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Pero en el gran deslinde de los partidos españoles, esas dos tendencias que en la actual mayoría aparecen, deben buscar su medio: los que entiendan que la libertad es lo mejor para gobernar á los pueblos, deben irse francamente al campo liberal, agrupándose bajo la bandera de la Constitucion del 69; y los que adopten para el Gobierno los matices doctrinarios, deben, con igual franqueza, ingresar en el partido de que es jefe el Sr. Cánovas.

De esta manera se formarán dos grandes partidos: el uno conservador: el otro liberal y reformista, sin que exista en medio un grupo que, participando de las cualidades de ambos, venga á ser una rémora para el feliz desenvolvimiento y arraigo de las ideas prácticas y elevadas.

Decidido como está D. Práxedes Mateo Sagasta, y como todo el mundo sabe, porque sus órganos en la prensa así lo han repetido, á entrar con paso firme en el camino de las reformas, todos estos ataques huelgan, porque el Gobierno que el Sr. Sagasta preside, satisfará cumplidamente, por los medios pacíficos y tranquilos que el país ansía, los deseos y las aspiraciones en armonía con los sentimientos liberales que la opinion reclama de todos y cada uno de los problemas que ostenta en su bandera el nuevo partido que con tanto ahinco apoyan los radicales.

Mas como no tardará en salir la solucion de tan vitalísimo problema, porque las Córtes están próximas á reunirse, hacemos aquí punto final, no sin rechazar por absurdos los rumores que han circulado de que el ministerio iba á modificarse.

Veamos ahora lo que pasa en el resto del mundo.

En pocas palabras pueden resumirse las noticias relativas á los sucesos de Egipto, que poco á poco van perdiendo en toda Europa ese interés grandísimo que despertaban hasta ahora, sin duda porque en cada país empieza á haber cuestiones interiores de importancia.

Hasta los periódicos ingleses acortan las columnas que dedicaban á referirnos los principales hechos de la campaña.

Despues del incendio de la estacion del Cairo, esos fuegos artificiales quemados en honor del khedive por la derrota de Arabi, como dicen los árabes, no se habla de otra cosa que del posible fusilamiento del célebre dictador.

Tewfik ha declarado que si los tribunales consideran que Arabi debe ser pasado por las armas, con harto dolor de su corazon confirmará la sentencia, para que sirva de ejemplo y escarmiento.

«Los que, como yo, dice un corresponsal inglés, conocen la generosidad, el magnánimo corazon de S. A., comprenderán el doloroso trabajo que le habrá costado adoptar una resolucion semejante.

Ahora saldremos con que el bueno de Tewfik es un soberano modelo. Seguros estamos de que, si su triunfo sobre el ejército de Arabi no fuera el triunfo de los extranjeros, que si hubiera tenido fuerza moral y material para dominar la insurreccion, ya que así se ha dado en llamar á la pasada guerra, no se mostraria tan severo; pero áun cuando se mostrase, se comprenderia y hasta se justificaria su actitud, que ni se justifica ni se comprende ahora, ni puede llamarse más que deseo de venganza.

Afortunadamente está en Egipto sir Garner Wolseley, que empleará toda su influencia en aminorar la desgracia de los que en la guerra han sido sus adversarios leales.>>

Mientras estas cosas pasan en el Egipto, el telégrafo nos da cuenta de un desengaño cruel.

Escriben de Siria á un periódico francés, que las noticias de la toma de Tel-el-Kebir, de la rendicion del Cairo y de la captura de Arabi-bajá causaron profundísima impresion. Los cristianos, que viven contínuamente con el alma en un hilo, y temiendo una explosion del fanatismo musulman, se entregan gozosos á todo género de manifestaciones de entusiasmo y alegría, mientras que la consternacion cunde entre los musulmanes. Esas noticias cayeron en Damasco como una bomba, porque se habian hecho circular toda clase de informes de la guerra favorables al dictador.

Se decia, entre otras cosas por el estilo de las que contaba el jeique á que aludíamos, que el duque de Connaught estaba prisionero, y que la reina, á quien habian amenazado con fusilarlo, por no dejar morir á su hijo, estaba obligada á aceptar las condiciones siguientes: pago á Egipto de una crecida indemnizacion, abolicion de la Deuda exterior de la regencia, fusilamiento de sir Garnet Wolseley y del almirante Seymour, y boda de una hija de la reina Victoria con el omnipotente Arabi-bajá.

Se comprende que el despertar de tan halagüeños sueños haya sido terrible para los mahometanos de Siria. Algo por el estilo les ha sucedido á sus correligionarios de todas partes, y á los que, sin serlo, simpatizaban con ellos.

