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le haria reconocimiento de cuantas tierras poseía, y por muerte de ambos le haria tambien á su hermano don Fernando (1).

Estipulóse en este convenio una condicion tan singalar, que dudariamos de su certeza si no tuviésemos á la vista el documento en que quedó consignada. Prometió el emperador al barcelonés que desde el dia de San Miguel en adelante su hijo don Sancho tendria consigo á la hija del rey de Navarra, pero que despues la dejaria cuando al conde de Barcelona bien le estuviese y fuese su voluntad, y le requiriese sobre ello, y se apartaria de ella perpétuamente para no volver jamás á tomarla: todo lo cual se ofreció á cumplir el mismo don Sancho (2).

Realizóse no obstante, á pesar de la incierta suerte en que parecia colocar á aquella princesa los tratados de los monarcas, el enlace de la infanta doña Blanca de Navarra con el príncipe don Sancho de Castilla en 1151 en Calahorra, asistiendo á la solemnidad de la entrega los tres soberanos de Castilla, Navarra y Aragon. Doña Urraca, la viuda del rey don García, pasó tambien á Castilla, donde fué bien recibida por el emperador su padre, el cual le señaló el gobierno de Asturias para que pudiese vivir con el

(1) Archivo de la Corona de Aragon, pergam. n. 1, fól. 16.

(2) Et ego imperator tibi comiti convenio quod ab hac prima festivitate Sancti Michaelis in

antea........... predictus filius meus Sancius filiam Garsie tenebit. Deinde vero quandocumque volueris, etc.

decero correspondiente à su alto rango, y por esto y por ser natural de aquel país fué conocida con el nombre de doña Urraca la Asturiana. Epoca de enlaces de príncipes fué esta. En aquel mismo año se concertaron tambien las bodas del emperador viudo con doña Rica, hija de Ladislav, rey de Polonia y de Inés de Austria, que tan lejos se estendian ya las relaciones de nuestros príncipes; la cual hizo al año siguiente (1152) su entrada en Castilla, recibiéndola el emperador en Valladolid con grandes y públicos festejos, que tuvieron más solemnidad con la ceremonia de armarse caballero el primogénito del emperador don Sancho el Deseado (1). Concertáronse igualmente otros dos matrimonios, el del nuevo rey don Sancho de Navarra con doña Sancha, hija del emperador y de doña Berenguela, que hallamos realizado en 1155, y el de la otra hija del emperador doña Constanza, efectuado con corta diferencia de tiempo, con el rey Luis VII. (el Jóven) de Francia, que acababa de divorciarse de su infiel esposa Leonor de Guiena.

Produjo este matrimonio más adelante la venida del monarca francés á España. Habíanse esparcido del otro lado del Pirineo rumores desfavorables acerca de la legitimidad de la princesa castellana, y la maledicencia habia representado al emperador su pa

(1) Diósele este sobrenombre por lo mucho que se deseaba el nacimiento de un príncipe, y haber

tardado cinco años en tener sucesion su madre doña Berenguela.

dre como un hombre falto de grandeza y de gloria. Quiso el rey Luis informarse por sí mismo de la certeza é falsedad de estas voces, y con pretesto de ir en romería á Santiago de Galicia vínose á España. Acompañóle el emperador desde Leon hasta Compostela (1155). Y como á don Alfonso no se le ocultase el verdadero objeto del viage de su yerno, dispuso todo lo conveniente para darle un testimonio brillante y solemne de lo infundado de los rumores que á esta tierra le habian traido. Al regreso de Compostela á Toledo, hallábanse ya en esta ciudad el conde de Barcelona y príncipe de Aragon, los príncipes musulmanes tributarios del castellano, los prelados, nobles ricos-hombres de Leon y de Castilla, todos vestidos de gala con lucido y numeroso cortejo, ostentando su destreza y gallardía en los juegos de lanzas y caballos, y formando una córte magestuosa y espléndida. Poco acostumbrado el monarca francés á tales pompas esclamó: ¡Por Dios vivo, que no he visto jamás una córte tan brillante, y dudo que exista otra igual en el mundo!» Cerciorado además el francés de ser su esposa hija legítima del emperador y de doña Berenguela, partió para su reino satisfecho y admirado, despues de haber recibido suntuosos regalos del emperador, acompañándole hasta Jaca los dos hermanos de la reina su esposa con varios nobles y caballeros de Castilia.

y

Aun no pararon aquí los matrimonios entre prín

cipes verificados en esta época. Veamos los antecedentes que prepararon el que despues se celebró entre los hijos de los soberanos de Aragon y Castilla. Al año siguiente de haberse unido el conde de Barcelona don Ramon Berenguer IV. con doña Petronila de Aragon sintióse la jóven reina próxima á ser madre. En el estado crítico que precede à la maternidad, cuando la acosaban ya los dolores del parto, hizo aquella señora un testamento notable por las circunstancias y notable por su objeto. Daba en él al infante que llevaba en su seno, caso de ser varon, todo el reino de Aragon, tal como le habia poseido su tio el rey don Alfonso I., pero dejando el usufructo y administracion de él al conde su marido mientras viviese. Si el padre sobrevivia al hijo, quedaba aquel dueño libre y absoluto del reino en toda su integridad; mas si lo que naciera fuese hija, solo recomendaba al padre que procurara casarla y dotarla honorífica y convenientemente: disposicion estraña, en que se vé la exclusion que hacia de las hembras para la sucesion de los reinos la misma que siendo hembra los habia heredado (1). Despues de esto dió á luz un hijo," que se llamó tambien Ramon todo el tiempo que vivió su padre, y que más adelante trocado el nombre en el de Alfonso habia de heredar ambas coronas.

(1) Archivo de la corona de en los recuerdos y bellezas de EsAragon, pergam. núm. 250.-El paña le pone equivocadamente testamento es de fecha de 4 de en 1151. abril de 1152.-El señor Piferrer

Ocupóse seguidamente de esto el conde don Ramon en recobrar de los moros la villa de Ciurana

y

otras fortalezas y lugares que los infieles conservaban todavía en las asperezas y riscos de Cataluña, acabando de limpiar de sarracenos aquel territorio y repoblándole de cristianos. Atendió luego á lo de Bearne y de Provenza, donde recibió engrandecimiento y triunfos, hasta que con noticia de haber invadido el nuevo rey de Navarra sus estados hubo de regresar precipitadamente á Cataluña poniéndose sobre Lérida. El navarro, que parecia haber heredado de su padre no solo las pretensiones sino tambien la mala voluntad al barcelonés, habia aprovechado la ocasion de ver á don Ramon embarazado con las turbaciones de la Provenza. Mas el emperador que estaba á todo, y no desatendia nada, partió tambien para Lérida, como quien iba á hacer de mediador entre los dos contendientes. Sin embargo, si este fué el objeto aparente, el verdadero quedó demostrado por el pacto que en aquella ciudad hizo (mayo de 1156) con el conde de Barcelona y príncipe de Aragon, renovando y ratificando el que seis años antes habian celebrado los dos en Tudela sobre la ya famosa reparticion del reino de Navarra. Y entonces fué tambien cuando se ajustaron los desposorios del infante don Ramon, hijo del conde, con la infanta doña Sancha, hija del emperador don Alfonso y de la emperatriz doña Rica. Tenia entonces el príncipe aragonés escasos cuatro años de edad, tal

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