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des presas, D. Sancho mandó a Ruy Paez que con los infanzones de Castilla y Galicia fuesen a defender aquella frontera. Llegados al campo de batalla, «los caballeros que iban con él non se tovieron por honrados de lo aver por su cabdillo, magüer gelo diera el Rey, ca cada uno se tinie por tan bueno commo él; e non tovieron por derecho nin por su honra de morir por Ruy Paez, nin el que venciese a D. Diego en lid». El bravo Paez acometió solo con su hueste al de Vizcaya, superior en número, «e murió, y Ruy Paez e otras gentes muchas», 1287 (1).

¿No es probable que el afecto de D. Sancho a Ruy Paez, que murió peleando como un valiente por el mismo Rey, indujeran a éste a interesarse por lo que a Paez podría ser el mayor premio, por sus hijos, y recibirlos bajo su protección? Y en el caso presente, no podría ser nuestro Alvaro Pelagio (=Pelaez o Paez) uno de ellos, máxime si se tiene en cuenta que el niño, como ilegítimo, viviría sólo al calor de su padre? Qui me nutriebat, dice Alvaro Pelagio del rey Sancho como lo hemos visto; y admitido esto, ¿tiene algo de extraño el que se le haga gallego, como su hipotético padre lo era? (2).

Después de la relación autobiográfica de Alvaro Pelagio, en que nos dice que fué criado por el rey D. Sancho, nada se sabe de su juventud. En los últimos años del siglo XIII hasta el 1304 cursó la facultad de Derecho en Bolonia -lo que indi ca que no sería de condición pechera-, donde se licenció y doctoró, siendo luego profesor de esa misma disciplina en la citada ciudad y en Perusa, sin que se pueda precisar cuándo empezó los estudios ni el profesorado, ni cuándo, propiamente, este último terminó. Lo de sus estudios y profesorado nos lo dice el mismo Alvaro en su De Planctu Eclesiae: A magistro meo, a quo recepi licentiam et doctoratum Bonnoniae regendi in Jure

(1) RIBADENEYRA, 1. c., págs. 81-82.

(2) ZUNIGA habla en sus Anales, t. II, 1. V, pág. 120, de hermanas y sobrinas de Fr. Alvaro, mencionadas en su testamento; ellas se apellidan Fernández y Alfón, respectivamente, mas es fácil que este parentesco fuera sólo por la parte de su madre.

canonico, domino meo Guidone de Baysis, archidiacono Bonnoniae, auditore contradictarum in Curia (1).

En esta misma obra trae Fr. Alvaro un paso interesante sobre las costumbres de la Universidad boloñesa, en orden a la licenciatura o el precio que costaba el licenciarse. A nuestro Alvaro, sin que nos diga por qué, le rebajaron la tarifa, cobrándole solamente 15 libras; et hoc gratia speciali, dice (2), siquidem omnes licentiandi et conventuandi 25 libellas Archidiacono qui dat licentias solvere debebant, et quilibet etiam doctorum qui intererant examinationi tres libellas, quasi pro suo labore, recipiebant.

Con respecto a su profesorado dejemos la pluma a su maestro Guido de Baysis, que refiere el ingreso de Alvaro Pelagio en la Orden Franciscana (3): Sicut de facto patuit in socio nostro, magistro Alvaro, doctore Decretorum, hispano, qui omnibus suis beneficiis renuntiavit expresse, et omnia bona sua inter pauperes dispensavit, et immediate ingressus est Ordinem Fratrum Minorum.

Por esta relación podemos igualmente deducir la calidad de Fr. Alvaro, que renuncia beneficios y distribuye sus bienes entre los pobres. Probablemente, antes de su ingreso en la Orden fué profesor en Perusa, pues nos refiere, que siendo profesor de Derecho en esa ciudad, disputó en un convento de Dominicos sobre décimas: De hac quaestione cum legerem, doctor Decretorum, Perusiae, in conventu Fratrum Praedicatorum publice disputavi et sic determinavi (4).

