ción, propia y ajena; no han sido fruto de un cerebro carcomi do por la herencia ó la infección, sino engranajes perfectamente entrenados; no han sido ocurrencias, sino frutos de cosechas previas; no son casualidades, sino resultados de esfuerzos emprendidos con plena y segura conciencia de los medios y de los fines.> Ameghino, como todos los que piensan mucho é intensamente, se contradijo muchas veces en los detalles, aunque sin perder nunca la visión del conjunto y el sentido de su orien. tación global. Cuando las circunstancias convergen á ello, el genio especulativo surge rectilíneo desde su origen, siempre unitario y continuo, como un rayo de luz que nada tuerce ó empaña. Basta oirlo para reconocerlo. Todas sus palabras concurren á explicar un mismo pensamiento, á través de cien contradicciones en los detalles y de mil alternativas en la trayectoria: parecen tanteos para cerciorarse mejor del camino, sin romper la unidad coherente y equilibrada de la obra total, esa armonía de la síntesis que escapa á la crítica de los espíritus subalternos. Ameghino converge à un fin por todos los senderos; su obra es una fatalidad irremovible y nada la desvía.» («Los hombres de genio» en Archivos de Psiquiatría y Criminología). En la obra de Ameghino, lo que nos interesa, sobre todo, es su aspecto antropológico. En este terreno, nos ha dado, nada menos, que una genealogía completa del hombre en la Pampa; resumida, toda ella, en una página que compendia una vida de pacientes y afortunadas investigaciones. Héla aquí, con todo su interés maravilloso. Es un árbol genealógico de la especie; acompañado, lateralmente, de las capas geológicas á que corresponden las generaciones. (El Tetraprothomo Argentinusd, un precursor del hombre en el mioceno superior de Monte Hermoso, 1907.) Y salvo Triprothomo, de quien no se ha encontrado ninguna pieza, ó sea, aunque sí vestigios industriales, todos los demás tipos ascendentes han sido revelados en esta forma por él, pues como escribe Senet-la laguna que se ofrece en Prothomo, como el mismo Ameghino lo insinúa y lo dice repetidas veces en su última publicación, debe ser llenada con Homo Pampaeus, que presenta todos los caracteres del Prothomo, y que concuerda con la época en que vivió». (Los ascendientes del hombre, según Ameghino, en los Anales de la Sociedad de Psicología de Buenos Aires, trabajos del año 1909). * ** Esta genealogía del hombre americano, trae una nueva perturbación á la Antropología europea. Recordemos que Sergi había podido estudiar contemporá neamente á Ameghino el origen y la composición etnográfica de Europa, sin considerarse obligado á mirar para nada á América. El antropólogo italiano había llegado también á una genealogía de las especies humanas-poligenista como es-expresada en el siguiente cuadro: En su opinión, por consiguiente, el hombre de Neanderthal sería el antóctono de Europa; pero, habiéndose extinguido en los comienzos del cuaternario, la población actual de Europa, resultaría de las emigraciones del hombre africano y del asiático. En manera alguna se preocupa Sergi del continente americano, ni mucho menos de los estudios de Ameghino, que parece desconocer enteramente. He aquí, sin embargo, que este sabio: a) por una parte, se remonta en su genealogía á antecesores más remotos, llegando nada menos que hasta el cretáceo; b) por otra, halla, en su virtud, el tronco común de las distintas especies humanas, que Sergi muestra aisladas é in conexas. Más aún, Ameghino, monogenista declarado reivindica para el continente sud-americano-que ya no podremos llamar bien Nuevo mundo ó Nuevo continente-la calificación de cuna de los hombres. El grupo negro-negroide-australóide debe descender del Triprothomo, que vivió en los últimos tiempos de la época miocena, evolucionando separadamente en Africa y en Oceania. El Triprothomo emigró á África, y allí se diferenció, dando lugar á las razas actuales, donde se encuentran los caracteres más variados, especialmente en la talla. La diferenciación de la raza caucásica y mongólica, debe ser más reciente. El tipo mongólico representa una transición entre el americano y el caucásico. Durante la última emigración de la Fauna mamalógica sud-americana, ó sea la mioceno-plioceno cuaternaria, el Prothomo (Homo 1 ampaeus), pasó á la América del Norte. Am bas américas se comunicaban por un vasto territorio, del cual queda como reliquia el istmo de Panamá. El Homo pampaens debió emigrar á la América del Norte antes de la época cuaternaria, probablemente en la segunda mitad de la época pliocena. A fines de la misma época siguió su éxodo hacia el continente asiático, donde algunos grupos aislados continuaron su evolución independiente, hasta constituir la raza mongólica. |