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traordinario para que acelerase su venida, exponiénle el peligro que con su tardanza corria la tranquilidad pública. Espino sin embargo no llegaba, y el 2 de setiembre grupos de gente feroz pedian á gritos la ejecucion de la sentencia: el ayuntamiento ofició á Valterra exhortándole á que pusiera término á aquella conmocion, y Valterra firmó en la noche del mismo dia la aprobacion de la sentencia, y el 3 lo comunicó en la órden general á la guarnicion, refiriendo cuanto habia pasado, y en términos que revelaban bien la violencia que se habia hecho y la presion que habia sufrido.

Oyó Elío su sentencia de rodillas y con resignacion admirable, diciendo á los que le invitaban á que se levantase que así lo prescribia la ordenanza, y añadiendo después, que desde su nacimiento estaba escrito en el libro de la vida que el 4 de setiembre de 1822 habia de ser el último de su existencia en este valle de lágrimas. Abrazó al fiscal y al escribanó, y trasladado á la pieza que habia de servirle de capilla, escribió allí á su esposa una carta llena de uncion religiosa y de sentimientos tiernos, muy propios de aquella situacion, pero que resaltaban más en el hombre de hierro de 1814, en el hombre inexorable que á tantos desgraciados habia condenado al último suplicio ). Contrastaba su tranquilidad cris

(1) Carta escrita por el general Elío el 3 de setiembre de

1822, estando en la capilla.
«Querido hermano: Cuando

tiana en la capilla con los gritos de ¡muera el tirano! ¡muera el traidor Elio! que el feroz populacho daba á la parte esterior de la fortaleza. El dia 4 (setiembre) fué conducido al patíbulo, vestido de uniforme

los dias hayan dado treguas al justo dolor, entrega esa á Lorenza. Te conozco demasiado para dudar que la asistirás en todo, siendo el padre de la familia que le pierde. Confío en la misericordia de Dios, los méritos de nuestro Salvador, y ruegos de su Madre Santísima, que mi alma vá á pasar á la gloria que nos ganó con su sangre: él nos dé su Santa bendicion.-JAVIER.>>

«Mi dulce compañera: Si recuerdas lo que tengo discurrido contigo y recorres algunos de mis escritos, conocerás que no me sorprende este fin; pero segura como estás de mis sentimientos religiosos, y de los largos padecimientos, que todos se los ofrezco á mi Redentor en memoria de los que padeció por mí, debes estar muy confiada de que mi alma gozará de la presencia del Señor. Todos los demas consuelos que puede tener tu mas tierno esposo, son bien inferiores á éste. Todo hombre muere, y muere en aquella hora y de aquel modo que Dios le tiene decretado, y el que muere en su gracia, como yo lo espero, empieza á vivir y deja este mundo miserable, lleno de espinas y de males. Tú tienes bastante esperiencia de él, pues unidos de un modo el mas propio para ser felices, ¿cuantas penas no hemos padecido? Así que, mi dulce compañera, siente, siente como es justo y lo exige la naturaleza, pero guardate de abandonarte al dolor, porque eso seria una grave ofensa à Dios, y la

mayor pena para mi el recuerdo. ¿Quién es el hombre para no conformarse ciegamente con la voluntad de Dios, á la cual, sin discrepar un ápice, obedecen los cielos y la tierra, y todos los bienaventurados? Eres madre, y madre cristiana, y Dios te impone una doble obligacion ahora con respecto á tus hijos, de cuyo abandono te haria grande cargo; pídele y á su Madre Santísima su gracia, pídesela humilde y fervorosamente, que no te la negará, y que tu Javier desde la mansion de los justos, adonde por la misericordia de Dios y de su Madre Redentora nuestra, confía pasar, te ayudará mas que lo pudiera hacer en el mundo. Acuérdate de la virtud y cristiandad de tus padres; imita á tu madre en la humildad y piedad; pero no tanto en su escesiva condescendencia con sus hijos. Las madres son propiamente las que forman á las hijas, así como los padres á los hijos. El carácter dócil de las tuyas te ofrece buenas esperanzas de hacerlas virtuosas, que como lo sean, serán ricas y felices: que aprendan la religion, no por rutina, sino por sus sólidos principios: que frecuenten sus actos con toda la devocion que es justo: en los primeros años lo harán solo por costumbre, mas luego lo harán con gusto, y lo harán hacer á sus hijos, si son madres de familia; que sean humildes sin gazmoñería, y que no hagan demasiado aprecio de los dones exteriores,

