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de baladita alemana, henchida de delicadeza y sentimiento! ¡Cuán bella es! El Basojaun y La Maitigarri (el génio de los bosques y el hada de las florestas) es una interesantísima historia de amor, una verdadera leyenda, en la que se dan á conocer costumbres, creencias y supersticiones de los vascos. Al principio parece un tanto pesada; va creciendo á seguida el interés, y termina con unas escenas delicadas que enternecen el corazon y humedecen los ojos: tanto es el sentimiento que en ellas rebosa, tan grande la lucha de afectos nobles y purísimos, tan pura la emocion estética que despierta en el alma. El diálogo de Diego con la Maitigarri es magnífico. Leida por segunda vez esta leyenda, no se nota tanto la desigualdad en el valor literario, que salta á la vista en la primera.

A orillas del Urumea. No puede ser más sencillo el argumento. María de Loidi, hermosa doncella de Guipúzcoa, es amada por Pedro de Lartaun, el más feliz de los mancebos. Los dos se aman, mil veces se lo han dicho; pero ese amor es imposible: él, huérfano, sin parientes, sin fortuna y sin porvenir, no puede aspirar á la mano de la hija de un avaro. Pedro se decide á cruzar el Océano, con el corazon devorado por los celos. Al pasar por última vez por casa de su amada, ésta le dice que su padre se ha enternecido, no sin que antes le recrimine y le ponga de manifiesto que ningun país es tan hermoso como el propio. Ý, como sucede en todas las comedias, se casan.

Con tan comun argumento ha escrito el Sr. Arana una preciosa leyenda, á la que le sería difícil poner ningun reparo al crítico más descontentadizo. Bien pensada y mejor escrita, resulta más cuidada y más igual que muchas de las otras. El diálogo es muy entonado, y está matizado de bellezas, pensamientos felices y frases vigorosas.

En El bardo de Uribe, una de las leyendas más extensas de esta coleccion, y cuyo principal objeto parece ser la glorificacion de la poesía, descuellan la patética historia de la Blanca Rosa de Górliz, la historia de Lilia y de Lasarte, el singular concurso de Abando, la originalísima cancion EL amor de los viejos, el poema guerrero de Illundona y la coronacion de Juan por la hermosa Lucía de Artibay.

No la consideramos tan hermosa como las anteriores, quizás por ser más objetiva. A vuelta de muchas bellezas, se nota en ella algunas excentricidades, cual la extraña y original manera que tiene el Sr. de Artibay de conceder la mano de su hija al que resulte vencedor de un torneo. Las descripciones son tambien, por punto general, como en las anteriores leyendas, notables. Pero vengamos ya á la composicion más importante de este tomo, á La leyenda de Lelo, la de más dichosa inspiracion y mejor entonada. Hé aquí el argumento:

Zara, el huérfano, acaba de asesinar, yendo de caza, al hijo de su protector Zarika; con la muerte de Mutileder paga el salvaje Lobezno á la familia que le dió hogar y cariño. Asustado de su crímen, corre desolado en busca de los guerreros de Lelo, que van á salvar la Celtiberia, oprimida por los procónsules de Roma. Allí podrá ocultar su delito. Estenuado por el hambre y la fatiga, pide hospitalidad en una choza, en la choza donde se anida la bruja Sorchoa, la sorguiña de Mendibalz. Como no hay secretos para las brujas, ésta refiere la vida de Zara; la Surchoa aborrece la virtud y quiere vengarse de Lelo, tan virtuoso como bravo; nadie para realizar sus planes como el audaz é hipócrita Zara; mientras este duerme, reune la vieja el conventículo de brujas; la suerte de Lelo está echada: Tota, la más hermosa de las mujeres, la esposa del jefe cántabro, amará á Zara.

Este es muy bien recibido en el campamento. ¿Cómo tan bravos guerreros no habian de aclamar a un gallardo jóven á quien ven llegar estenuado de fatiga y ensangrentados los piés para batirse en defensa de la libertad de un pueblo oprimido? El asesino de Mutileder era de los que creen que la palabra sólo sirve para ocultar el pensamiento.....-Pero el ejército no parte aquella noche, pues los guerreros desean celebrar la fiesta del plenilunio.

