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conocia bien cuán aborrecida era en Génova la dominacion de los aragoneses y catalanes. Mas no pudiendo desprender de sus antiguas afecciones al milanés ni olvidar sus anteriores servicios, como supiese que los veneciano le habian tomado el condado de Cremona y amenazaban no parar hasta las puertas de Milan, le envió generosamente sus galeras, con recado de que si no era bastante aquel socorro haria todo lo demas que fuese menester hasta poner de nuevo en peligro su persona por él y por su estado, Con la propia generosidad socorrió al papa contra el conde Sforza y los florentines, hasta obligar á estos á enviarle sus embajadores y mover pláticas de concordia. De suerte que el rey de Aragon, al propio tiempo que era el amparo de los príncipes de Italia en sus conflictos, cumplia y desempeñaba de este modo su noble papel de pacificador general (1446).

Asi las cosas, vino á darles nuevo rumbo la muerte del papa Eugenio IV. ocurrida al año siguiente (23 de febrero, 1447), y la elevacion à la cátedra pontificia del cardenal de Bolonia con el nombre de Nicolás V. tan desnudo de ambicion como amante de la paz, por la cual trabajó desde luego y envió con este fin sus legados al concilio de Ferrara. Por su parte el rey de Aragon dió tambien un gran testimonio de su deseo de contribuir á la pacificacion general, recibiendo en su gracia al conde Francisco Sforza, que habia sido su mas terrible y tenaz enemigo, y dándole mando en su ejército, todo de acuerdo con el duque de Milan á quien en esto se propuso complacer, para que guerrease con los venecianos y florentines, únicos que parecia ya estorbar el proyecto de universal pacificacion. Todo conspiraba entonces al engrandecimiento de don Alfonso de Aragon y al aumento de su poder é influjo, aun contra su propia voluntad. Por mas que él con admirable prudencia y raro desinterés se habia opuesto á lo que el duque de Milan pensaba hacer en su favor, éste, por uno de aquellos caprichos dificiles de definir, se empeñó en nombrar al rey de Aragon heredero universal de sus estados, y asi lo dispuso en su testamento, dejando solamente á su hija única Blanca María, muger de Francisco Sforza, la ciudad y condado de Cremona. A la muerte del duque, que sucedió á poco tiempo (agosto, 1447), hubo gran movimiento en Milan, poniéndose en armas los diferentes partidos, y no saliendo en él bien librados los de la nacion catalana, que con este nom bre se designaba alli á catalanes y aragoneses.

Don Alfonso, que se hallaba hacia ocho meses en Tivoli con objeto de atender mas de cerca á las repúblicas enemigas, comprendió en su recto jui cio la grande oposicion que habria de hallar para posesionarse de aquel estado, ya por la tendencia de sus naturales á la independencia, ya por los celos de las demas naciones, y suponia que ni la Santa Sede, ni las demas po

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tencias de Italia, ni los soberanos de Alemania y de Francia habian de llevar á bien y tolerar fácilmente que un principe que disponia de reinos tan vastos y tan poderosos en España y que reunia las coronas de las Dos Sicilias, fuese tambien señor del Milanesado.

Por eso, en vez de mostrar impaciencia por posesionarse del señorío de Milan que por el testamento del duque Filipo María Visconti habia heredado, y menos gi para ello habia de tener que valerse de la fuerza, partió de Tívoli, y tomando la via de Toscana envió desde alli sus embajadores á los milaneses, diciéndoles con mucha prudencia y comedimiento que su intencion no era otra que obrar con su acuerdo y beneplácito, y ayudarlos y defenderlos contra sus enemigos y contra todos los que intentasen turbar la paz de su estado. Y como las dos repúblicas de Venecia y Florencia, desoyendo las nobles escitaciones de Alfonso á la paz universal, se ligasen para ocupar la Lombardia y repartirsela, determinó reprimir su insolencia y comenzó la guerra contra los florentines, que eran los mas vecinos. Contrariado el conde Sforza al mismo tiempo por milaneses, florentines y venecianos, propuso al rey de Aragon venir á concordia con él con tal que no le pusiese embarazo en la sucesion del estado de Milan, y como Alfonso no ambicionaba la posesion de aquel señorío por la general oposicion que le habria de suscitar, convino en ello á condicion de que le reconociese vasallage por el Milanesado y por el condado de Pavia, y se obligase á hacer guerra á los venecianos y á todos los enemigos del rey, ofreciendo auxiliarle por su parte con mil infantes y dos mil caballos. Atacaba el rey de Aragon el señorío de Piombino, cuando le llegaron embajadores del comun de Milan solicitando su proteccion y rogándole que pasára con su ejército á la parte de Padua para que se hiciese la guerra en Lombardia. Ofrecíanle que en señal de amor y de adhesion traerian las armas del rey á cuarteles con las de su comun, y le apellidarian defensor y protector de su libertad. Aceptó el aragonés una oferta que tenia para él mas de honrosa que de útil, y prometióles que partiria con su ejército hacia los campos de Padua, á condicion de que todo lo que conquistase desde el río Adda hácia la ciudad de Venecia sería para él, y lo que desde el Adda hácia Milan tomase á los venecianos se aplicaria á la comunidad, con lo que se despidieron contentos aquellos embajadores (marzo, 1448).

