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blo, que pretendió y alcanzó participacion en el gobierno del Estado. Los franceses propalaban, á fin de ganar ellos influjo, que el monarca español trataba de alzarse con el señorío de Génova y agregarle á sus dominios. Pero el rey don Felipe, prudente hasta el estremo en este negocio, limitóse á conservar el protectorado que de derecho le pertenecia, á mantener la libertad de la república, procurando aplacar los bandos, y que todos tuvieran parte en las cargas y beneficios del gobierno, y á impedir que la Francia á pretesto de las alteraciones ejercicra en la señoría una influencia incompetente. En este sentido eran las instrucciones que Felipe II. daba á don Juan de Austria, y que éste cumplia en union con don Juan Idiaquez y don Sancho de Padilla, á quienes el rey habia enviado como embajadores estraordinarios, y con otros que sucesivamente intervinieron en estas negociaciones. Los disturbios y las revueltas y los choques de los bandos duraron mucho tiempo, sin que Felipe II.,

á

pesar de la parte que tomaron otras potencias, traspasára su derecho de protectorado y su oficio de pacificador, y á él se debió el que los bandos se fueran aquietando y arreglándose las diferencias (1).

(4) Vander Hammen dedica todo el libro V. de su Historia de don Juan de Austria á la relacion de estos sucesos de Génova. Y Cabrera consagra al mismo asunto muchos capitulos de los libros X y XI de la Historia de Felipe II.

Tenemos á la vista una carta descifrada de don Juan de Austria al rey sobre los sucesos de Génova y su conducta en ellos con arreglo á las instrucciones de S. M. Esta carta, copiada por nosotros del Archivo de Simancas (Estado,

Hallándose don Juan de Austria con el indicado objeto en Vegeven, falleció el monarca francés Cárlos IX. (30 de mayo, 1574). Conócese que le pasó por el pensamiento al príncipe español la idea de aspirar al trono de aquel reino, puesto que habiendo consultado con don García de Toledo, el amigo de su confianza y á quien pedia parecer en todo, lo que debia ir previniendo con tal motivo, le contestaba don Gar

legajo 1097), tiene la siguiente particularidad, que prueba una de las cualidades y costumbres de Felipe II. en estas materias. Se ven en ella las tachaduras y enmiendas que él hizo de su mano en el testo, y al márgen las adiciones y correcciones que puso de su puño y letra. Hacía todo esto para presentarla despues al Consejo en los términos que á él le convenia, omitiendo lo que no queria que el Consejo supicse, ó añadiendo lo que le parecia. Decimos esto con seguridad, porque tenemos tambien la copia, tal como se trasladó al Consejo, con las enmiendas, correcciones y adiciones que ha bia mandado hacer el rey. Esto lo acostubraba muchas veces.

Por lo demas, uno de los párrafos mas interesantes de la carta es el siguiente. «Lo he comunicado con las personas de confianza y esperiencia que me han parecido, y habiéndose tratado y platicado muy largamente sobre ello en mi presencia, aunque se han representado muchas dificultades é inconvenientes en este negocio por una parte y por otra como allá, se ha considerado tambien el estado en que al presente se hailan las cosas de Italia; lo que el duque de Gandía y don Juan Idia

quez me han escripto, del poco fructo que se puede esperar de los officios que el legado de S. S. y ellos hacen; que los nuevos y el pueblo están cada dia muy mas duros é insolentes, y que no vernán á ningun buen concierto; que no han querido el compromiso quo los viejos ofrecian; las sospechas que hay de que franceses quieren meter el pié alli; que va por embaxador suyo el conde de Fiesco con permision de la república; la aficion y devocion que los que están agora en el gobierno han tenido y tienen á aquella corona; y en conclusion, el evidente daño que se puede esperar de dejar correr assi este negocio por el fuego grande que por alli se podria venir à encender en Italia, y que despues fuese dificultoso de matarle, mayormente si esto durase hasta el verano, y viniese la armada del turco; y que assi por todas estas consideraciones conviene poner remedio en él, y quel mejor y menos sospechoso á todo el mundo será el dar á los viejos la permision que han pedido....... aunque confieso á V. M. que he venido en esto con mucha duda y perplexidad, visto lo que va en el acertarse ó errarse, etc.»>

