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nitza, y que más adelante enlazará con la línea de Salónica y de Constantinopla.

Continúa preocupando en Italia la actitud que tomarán los clericales en la próxima lucha electoral.

Leon XIII es partidario oficialmente de la abstencion.

La Riforma cree que se establecerá una inteligencia entre los católicos moderados llamados conservadores, y los miembros de la antigua derecha; esta coalicion sería muy natural, porque hay muchas ideas que son comunes á ambas fracciones; pero ocurre la dificultad de que la derecha fué la que despojó al Santo Padre del poder temporal, y es muy duro para los católicos, áun los más moderados, colocarse á las órdenes de los jefes de la derecha, la cual, por su parte, no tendrá jamás el valor de renegar de su pasado revolucionario. Es de creer, por tanto, que la coalicion de moderados y conservadores no se hará más que en un exíguo número de colegios.

Más fácil es que los clericales se coaliguen con una fraccion de la izquierda. Esta fraccion está compuesta de personas poco aficionadas al nuevo régimen, el cual molestaba sus intereses y sus hábitos y contrariaba algunas de sus ideas. Se sentaban en la izquierda porque ésta representaba la oposicion á un gobierno que les disgustaba. La revolucion parlamentaria de 1876 trasformó toda aquella fraccion de la izquierda en falange ministerial, y aquellos diputados, convertidos súbitamente en ministeriales, han hallado que su papel no era desagradable y que, despues de todo, el nuevo régimen tenia algo de bueno. Depretis les es personalmente agradable, porque es difícil hallar un jefe ménos exigente y de un carácter más conciliador, pero nada les es más fácil á los clericales que entenderse con diputados de este género. No se les pide ni declaracion de principios ni profesion de fé, pidiéndoles únicamente que obtengan el exequatur para los obispos, subvenciones para los curas y hacer fracasar las leyes anti-religiosas aparentando apoyarlas. Estas transacciones serán tanto más fáciles cuanto que buen número de candidatos aceptarán unas condiciones que les agradan y que á la vez han de quedar secretas.

El ministro de la Guerra de Italia ha adoptado las disposiciones necesarias para apresurar la construccion de las nuevas fortificaciones, y especialmente las que deben defender á Roma. Entre los fuertes y baterías fortificadas, hay en la actualidad catorce construidas ó en vías de construccion, y ocho cuyos proyectos han sido ya estudiados y cuyas obras comenzarán lo antes posible, empleando los fondos y el personal de direccion disponibles; este personal es más numeroso durante el invierno, por consecuencia de la interrupcion momentánea de los trabajos en las fronteras de los Alpes.

En los dias 17, 18 y 19 del corriente se celebrará en Bruselas una Conferencia internacional, para hacer prevaler el arbitraje en las cuestiones internacionales.

Esta Conferencia está convocada por la Asociacion internacional del arbitraje y de la paz de la Gran Bretaña y de Irlanda.

Las sesiones se celebrarán en el palacio de la Bolsa.

El objeto de la reunion es el de estudiar y declarar los mejores medios para llegar á sustituir la guerra con el principio de arbitraje.

Las cuestiones propuestas por el comité ejecutivo se resumen en los tí tulos siguientes:

1.° Arbitraje internacional.

2.° Tribunales internacionales.

3.o Desarme internacional.

4.° Derecho internacional público.

5. Causas de las diferencias internacionales y medios de prevenirlas. 6. Accion de la opinion pública.

7.

Neutralizacion de los canales oceánicos.

Los vicepresidentes de la Asociacion inglesa, cuyo comité ejecutivo ha provocado esta Conferencia, son el duque de Westminster, el conde de Derby, el conde Shaftesbury y sir John Lubbock.

En la segunda capital de la gran república de los Estados-Unidos reina gran agitacion entre los que se dedican á asuntos públicos.

La comision parlamentaria que entiende en la reforma de Aranceles, se hallaba en Nueva-York, á la fecha de las últimas noticias, oyendo el parecer de los interesados en aquel asunto, como ha venido haciendo en todas las ciudades importantes del país comercialmente consideradas; desde ese punto irá á Filadelfia con igual objeto, dando por terminada la primera parte de su mision, y regresando á Washington con el fin de redactar su informe, tarea que han comenzado algunos de sus indivíduos que, como ya dijimos oportunamente, se separaron de sus compañeros hace dias y se hallan en la capital, recopilando las opiniones que han recogido en su excursion. En el resto del mundo no ocurre novedad.

***

EL IMPERIO IBÉRICO

(Continuacion.)

XX

Hecho queda el resúmen, tan breve como esta clase de estudios exigen, de la marcha y grado de civilizacion que alcanzaron los árabes, así en el Oriente como en el Occidente; y si bien lo primero parece extraño á nuestro objeto, no podia precindirse de ello, porque la Pirenáica Península no sólo fué en los tiempos á que nos referimos un foco de ilustracion y de progreso, sino que, además, era como el depósito á donde venia á concentrarse toda la cultura árabe, para ser desde aquí repartida y como filtrada, á través de inmensas dificultades y en diferentes grados, por los diversos pueblos de Europa. Apuntadas quedan algunas de las razones ó motivos, algunos de los defectos que encerraba aquella organizacion, y que, más tarde ó más temprano, habian de determinar su ruina. Pero las causas que someramente hemos indicado, se referian casi exclusivamente á razones de organizacion política. Sin embargo, así como se requeria un análisis profundo para encontrar la razon ó razones, ó la etiología de la historia que dieran una explicacion ó hallaren el por qué aquellos hombres salidos de la arábiga Península en un grande estado de atraso en el camino de la civilizacion, con tal entusiasmo se dedicaron á estudiar lo que otras naciones les habian legado, no haciendo puramente el papel de copistas, sino perfeccionándolo y llevándolo á mayor altura,

