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cion del Santo Padre antes que espirase el augusto enfermo.

Conociendo que se iba apagando su vida, con voz semi-apagada ya tambien, pidió él mismo la extrema-uncion, cuyo ceremonial quiso le leyera antes su confesor en el ritual romano. Mandó llamar al príncipe su hijo para que presenciára aquel acto; y administrado que le fué por el arzobispo de Toledo don García de Loaisa el último sacramento de la Iglesia, que recibió con verdadera uncion y piedad y en su cabal juicio (1.° de setiembre), díjole al príncipe: He querido, hijo mio, que os hallárais presente á este acto, para que veais en qué pára todo.» Y despues de haberle dado algunos consejos saludables tocantes á religion y á buen gobierno, despidió al príncipe, que salió conmovido con tan tierna y dolorosa escena ). Desde aquel dia dejó el moribundo monarca de entender en los negocios temporales del reino, consagrándose enteramente á los de su alma y á prepararse á morir cristianamente. Mandó abrir la caja en que se guardaba el cuerpo del emperador su pa

(4) Asistieron á este acto los del Consejo de Estado, á saber, don Cristóbal de Mora, conde de Castel-Rodrigo, don Juan Idiaquez, comendador mayor de Leon, el conde de Fuensalida, comendador mayor de Castilla y mayordomo del rey, el conde de Chinchon, idem, el marqués de Velada, id. yayo del príncipe, el arzobispo de Toledo, limosnero mayor, el

conde de Alba de Liste, nombrado may ordomo mayor de la princesa de España: los caballeros de la cámara, que eran don Fernando y don Antonio de Toledo, don Enrique de Guzman, don Pedro de Častro, don Francisco de Ribera, y muchos otros caballeros, y los confesores del rey y de sus altezas.

dre, para que le amortajáran como á él. Hizo ademas llevar otra caja que contenia dos velas y el crucifijo que su padre habia tenido en la mano al tiempo de morir, y que se le pusieran delante de los ojos colgado en el pabellon de su cama. Ordenó que le colocáran al lado del lecho el ataud; y comprendiendo él mismo el estado de putrefaccion en que ya se hallaba, previno que dentro de aquel féretro se pusiera otra caja de plomo, en la que habria de ir su cadáver. ¡Admirable fortaleza de espíritu en medio de aquellos acerbísimos dolores, de aquellas inmundas llagas, de aquella fetidez y podredumbre, de aquel purgatorio qae estaba sufriendo en vida!

El 14 de setiembre, dos dias antes de morir, hizo llamar al príncipe y á la infanta, sus hijos, despidióse tiernamente de ellos, y con voz ya casi exánime los exhortó á perseverar en la fé y á conducirse con prudencia en el gobierno de los estados que les dejaba: y ademas entregó á su confesor la instruccion que San Luis, rey de Francia, habia dado á su heredero á la hora de su muerte, para que la leyera á sus hijos; y dándoles á besar su descarnada y ulcerada mano, les echó su bendicion y los despidió con lágrimas. Al dia siguiente dieron los médicos á don Cristóbal de Mora la desagradable comision de anunciarle que se aproximaba por momentos su última hora. No alteró al moribundo la noticia: oyó devotamente la exhortacion del arzobispo de Toledo; hizo la protestacion de la fé;

mandó que le leyeran la pasion de Jesucristo segun San Juan, y á poco rato le sobrevino una congoja tal que todos le tuvieron por muerto y le cubrieron el rostro. Mas luego se reanimó, abrió los ojos, tomó el crucifijo, le besó muchas veces, oyó la recomendacion del alma que le leía el prior del monasterio, y por último haciendo un pequeño estremecimiento, aquella alma tan fuerte y enérgica abandonó el cuerpo ya corrompido y disuelto, á las cinco de la mañana del 13 de setiembre (1598), á los setenta y un años, tres meses y veinte y dos dias de su edad, y á los cuarenta y dos cumplidos de su reinado.

Asi acabó aquel príncipe que desde el mismo retiro en que murió habia hecho estremecer muchas veces con su cabeza y con su pluma las regiones de dos mundos, y llevado en su mano los complicadísimos hilos de la política y de los intereses de tantos imperios.