Desde el punto de vista de la diplomacia, la cuestion egipcia no adelanta un paso. Ni las grandes potencias salen de su actitud reservada en extremo, ni Inglaterra considera, sin duda, llegado el momento de formular la base para ningun género de negociaciones.

Lo que parece más seguro es que, á despecho de Alemania é Italia, el concierto anglo-francés no se alterará en lo más mínimo, cualesquiera que sean las peripecias que surjan en lo porvenir.

Parece cada dia más probable que el Gabinete de Lóndres y la Puerta Otomana se entiendan solos, en vista de la actitud de las potencias, que parecen no quererse meter en nada.

Partiendo de esta base, comienzan á hacerse conjeturas sobre las proposiciones que hará Inglaterra á Turquía, y que segun se cree se formularán en estos ó parecidos términos:

1.

2.

Reconocimiento de la supremacía inglesa en Egipto.

Conclusion de un tratado confirmando ese reconocimiento.

3.o Derecho de Inglaterra á ocupar á Egipto, sin más que un pequeño aviso dado con anticipacion al Sultan.

4. Compromiso de la Puerta á no desembarcar tropas otomanas en Egipto sin el consentimiento de la Gran Bretaña; y

5. Organizacion de un cuerpo de gendarmería anglo-egipcia.

Duras son estas condiciones, pero no tanto como pensábamos, cuando pocos dias há creíamos para siempre perdidos los derechos de soberanía del Sultan sobre la regencia egipcia.

El dia 5 salió el general Macpherson con la mayor parte del contingente de la India con rumbo á Bombay, y el resto de la division que mandaba aquel jefe se reembarcará uno de estos dias, con el disgusto de que el ministro de la Guerra no haya accedido á los deseos que habian manifestado de visitar á Inglaterra como premio de su bizarro comportamiento en la guerra.

En Bombay se preparan grandes festejos para recibir á los expedicionarios, festejos que reemplazarán, en parte, á las manifestaciones de afecto que de seguro hubieran recibido en Londres.

. El almirante Seymour se halla en Alejandría, haciendo personalmente todos los preparativos necesarios para el reembarque de la brigada escocesa, de la de la guardia real que manda el príncipe duque de Connaught, y de algunas otras tropas.

El hijo de la reina Victoria pasó revista el lúnes á los soldados de la India que han salido ya de Egipto, y uno de estos dias revistará á los 5.000 hombres que, á las órdenes del general Alison, se quedarán ocupando el Cairo, Alejandría y algun que otro punto de los principales del que fué teatro de la guerra.

El general Wolseley no saldrá para Inglaterra hasta que esas guarniciones queden convenientemente situadas y hasta que hayan comenzado los trabajos de reorganizacion de las fuerzas militares egipcias.

Sigue siendo objeto de sérias preocupaciones la forma en que han sido constituidos los tribunales militares que han de juzgar á Arabi y á sus compañeros de armas. Ya decíamos uno de estos últimos dias que, tanto eso como ciertas declaraciones del khedive y de sus ministros, hacen temer que el desventurado Arabi pague con la vida su ambicion ó su error, tanto, más cuanto que en vano buscamos en los periódicos ingleses nada que pueda hacer esperar que Inglaterra se oponga al cumplimiento de la sentencia que recaiga, si es tan grave como se teme.

Nosotros, admiradores sinceros de los talentos que adornan al héroe de la guerra de Egipto, y defensores de su conducta militar en aquel país, veríamos con verdadero dolor no interpusiera toda su valiosa influencia para

evitar que el general á quien ha sabido derrotar en buena lid sea ahora víctima de innobles venganzas, que no son ni tan siquiera justificadas por la dura ley de la necesidad.

Los ingleses tratan al khedive con todo género de consideraciones y miramientos, procuran ne malquistarse con la poblacion indígena del Cairo, y muestran un respeto tal por las creencias religiosas y las costumbres del país donde se hallan, que en ciertos casos puede éste parecer exagerado.

Los periódicos extranjeros hablan, por ejemplo, de una verdadera demostracion de ese respeto, hecha con gran pompa el último jueves.

Se trataba de la procesion anual del sagrado tapiz destinado á Meca. Las tropas del general Wolseley formaron la carrera por las calles que habia de recorrer el religioso tapiz, rindiéronle las armas y le saludaron con la marcha real á su paso, y dispararon 21 cañonazos al salir la procesion y otros 21 al regresar á la mezquita, donde aquél se deposita hasta su salida para la Meca.

No hubiera podido hacer más un ejército musulman.