Zarika ó sus hijos pueden llegar al robledal y pedir la cabeza de Zara al héroe de Cantabria. Y así sucede: Zara es preso, mas habiendo obtenido el perdon de Mutileder, que, aunque gravemente herido, no ha muerto, consigue mantener la cabeza sobre el tronco, si bien no se le concede el honor de marchar á la guerra. Viéndole el noble Lelo tan diestro en el manejo de las armas, le hospeda en su cabaña y le confía la enseñanza militar de su hijo. Entonces cree Zara en la predíccion de la Sorchoa, la que se cumple mientras Lelo, á la cabeza de su ejército, lucha con los romanos. Zara, celoso y brutal, llega á ejercer sobre Tota una fascinacion incontrastable. Los amantes se disponen á marchar á Roma, cuando regresa el jefe cántabro. Zara mata á Lelo, extrangula más tarde á Tota, porque ésta recuerda á su esposo, y él, huyendo de sus crímenes, cae de cabeza en una sima, y su cráneo se estrella contra un peñasco.

Por el breve relato que acabamos de apuntar se comprende bien el interés de esta leyenda.

Hay en ella nobleza de sentimientos, hermosas y robustas descripciones, entonacion prosódica, naturalidad en la narracion, brio en ciertos efectos y algo de byrónico en algunos pasajes.

El retrato de la sorguiña de Mendibalz está hecho con valentía y resulta muy entonado. Es notable el relato de la vida de Zara que el autor pone en boca de la bruja; hay en él sobriedad y propiedad en la frase, é interés en la accion. Las enérgicas canciones de los bardos en la fiesta del plenilunio están muy bien sentidas. El concepto de la mujer, que el Sr. Arana hace brotar de los lábios de la bruja, tiene gracia é intencion. En las escenas trágicas con que termina la leyenda, hay grandeza y vigor. No encontramos en ella otro defecto que la falta de desarrollo en la accion que se nota en algunos períodos.

El puente de Proudines, La muerte de Lekovide, El Juicio de Dios, Aitor, é Iberia ó La ninfa del Zadorra, que, con las anteriores leyendas, completan el tomo, son tambien bellísimas, sobresaliendo Iberia, El Juicio de Dios y La muerte de Lekovide.

Hemos terminado estas líneas.

Los últimos iberos es, bajo todos conceptos, un libro estimable, sembrado de pensamientos delicados, y en el que los personajes aparecen vivificados al calor de sentimientos nobles y purísimos.

El Sr. de Arana es un poeta, un buen escritor; pero no es un estilista, aunque con el tiempo y la buena lectura llegará á serlo. Si se dedicase á la dramática, vaciaría sus pensamientos en la escuela romántica, y no en el pulido y marmoreo lenguaje de los clásicos. La facilidad con que escribe perjudica, en ocasiones, á la entonacion prosódica que le aplaudimos y que campea en todas sus leyendas. El autor del libro escribe por el placer de escribir-él lo dice-y esta circunstancia le obliga á empresas que á otros que escriben por otro linaje de placeres.....

Debe estar satisfecho del libro y del concepto que merece éste al público: pocas obras hemos leido que despierten más generosos sentimientos ni envuelvan el corazon en los suaves perfumes de la virtud como las Leyendas de Euskaria. El Sr. de Arana promete nuevas obras: nos atrevemos á dirigirle una excitacion: ¿por qué no escribe una novela histórica, en la que, sin abandonar sus aficiones, podria, con más holgura, expresar sus nobles sentimientos y reflejar los detalles de su fantasía?

Si nuestros aplausos pueden influir algo en su modestia, recíbalos abundantísimos, que pocos se tributarán tan sinceros ni merecidos como los que desde Madrid envía la REVISTA DE ESPAÑA al tierno y sentimental cantor de las glorias y tradiciones euskaras (1). JULIAN SETTIER.

(1) Los últimos iberos forma un tomo de 420 páginas, elegantemente impreso en casa de Fortanet. Se vende en la librería de D. Fernando Fé.

INDICE DE LOS ARTÍCULOS DEL TOMO LXXXVIII

El imperio ibérico, por D. Manuel Becerra....

Usos y abusos de la Estadística, por D. J. Jimeno Agius.....
La política reformista, por D. Francisco de Asís Pacheco......
Régimen parlamentario de España en el siglo xix, por D. Manuel
Calvo Márcos......

Martina (estudio del natural), por D. José Alcázar Hernandez..
La Agricultura y la Administracion municipal, por D. Gervasio
G. de Linares.

Las Islas Filipinas, por D. Francisco J. de Moya y Jimenez....
Las Apariencias, por doña Patrocinio de Biedma....

Crónica política, por

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