Hízose con su cadáver todo lo que él mismo habia dejado ordenado. Don Cristóbal de Mora y don Antonio de Toledo fueron los ejecutores de su voluntad. Lavado aquel consumido cuerpo de la inmundicia y laceria que le rodeaba y cubría, envuelto en un lienzo, colgada al cuello una humilde cruz de palo pendiente de un cordel, y vestido con una modesta y sencilla mortaja, fué colocado en la caja de plomo. Hiciéronle los monjes tan solemnes funerales como correspondía al régio fundador del monasterio, y al protector que acababan de perder: concluidos los cuales, se depositó

el cadáver con gran ceremonia en la bóveda y nicho elegido por él mismo en el panteon que al efecto habia hecho construir.

Luego que murió Felipe II., los grandes y caballeros que se hallaron presentes rindieron pleito-homenage á su hijo y heredero, que sin contradiccion fué reconocido y jurado en todas partes como legítimo sucesor de su padre en todos los dominios sujetos á la corona de Castilla, con el nombre de Felipe III. "").

(1) Tuvo Felipe II. de sus cuatro esposas los hijos siguientes.De doña María de Portugal, al príncipe Cárlos, que nació á 8 de julio de 1545, y murió en 24 de julio de 1568.-María de Inglaterra no le dejó sucesion.-De Isabel de Valois tuvo á los seis años de matrimonio á la infanta Isabel Clara Eugenia (12 de agosta, 1566) la misma á quien dejó la soberanía de los Paises- Bajos. La infanta doña Catalina (1567), que casó con el duque de Saboya. Murió la reina Isabel de la Paz, sin poder dar vida al heredero varon que llevaba en su seno (3 de octubre, 1568).-De su cuarta esposa doña Ana de Austria tuvo al príncipe don Fernando (4 de diciembre, 4574), que murió en 1578: á los infantes doa Cárlos Lorenzo y don Diego, que murieron niños, en 1573 y 1575: y á don Felipe, que nació en 14 de abril de 1578, único varon que le sobrevivió, y le sucedió en el trono.

En el Archivo de Simancas, Testamentos, leg. núm. 5., se conservan originales las siguientes disposiciones testamentarias de

Felipe II.-1.-Testamento original otorgado en Wentmister á 2 de julio de 1557.-2.-Codicilo del mismo, en Bruselas á 13 de julio de 1558.-3.-Otro idem en Gante á 5 de agosto, 4559.-.Otro testamento otorgado en Madrid á 7 de marzo, 1594.—5.—-Papel firmado de su mano á 5 de agosto, 1598, con fuerza de cláusula testamentaria encargando á su hijo algunas cosas tocantes al gobierno de Portugal y conservacion de sus vasallos.-6.-Otro encargándole arregle las competencias de jurisdiccion entre los poderes eclesiástico y civil, 49 de agosto, 1598.-7.-Otro de 20 do idem, mandando dar diferentes joyas al príncipe é infanta, pero que el diamante grande que manda dar á la infanta sea solo para su uso, conservando su propiedad la corona.-8.-Codicilo hecho en el Escorial á 24 de agosto, 1598.9.-Certificacion del dia y hora eu que falleció Felipe II, firmada por siete tostigos y el secretario Gassol, en San Lorenzo, `13 de setiembre, 1598.

APÉNDICES.

1.

RENTAS Y GASTOS DEL ESTADO.

Relacion general que se hizo de las consignaciones que hay, el año de 1560 y el de 1561 y 62, y lo que dellas se ha de cumplir, la cual se hizo en Toledo, primero de otubre de 1560.

(Archivo general de Simancas. Negociado de Estado, leg. 139.)

Dentro dice. Relacion de las consignaciones que se presupone tiene Vuestra Magestad este año y los dos venideros, y lo que en ello se ha de proveer, hecho cada tercio de por sí y el tiempo en que se ha de cobrar el dinero: fecha en Toledo, á primero de otubre de 1560.

El dinero y consignaciones que se hace cuenta terná Vuestra Magestad hasta fin deste año 1560.

De lo que vino de Nueva España, últimamente están en Sevilla en dinero de contado 165,000 ducados, porque la resta se tomó para cumplimiento del dinero que se envió a Cataluña y á Ibiza para lo de la cal de Oran: converná que

TOMO XIV.

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