cía: «En lo de la muerte del rey de Francia, á mi jui>cio hay poco que decir mas de guardar la paz, que »es lo que agora parece que nos cumple.... y si parą »şer rey de Francia tuviese V. A. el derecho confor>>me á los méritos, podríase luego coronar sin contradiccion ninguna; mas habiendo de ir esto por su»cesion, podríamos echar los ojos á lo que va por >eleccion y por méritos, y cuando vacase lo de Polo>>nia con el nuevo reino y herencia del que agora lo >tiene, podríase tentar con el rey nuestro señor que >encaminase y procurase la eleccion para V. A., que > no seria mucho, cumpliéndole á él tanto salir con la > empresa que salió tres dias ha el rey de Francia, con>>curriendo en V. A. con mucha ventaja todas aquellas >>partes que parece movieron á aquellos electores á »elegir el que es agora, que son, valor, industria de » guerra, defension de la patria, y no estar obligado »á gastar las rentas de alli en otros reinos estrangeros >>sino en el suyo, á lo cual se añade el crédito y repu>>tacion tan grande como V. A. ha ganado con el co>> mun enemigo de la cristiandad y el mayor y mas po> deroso que tiene aquel reino. Para salir con cosas »grandes menester es emprenderlas, pues cuando no >>salgan no se pierde otra cosa sino estarnos como »agora; y si el rey nuestro señor no está obligado al > emperador, no veo inconveniente que estorbe el tra<tallo (1),>

(4) Cartas de don Juan de Austria, de 5 y 19 de junio, 1574, á

Fué en efecto llamado á suceder á Cárlos IX. en el trono de Francia su hermano el duque de Anjou, que habia sido electo rey de Polonia; el cual, como dice un elegante escritor de aquella nacion, «tan lue»go como supo la muerte de su hermano, se escapó de >>>Polonia como de una cárcel, huyendo de la corona » de los Jagellons, que tenia por demasiado ligera, y »queriendo abrumar sus sienes con la de San Luis, »que despues dijo le ofendia con su peso (.» Tomó el nuevo rey de Francia el nombre de Enrique III. En cuanto á don Juan, no se verificó el plan de sentarle en el trono que aquel dejaba vacante en Polonia, y. nunca Felipe II. mostró voluntad de ayudarle en tales proyectos.

Pero el acaecimiento de mas consecuencia, y tam bien el mas deplorable de aquel año de 1574, fué habernos arrancado el turco la ciudad y reino de Tunez, conquistado un año antes por don Juan de Austria, y ademas el famoso fuerte de la Goleta, una de las mas importantes conquistas del emperador su padre. Muchas fueron las causas que cooperaron á esta sensible pérdida. Habia cometido don Juan el error de encomendar el mando de la Goleta á don Pedro Portocarrero, hombre «que ignoraba mas de lo que era me

don García de Toledo, y respues ta de este, de 30 de junio, desde Nápoles.-Documentos del archivo de la casa de Villafranca.-La Coleccion de Navarrete, Baranda

y Salvá, tom. III. pág. 447 y siguientes.-Torres y Aguilera, Crónica de varios sucesos.

(4) Chateaubriand, Estudioshistóricos, tom. UI.

»nester, y que no habia pasado por todos los cargos >> militares, y en cuyo nombramiento parece se atendió mas á su nacimiento y estirpe que á su aptitud y sus méritos. Gabrio Cerbelloni, á quien dijimos en otro lugar habia encargado levantar una fortaleza en Tunez, no habia tenido tiempo para ponerla en estado conveniente de defensa. Objeto de largas consultas habia sido entre el rey y don Juan de Austria si convendria mantener ó seria mejor desmantelar la fortaleza de Tunez. Siempre el de Austria fué de opinion de que deberia mantenerse, y daba para ello tales razones, que si no convencieron del todo, al menos parecieron al rey muy atendibles y fundadas. Pero don García de Toledo, con quien ya hemos dicho lo consultaba todo, le decia con su acostumbrada madurez y recto juicio: «A lo que yo entiendo, y por lo que refieren algunos »como testigos de vista de la flaqueza del fuerte, yo >>tengo aquello por muy peligroso, y si es verdad que »en la Goleta no hay la gente que seria menester, >> tambien me hace temer mucho, y seria de opinion >>que es mejor estar fuertes en una parte, que flacos »en dos ().» El suceso justificó la prevision del antiguo virey de Sicilia.

Por otra parte un ingeniero italiano, llamado Ja

(4) La larga correspondencia sobre este punto entre Felipe II., don Juan de Austria y don García de Toledo, inserta en el tom. III. de la Coleccion de documentos

inéditos, se ha sacado del archivo de la casa de Villafranca. Es lástima que no hayan parecido algunas de las cartas á que otras hacen referencia.

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