Viage de España: en que se da noticia de las cosas mas apreciables, y dignas de saberse, que hay en ella, Volumen10

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Viuda de Ibarra, jijos, y compañia, 1781
 

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Página 94 - Rodeado de frondosos y altos montes, se extiende un valle, que de mil delicias con sabia mano ornó Naturaleza. Pártele en dos mitades, despeñado de las vecinas rocas, el Lozoya, por su pesca famoso y dulces aguas.
Página 94 - Sigo su fiero impulso, y llevo siempre por todas partes los pesados grillos que de la ansiada libertad me privan. De afán y angustia el pecho traspasado, pido a la muda soledad consuelo y con dolientes quejas la importuno.
Página 97 - Dios por medio de la santa contemplación, le goza ya en la tierra, y retirado en su tranquilo albergue observa reflexivo los milagros de la naturaleza, sin que nunca turben el susto ni el dolor su pecho.
Página 99 - De aviso tal al golpe confundido, con paso vacilante voy cruzando los pavorosos tránsitos, y llego por fin a mi morada, donde ni hallo el ansiado reposo, ni recobran la suspirada calma mis sentidos. Lleno de congojosos pensamientos, paso la triste y perezosa noche en molesta vigilia, sin que llegue a mis ojos el sueño, ni interrumpan sus regalados bálsamos mi pena.
Página 98 - ¡oh fuerza del ejemplo portentosa!, mi corazón palpita, en mi cabeza se erizan los cabellos, se estremecen mis carnes, y discurre por mis nervios un súbito rigor que los embarga.
Página 98 - ¡Oh, quién del alto y proceloso mar del mundo huyendo a vuestra santa calma, aquí seguro vivir pudiera siempre, y escondido! Tales cosas revuelvo en mi memoria en esta triste soledad sumido. Llega en tanto la noche, y con su manto cobija el ancho mundo. Vuelvo entonces a los medrosos claustros. De una escasa luz el distante y pálido reflejo guía por ellos mis inciertos pasos; y en medio del horror y del silencio, ¡oh fuerza del ejemplo portentosa!
Página 95 - Del claro río sobre el verde margen crecen frondosos álamos, que al cielo ya erguidos alzan las plateadas copas, o ya sobre las aguas encorvados en mil figuras, miran con asombro su forma en los cristales retratada. De la siniestra orilla un bosque umbrío hasta la falda del vecino monte se extiende, tan ameno y delicioso, que le hubiera juzgado el gentilismo morada de algún dios, oa los misterios de las silvanas dríadas guardado.
Página 93 - ... sus esclavos! ¡Ay del triste en cuyo oído suena con espanto, por esta oculta soledad rompiendo, de su señor el imperioso grito! Busco en estas moradas silenciosas...
Página 95 - ... pensar en mi cruel destino. La grata soledad, la dulce sombra, el aire blando y el silencio mudo mi desventura y mi dolor adulan. No alcanza aquí del padre de las luces el rayo acechador, ni su reflejo viene a cubrir de confusión el rostro de un infeliz en su dolor sumido.
Página 97 - Regálanle las aves con su canto, mientras la aurora sale refulgente a cubrir de alegría y luz el mundo. Nácele siempre el sol claro y brillante, y nunca...

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