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y con todas sus condecoraciones é insignias, notándose un silencio sombrío en la ciudad, porque aquel hombre tan aborrecido en Valencia por sus crueldades y tiranías, habia llegado á escitar la compasion y el interés de los amantes de la justicia, por la conviccion de que no era criminal en la causa que le llevaba al suplicio. Al llegar á la puerta del Real un hombre al parecer demente gritó: «¡Elío, no temas! » y rompiendo las filas se dirigia al general: contúvole

ni de hermosura, ni gracias, ni
talento; pues si los poseen, no
son de ellas, son de Dios, y se los
puede quitar muy pronto; que
estimen solo la verdadera virtud;
que vistan con decencia, y sobre
todo en el templo jamás permitas
que usen de trajes ó modales
que no sean propios de su santo
fugar; que no tengan apego a las
cosas del mundo, y se fijen en la
eterna felicidad. Para esto son
hartos los ejemplos que puedes
ofrecerles; que lean solo libros
selectos; algunos te tengo signi-
ficados, pero no puedo dejar de
recomendarte la lectura del Año
cristiano. Se buscan y se leen las
vidas de los héroes del mundo
que han manchado la tierra aca-
so con torpezas y causado mil
males y horrores a sus semejan-
tes: ¿y se desprecian los héroes
del cielo que sacrificaron sus vi
das y sus dias por consolar á los
hombres, y las dieron por nues-
tro Redentor, y desde el cielo
no hacen mas que aplacar la ira
de Dios? ¡Oh ceguedad de los mor-
tales! En fin, dedícate á su mejor
fianza y habrás llenado tus debe-
res. De Bernardo, ¿qué te puedo
decir? Si se ha de separar de tí

antes de estar formado, y puede viciarse en un mundo tan peligroso, mas vale que fuera un sencillo labrador; tú lo consultarás. La familia de Joaquin te servirá de alivio y consuelo; únete á ella y ayudáos mútuamente. Sobre intereses nada te digo; los pocos que mis largos trabajos y servicios han producido, son tuyos, y tú madre de tus hijos. Aunque la suerte te llame å la pobreza no te aflijas: házte superior á ella, que nadie hay pobre siendo virtuoso en este punto conozco demasiado tu moderacion. Mucho mas tendría que decirte, pero los momentos son preciosos y no quiero robarlos al objeto eminente de mi salvacion. Despues de Dios, invoca, pide y confía en la proteccion y misericordia de su Madre Santísima, y entrégale tus hijas como se las tengo yo entregadas; que se les arraigue en el alma su devocion, que esa Señora de piedad les asistirá. Su bendicion y de la Santísima Trinidad caiga sobre tí y sobre mis tiernos hijos. Así lo pide ahora y los momentos que viva, tu Javier.-Valencia 3 de setiembre de 1822.»

la guardia, y Elío levantando la cabeza dijo tranquilamente á la escolta: «¡Adelante, adelante!» Llegado al lugar terrible, subió con serenidad al tablado, sufrió inmutable el doloroso acto de la degradacion, acomodóse por sí mismo la lúgubre túnica, oró arrodillado, y á los pocos momentos dejó de existir, habiendo excitado las simpatías hasta de sus mas encarnizados enemigos, de los mismos que le habrian condenado á muerte por sus anteriores desafueros, probados de un modo legal. Al dia siguiente entró en Valencia don Asensio Nebot con algunos milicianos nacionales de Madrid, á quienes los valencianos recibieron en triunfo orlando sus fusiles con coronas de laurel en premio de sus hazañas del 7 de Julio.

La guerra civil ardia entretanto en la península, devastando principalmente las provincias de Cataluña, Aragon, Navarra y Vizcaya, y en escala inferior las de Castilla, Galicia, Valencia y Extremadura, alcanzando tambien á las Andalucías. Con vivo deseo de extinguirla nombraron los nuevos ministros para el mando de las armas jefes activos y resueltos, comprometidos por la causa de la libertad; y así como confiaron el cargo de jefe político de Madrid al brigadier don Juan Palarea, y el de comandante general de Castilla la Nueva á don Francisco Copons, reemplazado después por don Demetrio O' Daly, así encomendaron el mando superior militar de Galicia al general Quiroga, y confirieron á Mina, el del ejército de TOMO XXVIII.

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Cataluña, separando además á varios jefes de regimientos que no inspiraban confianza á los nuevos secretarios del Despacho.

Las facciones de Cataluña eran las que habian recibido mas considerable aumento, aguijadas y á veces capitaneadas por los curas, que no hacian escrúpulo de ponerse á la cabeza de feroces é ignorantes hordas. Pero quien dió á la rebelion mas importancia é impulso fué el baron de Eroles, de la nobleza del país, general de la guerra de la independencia, y de muy diferentes costumbres y tendencias que el Trapense y otros guerrilleros. Interesábale mucho á él y á la causa realista apoderarse de un punto fuerte, y lo consiguió con la toma de la Seu de Urgél, que sin ser fortaleza de primer órden era de gran conveniencia Ꭹ abrigo á las facciones por su situacion en la montaña, y sobre todo por la significacion que tenia para con las naciones que protegian el absolutismo.

Desacordes entre sí los agentes de la contrarevolucion española en el estranjero, Eguía, Ugarte, Balmaseda, Mataflorida, Morejon y demás, como lo andaban los que desde el centro reaccionario de España les comunicaban sus planes é instrucciones, el éxito para ellos fatal de la conjuracion del 7 de Julio en Madrid habia hecho inclinar la balanza del lado de los que, como el marqués de Mataflorida, trabajaban por la restauracion completa del mas puro absolutismo, sin mezcla de reforma constitucional. Y como le

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