Imágenes de páginas
PDF
EPUB

vez dos no cumplidos la princesa castellana: que tanto era en aquel tiempo el afán de hacer matrimonios y tan anticipadamente se concertaban. El afán decimos, puesto que no eran la más segura prenda de alianza, como se vió en los dos reyes de Navarra García y Sancho, á quienes el emperador daba sus hijas sin que esto fuera obstáculo para quitarles el reino ó pactar repartirsele con otro.

Distraida de esta manera la atencion de los monarcas cristianos y entretenidos así en ajustar y celebrar bodas, hízose en estos años con mucha flojedad la guerra á los sarracenos, y no es maravilla que los Almohades se fueran entretanto posesionando de las principales ciudades y plazas del Mediodía y Oriente de España. Del emperador, su más formidable y su más próximo enemigo, no sabemos que hiciera en eɛte tiempo sino dos expediciones á Andalucía, una en 1151, en que tomó y saqueó á Jaen volviéndose á Toledo sin haber podido recuperar de los Almohades á Córdoba, otra en 1155, en que se apoderó de Pedroche, Andújar y Santa Eufemia, de la cual regresó para recibir á su yerno el rey Luis el Jóven de Francia, de cuyo viaje á España dimos cuenta más arriba. Marchando más derechamente á su objeto los Almohades, habíanse propuesto rescatar á Almería de poder de los cristianos. Era la principal mision que habia traido de Africa Cid-Abu-Said, hijo del emir Almumenin ó emperador de Marruecos. De nuevo, pues, se vió TOMO V.

6

Almería circundada y apretada por mar y tierra, no menos ahora por los musulmanes que antes lo habia estado por los cristianos; y mientras estos recibian algunos refuerzos que no bastaban á contrapesar las fuerzas de Cid-Abu-Said, aquellos se enseñoreaban de Granada, lanzados de esta ciudad ó fugados los Almoravides. Ocupado se hallaba Alfonso VII. de Castilla en celebrar el tratado de Lérida y en arreglar las condiciones del matrimonio futuro de su tierna hija, cuando supo que Abdelmumen habia enviado de Africa numerosas huestes para apretar el sitio de Almería. Aguijon fué este que le determinó á acudir volando á Andalucía con su hijo don Sancho y muchos magnates y prelados de su reino. Esta fué su postrera expedicion.

No le detuvo saber que los recien llegados africanos, incorporados ya á los musulmanes españoles, formaban un ejército formidable. Al contrario, informado de que venian en su busca, quiso ahorrarles la molestia saliéndoles al encuentro. Trabóse una pelea de las mas bravas y reñidas: los Almohades perdieron en ella la flor de sus huestes; huyeron desordenados y abandonaron al vencedor el campo de batalla: más laureles que despojos recogió aquel dia el monarca castellano; pero no pudo evitar que Almería se rindiera al fin á Cid-Abu-Said (1157), á los diez años de haber sido conquistada por los príncipes cristianos. De seguro hubiera todavía atajado la caida de aquella insigne ciudad, si una fiebre violenta no hubiera

venido á cortar el hilo de aquella vida que por tan largos años y en tantas lides habian respetado las cimitarras agarenas y las lanzas africanas. Tan aguda fué la enfermedad que acometió al victorioso emperador, que queriendo volver á Castilla, no pudo ya pasar de un sitio llamado Fresneda, cerca del puerto de Muradal; erigiéronle allí un pabellon debajo de una encina, y despues de haber recibido con edificante piedad y devocion los sacramentos de la Iglesia de mano del arzobispo don Juan de Toledo, allí entregó su alma al Criador á 21 de agosto de 1157 entre las lágrimas y sollozos de sus hijos y de todo su ejército, á los 51 años de edad. Así murió el grande Alfonso VII. rey de Leon y de Castilla y emperador de España.

Poseia Alfonso en alto grado, dice un juicioso historiador extrangero de nuestro siglo, las cualidades de un gran rey. Sabio y prudente, gobernó sus súbditos con dulzura y con bondad: consagró sus cuidados y vigilias á la exaltacion de la religion cristiana...