El año 1304 tenía lugar el Capitulo general de la Orden Franciscana en Asís, donde fué elegido Ministro general Fray

(1) De P. E., 28, ed. Lyon, II, 134v.-b; Venec., II, 28, fol. 69r.-a. Guido de Baysis fué arcediano de Bolonia desde el 1296 al 1304, en cuyo tiempo tuvo sus prelecciones de Derecho canónico; en 1304 fué llamado a la Curia de Aviñón y murió el 1313. SCHULTE, Geschichte der Quellen und Literatur des kanonischen Rechtes von Gratian bis auf die Gegenwart. Stuttgart, 1875, t. I, pág. 186.

(2) De P. E., 28, Lyon, II, 141r.-b; Venec., II, 34, 77r.-a.

(3) GUIDO DE BAYSIS, Apparyatus, 1. VI, t. De regularibus, C. Non solum. Guido de Baysis publicó dos Apparatus, el primero llamado también Rosarium, entre el 1296-1302. Commentarium in Sextum desde el 1296 al 1313, y más probablemente desde el 1304 al 1313. SCHULTE, 1. c., páginas 87-9.

(4) De P. E., Lyon, II, 43, 147r.-a; Venec., II, 43, 84r.-a.

Gonzalo de Balboa (1304-1313), español, y siendo costumbre, como dice Waddingo, admitir en esas ocasiones a los que pedían ingresar en la Orden, trasladóse allí Fr. Alvaro desde Perusa y entonces obtuvo el cumplimiento de sus deseos, recibiendo el hábito de manos del general Balboa, como el mismo. Alvaro nos lo dice (1).

En el año de su noviciado fué muy bien probada y cimentata su vocación por medio de las tribulaciones; era un tiempo aquel de gran confusión en la Orden Franciscana, los que habían declinado del camino recto eran no pocos individuos, para quienes la intentio regulae prima et ultima, de Francisco, como diría Fr. León, era un escándalo; otros, aunque en menor número, pero valientes y decididos, sostenían con un valor y fortaleza dignos, la más pura observancia de la regla franciscana. Entre estos, desgraciadamente, no faltaban algunos que, infectos de joaquinismo o bien llevados de un espiritu inquieto y desquiciado, estaban en los aledaños de la herejía, o bien no cultivaban sino su carne, los cuales fueron de gran impedimento y quebrantos a los sostenedores de la buena causa. Veamos cómo nos cuenta Alvaro Pelagio sus cuitas (2): Tempore meo, in Provincia S. Francisci multi saeculares et Fratres Minores pro isto 'carnali spiritu libertatis (qui hodie currit) (3) —habla de los begardos per inquisitores haereticae pravitatis incarcerati fuerunt. Inter quos fuit quidam frater noster qui, propter perfectionem quam ostendebat, apostolus videbatur, qui ibi caput fuit istius erroris. Qui cum essem novitius et consulerem eum, credens virum perfectum, super quadam mea tribulatione, subridens dixit mihi, quod ipse tribulari non poterat; quod verbum non intelligens, ipsum mirabilem hominem reputavi. Sed cum captus esset pro isto spiritu libertatis, intellexi verbum suum occultum, quia ideo tribulari non doterat... Iste obiit Florentiae in carcere fratrum, si vere poenitens

nescio.

(1) De P. E., Lyon, II, 33, 139r.-b; Venec., II, 33, 75r.-b.-BARBOSA, Bibl. Lus., t. I, 108.

(2) De P. F., Lyon, II, 53, 173r.-a; Venec., II, 52, 114v.-ab.

(3) Parum supra.

Terminado el noviciado fué mandado-según se ha dicho, aunque de ello no hay prueba alguna, ni hoy se puede demostrar- a París, en donde fué discípulo de Escoto; Waddingo, el mejor historiador de la Orden Franciscana, afirma que, caso de deberse admitir esto, hay que restringir su discipulado bajo Escoto a muy poco tiempo. Es más: en el tiempo en que se coloca su estancia en París, ya había terminado Alvaro Pelagio su aprendizaje científico, como lo hemos visto antes, pues era ya profesor al tiempo de su ingreso en la Orden.

