Imágenes de páginas
PDF
EPUB

les, y en donde la Orden toda, representada en sus directores, vino a chocar con el Papa mismo.

En este estado de cosas, tanto los enemigos políticos como religiosos de Juan XXII se aprestaron a la lucha, lucha desgraciada donde la Iglesia recibió heridas que nunca se restañaron, pues toda la literatura que entonces se produjo suministró terribles y eficaces armas a los enemigos de la autoridad papal -harto vilipendiada ya desde Felipe el Hermoso de Francia, que con tanto éxito supieron esgrimir antes y después y durante el Gran Cisma los enemigos del Pontificado; armas que desde Wicleff a Huss y de Huss a los protestantes fueron objeto de constante perfección para socavar no ya los fundamentos del poder papal sino de la Iglesia entera. Los enemigos que por aquel tiempo se juntaron para combatir el Pontificado son suficientemente conocidos a los que hayan saludado, aunque sólo sea someramente, la historia eclesiástica: Marsilio de Padua, Juan de Jandun, Guillermo Occam y Miguel de Cesena. A estos enemigos sólo pudo oponer la Iglesia dos escritores: el agustiniano Fr. Augustín Triunfo, con su Summa de potestate Papae, y nuestro Fr. Alvaro Pelagio, de quien vamos a trazar la presente monografía.

Siendo Fr. Alvaro un individuo que tan importante papel desempeñó en el primer tercio del siglo XIV, es extraño que no haya habido, hasta la fecha, quien haya intentado poner de relieve su personalidad o darnos una biografía completa de tan preclaro varón. Nosotros no aspiramos a tanto; creemos esto empresa superior a nuestras fuerzas; sólo pretendemos allanar el camino al que lo intente. Por eso nuestra monografía, de intento, no examinará todos los aspectos según los cuales el gran Penitenciario de Juan XXII puede ser considerado.

Nuestro objeto, pues, será: 1.o, trazar su biografía, en vista de los datos que nuestra investigación personal o la ajena, pero por nosotros comprobada, nos suministren; 2.o, estudiar sus Obras; 3.o, examinar su posición en las luchas que la Orden Franciscana sostuvo contra Juan XXII en la cuestión de la pobreza de Cristo y los Apóstoles, y que, dados los persona

jes que en el Capítulo perusino la defendieron, la llamaremos. pobreza teórica.

I

SU VIDA

Las fuentes más seguras, aunque incompletas, para trazar la biografía de Alvaro Pelagio son sus Obras. La literatura, de fecha ya remota, bien que no antigua, es también copiosa; pero, desgraciadamente, reina en todo grandísima confusión. Muchos autores se conoce a ojos vistas- se copian sin preocuparse de estar o no en pugna con la cronología, sin aumentar el caudal de noticias aprovechables, o si en algo difieren, no sabemos en virtud de qué; y esto se nota especialmente al historiar los primeros tiempos de nuestro biografiado. Teniendo en cuenta este laberinto de autores diversos o antitéticos que de Alvaro Pelagio se ocupan, haremos caso omiso de las diversas relaciones, pues detenernos a refutarlas, a más de perder el tiempo, cortaría el relato, haciéndole pesado y fatigoso.

Expondremos, por lo tanto, la opinión que nos hemos formado en vista de las fuentes y de los autores en la bibliografía citados, tomando de cada uno solamente lo que nos parece positivo. Las lagunas cronológicas que se observan en su vida, imposibles de llenar, por ahora, así quedarán; el fantasear para llenarlas será siempre obra de imaginación.

Al que quisiera ver cómo se copian unos a otros los autores de biografías sin comprobación de lo utilizado, y cómo narran a gran distancia, sin sospechar quizá ellos que no se les había de dar fe por ser ellos quienes lo afirman, les remitimos, en parte, a algunos de los autores citados y a otros omitidos, pero que en los enumerados se citan.

El lugar del nacimiento de Fr. Alvaro Pelagio hállase envuelto en el misterio más impenetrable; es, quizá, una cuestión que no se resolverá nunca, al menos que búsquedas a fondo en los Archivos de España y Portugal, y hasta en el Vati

cano, no arrojen alguna luz sobre el asunto. Lo cierto, hasta el presente, es que fué español. En el prólogo de sus obras conocidas De Planctu Ecclesiae y Collirium adversus haereses se llama simplemente: Alvarum Pelagium de Ordine Minorum professorem, natione hispanum (1), Frater Alvarus professione Minor, silvensis minister, natione ispanus (2).

El nudo de la cuestión estaría en saber qué extensión tenía entonces la palabra hispanus. En los tiempos antiguos lo mismo que en la Edad Media, como aun hoy para muchos extranjeros, español se toma en sentido de abarcar toda la Península ibérica; así de San Antonio se dice: O sidus Hispaniae, no obstante haber nacido en Lisboa; y, sin duda, por esta universalidad del término español, y por haber permanecido Fr. Alvaro en Portugal y con dignidad de Obispo, se le ha hecho portugués.

De los diversos autores portugueses que hemos consultado, casi todos o callan en lo tocante al lugar de su nacimiento, o le hacen portugués; y Barbosa (3) llega hasta señalar como patria suya Santarén, mas como ninguna prueba aduce sino que lo asegura por sí y ante sí, y está muy lejos de ser fuente histórica, hay que reputar como de ningún valor su testimonio.

Los autores españoles no coinciden en señalar el lugar de su nacimiento, contentándose con hacerle gallego o portugués (4). Zúñiga, sin atreverse a concluir nada, es el único que, apoyado en el hecho de haber vivido Fr. Alvaro en sus últimos años en Sevilla, de haber dejado hermanos y sobrinas casados en la misma ciudad y en atención a los personajes que intervienen en su testamento, como la viuda del celebérrimo almirante Jofre Tenorio, se inclina a pensar fuera

(1) De Planctu Ecclesiae, ed. de Lyon, 1517, prol. fol. 1ra. Ed. de Venecia, 1560, prol. fol. 1ra.

