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CAPITULO II.

EL CID CAMPEADOR.

Enojo del rey de Castilla con Rodrigo.-Destiérrale del reino.-Alianza del Cid con el rey Al Mutamin de Zaragoza.-Sus campañas contra Al Mondhir de Tortosa, Sancho Ramirez de Aragon y Berenguer de Barcelona.-Vence y hace prisionero al conde Berenguer: restitúyele la libertad.-Acorre al rey de Castilla en un conflicto: sepárase de nuevo de él.-Correrías y triunfos del Cid en Aragon.Sus primeras campañas en Valencia.-Política y maña de Rodrigo con diferentes soberanos cristianos y musulmanes.-Reconciliase de nuevo con el rey de Castilla, y vuelve á indisponerse á y separarse.-Vence segunda vez y hace prisionero á Berenguer de Barcelona.-Tributos que cobraba el Campeador de diferentes príncipes y señores.-Sus conquistas en la Rioja.-Pone sitio á Valencia.Muerte del rey Alkadir.-Apuros de los valencianos.-Hambre horrorosa en la ciudad.-Tratos y negociaciones.-Proezas del Cid.Rendicion de Valencia.-Comportamiento de Rodrigo.-Sus discursos á los valencianos.-Horrible castigo que ejecutó en el cadi Ben Gehaf.-Rechaza y derrota á los almoravides.-Conquista á Murviedro.-Muerte del Cid Campeador.-Sostiénese en Valencia su esposa Jimena.—Pasa á Valencia el rey de Castilla, la quema y la abandona.-Posesiónanse los almoravides de la ciudad.-Aventuras romancescas del Cid.

Resonaba por este tiempo en España la fama de las proezas y brillantes hechos de armas de un caballero castellano, cuyo nombre gozará de perpétua celebridad, no solo en España y en Europa sino en el mundo, y que ha alcanzado el privilegio de oscurecer y eclipTOMO IV. 25

sar á tantos héroes como produjo la España de la edad media. Este famoso caballero era Rodrigo Diaz de Vivar, llamado luego el Cid Campeador "), de quien ya hemos contado en nuestra historia algunos hechos, pero cuyas principales hazañas nos proponemos referir en este capítulo (2). ¿Mas cómo adquirió este personage tan singular prestigio? ¿Cómo se hizo el Cid el tipo de todas las virtudes caballerescas de la edad media española? ¿Cómo ha venido á ser el héroe de las leyendas y de los cantos populares? ¿Es el mismo el Cid de la historia que el Cid de los romances y de los dramas?

Que desde el siglo XII. hasta el XVI. se mezclaron á las verdaderas hazañas de Rodrigo el Campeador multitud de aventuras fabulosas que inventaron y añadieron los romanceros, es cosa de que no duda

(1) El Cid, de el Seid, señor.El Campeador; equivalente á retador, peleador, de la palabra teutónica champh, duelo y pelea: algunos le hacen sinónimo de campeon: entre los árabes cambitor, cambiatur; los latinos solian llamarle campidoctus.-Nombrábasele tambien Ruy Diaz, sincope de Rodrigo Diaz.

(2) Seria por consiguiente casi superfluo advertir que rechazamos completamente los desacertados asertos de Masdeu, que dedicó casi un volumen a poner en duda todo lo relativo al Cid, y concluyó con estas temerarias palabras: «Resulta por consecuencia legiti«ma, que no tenemos del famoso «Cid ni una sola noticia que sea se«gura ó fundada, ó merezca lugar

«en las memorias de nuestra na«cion. Algunas cosas dije de él en «mi historia de la España árabe.... «pero habiendo ahora examinado la materia mas prolijamente, juzgo deberme retractar aun de lo «poco que dije, y confesar con la debida ingenuidad, que de Ro«drigo Diaz el Campeador (pues «bubo otros castellanos con el mis«mo nombre y apellido) nada ab«solutamente sabemos con proba«bilidad, ni aun su mismo ser ó «existencia.» (Refutacion critica de la historia leonesa del Cid, pågina 370.)-Sentimos que tales palabras hayan sido estampadas por un español, y mas por un español erudito, v amante por otra parte de las glorias españolas, á veces hasta la exageracion.

ya ningun crítico. El deslindar la parte verdadera y cierta de la inventada y fabulosa, ha sido trabajo que ha ocupado por mucho tiempo á los críticos mas eruditos, sin que hasta ahora haya sido posible fijar con exactitud la línea divisoria entre la verdad y la fábula. Felizmente los modernos descubrimientos, especialmente de memorias y manuscritos árabes, y su cotejo y confrontacion con los documentos latinos castellanos debidos á celosos escudriñadores de nuestras bibliotecas y archivos, permiten ya descifrar con mas claridad, si no con entera luz, lo que acerca de este célebre personage puede con certeza ó con probabilidad adoptar la historia y lo que debe quedar al dominio de la poesía. No vamos sin embargo á hacer una biografía del Cid, sino á referir la parte de sus hechos que tiene alguna importancia histórica, por los documentos arábigos y españoles que hasta ahora ban llegado á nuestra noticia (1).