Consocio nostro y magistro, le llama Guido de Baysis. No sabemos cuánto tiempo permaneciera en Bolonia enseñando; en todo caso no debió ser tan poco que mereciera de Baysis el calificativo de consocio y maestro. Agregando a esto su enseñanza en Perusa, nos parece no poderse compaginar bien el que entonces pasara a París a aprender de Escoto. Sus escritos indican, ciertamente, muy poco que fuera discípulo del insigne Maestro franciscano, y Fr. Alvaro, gran autobiografista, no dejaria de decírnoslo, dado que en su De Planctu, se le presentan mil ocasiones de manifestarlo. Cuando habla de Paris y de los estudios y estudiantes de aquella Universidad, ni siquiera dice que allí estuviera. Idéntica ocasión para hablarnos de lo mismo se le ofrece en el Collirium. Además de esto, su doctrina es en algunos puntos contraria a la de Escoto, como en la cuestión, entonces agitada, de la Inmaculada Concepción, la cual rechaza (1), llamándola (2) quorundam novorum theologorum opinionem, Ecclesiae contrariam, quae tantum sanctificationem Virginis celebrat, et ita dicit oratio quae dicit in hoc festo Romae in Sancta Maria Majori: Deus qui sanctificationem Virginis, et sicut vidi et audivi cum ibi de ista sanctificatione praedicarem, in isto festo sanctificationis, quod fit in Decembri ante festum natalem per 15 dies.

De Escoto igualmente no dice una palabra. Otro dato se

(1) De P. E., Lyon, II, 52, 169v.-a; Venec., II, 52, 110v.-a.

(2) Véase en la Voz de San Antonio, 20 de Diciembre 1914, pags. 8267, el articulo que, con el subtítulo de Estudio crítico, publicó el P. ANDRÉS DE OCERIN-JAUREGUI, intitulado: ¿Defendió Alvaro Pelagio la Concepción Inmaculada de María?

puede aducir: Fr. Alvaro debió ser intimo, o hallarse en buenas relaciones con Gonzalo de Balboa, por haber sido recibido por él a la Orden, por los méritos de canonista y por ser ambos paisanos; nos cuenta también Fr. Alvaro cómo se halló con Balboa en Luca. Ahora bien; según la tradición, Fr. Gonzalo de Balboa, siendo General, juega un papel importante en la vida de Escoto, sobre todo en el caso de la célebre disputa. ¿No le hablaría nunca el General del fraile insigne que llenaba las cátedras de Paris con su nombre? Y Pelagio, ¿omitiría el hacer referencia, por pequeña que fuera, de un profesor suyo, que por tantos títulos le honraba, y aunque esto no fuera, por la ocasión que tuvo de hablar de París y de sus estudios?

Es verdad que su formación teológica es también completa; y donde pudiera adquirir sus conocimientos teológicos no lo sabemos. No es inverosimil suponer que lo fuera en el Estudio general que los Franciscanos poseían en Bolonia, al mismo tiempo que se especializaba -que insigne canonista es— en el estudio del Derecho, puesto que desde el tiempo de San Antonio, allí Profesor de Teología, tenía el Estudio franciscano carácter permanente para los Frailes Menores y seculares, y desde la mitad del siglo XIII elevado a la categoría de escuela pública y privilegiada (1). En la Universidad boloñesa no existió el Estudio teológico, y al convento franciscano, favorecido por los Papas, acudían los estudiantes seglares para subsanar esta deficiencia, y no fueron pocos los profesores y estudiantes de Derecho que, con este motivo, vistieron allí el hábito franciscano (2).

Buloeus (3), autor del siglo XVII, coloca a Fr. Alvaro Pelagio entre los académicos o miembros de la Universidad de París, no sabemos con qué título. ¿Se licenciaría en aquella Universidad sólo por ostentar el título de doctor parisiensis in sa

(1) Véase sobre esto los artículos que publicamos acerca del Profesorado de San Antonio en La Voz de San Antonio, 1913, año IX, números 544, 46 y 47, págs. 431-4, 446-7; 470-1.

(2) HOLZAPFEL: Manuale Historiae Ordinis Fratrum Minorum. Friburgi-Brisgoviae, 1909, págs. 243 y sigs.

(3) Historiae Universalis Parisiensis, t. IV, pág. 949.

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