Ya se conocen las bases de la reorganizacion militar del Egipto.
El corresponsal del The Standart dice en una carta lo siguiente:

Inglaterra ha comprendido que, por razones de alta política, es imposible la ocupacion permanente de Egipto por nuestros soldados, y que por lo tanto es indispensable la creacion y organizacion de un ejército egipcio.

El estado precario de relaciones entre este país y la Abisinia y las posesiones egipcias situadas fuera de los límites de Egipto, propiamente dicho, no permiten que el país se ahorre mantener un ejército permanente. Por otras razones de política interior, es necesario, tanto en interés de este pueblo como en el de Inglaterra, que el khedive tenga á su disposicion una fuerza armada apta y digna de confianza.

La experiencia de lo pasado y un estudio sério de las necesidades de lo porvenir, demuestran no se necesita que esas fuerzas sean muy considerables, numéricamente hablando, es decir, que pasen de 12.000 hombres; pero sí es indispensable que esa cifra, relativamente escasa, sea modelo de disciplina y se halle en un todo á la altura de los ejércitos á la moderna. Despues de los acontecimientos que acaban de pasar, es evidente no puede pensarse en formar este ejército con elementos indígenas.>>

El gobierno francés continúa ocupándose activamente de los proyectos de ley que ha de presentar á las Cámaras en las primeras sesiones, y, como es natural, figuran los presupuestos en primera línea.

M. Tirard parece dar la preferencia al sistema que combatia hace pocos dias el Journal des Debats; el convenio hecho con la Compañía de Orleans contiene en su artículo 1.o el compromiso contraido por la Compañía de reembolsar los 207 millones de francos que debe al Estado en cinco pagos iguales por anualidades, á partir del 1.o de Julio próximo; pero el art 2.o es el corolario que autoriza al ministro de Hacienda á crear y á negociar, en nombre de los intereses del Tesoro, unos bonos especiales en representacion de los plazos de pago estipulados en el art. 1.o del convenio.

Segun el sistema que M. Tirard se propone someter á la aprobacion del Consejo de ministros, el gabinete actual, desentendiéndose de todo convenio, pedirá simplemente á las Cámaras la autorizacion de emitir bonos especiales, independientemente de la intervencion de la Compañía de Orleans. Este sistema entra en el de M. Allani-Targé, que consistia en pedir provisionalmente á la Deuda flotante los recursos necesarios para continuar, en 1883, las grandes obras públicas proyectadas.

Si el Consejo de ministros acepta las ideas de M. Tirard, la Deuda flotante se aumentará, y será preciso recurrir, tarde ó temprano, á una ó á muchas emisiones de empréstitos amortizables.

Continúan celebrándose en diversas ciudades de Francia los banquetes realistas que anunciábamos en una de nuestras anteriores crónicas. Casi todos se efectúan en medio de la mayor indiferencia de las poblaciones, pero esta misma indiferencia, quieren convertirla en simpatía los legitimistas, y en algunas localidades se propasan más de lo que debieran. Un incidente producido por esta intemperancia ha causado en Arlés viva sensacion. No se sabe aún cómo fué; pero el caso es que los legitimistas lograron que ondeara en el edificio de la subprefectura la bandera blanca. Esta manifestacion sediciosa hacía temer una demostracion hostil de la poblacion al terminar el banquete organizado por los legitimistas.

El emperador de Austria ha sancionado ya la ley de reforma electoral, creyéndose generalmente que la posicion del gabinete Taaffe ha quedado consolidada por este hecho.

La Cámara de diputados de Hungría ha reanudado sus trabajos el jueves último. Los diarios de Pesth están unánimes en predecir que la presente legislatura será muy tempestuosa. No obstante, por el momento no se trata más que de los grandes proyectos de ley que han de presentarse, y además, las Cámaras no han de celebrar sesiones en pleno durante la reunion de las delegaciones.

Se desmiente oficialmente el rumor segun el cual el príncipe Nicolás de Montenegro ha pedido á Rusia que intervenga entre él y el gobierno austriaco, para que este último le pague los gastos de la internacion de los insurrectos de la Herzegowina en el Montenegro. Las relaciones entre Austria-Hungría y el príncipe Nicolás continúan siendo poco cordiales, y los insurrectos se aprovechan de esta circunstancia para presentarse en diferentes puntos de la Bosnia y de la Herzegowina, calculándose su número en más de 1.000 en Herzegowina y en más de 800 en Bosnia.

Un telegrama de Pesth, dirigido á la Gaceta de Frantort, dice que el Ministerio ha suspendido la promulgacion del estado de sitio en Presburgo, y que en el caso de reproducirse los desórdenes deberá advertirse al ministerio antes de la ejecucion de la ley marcial.

El dia 4 se inauguró en Bosnia el ferro-carril que une Serajevo á Sie

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