Bajo su reinado fué severamente castigado el vicio (1): sus enemigos cedieron á su valor; Navarra y Aragon tuvieron á honor rendirle homenage, como la mayor

(1) A propósito de esto cuenta Sandoval el siguiente ejemplo de justicia y de severidad. Un labrador de Galicia vino á quejarse al emperador de fuerzas y agravios que le habia hecho un caballero infanzon su vecino, llamado don Hernando. Mandó el monarca al ofensor que

satisfaciese al agraviado, y juntamente escribió al merino del reino para que le hiciese justicia. Ni don Hernando cumplió lo que el emperador le mandaba, ni el merino fué parte para compelerle á ello. El labrador repitió su queja; sintió tanto el emperador su desacato, «que à

:

parte de los príncipes mahometanos.» «Bajo cualquier punto de vista, dice otro moderno historiador, que se mire la vida de Alfonso VII., por todos lados aparece grande, activa, gloriosa. Verdad es que se encuentran en ella algunos lunares. No contento con engrandecerse á expensas de los moros, tambien probó hacerlo algunas veces á costa de los reyes sus vecinos: más como en los últimos años de su vida comprendiese los deberes que le imponia su título de emperador, procuró sin descanso reconciliar todos aquellos príncipes rivales, y reunir las fuerzas de la cristiandad contra sus eternos enemigos. Pocos reyes se han mostrado más dignos del trono.... el nombre de Emperador no fué para él un objeto de ambicion vulgar; á falta de la unidad monárquica, para la cual no estaba todavia en sazon la España, le dió por lo menos la unidad feudal. »

Con razon, pues, lloraron su muerte todos sus súbditos. La noticia del fallecimiento apartó á su hijo don Sancho de las fronteras de los moros, así para dar honrosa sepultura al cadáver de su padre, que fué llevado á Toledo, como para encargarse del gobierno de Castilla. Su hermano don Fernando estaba declarado tambien rey de Leon.

ya

la hora, dice el cronista, partió de Toledo, tomando el camino de Galicia, sin decir á nadie su viage, yendo disimulado por no ser sentido. Llegó así sin que don Hernando lo supiese, y haciendo pesquisa de la verdad, esperó que don Hernando estuviese en su ca

sa y cercóle, y prendióle en ella, y sin más dilacion mandó poner una borca á las puertas de las mismas casas de don Hernando, y que luego le pusiesen en ella, y al‍labrador volvió y entregó todo lo que se le habia tomado.... Hecho esto, volvióse para Toledo.>

CAPÍTULO VIII.

LOS ALMOHADES.

Su origen y principio.-Doctrina y predicaciones dr Mohammed Abu Abdallah.-Toma el título de Mahedi.-Persecuciones, progresos y aventuras de este nuevo apóstol mahometano.-Abdelmamen: sus cualidades: asóciase al profeta.-Triunfos materiales y morales de estos reformadores en Africa.-Toman sus sectarios el nombre de Almohades: conquistas de éstos.-Muerte del Mahedi y proclamacion de Abdelmumen.-Victoria del nuevo emir de los Almohades.-Muere el emperador de los Almoravides Ali ben Yussuf, y le sucede su hijo Tachfin.-Los Almohades conquistan á Oran, Tremecen, Fez y Mequinez.-Muerte desgraciada del emperador Tachfin.-Revolucion en España a favor de los Almohades.-Conquista Abdelmumen á Marrueces: hambre y mortandad horrorosa: Ibrahim, último emperador de los Almoravides: muere asesinado por Abdelmumen.Fin del imperio Almoravide en Africa y España.-Dominan allá y acá los Almohades.

Otra nueva raza africana ha invadido la península española, y echado en ella los cimientos de una nueva dominacion. ¿Quién era, y cómo se formó, y cómo vino á España este pueblo, enemigo tambien del nombre cristiano, pero no menos enemigo del nombre almoravide, que ha venido á destruir, á arrojar del suelo español á otro pueblo mahometano como él, y africano como él, y á fundar sobre las ruinas del imperio almoravide otro imperio y otro trono?

« AnteriorContinuar »