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cl rey de Navarra creyera inconveniente y peligroso dar ciertos rehenes de los que se le pedian, y solicitase al propio tiempo que por lo menos se le enviára su hija doña Juana, que era la heredera del reino, don Juan, de conformidad con el consejo y con su hermana doña Leonor, accedió á enviarle la princesa su hija desde Roa donde se hallaba, con gran cortejo de caballeros de su córte, dejando para mas adelante tratar la concordia entre los dos mal avenidos esposos.

En tal estado, y con corta diferencia de tiempo vinieron al rey embajadores de Mohammed el de Granada y del maestre de Avis, ó sea del rey de Portugal, del uno para prolongar la tregua que habia, del otro para ratificar la de seis años que acababan de ajustar. Hecho todo esto, se trasladó á pasar los meses del estio á la abadía de la Granja, situada en un lugar llamado Sotos Alvos, sitio agreste y fresco, que andando el tiempo se habia de convertir en una de las residencias ó sitios reales mas amenos para pasar la estacion de vcrano los reyes de España. En la inmediata ciudad de Segovia instituyó la órden y condecoracion del collar de oro con una paloma blanca, que dió á algunos de sus caballeros, pero cuya divisa cayó inmediatamente en desuso: y en lo mas áspero de las vecinas sierras, cerca de un lugar que llaman Rascafria, en el valle de Lozoya, fundó el monasterio de frailes cartujos denomi→ nado el Paular. Estos fueron los últimos actos del rey don Juan J.

Con ánimo de pasar el invierno en el templado clima de Andalucía, segun lo requeria el estado de su delicada salud, hallábase ya en el mes de octubre en Alcalá de Henares, donde habian de reunirsele la reina y sus hijos. Aconteció allí que un domingo (9 de octubre), habiendo salido el rey á caballo con el arzobispo de Toledo don Pedro Tenorio y varios nobles y señores de su córte, al atravesar un barbecho apretó las espuelas á su caballo, y tropezando éste en la carrera cayó con el rey y cogiéndole debajo le aplastó y fracturó todo su cuerpo. Imposible fué á los caballeros, por mas que corrieron, llegar á tiempo de salvarle. El rey habia espirado: grande fué la pesadumbre y el llanto de todos los de su séquito: «é era muy grand razon, dice la crónica, ca fuera el rey don Juan de buenas maneras, é buenas costumbres, é sin saña ninguna; como quier que ovo siempre en todos sus fechos muy pequeña ventura, señaladamente en la guerra de Portugal. Tal fué la desgraciada muerte de don Juan I. de Castilla, á la edad de treinta y dos años, y despues de haber reinado once años, cuatro meses y doce dias (1). El arzo

(1) E era (dice el cronista Ayala, que le conoció bien personalmente) non grande de cuerpo, é blanco, é rubio, é manso, é sosegado, é franco, é de buena consciencia, é

ome que se pagaba mucho de estar en consejo, é avia muchas dolencias.» Año XII., capitulo 20.

bispo de Toledo, testigo de la catástrofe, llamó á los médicos, y de acuerdo con ellos hizo difundir por unos dias la voz de que el rey no era muerto, mientras enviaba cartas á las ciudades y á los señores del reino noticiándoles que se hallaba en peligro, y que era su voluntad y los exhortaba á que despues de su muerte reconocieran y juráran como leales por rey de Castilla á su hijo don Enrique.

Cuando el arzobispo lo creyó oportuno, publicó la verdad del caso, y coloco el cadáver del rey en la capilla del palacio de los arzobispos de Toledo cn Alcalá de Henares. Al otro dia partió para Madrid, donde se hallaban los infantes don Enrique y don Fernando, y alzó voz por don Enrique, que quedó proclamado rey de Castilla y de Leon. El luto y el llanto por la muerte del padre se mezcló con las fiestas y las alegrías de la proclamacion del hijo.

CAPITULO XX.

JUAN I. (el Cazador) EN ARAGON.

Do 1387 á 1395.

