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honor suyo que este pueblo ha conservado un gran número de las que constituyeron el habla antigua castellana, siendo ya consideradas como arcaismos fuer de uso algunas y no pocas, que ací nos son del todo familiares, y que en parte componen el mas usual vocabulario de la gente inculta, cuyos modismos escitan hasta cierto punto la compasion de quien los oye, ignorándose, aun por nosotros mismos, que asi hablaron los padres del comun idioma castellano.

Seria, en efecto, un trabajo muy curioso el de reunir las voces, incorrectísimas hoy, de las clases últimas del pueblo, y observar su perfecta identidad, no ya con las que se emplearon en los siglos primeros del habla, sino aun con muchas de los escritores que florecieron en el siglo XVI (64). Llegarian esas semejanzas hasta el punto de ser fácil componer todo un discurso, y aun todo un libro, con palabras tomadas del antiguo castellano, que sin embargo serian exactamente las que usa con predileccion el pueblo aragonés; bien que muchas de ellas no dejan de ser comunes con el ya bárbaro dialecto que todavia conserva el estado llano en toda España. Sean ejemplo de esta observacion, sin que por eso abultemos con ellas nuestro Diccionario, las palabras niervo, omecida, gomitar, buticario, reconvinió, proluengan, filicidad, tuviendo, entreviniendo, abellota, quisiendo, previdencia, risistir, pidir, dicir, recebir, vieda (veda), siguidilla, am

(64) A fines de él, en 1593, se formaron è imprimieron los Estatutos y Ordinaciones de los Montes y Güertas de Zaragoza que se imprimieron en 1672 «sin alterar ni mudar sustancia sino solo algunos vocablos antiguos que se han puesto al lenguage de ahora;» y sin embargo en esa última edicion se ven usadas las palabras, metad, tuviendo, hubiendo, imbiar, ciesped, estase, rabaño y otras parecidas, asi como en las ordinaciones del Hospital de Zaragoza 1775 se habla de rudillas limpias, y en el Memorial de todo un catedrático de teologia (D. Manuel Cavòs 1755) de que en la Universidad podia resultar alguna trageria.

brolla, crocodilo, (latino puro) verificar, ogepcion, asasinar, etc.. Séanlo tambien mesmo, trujo (65), agora, escuro, enantes, dende, que los poetas dicen con frecuencia. Séanlo igualmente estentinos, malmeter y rancar, que usa Juan Lorenzo de Segura; emparar que se lee en Bercco; bulra, estoria, estruir y mandurria que emplea el arcipreste, de Hita; churizo (66), previlegio y rétulo, que nos dice Covarrubias; rabaño y aspárrago que conforman mas con la etimologia hebrea y latina; pedricado, que dice el rabi D. Santob; cantacio, estentino y otras muchas que se ven en el Cancionero de Baena; empués, que dice Marcuello (pero tambien Berceo); agüelo y cudicia Aldrete; acontentar el autor del Diálogo de las lenguas; inconvinientes, encorporar y muchas otras Zurita; riguridad Tirso de Molina; mesmamente el P. Isla.

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Pero estas palabras no son otra cosa, aunque saluda das con el nombre de barbarismos, sino ligeras desviaciones enfónicas de otras verdaderamente castellanas: las hay que siendo notadas en Castilla como arcaismos, son en Aragon bastante corrientes, y de ellas citarémos (aunque no hagamos uso de todas en el Diccionario) abejera, aconsolar, afigir, afirmar, almuestas, aplegar, apoticario, árcaz, asin, asisia, asumir, azarolla, bahurrero, batifulla, batimiento, bageta, buco, cadillo, calendata, cablieva, canso, capacear, casada, cocote, coda, espedo, fajo, fendilla, ferial, fosal, interese, marzapan, mayordombria, mida, mueso, nano, ostaleros, otri,

(65) Es muy curiosa, sobre este vocablo la opinion del autor del Diálogo de las lenguas: dice que es mas suave truxo que traxo, aunque en latin es traxit y que «por la misma razon que ellos (los cortesanos, caballeros y señores) escriben su traxo escribo yo mi truxo, y añade que escribe salire y no saldrè porque viene de salir.

(66) Rosal pone en su Vocabulario churizo y no chorizo, é incluye algunas palabras de las primeras que llevamos citadas.

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tributacions etc.; de cuy

pasturar, peñorar, pigre, tardano catálogo, que pudiéramos no sin dificultad engrandecer, se deduce lo que ya hemos indicado, es á saber, la religiosidad con que el pueblo ha guardado la antigua manera de ha blar, haciendo en él la ignorancia las veces del respeto.

