar á Africa.-Muerte edificante y glorioso tránsito de Sar. Fernando.—Llanto general.—Proclamacion de su hijo Alfonso X.

Los dos tronos de los dos más poderosos reinos cristianos de España, Castilla y Aragon, se vieron á un

tiempo ocupados por dos de los más esclarecidos príncipes que se cuentan en las dos grandes ramas genealógicas de los monarcas españoles. Jóvenes ambos, teniendo uno y otro que luchar en los primeros años contra ambiciosos y soberbios magnates y contra sas mas allegados parientes para sostener los derechos de su heredamiento y legítima sucesion, cada uno dió esplendor y lustre, engrandecimiento y gloria á la monarquía que le tocó regir. Comenzamos la historia de dos grandes reinados.

Diez y ocho años contaba el hijo de don Alfonso IX. de Leon y de doña Berenguela de Castilla, cuando por la generosa abdicacion de su madre fué reconocido y jurado rey en las córtes de Valladolid con el nombre de Fernando III. (1217.) Compréndese bien el disgusto y la sorpresa que recibiria el monarca leonés al ver revelado en este acto solemne el verdadero objeto con que su antigua esposa habia mañosamente arrancado al hijo del lado del padre: y aun cuando Alfonso no hubiera abrigado pretensiones sobre Castilla, no estrañamos que en los primeros momentos de enojo por una accion que podria calificar de pesada bur'a, á que naturalmente se agregarian las instigaciones del de Lara, todavía mas burlado que él, tomára las armas contra su mismo hijo y contra la que havia sido su esposa, enviando delante con ejército á su hermano don Sancho, que llegó liasta Arroyo, á una legua de Valladolid. No logró doña

Berenguela templar al de Leon, aunque lo procuró por medio de los obispos de Burgos y de Avila á quienes envió á hablarle en su nombre. Mas tambien se engañó cl leonés si creyó encontrar dispuestas en su favor las ciudades de Castilla. Ya pudo desengañarse cuando desatendiendo las prudentes razones de doña Berenguela avanzó hasta cerca de Burgos, y vió la imponente actitud de los caballeros castellanos que defendian la ciudad, gobernada por don Lope Diaz de Haro. La retirada humillante á que se vieron forzados los leoneses, junto con la adhesion que mostraban al nuevo rey las poblaciones del Duero, bajaron algo la altivez del de Lara, que no se atrevió á negar los restos mortales del rey don Enrique que doña Berenguela le reclamó para darles conveniente sepultura en el monasterio de las Huelgas de Burgos al lado de los de su hermano don Fernando, Allá fué la reina madre á hacerle los honores fúnebres, mientras su hijo el jóven rey de Castilla comeuzaba á hacer uso de aquella espada que habia de brillar despues en su mano con tanta gloria, rindiendo el castillo de Muñon que se le mantenia rebelde. Cuando volvió doña Berenguela de cumplir la funeral ceremonia encontró ya á su hijo posesionado de aquella forzaleza y prisione ros sus defensores. De allí partieron juntos para Lerma y Lara que tenia don Alvaro, y tomadas las villas y presos los caballeros parciales del conde, pasaron á Burgos, donde fueron recibidos en solemne procesion

« AnteriorContinuar »