El rey de Aragon y de Nápoles, despues de haber enviado á los milancses un socorro de cuatro mil caballos, invirtió el resto de aquel año en guerrear contra los de Florencia y el conde de Piombino. Ardia igualmente la guerra en Lombardía con los venecianos y el conde Sforza. En tal estado pasó el cardenal patriarca de Aquilea á verse con el rey de Aragon en el cas

tillo de Trajeto (febrero, 1449). Alli quedó concertado en nombre del conscjo general de los Novecientos que representaban la señoria de Milan, que et, rey don Alfonso los defendería y ampararía en su libertad contra cualesquiera enemigos, y les mantendria sus ciudades y conquistaria las que Sforza ó los venecianos les tuviesen usurpadas, y que los milaneses darian al rey cada año cien mil ducados y costearian tres mil caballos y dos mil infantes durante la guerra. Tambien declaró el rey que la ciudad de Parma quedaría libre como antes que la ocupára el conde Sforza, y puso por lugarteniente general en Lombard ía á Luis Gonzaga, marqués de Mantua, que tan célebre se hizo después por su santidad. Mas ya aquel año se trató de poner término á la larga y funesta lucha que tan lastimosamente estaba destrozando las mas bcllas ciudades y los mas hermosos paises de la desgraciada Italia. Los unos y los otros enviaban sus embajadores al papa y al rey de Nápoles para que se sirvieran fomentarla ó aceptarla (1). Instaba no obstante con tal empeño el conde Francisco Sforza al rey para que le recibiese en su proteccion, que le ofrecia en rehenes su muger y sus hijos por que le asegurase la sucesion en el estado de Milan; intercedian por él los marqueses de Ferrara y de Mantua, y obligábase á servir al rey con cinco mil caballos en su empresa contra venecianos, con otras condiciones no menos ventajosas. Finalmente, manejóse el conde Sforza con tal habilidad, y llegó á tanto su poder, que se vieron obligados los milaneses á rendirsele y recibirle por señor, como á hijo adoptivo y legitimo sucesor del duque Filipo Visconti (1450).

Con esto sufrieron gran mudanza y tomaron muy diverso rumbo todas las cosas de Italia. Firmó el rey don Alfonso paz perpétua con la república de Florencia y con el señor de Piombino, quedando éste obligado á hacer cada año al rey y á sus sucesores el presente de un vaso de oro de valor de quinientos ducados; é hizo liga y confederacion con Venecia, con las condiciones de que si se conquistasen los condados de Parma y Pavia serian del rey, pero Cremona y demas tierras de la otra parte del Adda quedarian de la república, y las demas ciudades y pueblos de este lado del Pó y del Tesino se partirian por ambas partes entre los capitanes y señores que entraban en la liga (octubre, 1430).

Obsérvase ya en este tiempo un cambio notable en la conducta del con

(1) Podia ya el pontifice Nicolás obrar con mas desembarazo, porque en este mismo año de 1449 el intruso papa Félix V., nombrado por el concilio de Basilea, á ruego del emperador Federico se habia apartado de su error y depuesto el pontificado, acabando

asi el segundo cisma del siglo XV. y recobrando su unidad la Iglesia católica. Quedó con la dignidad de cardenal y obispo de Sabina, y el papa Nicolás le nombró legado perpétuo y vicario general de la Sede Apostólica en Alemania.

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quistador de Nápoles. Aquel Alfonso que con tanta grandeza de ánimo, con tanto valor, intrepidez y constancia habia comenzado y proseguido la cmpresa de Italia, que con tanta firmeza habia soportado los trabajos y riesgos de una guerra continuada de treinta años, pagó su tributo á la flaqueza de la humanidad como tantos otros guerreros de gran corazon, y á una edad en que parecia deberian haberse amortiguado en él ciertas pasiones fué cuando se dejó aprisionar de las caricias de una dama llamada Lucrecia de Alañó, á cuyos amores tenia encadenada su voluntad, de manera que se tuvo pcr cierto que si hubiera dejado de vivir la reina doña María de Aragon, le hubiera dado su mano y su trono, como le habia entregado su corazon y le prodigaba sus riquezas (1). Y aunque no dejaba de atender à las cosas de la guerra y del gobierno por medio de sus capitanes, y principalmente de su bijo el duque de Calabria, no era ya el hombre vigoroso y fuerte que habia asombrado al Mediodía de Europa por su valor, su energía y su perseverancia.

