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plata en campo rojo, insignia de la iglesia de Barcelona, en que el fundador instituyó su órden á presencia del rey de Aragon. Al propio tiempo el hijo de un mercader de Umbría llamado Francisco de Asís, lleno de ferver religioso y de caridad y desprendimiento evangélico, renunciando á las riquezas de la tierra, arrojando, para no poseer nada, hasta sus zapatos, su báculo y su morral, vistiendo una túnica de paño burdo con una tosca cuerda por ceñidor, haciendo una vida austera, penitente y de privaciones, se rodeaba de discípulos y prosélitos, é instituia atra órden religiosa con el título humilde de hermanos ó frailes menores, fundada en la observancia de los consejos evangélicos, prohibiendo poseer cosa alguna como propia, viviendo de la limosna y de la mendicidad.

Los papas Inocencio, Honorio y Gregorio expiden sus bulas de aprobacion y confirmacion de estas reglas é institutos; protégenlos en Aragon don Jaime, en Castilla San Fernando; y Aragon y Castilla, como Navarra y Portugal, ven erigirse en su suclo conventos y comunidades de dominicos, de mercenarios y de franciscanos mendicantes (). Sintióse muy inmediatamente la influencia de algunas de estas nuevas mili.cias espirituales, llamadas á ejercerla mayor en España con el trascurso de los tiempos.

(1) Véanse las historias particulares de estas órdenes, la general de la iglesia española, las bulas de

los pontifices, los anales y crónicas de Aragon, y las crónicas y memorias de San Fernando.

Creada y establecida la Inquisicion en Francia por el papa Inocencio III., segun en otro lugar espusimos, organizada y reglamentada en el pontificado de Gregorio IX. y en el reinado de San Luis, siendo este pontífice amigo y protector de Santo Domingo y de su instituto de predicadores, existiendo ya en España comunidades de dominicos, y habiéndose infiltrado en Cataluña y otros dominios del monarca de Aragon la doctrina herética de los albigenses, dirigió aquel pontifice un breve (1232) al arzobispo Aspargo de Tarragona (1), mandándole que para evitar la propagacion de la heregía inquiriese contra los fautores, defensores ú ocultadores de los hereges, valiéndose para ello de los obispos, y de los frailes predicadores y otros varones idóneos, procediendo con arreglo á su bula de 1231 (2). El arzobispo envió la bula al prelado de Lérida, que la puso inmediatamente en ejecucion. Y como el papa viese que los religiosos dominicanos eran fieles y activos ejecutores de las ideas y de las

(1) El que Llorente llama don Espárrago. Hist. de la laquisic., tomo I., cap. III., art. 1.

(2) En esta bula, promulgada por Gregorio IX. eu 1231 contra los hereges de Italia y Francia, se mandaba, ademas de la pena de excomunion, que los hereges condenados por la Iglesia fuesen entregados al juez secular para su condigno castigo, degradando antes á los que fuesen clérigos: que si alguno de los designados en la bula se convirtiese, se le impusiera penitencia y cárcel perpétua;

que los sospechosos de heregía, si no destruian la sospetua por medio de la purgacion canónica ú ctra correspondiente, además de ser privados de oficio y de sacramentos, no recibiesen scpultura eclesiástica, y si alguno se la diese, incurriera en excomunion, de la cual no seria absuelto sino desen. terrardo por sus propias manos el cadáver, y baciendo que aquel sitio perdiera c! destino de sepulcro para siempre..... etc., etc. Rainald, año 1231, n. 14.

disposiciones pontificias en lo de inquirir los hereges y castigar la herética pravedad, encomendóles muy en particular la ejecucion de su bula, y fueron sus auxiliares de más confianza. En 1235 envió al sucesor de Aspargo en Tarragona una instruccion de inquisidores escrita por San Raimundo de Peñafort, su penitenciario, y religioso dominico español, mandándole se arreglase á ella: y en 1242 en un concilio provincial de Tarragona se acordó y proveyó el órden de proceder los inquisidores contra los hereges en causas de fé, y las penitencias canónicas que se habian de imponer á los reconciliados. Tal fué el principio del establecimiento de la antigua inquisicion en Cataluña, institucion que siguió fomentando el papa Inocencio IV. y los pontifices que le sucedieron, y cuya marcha, alteraciones y vicisitudes iremos viendo en el discurso de nuestra historia (1).

A juzgar por un breve del mismo Gregorio IX. al obispo de Palencia (1236), tambien parece quiso introducirla en Castilla (3), y ya hemos visto, fundados en el testimonio del insigne historiador y obispo Lucas de Tay, hasta donde arrastró su celo religioso á San Fernando en el castigo de los hereges. En Navar ra tuvo ya entrada dos años antes de promediar el si

(1) Diago, Hist. del órden de predicadores en la provincia de Aragon, lib. 2.-Monteiro, Hist. de la Inquisicion de Portugal, part. I. -Llorent, Hist. crit. de la Inquisicion de España, tom. I.—Aguirre,

Collect. concil. Hisp. Concil. Tarracon.-Castillo, Hist. de Santo Domingo.

(2) Registro de las epistolas de Gregorio IX., lib. X.-Rainald, Anal. eccos., año 1236, n. 59.

glo XIII., si bien no tuvo todavía una existencia permanente sino en algunas diócesis de Cataluña que coufinaban con Francia, en cuyas provincias meridionales funcionaba el tribunal de más antiguo, con formas más estables y con más vigor.

Tal era la situacion de España en lo material, en lo religioso, en lo político, en lo industrial y en lo literario á la muerte de Fernando III. de Castilla, desde cuya época advertiremos ya diferencias esenciales en la condicion social y en la fisonomía de la edad media española.

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