Imágenes de páginas
PDF
EPUB

aumentarian necesariamente los caminos, la instruccion y todos los elementos capaces de favorecer un cultivo intensivo y remunerador, compensando aquella reduccion hasta con ventaja, si se quiere.

Mientras el aumento de familias no impidiese poseer á cada una de ellas una extension de terrenos bastante para seguir el sistema indicado, compatible, por cierto, con el cultivo en muy pequeña escala de algunas plantas cereales y de huerta, y áun de algunos frutales (si bien en menor número que se practica ahora), no debia producir otro cambio que el de mejorar progresivamente dicho sistema, modificacion que no cabe en nuestro estado presente, sino que, por el contrario, requiere reducir el cultivo, que funestamente se ha exagerado en este siglo, haciendo al efecto mejor aprovechamiento de los pastos comunes y particulares, lo mismo que del arbolado, y mejorando la administracion local, volviendo para ello al término en que se cortó su evolucion y se la redujo á la anarquía y al caos; primera fase, y la más costosa de alcanzar, á que debe dirigirse el procedimiento en política y agricultura, segun lo hemos indicado. Debe, pues, volverse atrás necesariamente y rectificar, desandando lo mal andado en lo que va de siglo, los graves errores cometidos: logrado esto, en la medida que aumente la poblacion, y reduciendo, como es natural, la superficie correspondiente á cada familia, habrá de procurarse la mejora gradual de dicho sistema y la del cultivo propiamente dicho, hasta que la densidad sea tal, que cada familia se reduzca entonces, apelando al arado, á forzar la produccion del suelo, por medio de un cultivo intensivo, tal como hoy se practica en las comarcas más adelantadas de Inglaterra, ó sea en aquellas donde domina la pequeña propiedad (como sucede, relativamente á su estado, en las Provincias Vascongadas).

El dia en que esto sea posible, el aumento mismo de poblacion constituirá un elemento poderoso para realizarlo, y á la vez lo será el haberse ido elevando ya grado á grado, sobre el que indicamos, que debe ser ahora el punto de partida, hasta alcanzar aquel; pues se habrán proporcionado entonces todos los medios que la Administracion municipal bien hecha proporciona, así como la mayor inteligencia y el aumento de riqueza que supone aquel otro grado superior, al cual corresponden otras instituciones, que no es dable realizar á los habitantes de paises poco poblados. El proceso histórico de la civilizacion de los pueblos, muestra la verdad de lo que proponemos ahora.

Este ejemplo, representado por una hipótesis, tiene aplicacion á la mayor parte de las provincias de España, por más que el clima y la. topografía de muchas de ellas sean distintos á la de Santander: salvo algunas excepciones, no muy notables, que ofrecen las Vascongadas y algunas otras comarcas, las condiciones de las provincias, por regla general, son semejantes, aunque aparentemente se diferencien bastante. Conforman en lo esencial todas las provincias en su evolucion desacertada, merced á la perturbacion que ha sufrido la política, que no ha podido ménos de reflejarse en la Agricultura, por haber sido en la esfera municipal precisamente donde ha sufrido más vivamente aquella, esfera que es la que más influjo presta á la Agricultura.

Es indudable que la inmensa superficie que estuvo consagrada á montes y pastos en España, se ha ido destruyendo sucesivamente de cincuenta años á esta parte y reemplazado mucha de ella funestamente por el cultivo de cereales; tambien lo es la posibilidad de que los pastos se aumenten y mejore la forma de su aprovechamiento, mediante la aplicacion de principios racionales que den lugar á que los ganados se sometan á un sistema, aún más sencillo y productivo que el que se viene practicando. Cabe del mismo modo extender el arbolado para utilizarle, bien por sus frutos, bien por sus maderas; atendido cual debe serlo, es susceptible de dar excelentes resultados sin sacrificios costosos.

Cuando se logre en Agricultura dominar el primer grado de adelanto que indicamos, y á fin de que se encaminen á alcanzarle los primeros esfuerzos que para ello son necesarios, deberá procederse por medio de la asociacion privada, levantando por hiladas y á un mismo nivel (segun lo hemos aconsejado para la mejora municipal) todo el edificio de la regeneracion agrícola, pecuaria y forestal, llevando á par, por medio de la instruccion, la mejora de los obreros, labradores, propietarios é Ingenieros, así como la de los caminos, la policía y todos aquellos servicios que corresponden á una Administracion normal y bien organizada.

Dado á conocer ya todo lo que al procedimiento se refiere, vamos á indicar ahora, en forma de resúmen, lo que, en vista del criterio expuesto, cumple realizar en cada una de las diversas esferas que deben de consuno concurrir á la realizacion de dicho pensamiento.

(Continuará.)

GERVASIO G. DE LINARES.

LAS ISLAS FILIPINAS

(Estudios históricos.)

(Continuacion.)

XLVI

Si en las naciones que figuran á la cabeza de los adelantos, por su comercio é industria, una de las bases más firmes de su engrandecimiento es la agricultura, en Filipinas, donde los recursos de la industria son exiguos, y el comercio, por lo tanto reducido, la agricultura es la única base para la riqueza pública. Conociéndolo así nuestro Gobierno, ha venido desde tiempo inmemorial haciendo esfuerzos para desarrollarla, protegiendo la propiedad y estimulando el trabajo; pero todo ha sido infructuoso, porque todo ha partido de principios erróneos.

