Fábulas y cuentos en verso

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Instituto--escuela, 1922 - 210 páginas
 

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Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 91 - El paso detiene entonces el buen potro, y muy formal, en los términos siguientes respuesta a la Ardilla da: — Tantas idas y venidas, tantas vueltas y revueltas, quiero, amiga, que me diga: ¿son de alguna utilidad? Yo me afano, mas no en vano. Sé mi oficio, y en servicio de mi dueño tengo empeño de lucir mi habilidad.
Página 71 - Esta leche, vendida, en limpio me dará tanto dinero, y con esta partida un canasto de huevos comprar quiero, para sacar cien pollos, que al estío me rodeen cantando el pío, pío.
Página 163 - Un aguacero cayó en un lugar, que privó a cuantos mojó, de seso; y un sabio, que por ventura se escapó del aguacero, viendo que al lugar entero era común la locura, mojóse y enloqueció, diciendo: "En esto, ¿qué pierdo? Aquí, donde nadie es cuerdo, ¿para qué he de serlo yo?
Página 87 - En hostería o convento Un artificioso invento Para andar el asador. 'Rueda de madera es Con escalones; y un perro Metido en aquel encierro La da vueltas con los pies.
Página 85 - Tente, amigo; ¿qué es esto? — ¿Qué ha de ser ? — responde — ; sin alientos llego... dos picaros galgos me vienen siguiendo. — Sí — replica el otro — por allí los veo... Pero no son galgos. — ¿Pues qué son? — Podencos.
Página 82 - Viose desproveída del preciso sustento: sin mosca, sin gusano, sin trigo, sin centeno. Habitaba la Hormiga allí, tabique en medio, y con mil expresiones de atención y respeto la dijo: — Doña Hormiga, pues que en...
Página 74 - LA MONA Subió una Mona a un nogal, y, cogiendo una nuez verde, en la cascara la muerde; conque la supo muy mal. Arrojóla el animal, y se quedó sin comer.
Página 101 - EL OSO, LA MONA Y EL CERDO. Un Oso con que la vida Ganaba un Piamontés, La no muy bien aprendida Danza ensayaba en dos pies. Queriendo hacer de persona, Dijo á una mona: ¿ Qué tal? Era perita la mona, Y respondióle: muy mal.
Página 102 - Manda el ama separarlos, y el francés luego reforma las palabras que aprendió de lengua que no es de moda. El español, al contrario, no olvida la jerigonza, y aun discurre que con ella ilustra su lengua propia.
Página 73 - El Viejo y la Muerte. Entre montes por áspero camino, Tropezando con una y otra peña, Iba un viejo cargado con su leña Maldiciendo su mísero destino.

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