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No son menos recomendables, pues son igualmente puras y perfectamente conformes con la índole ó genio del idioma, las palabras compuestas que ostenta, el aragonés. No hay para qué decir la belleza y el número que de los compuestos resulta; ni la facilidad con que la lengua española los admite, merced á sus terminaciones vocales y á la buena proporcion en que entran estas letras ¡nivpla condensacion que producen, economizando circumloquios.y partículas; ni el uso que de ellos hicieron las lenguas antiguas, principalmente la griega todo es demasiado onocido para necesitar esplanarlo, y mucho menos aqu a donde por otra parte no tiene su principal asiento ues bien de estas composiciones que deben tomarse, sino 3 en las ciencias, del fondo que ofrece el propio idioma egun lo insinuó Mayans con acierto, tomando cabalmente or ejemplo una voz aragonesa) hay algunas, entre las mu las que á cada paso inventa la conversacion, como aguabera, aguallevado, aguatiello, ajoarriero, ajolio, alicáncaalicortado, antecoger, antipoca, apañacuencos, arquimesa. rancasiega, babazorro, botinflado, cabecequia, carasol, casa da, cazamoscas, contrayerba, entrecavar, esconde cucas, ga— uente, habarroz, hurtadineros, malbusca, matacabra, ma— can, miramar, paniquesa, rabiojo, sobrebueno, sobrecielo, agacantos, zabacequias.

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Y si de los compuestos pasamos á los derivados que

son una parte tan principal, y por ventura la mas numerosa de los idiomas, ¿cuántos no encontraremos en Aragon, cuya mayor parte debieran adoptarse por la Academia? Permítasenos ofrecer de ellos una muestra, la cual, contribuyendo á esclarecer este punto, dejará tambien probado que en la conservacion tenaz de sus modos de hablar, generalmente proceden los aragoneses con una lógica instintiva, muy agena de la especie de estrañeza depresiva con que son saludados sus provincialismos. Véanse, sino, las palabras aceitero, adinerar, afascalar, agramar, aguachinar, agüera, ahojar, aladrada, alaica, anzoleto, añero, apabilado, apenar, aquebrazarse, arrancadero, arrobero, asolarse, azutero, bajero, boalage, bolsear, brazal, cabecero, cabezudo, cabreo, calorina, callizo, canalera, cantal, capolado, capucete, casera, com— prero, collete, cresarse, crujida, cuaternado, culturar, cunar, chorrada, defenecer, dentera, desbravar, descodar, desgana, encerrona, engafetar, enzurizar, esbafar, escorchon, escorre— dero, estribera, frontunazo, galgueado, helera, huevatero, jelazo, juguesca, lavacio, manifacero, mañanada, maseta, matacía, mitadenco, molada, ocheno, oleaza, parejo, pastenco, peduco, picoleta, plantero, pulgarillas, racimar, repaso, saquera, simoso, sondormir, sudadero, tardada, ternasco, venderia, volandero.

Hay otras muchas palabras que difieren muy poco de las correspondientes castellanas, resultado necesario de la varia eufonía de las provincias, á veces de la mayor ó meό nor fidelidad etimológica, y no pocas del simple decurso de los tiempos, que refinan ó adulteran, pero no para todos, el idioma. Vocablos hay que varian la terminacion, como abejero por abejaruco, ancheza por anchura, apuñadar por apuñear, azanoriate por zanahoria, balsete por balsilla, blanque

ro por blanqueador, capaza por capacho, cargadal por cargazon, corrinche por corrincho, chaparrazo por chaparron, dalla por dalle, exigidero por exigible, friolenco por friolento, perera por peral, pescatero por pescadero, picor por picazon, rocador por rocadero. Unos se han sincopado en Aragon, como abrío por averío, albada por alborada, cartuario por cartulario, censalista por censualista, cobar por cobijar, chapear por chapotear, mida por medida, zanguilon por zanga– rullon: otros, al contrario, se han alargado por epéntesis, como aliron por alon, bienza por binza, cadiera por cadira, carracla por carraca, empedrear por empedrar, hilarza por hilaza, jarapotear por jaropear, marrega por marga, panso por paso, valentor por valor. Unos suprimen por aféresis la sílaba inicial, como caparra por alcaparra, dula por adula, jada por azada, jambrar por enjambrar, pedrada por apedreada, zafran por azafran: otros la toman por prótesis, como amerar por merar, asesteadero por sesteadero, atrazar por trazar. Unos pierden la final por apócope, como alum, brócul, caparrós, espinai, por alumbre, bróculi, caparrosa y espinaca: otros la toman, como rondalla por ronda. Algunos duplican uua letra, como acerolla, sarrampion, por acerola, sarampion: otros son anagramáticos, como amorgonar y arraclan, por amugronar y alacran: otros obedecen mas al orígen latino, como bufoneria, calonia, concello, curto, grámen por buhonería, caloña, concejo, corto, grama: otros padecen la leve alteracion que algunos gramáticos llaman antítesis, como sucede en achacarse, albellon, alcorzar, almadia, anganillas, aradro, bofo, boteja, cogullada, ensundia, furrufalla, garufo, gayata, jijallo, lezna, mandurria, panolla, restrojera, rujiada, tamborinazo y vendema, cuyas equivalencias castella

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