Vamos á demostrarlo, citando las disposiciones más notables que abraza este concepto. En la ponderada Ley de Indias, primera disposicion que trata de la materia, se dieron reglas para la concesion gratuita de terrenos á los naturales, obligándoles á hacer los plantíos de árboles útiles que se señalaban á cada pueblo, bajo la pena de su enagenacion. Se señalaron tambien los terrenos comunales para el beneficio de obras públicas, y se aclaró últimamente que la propiedad era sólo por el tiempo de la explotacion, sin límite alguno, trasmisible, pues, á los herederos sólo en usufructo, perdiéndose si en el plazo de un año no se trabajaba. En la de 18 de Junio de 1624, se or

denó el cultivo del trigo. En la de 15 de Octubre de 1754, se dieron instrucciones para legitimar la propiedad sin gastos para los propietarios. En la de 30 de Diciembre de 1776, se levantó la prohibicion de la inmigracion china, y se dictaron reglas para la reparticion de útiles de labranza. En la de 26 de Febrero de 1821, se ordenó el establecimiento de cátedras de agricultura y jardines de aclimatacion, recomendándose el cultivo del añil, seda, algodon, azúcar, canela, cacao y especias. Se ordenó la construccion de caminos que mejoraran las comunicaciones, y canales para la facilidad de los riegos, y se dispuso el establecimiento de férias y mercados en las capitales, para estímulo de los agricultores é industriales. En la real órden de 6 de Abril de 1828, se declaró libre de derechos la importacion de máquinas y útiles agrícolas, y se concedieron premios por valor de 18.000 pesos á los agricultores que más se distinguieran en el cultivo del café, cacao y canela, eximiendo del tributo á los naturales que durante algunos años trabajasen en haciendas á satisfaccion de los propietarios. Por la de 5 de Agosto de 1850 se fomentó la inmigracion china para los trabajos del campo, concediendo varias franquicias á estos extranjeros. Por la de 17 de Diciembre de 1858, se suprimió para los cereales el derecho de descarga. Por la de 29 de Mayo de 1861, se creó una escuela de agricultura y botánica. Por la de 14 de Mayo de 1864, se desestancó el vino de nipa y coco. Por la de 6 de Febrero de 1866, se creó la Junta de Agricultura, Industria y Comercio; y últimamente, en nuestros dias, una real órden bien notable ha declarado desestancado el tabaco.

Sin embargo de los esfuerzos y buen deseo del Gobierno, todas estas disposiciones han producido el mismo efecto que los sermones en desierto, porque todas han partido del supuesto falso de considerar al indio como menor de edad bajo la tutela del Estado. Concediendo la propiedad con restricciones fáciles de huir, el Gobierno ha conseguido que en Filipinas no existan ni brazos para el campo, porque todos son propietarios del terreno que se les antoja, ni verdaderos agricultores, porque la propiedad no existe.

Nos explicaremos. Los terrenos llamados comunales, desig

nados á cada pueblo por el art. 53 de las leyes de Indias, comprenden la legua comunal; pero no babiendo sido precisada, está al capricho particular su demarcacion; así, pues, miéntras unos la suponen limitada por la circunferencia trazada con rádio de una legua, desde la iglesia parroquial, y otros desde la casa-tribunal, muchos dan esta longitud al diámetro sólo del círculo, y algunos la consideran limitada por la legua superficial; y como dentro ó fuera de este límite, y á capricho, pueden adquirir terreno sus moradores sin formalidades de expedientes ni escrituras, resulta que, estando todo abandonado, todo tiene dueño. Así, en efecto, sucede; porque si un particular se propone establecer una hacienda, é inspeccionando el terreno escoge aquel que ve vírgen aún, no tarda en aparecer un supuesto dueño que, fundándose en la tradicion de los viejos, dice ser aquella demarcacion de su pertenencia, y no hay medio de probar lo contrario; pues si bien por la sola condicion de estar abandonada pudiera el pretendiente acudir á los tribunales, dos ó tres rejonazos en el suelo bastan para probar que el terreno estaba en preparacion, y sólo queda al recurrente, para acallar las reclamaciones, el recurso pecuniario, teniendo luego que pagarlo al Estado para legitimar su posesion. Con este doble sacrificio, que muchos creerán suficiente para establecer la hacienda, el pretendiente pierde el tiempo y el dinero; primero, porque luchando con las pocas necesidades del indio, no encontrará quien le trabaje el suelo, y segundo, porque si llega milagrosamente á conseguir cosecha, entre los animales que le estropearán el plantio y los merodeadores que le robarán el grano, no sacará en limpio más que cuidados. Y no son estas graves consecuencias para la agricultura las solas ruinosas al país; porque las órdenes que fomentan la inmigracion china, no suficientes para sujetar á estos extranjeros á la condicion de agricultores, matan la industria nacional, que acapara este pueblo en perjuicio del indígena.

No es sólo el Gobierno de la Metrópoli el que ha trabajado por la agricultura; el Gobierno general de las Islas ha atendido tambien á la obra comun, adjudicando terrenos y promoviendo Exposiciones; las órdenes religiosas no se han quedado atrás en los sacrificios, y la Real Sociedad Económica, de que nos ocu

« AnteriorContinuar »