TOMO LXXXVIII

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elevándose en un corto intervalo de tiempo á aquel grado de saber, de ciencias, de artes y de industria con una rapidez tal, que no es menor que la de sus prodigiosas conquistas; y para conseguir esto fué de todo punto necesario ocuparse del estado intelectual de los que fueron los maestros de tan aventajados discípulos, y áun elevarse al orígen de donde aquellos habian tomado los conocimiento s que les trasmitieron; es del mismo modo indispensable hacer algunas reflexiones, tan someras como esta clase de trabajo exige, de las causas principales que, no sólo produjeron la total ruina de la dominacion árabe, sino que la han reducido á un estado tal, que sería difícil, sino imposible, al pensador y al filósofo, juzgando por la situacion actual, el formarse una idea del poder y altura que en tiempos habian alcanzado, hasta un extremo que bien puede asegurarse, sin temor á equivocacion, que en los diferentes puntos del globo, en número importante, que ocupaban los árabes, sólo conservan los defectos que siempre les han distinguido, como son: su escasa aptitud para toda organizacion ó cooperacion general, su amor á la independencia, llevado á un extremo tal, que más bien parece un espíritu de indisciplina incapaz de prestarse á una organizacion regular; sus violentas pasiones, así en el amor como en la amistad y en el resentimiento, su vehemente deseo de venganza, el no ménos fuerte de tomar ésta por sus manos, y, como consecuencia forzosa, su decidida aficion á los lances personales. Puede decirse que de sus brillantes cualidades sólo les queda el valor y arrojo individual jamás desmentidos.

Así como en los organismos las causas de existencia exuberantes. acostumbran llevar consigo, por esta misma razon, las de destruccion y aniquilamiento; así como en los indivíduos las cualidades morales más salientes llevan, como consecuencia suya, los defectos de carácter-lo que formulaba una mujer de talento diciendo que todo hombre tiene los defectos de sus cualidades del mismo modo las evoluciones sociales, los hechos de más trascendencia, los que influencia más decisiva tienen en la historia de un pueblo, los que determinan su grandeza, su gloria y su esplendor, llevan, como consecuencia suya, causas de disolucion y de muerte, que más tarde serán las determinantes de su ruina ó, por lo menos, de su gran decadencia. Y esto aconteció con la familia árabe. Mahoma fué el predicador ó el profeta de la idea religiosa, y, al mismo tiempo, el caudillo militar que los llevó á hacer triunfar, primero en el interior la buena nueva, y des

pues á la conquista de los países vecinos, harto más poderosos, al parecer, que aquellos semi-bárbaros y semi-salvajes salidos de la arábiga Península.

El entusiasmo ó fanatismo religioso hizo que trienta y seis mil, cuya organizacion dejaba mucho que desear, vencieran á ciento cincuenta mil persas, organizados tan regularmente como las costumbres orientales de la época permitian; y el mismo sentimiento, fanatismo ó entusiasmo, fué la causa determinante para que treinta mil árabes derrotaran á más de cien mil hombres de las tropas del emperador Eraclio, disciplinadas y sometidas á la fuerte organizacion romana; fué la causa eficiente de que los kalifas, herederos ilustres de Mahoma, reunieran en su mano los poderes espiritual y temporal, ó, segun dice un orientalista francés, heredaran de Mahoma la unidad autocrática del dogma y del sable. Es decir, el saber y el querer, quedaban resumidos é incrustados en el poder; y de aquí que la lucha de filósofos y pensadores, las gentes del presente y del porvenir, con los teólogos y dogmatizadores, con los hombres del pasado, habia de ser desventajosa para aquellos; pero, afortunadamente para la humanidad y para la civilizacion moderna, la simplicidad misma de la religion predicada por el profeta, en términos generales, dejaba ancho campo y grandísima libertad para el estudio de las ciencias, ó sea para lo que los ingleses han llamado más tarde la filosofía natural.

Todo poder defiende con tenacidad, y frecuentemente con entera buena fé, los privilegios y prerogativas que ensanchan su poderío y dominacion. Así, cuando el kalifato se trasformó en monarquía, conservando sus funciones esenciales, bien se comprende que el soberano pusiera extremo cuidado en hacer observar los preceptos y las prácticas de la religion, y mirase de mal ojo y llevara á la práctica, por medio de la persecucion, su inquina contra los que atacaban, impugnaban ó trataban de modificar aquellas reglas y conceptos que constituian para la mayoría la verdad absoluta y que, sobre todo, eran el gran apoyo de su omnímodo poder.

El mantenimiento incólume de la ortodoxia tuvo, además, en su favor la circunstancia de que, á partir de los abasides, el kalifato en Oriente permaneciera largo tiempo en la familia y descendientes de Mahoma; y si los árabes de España tuvieron tambien la fortuna de emanciparse de los kalifas del Oriente y, hasta cierto punto, de la

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