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modestia del biografiado habia dejado en ella, con noticias esparcidas en numerosas cartas escritas por el Ilmo. Moccagatta en su larga vida. Por eso el autor puede «atestiguar en conciencia la autenticidad de cuanto en su libro describe» (pag. 4).

Seria de desear en esta obra un pequeño mapa de las provincias de San-tun (o Chan-tong) y Chan-si; pues tratándose de lugares tan remotos y muy poco o nada conocidos para la mayoría de los lectores, es dificil justipreciar sin ese indispensable auxiliar las numerosas y admirables correrías apostólicas del ilustre biografiado. Por lo demás, esta obra tan intimamente ligada con el desarrollo de las misiones católicas en el Chantong y Chan-si constituye una fuente de un valor inapreciable para la historia de la propagación de la fe católica en el celeste Imperio durante la segunda mitad del siglo XIX. ¡Cuántos nombres de ilustres misioneros franciscanos yacen sumidos en el más profundo olvido por falta de una piadosa y diligente pluma que nos hubiera conservado sus gloriosos hechos! Quisiéramos ver muchos imitadores del laborioso P. Ricci.-P. EPIFANIO PINAGA, O. F. M.

3. Eiján P. Samuel, O. F. M. - Vida popular de San Antonio de Padua y medios de propaganda antoniana. 2.a edición corregida y aumentada. Barcelona, Gustavo Gili, 1915. Un vol. de 274 págs. de 140 × 90 mm., con una lámina.

4. Id. La emperatriz Santa Elena y los Santos Lugares. - Estudio que obtuvo el premio otorgado por la reina madre D.a María Cristina en el certamen Científico-Literario de Sevilla, conmemorativo del XVI Centenario Constantiniano (Abril de 1913). - Santiago, Tip. de «El Eco Franciscano».1915. Un foll. de 69 págs., con numerosos fotograbados y planos, de 200 x 135 mm.

3. Entre las producciones literarias del ilustre publicista franciscano P. Samuel Eiján, figuran un buen número de obras escritas, con el fin de difundir y consolidar el espiritu antoriana en nuestras juventudes, siendo una de ellas la Vida del gran Taumaturgo que vamos a examinar bre

vemente.

En el Prólogo (págs. 1-17), trata el P. Eiján, a la ligera, de la gran popularidad de que goza San Antonio de Padua en todas las naciones del orbe. Recuerda algunos dichos de los Sumos Pontifices y Superiores generales de la Orden Franciscana, especialmente de nuestros dias, sobre el fomentar e infiltrar el espiritu antoniano en los jóvenes de la actual sociedad, recomendando vivamente la obra de las Juventudes Antonianas que tan copiosos frutos reportan a los pueblos en que se establece.

El cuerpo de la obra lo divide en dos partes: La primera (págs. 19-216) contiene la vida de San Antonio, referida de una manera sencilla, que contribuye a hacerla verdaderamente popular y asequible a toda clase de personas. Aunque el autor no subdivide esta primera parte, pueden perfectamente condensarse en cuatro puntos todos los hechos alli narrados, que son otras tantas fases de la vida del Santo.

Tomando como punto de partida para esta subdivisión las regiones o lugares que fueron objeto de las predicaciones del apostólico varón, aparece en primer término el Portugal, su Patria. Alli se desenvuelve lo concerniente a la primera fase de su vida, que pasa todavia desapercibida, y el autor consagra dos capítulos a referir su nacimiento, ingreso en los Canónigos Reglares, la traslación de las santas reliquias de los mártires de Marruecos a Coimbra y de cómo San Antonio fué admitido en la Orden Franciscana (1220).

La segunda etapa de su vida transcurre fuera de Portugal, pues al poco tiempo de su ingreso en la Orden, pide y obtiene el Santo licencia para pasar al Mogreb como misionero; una enfermedad le obliga a volver a Portugal, pero durante la travesia fué arrojada la nave a las costas de Sicilia, desde donde pasó a Asis con motivo de la celebración del Capitulo General (1221), terminado el cual púsose a las órdenes del Provincial de Bolonia. Incorporado a esta Provincia moró en los conventos de Monte-Paulo, Forli y Vercelli, dándose ya a conocer por sus fructuosas predicaciones. Confiriósele también por este tiempo potestad para el oficio del magisterio en la Orden.

Más brillante aún que estas dos precedentes fases de su vida resulta la tercera, que tiene como teatro de acción la Francia azotada entonces despiadadamente por el sectarismo de los Albigenses. En 1225 desplegó todo su celo en Tolosa, más tarde asiste y predica en el Sinodo de Bourges (1226), hace lo propio en el Capitulo Provincial de Arlés, y tanto en estos lugares mencionados, como en Limoges Prive, etc., obra estupendos milagros que contribuyen a la celebridad de sus predicaciones. Para el 1227 fué convocado Capitulo General en Asis, por cuyo motivo San Antonio abandona la Francia para asistir a él.