Trata cruelmente à la reina viuda su madrastra y á sus parciales.-Deliberacion que tomó en el asunto del cisma: se declara por Clemente VII.-Distraciones del rey: lujo, boato y disipacion de su córte.-Quejas y reclamaciones de los aragoneses: hácenle reformar su casa.-Enlaces de principes: quién los promovió y con qué objeto.-Levantamiento contra los judíos.-Rebelion en Cerdeña: peligros: medidas.-Situacion de Sicilia: espedicion de la reina doña María y del infante don Martin de Aragon y sus resultados.-Promesas del rey: su inaccion.-El cisma de la iglesia: muerte de Clemente VII. y eleccion del cardenal de Aragon don Pedro de Luna: carácter y conducta del pontifice electo: prosigue el cisma.-Muerte de don Juan I. de Aragon.

Cuando murió el rey don Juan I. de Castilla hacía ya cerca de cuatro años (desde enero de 1387) que reinaba en Aragon otro don Juan I., hijo de don Pedro IV. el Ceremonioso (1). Sin los grandes defectos, pero tambien sin las grandes cualidades de su padre, su primer acto como soberano fué ensañarse contra su madrastra la reina doña Sibilia de Forcia y contra sus partidarios, acusados de haberle dado hechizos siendo príncipe, y de haber abandonado al rey su padre en el artículo de la muerte. No obstante haberse puesto á merced del nuevo monarca, y á pesar de haber dado sus descargos en lo de desamparar al rey difunto, y sin ser oidos en defensa acerca de los maleficios, enfermo y doliente como el rey estaba los mandó poner á cuestion de tormento; inhumanidad que disgustó á todos, y mandato que se resistieron á ejecutar los jueces mismos encargados de la pesquisa. Algo aplacó las iras del rey la cesion que la

(1) De esta manera reinaban á un tiempo simultáneamente tres Pedros en estos tres tres Juanes, en Aragon, Castilla y Portugal, reinos. al modo que hacia pocos años habian reinado

reina viuda hizo de todos los bienes, castillos y villas que su marido le habia dado (1), pero desahogó su cólera en los demas presos, condenando á muerte y haciendo decapitar hasta veinte y nueve, sin perjuicio de seguir el proceso contra la reina y contra su hermano don Bernardo.

Terror y espanto universal causó este proceder del rey, pues todes unánimemente decian que si en el principio de su reinado y es tando tan gravemente enfermo usaba de tanta crueldad con su madrastra y con los antiguos privados de su padre, ¿qué podrian prometerse mas adelante? Por fortuna no fué así. Al fin se interpuso el cardenal de Aragon como legado del papa, y gracias á su activa mediacion la atormentada reina fué puesta en libertad, y á cambio de los inmensos bienes y riquezas que ella habia cedido se le dió una pension de veinte y cinco mil sueldos anuales (sobre doce mil francos franceses), sin dejar de continuarse por mucho tiempo las pesquisas contra diversos caballeros acusados de complicidad con la reina madre.

Otro de sus primeros actos, tan luego como juró á los catalanes guardarles sus constituciones y costumbres, fué anular las donaciones y enagenamientos hechos por su padre desde 1365 en perjuicio suyo y del reino. Seguidamente nombró por su lugarteniente general en los ducados de Atenas y de Neopatria al vizconde de Rocaberti, á quien mandó pasar con armada á la Morea y poner en buena defensa aquellos estados. En Cerdeña se ajustó una suspension ó tregua de dos años entre don Jimen Perez de Arenos, gobernador nombrado por el nuevo rey, y doña Leonor, hija del juez de Arborea, que seguia sosteniendo la causa de su padre; todo esto mientras el papa decidia como árbitro en aquella contienda.