Era sin embargo tan grande la fama y reputacion de Alfonso de Aragon y de Nápoles, que todos los principes se apresuraban á solicitar su amistad y confederacion. Habíala pedido el duque de Génova, la procuraron y obtuvieron Demetrio, déspota de la Romanía y de la Morea, que aspiraba á succ'der en el imperio de Constantinopla, Jorge Castrioto, señor de Croya, y otros príncipes de Albania. El nuevo señor de Piombino le hizo reconocimiento, y el rey le declaró libre del vasallage y feudo que habia impuesto á su antecesor. Los barones de Cerdeña y de Córcega le rogaron que fuese, y muy especialmente los de esta última isla, á libertarlos de la opresion con que algunos los tenian tiranizados: pasó el rey allá con una armada, y hubiera acabado de recobrar los lugares que alli le tenian usurpados todavía, si no le hubiera obligado á regresar pronto la noticia de que los de Florencia andaban en secretos tratos, y enviaban disimulados socorros al conde Sforza, nuevo duque de Milan (1451), lo cual movió asi al rey como á la señoría de Venecia á requerirles que desistiesen de ello. Lejos de producir este apercibimiento algun resultado favorable á la paz, renovóse al año siguiente la

(1) Zurita, Anal. lib. XV. cap. 58.-«Hay indicios vehementes, dice el archivero Bofarull, de si el rey intentó repudiar esta señora (la reina) y anular el matrimonio para contraerlo con doña Lucrecia de Alañó, que al gunos dicen fué á Roma con esta pretension, á la que el pontífice Calixto III. no quiso acceder por ningun título, y que por esta razon pasó don Alfonso la mayor parte de su vida

separado de doña María á pretesto de las guerras de Italia. Acaso la esterilidad de doña María sugirió al rey la idea de anular su matrimonio, pero sin dejar de amarla y apreciarla como se merecia, pues la correspondencia particular que se conserva en el real archivo no respira mas que mútuo cariño y estimacion entre los dos esposos. » Condes de Barcelona tomo II. pag 513.

guerra en Toscana (1452), dirigida por el duque de Calabria Fernando, hijo del rey de Aragon, apoyado por la república veneciana.

De tal manera y con tal interés ocupaban al rey Alfonso de Aragon las guerras y los negocios de Italia, que mas parecia ya un monarca italiano que un rey español. Ni las escitaciones que le dirigian los catalanes y aragoneses para que regresase al seno de sus súbditos naturales, ni las graves escisiones que mediaban entre su hermano el rey don Juan de Navarra y el príncipe de Viana su hijo, ni la necesidad de su presencia en el reino para proveer de cerca en las discordias, pleitos y disensiones que sus hermanos don Juan y don Enrique traian con el rey y con los grandes de Castilla, nada bastaba á arrancar á Alfonso del suelo italiano. No solo la guerra de Toscana, á donde se proponia ir en persona, llamaba entonces su atencion con preferencia á los asuntos de la península española, sino que sabiendo que los turcos tenian cercada á Constantinopla, excitó con grande instancia al papa á que lc ayudase á libertar la capital del imperio griego, en lo cual obraba con el celo de un verdadero rey cristiano, y como quien conocia la gran mengua y desdoro que recaeria sobre todos los príncipes de la cristiandad y sobre la Iglesia misma, si por descuido y falta de auxilio cayese en poder de los soldados de Mahoma y pasase á ser asiento del imperio del gran turco la que por tantos años habia sido la segunda cabeza del mundo cristiano. Por desgracia los temores de Alfonso V. de Aragon se realizaron, y antes que llegáran socorros de Roma se apoderaron los turcos al cabo de cincuenta y cuatro dias de asedio de la gran Constantinopla (29 de mayo, 1455), con muerte del último emperador cristiano Constantino Palcólogo y de toda la nobleza del imperio griego (1), ejecutando los enemigos en la ciudad vencida las mas inauditas crueldades y estragos. Asi acabó el imperio cristiano de Oriente, pasando desde entonces Constantinopla á ser la capital del imperio otomano: gran pérdida para la cristiandad, y afrenta y deshonra grande para los principes cristianos de aquellos tiempos.

Alarmado el papa Nicolás con la pérdida de Constantinopla y con la soberbia y pujanza que este triunfo habia naturalmente de dar á los infieles, quiso borrar á fuerza de actividad y de energia la nota de negligencia de que pudiera acusarse á los soberanos, príncipes y potentados de las naciones cristianas, para poner á salvo los estados que pudieran verse mas en peligro de ser amenazados por tan terrible enemigo. Proyectó, pues, una confederacion general contra el turco, y como la primera necesidad para tan Justiniano, que les franqueó una de las puertas.

(1) El soldan de los turcos era Mohammed II. Afirmase que se tomó la ciudad por traicion de un genovés llamado Juan Longo

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