La cuarta y última fase de la vida de San Antonio se desenvuelve otra vez en Italia. Dejada la Francia por el motivo arriba dicho, pasa a Roma y de alli a Asis, y en el Capitulo General, tenido el 30 de Mayo de 1227, es elegido Ministro Provincial de Bolonia. La nueva dignidad no es óbice para que San Antonio continúe su vida de apóstol, y las ciudades y comarcas de Bolonia, Rimini, Padua, Ferrara (1228), Florencia, Asis (1229), Roma (1230), Monte Alvernia, son testigos de sus continuas predicaciones y milagros, los cuales refiere el P. Eiján, a su debido tiempo, con admirable sencillez y exactitud. Por fin, San Antonio volvió otra vez a Padua, cuyo convento había elegido para su residencia, y alli murió el 13 de Junio de 1231 a la temprana edad de veintiséis años.

Todo cuanto queda diseminado en el cuerpo de la obra, lo resume el P. Eiján, usando de las palabras del P. Mestre, en su Vida y milagros de San Antonio, en esta forma:

<Verdaderamente es cosa dignísima de ponderación, que en diez años que vivió en la Religión Seráfica San Antonio, estuviera dos veces (?) en Francia, dos veces en Roma, dos veces en Sicilia, en Milán, en Rimini, en Bolonia, en Florencia, en Padua y en la mayor parte de la señoría de Venecia, confutando herejes, convirtiendo pecadores, asombrando tiranos.»

El cap. XIII refiere lo concerniente a la canonización de San Antonio, que tuvo lugar once meses después de su muerte, o sea el 30 de Mayo de 1232, por bula especial de Gregorio IX Cum dicat Dominus (Waddingo An. Minorum, t. I, a. 1232, n. XIV) que el P. Eiján vierte al español (påginas 194-8). El cap. XIV está consagrado a lo que toca al culto mundial de San Antonio y a la devoción que le profesan, en particular, los Paduanos, siendo la mejor prueba de ello, la grandiosa Basilica que han levantado a honor del santo.

La segunda parte de la vida (págs. 217-70) es sumamente instructivas trata en ella lo relativo a los medios de propaganda antoniana, asociaciones en honor de San Antonio, tales como la Pía Unión, sus estatutos, el Pan de los Pobres, o de San Antonio, y su historia, la Juventud Antoniana, instituida en 1896 en Portugal con carácter piadoso y trasladada en 1903 a España, enriquecida por los Sumos Pontifices y superiores de la Orden con muchas gracias. Habla también de la Cruz de la Pia Unión de San Antonio y de los Lirios del Santo, simbolo de su pureza, cuya bendición y ceremonias anejas fueron aprobadas por decreto de la Sagrada Congregación de Ritos el 5 de Febrero de 1900.

Tal es a grandes rasgos trazada la vida popular de San Antonio de P. Eiján, en el orden y disposición en que queda referida. El P. Eiján ha demostrado en el transcurso de ella que conoce la literatura antoniana, especialmente la francesa; sin embargo, echamos de menos algunas monografias italianas bien documentadas, que aclaran ciertos puntos controvertibles de la vida de San Antonio, lo cual no revela que el autor las desconozca, no entrando en el plan de esta clase de vidas populares las largas disertaciones sobre puntos de suyo obscuros y dificiles, que por otra parte nada contribuyen a fomentar la devoción de los fieles.

4. El P. Samuel Eiján, cuyo nombre figura al lado de los mejores palestinólogos por los muchos trabajos que lleva publicados sobre Tierra Santa, trata en este folleto, con muy buen gusto, por cierto, presentado, de la gran favorecedora de los Santos Lugares la piadosa emperatriz Santa

Elena.

Ateniéndonos a los puntos en él tratados, salta a la vista que mientras algunos de los puntos miran directamente a la iconografia de la santa emperatriz y a sus relaciones con los Santos Lugares de un modo general, como los que hablan de la representación histórica de Santa Elena (páginas 11-7), viaje de Santa Elena a Jerusalén (18-5), vida de Santa Elena en Jerusalén (65-9), Consecuencias de las iniciativas de la Santa en los Santos Lugares (59-4), otros tratan de la acción bienhechora de la Santa con relación a determinados lugares, como los del Santo Sepulcro (págs. 36-4), Santua. rio de la Natividad (45 2), Santuario de la Ascensión (53-8'. Otro de los puntos tratados que no cae bajo ninguna de las precedentes clasificaciones, es el relativo a la Invención de la Santa Cruz (26-5).

Cada uno de los mencionados puntos que el P. Eiján tan magistralmente desenvuelve, va acompañado de sus correspondientes fotograbados, según el estado actual de los Santuarios, confiados, como es sabido, a la Custodia Franciscana de Tierra Santa, y aparte de esto están gráficamente representados por excelentes planos que responden al área antigua y moderna, con minuciosidad de detalles debidamente explicados, los cuales avao ran en mucho a la parte histórica de semejante estudio.