(2) Collirium adv. haer., fol. Vv, códice de la Biblioteca Nacional de Madrid, sig. 4201.

(3) Bibl. Lus., t. I, pág. 108.

(4) Vid. la Literatura y además Biografía Eclesiástica completa bajo la dirección de D. BASILIO SEBASTIÁN CASTELLANOS Y LOSADA, t. XVII, págs. 704-5, Madrid, 1863.-FR. JUAN DE S. ANTONIO, Bibl. univ. Franc., t. I, pág. 53.

sevillano, bien que de origen gallego (1). Naturalmente, lo de Zúñiga son deducciones, y los que le hacen o portugués o gallego coinciden en no dar pruebas terminantes de sus afirmaciones, por donde sólo se viene en conclusión segura de que era español.

La razón de este ignorarse el lugar de su nacimiento nos parece verlo en su origen ilegítimo, como se comprueba por una bula de Juan XXII al mismo Pelagio, 22 de Febrero del 1332, por la que le dispensa de macula geniturae ex prohibita parentum copula, per verba de praesenti conjugatorum, contracta (2). Esta parece ser la causa de la incertidumbre que acerca de su nacimiento reina. Lo cierto parece ser, como hemos dicho, que es español, y español en el sentido que hoy damos a esta palabra. Corrobóranlo la predilección y el tono de expresión que se nota en sus obras cuando del reino de Castilla habla, al cual, probablemente, perteneció; a Alfonso IX le llama en su obra inédita Speculum Regum, a quien va dirigida: Domino meo naturali (3); y esto en tiempo que siendo Obispo en Portugal, bajo un Rey portugués vivía. Además, siendo niño parece que estuvo en el palacio del rey D. Sancho (1284-1295), a la manera que ciertos hijos nobles eran educados por los Reyes en la Casa Real. Dice Fr. Alvaro en el citado Speculum, refiriéndose al rey Alfonso: Sicut vidi, cum essem puer, in avo tuo inclito domino Sancio, qui me nutriebat (4).

De estas palabras del Speculum se puede deducir también la fecha aproximada de su nacimiento. Fr. Alvaro, entre el 1285-1295, época del reinado de D. Sancho, era niño, puer. Dando a esta palabra su significado exacto tenemos que el hombre es niño hasta los quince años. Ahora bien; teniendo en cuenta la escena a que se refiere nuestro biografiado esto es, a la expulsión del demonio del cuerpo de un poseso por obra del rey D. Sancho, y que Fr. Alvaro presenció-, nos inclinamos

(1) ZUNIGA, Anales, etc., t. II, 1. V, pág. 120.

(2) EUBEL, Bull. Franc., t. V, pág. 520.

(3) SCHOLZ, Unbekannte, etc. Texte, Band. IX, pág. 515. Del Códice Barb. lat. 1447, fol. 1r.

(4) SCHOLZ, Texte, Band. IX, pág. 517, fol. 4r.

F

a aproximarle más bien a los quince años, edad en que un muchacho tiene ya arrestos de mozo, para no asustarse de aquella operación equivalente -según él vió de pequeño y escribió de Obispo a un caso de posesión demoníaca. Podemos suponerle igualmente de diez años. Colocándonos, a base de quince años, para Fr. Alvaro, en el último del reinado del rey D. Sancho, 1295, se tiene que nuestro biografiado pudo nacer el 1280; y poniéndonos en el primero del reinado, 1284, resultaría su nacimiento el 1269; admitida la media proporcional deducimos que Alvaro Pelagio nació hacia la mitad del 1275. El mismo razonamiento, a base de diez años, nos daría el señalar como fecha hacia mediados del 1280. Por tanto, dando números redondos y ensanchando un poco la probabilidad, podemos colocar el nacimiento de Alvaro Pelagio entre los años de 1275 ' a 1280.

Antes de pasar adelante vamos a razonar una hipótesis que lanzamos a la publicidad. Se ha dicho, aunque sin prueba alguna, que Fr. Alvaro era gallego. ¿No se podria con esta afirmación, vaga y todo, y con lo que se refiere en la Crónica del rey D. Sancho, explicar el qui me nutriebat que dice en su Speculum, y afirmar que efectivamente era gallego? La Crónica en cuestión habla (1) de «Ruy Paez de Sotomayor, caballero de Galicia, en que fiaba el Rey» «y a quien él avía dado pendon y caldera e fecho rico ome» (2). Era, a lo que parece, un noble de reciente creación, pero bravo y pundonoroso, y que desempeñó un papel importante en los tres primeros años del reinado de D. Sancho, sobre todo en las luchas del Rey con Don Diego de Haro (3), señor de Vizcaya. En tiempo que las huestes del de Haro, apoyadas por el Rey de Aragón, hacían incursiones en Castilla, por Cuenca y Huete, haciendo talas y gran

(1) Crónicas de los Reyes de Castilla desde D. Alfonso el Sabio hasta los Católicos D. Fernando y D.a Isabel, t. I, en la Biblioteca de Autores Españoles. Madrid, M. Rivadeneyra, editor, 1875, t. LXVI; Crónica del rey D. Sancho el Bravo, caps. II, III, VI, págs. 73, 74 y 81-2.

(2) Ribadeneyra, BAE, t. LXVI, påg. 81.

(3) Hijo de D. Lope, muerto por D. Sancho en las Cortes de Alfaro, lo que fué causa de estas discordias civiles.

« AnteriorContinuar »