Todas las naciones habian tomado ya su acuerdo y su posicion respectiva en el asunto del cisma que afligia y trabajaba la Iglesia. Portugal, sometida á la influencia inglesa, habia tomado partido por Urbano VI. como Inglaterra. Castilla reconocia á Clemente VII. como su aliada la Francia. Faltaba Aragon, que habia guardado una estricta neutralidad durante el reinado del politico y cauto don Pedro el Ceremonioso. Parecióle al hijo que era tiempo ya de sacar al reino de aquel estado de perplejidad é incertidumbre, y congregando en Barcelona, al modo que se habia hecho en Castilla, una asamblea de obispos y de los letrados mas eminentes, examinado y discutido maduramente el negocio, se resolvió tener por nula la primera eleccion de papa hecha en Roma, como arrancada por la opresion y la violencia, y reconocer por canónica la se

(4) Recuérdese lo que sobre esto dijimos dro IV.

al fin del capit. XIV. reinado de don Pe

gunda, optando en su consecuencia el rey y el reino de Aragon por el papa Clemente VII. como Francia y Castilla.

Señalóse don Juan I. de Aragon por el lujo, el boato y la esplendidez de su casa y córte. Siendo sus dos pasiones favoritas la caza y la música, preciábase en cuanto á la primera de poseer los utensilios de cetrería y montería de mas gusto y precio y mas raros y singulares que se conocian, los mas diestros halcones y las traillas de los mas adiestrados perros, en que gastaba sumas inmensas, y en que hacia vanidad de no igualarle príncipe alguno. En cuanto á la música, en cuya aficion solo la reina doña Violante su esposa rivalizaba con él, el rey hacía venir de todas partes y á cualquier costa los mas hábiles instrumentistas y los cantantes mas célebres, la reina entretenia en su casa gran número de damas las mas gentiles de su reino, en términos que ninguna córte de principe cristiano podia ostentar cortejo tan brillante y lucido; y como si sus negocios de Estado fuesen el placer y el recreo, pasaban alegremente la vida en músicas y danzas y saraos. Al decir del cronista Carbonell tenian concierto tres veces cada dia, y todos los dias antes de acostarse, escepto los viernes, hacían danzar en palacio las doncellas y mancebos de la córte (1). Compañera inseparable la poesía de la música, llenóse la córte de poetas y trobadores: erigiéronse escuelas y academias en que se cultivaba y enseñaba lagaya ciencia, y á las justas y otros ejercicios belicosos reemplazaron los pacificos debates de los juegos florales y de las cortes de amor, debates en que se guardaba en verdad la decencia mas rigurosa, para lo cual habia hecho el rey

(1) Entre los documentos curiosos de este reinado que hemos visto en el Archivo general de la corona de Aragon, es uno la siguiente carta, cuyo autógrafo tenemos, que la infanta doña Juana de Perpiñan, hija del rey don Juan I., escribió á la reina su madre desde la Junquera.

«A la muy alta é muy escelente Señora madre é señora mia muy cara la señora rei«na.-Muy alta é muy excelente señora ma«dre é señora mia muy cara. Porque pienso «que vuestra señoría tendrá en ello gusto, os hago saber que yo con gran placer é muy «aprisa he pasado hoy el puerto, é he llegado aá la Junquera, é por gracia de Dios he es«tado aqui todo el dia de hoy muy alegre, si«no que despues de la fiesta tuve un poco de edesazon por tal que no podia dormir, hasta «que Aldonza de Queralt tocó el harpa, y ella «y Pablo cantaban, é yo tomando en ello placer me dormí, é siempre que quiero doremir quisiera que harpas é timpanos é mu TOMO IV.

«chos instrumentos tocasen ante mi, é por «esto decia toda esta mi gente: «no degenera «quien á los suyos parece», é yo los oigo muy «bien, mas no quiero responder: (el original «lemosin dice: et tos tems que vuyl dormir «volria que arpes et tempens et molts estur«mens me tochasen davant, et per zo die u «tola aquesta mia gent, no deslinya qui los «seus sembra).» Le habla en seguida de que no tenia cera para sellar la carta, y firma: La infanta Juana de Perpiñan.

Por esta carta se ven las costumbres muelles y voluptuosas de aquella córte. Sin duda esta infanta doña Juana llamaba ma'dre á la reina doña Violante de Aragon, su madrastra, porque ella era hija de Matha ó Martha de Armenyach, segunda esposa de don Juan I. Esta infanta Juana fué la que casó con el conde de Foix, y pretendió la corona de Aragon despues de la muerte de su padre, como luego veremos.

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