Otro de los méritos que hemos observado en este razonado trabajo, consiste en el gran número de obras de carácter palestinólogo que el autor ha consultado para escribir esta monografia, las cuales va citando con toda exactitud, según la oportunidad lo requiere.

Recomendamos vivamente este trabajo a todos los dados a estudios de palestinología por la utilidad que de él podrán sacar, y al autor sinceramente felicitamos por semejante estudio, esperando que nos sorprenderá con otros de esta indole acerca de aqnellos venerandos lugares tan caros para la Orden Franciscana.

5. González, P. Celso, O. F. M.-Las postrimerías del Castillo de Olite, Burgos, 1915. Un folleto de 129 págs., tamaño 110 × 135 mm.

5. El presente folleto, escrito en estilo ameno y adornado con los atavios de la fantasia, destinado principalmente a deleitar, cae de lleno bajo el género histórico-novelesco, razón por la cual apenas ofrece interés para la historia.

El argumento general de todo el folleto está constituido por algunos episodios acaecidos en Olite durante la guerra de la Independencia, allá por el año 1811, entrelazados con otras andanzas y curiosas peripecias que seria largo recordar. Sólo hacemos mención de lo que dice el autor, aunque de una manera muy vaga en el número II, Olite histórico y monumental, de cuyo epigrafe toma ocasión para esbozar lo relativo a la fundación y visicitudes del convento franciscano de Olite. Afirma (pag. 31) el autor, apoyándose en la Crónica Ms. de un tal P. Herce, que no dice dónde se encuentra, ni se digna citar la página, que «el sacro convento (de Olite) es fundación del siglo XVII». Suponemos que querrá decir del siglo XIV. Asigna como año de su fundación el 1345, y en esto el P. Herce sigue a Waddingo, An. Min,, a. 1345, n. 11, tomo VII, pag. 322, atribuyendo la fundación no a Carlos II de Navarra que no principió a reinar hasta el año 1349 como lo hace Gonzaga, sino a la madre de éste D.* Juana; viene a corrobar esto el Provinciale Ordinis Fratrum Minorum vetustissimum, Quaracchi, 1892, publicado por el P. Conrado Eubel, O. M. Conv., escrito, según opinión del mismo, entre los años 1324-1344, y al enumerar (pág. 19-20) las Custodias de la Provincia seráfica de Aragón, cuenta entre una de las VI, a la Custodia de Navarra con los conventos de Pamplana, Estella, Sangüesa, Tudela, y últimamente, Olite. Dice el autor que este convento se afilió más tarde a la Provincia seráfica de Burgos, y Waddingo en el lugar antes citado afirma que estuvo sujeto a los religiosos Conventuales hasta que en 1567 por mandato de Pío V pasó a la Provincia Observante de Burgos. En 1516 corrió este convento la misma suerte que los Castillos y fuertes de Navarra, siendo demolido en virtud de las Ordenes del Cardenal regente Cisneros (pág. 32).

El Ilmo. Sr. D. Juan de Camargo, obispo de Pamplona e inquisidor general de España, lo destinó en 1724 en virtud de un decreto de la Sagrada Congregación para colegio de Misiones (pág. 31).

Describe también la nueva fábrica que se levantó después a expensas, principalmente de D. Francisco de Mendinueta, Caballero del hábito de Santiago, y algunas pinturas notables que encierra dicho convento. Entre los religiosos ilustres del mismo recuerda el autor (pág. 33) al P. José de Areso, muerto el siglo pasado.

Nos congratulamos con el autor de semejante trabajo, por otra parte tan ameno e instructivo, y las deficiencias que pueda tener bajo el aspecto histórico, discúlpelas el lector, teniendo en cuenta que el fin principal por que fué escrito es deleitar, y que su autor, que ha dado ya varias pruebas de su numen poético, prefiere más cantar con Homero, que no sujetarse a a la árida labor de consignar con la minuciosa critica, los hechos de los tiempos que fueron con Herodoto. - P. ANDRÉS IVARS.

6. Dr. Antonio C. Floriana. - La Iglesia de Santiago de los Caballeros de Cáceres. Descripción histórico-artística. Cáceres, 1915. Un folleto en 8.0 de 18 págs.

6. Una de las parroquias de Cáceres, la más antigua a lo que se cree, reedificada en 1554 a expensas del arcediano de Plasencia, D. Francisco de Carvajal.

La puerta lateral del mediodía está orlada con el cordón de San Francisco, a imitación de la antigua Casa del Cordón, de Burgos, y otras.

El retablo mayor es obra de Berruguete; lo estudia el autor, y en la pág. 10 dice, describiendo uno de los medallones, el de la impresión de las Llagas de San Francisco, «el más hermoso relieve del retablo que, en opinión del notable critico de arte D. Ricardo Orueta, es una de las creaciones más poéticas y geniales de Berruguete». - P. ANGEL ORTEGA.

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