(1) Tomamos generalmente por guia en esta materia al doctor Dozy, que en sus investigaciones sobre la historia literaria y política de España en la edad media, nos parece haber reunido mas copia de datos sobre el Cid que ningun otro escritor que conozcamos, y en lo cual creemos ha hecho un notable servicio á la literatura histórica española. Las últimas cuatrocientas páginas de su primer tomo en4. las dedica á hablar del Cid.

Los documentos mas antiguos que dan noticia del Cid son: un manusccito árabe de Ibn Bassán, escrito en 1109, que copia el refe

rido autor: el Poema del Cid, que suponen muchos compuesto hacia la mitad del siglo XII: una crónica escrita en el Mediodía de la Francia hacia el año 1144: del siglo XIII son la crónica de Burgos, los Anales toledanos primeros, el Liber Regum, los Anales compostelanos, las Crónicas de Lucas de Tuy y del arzobispo don Rodrigo, que dan escasas noticias sobre el Campeador: la Crónica general atribuida á don Alfonso el Sábio, y las crónicas é historias de los siglos siguientes, que adoptaron las noticias de las que las habian precedido. En 1792 publicó el ilustrado

Hémosle visto ya distinguirse como guerrero bajo las banderas del rey don Sancho el Fuerte de Castilla en los combates de Llantada y Golpejares y en el cerco de Zamora. Hémosle visto en el templo de Santa Gadea de Burgos tomar al rey Alfonso aquel célebre juramento que tanto debió herir el amor propio del monarca castellano. Bien que éste disimulara al pronto su enojo, es lo cierto que no le perdonó la ofensa, y que mas adelante le desterró de su reino, á cuyo acto

P. Risco un libro con el título de La Castilla y el mas famoso castellano, de un manuscrito latino en 4.° que halló en la Biblioteca de San Isidro de Leon, y que contenia entre otras cosas una antigua historia del Cid que llevaba portitulo: Hic incipit gesta de Roderici Campidocti. El célebre historiador de la confederacion suiza, Juan de Muller, que publicó en 1805 en aleman una historia del Cid, admitió como auténtica la latina y tomó como buena fuente histórica el Poema del Cid. Mas en aquel mismo año publicó Masdeu el volúmen 20 de su Historia critica de España, en que se propuso probar que el manuscrito de Leon era apócrifo, concluyendo por negar, ó al menos por poner en duda has ta la existencia del Cid. Huber, en su historia del Cid publicada en 4829, cree en la autenticidad de la de Risco. La muerte impidió á este contestar á Masdeu. El ilustrado P. La Canal, continuador como Risco de la España Sagrada, habia escrito una refutacion à la critica de Masden, que no se publicó, entre otras razones, por haber muerto el crítico jesuita. El señor Quintana escribió la vida del Cid. Hablan de él ademas no pocos histo

riadores árabes citados ó traducidos por Conde, Gayangos y Dozy.

a

El primer instrumento público en que sepamos pusiera su firma el Cid es el privilegio de Fernando el Magno dado à los monjes de Lorbaon cuando conquistó á Coimbra, cuya copia tenemos á la vista, y que citamos en nuestro capitulo 23 del anterior libro: hállase ademas en varios documentos del rey don Sancho de los años 1068, 1069, 4070 y 1072: en la Carta de Arras para su contrato de matrimonio con doña Jimena en 4074, que publicó Sandoval en los Cinco Reyes: se ve tambien la firma de Rodrigo Diaz en el Fuero de Sepúlveda de 1076, y en otros muchos instrumentos de aquel tiempo. Su carta de arras es un documento notable.

«En el nombre de la Santa é indivisible Trinidad, Padre, Hijo y Espiritu Santo, Criador de todas las cosas visibles é invisibles, un solo Dios admirable y rey eterno, como saben muchos y pocos pueden declarar. Yo, pues, Rodrigo Diaz recibi por muger á Ximena, hija de Diego, Duque de Asturias. Quando nos desposamos prometí dar á dicha Ximena las villas aquí nombradas, hacer de ellas escri

acaso no fué agena la familia de García Ordoñez, enemigo de Rodrigo. Pasó entonces el de Vivar á tierras de Barcelona y Zaragoza y comenzó á guerrear por su cuenta. El rey mahometano de Zaragoza Al Moktadir habia dividido sus estados entre sus dos hijos Al Mutamin y Al Mondhir, llamado tambien Alfagib: el primero obtuvo á Zaragoza, el segundo á Lérida, Tortosa y Denia. Habiendo estallado la guerra entre los dos hermanos, Al Mondbir hizo alianza con Sancho

tura y señalar por fiadores al Conde don Pedro Assurez y al Conde don Garcia Ordoñez de que son ciertas las herencias que tengo en Castilla. Es á saber la hacienda que tengo en Cavia y la porcion de la otra Cavia, que fué de Diego Velazquez, con las que tengo en Mazullo, en Villayzan de Candemunio, en Madrigal, en Villasances, en Escobar, en Grijalva, en Ludego, en Quintanilla de Morales, en Boada, en Manciles, en Villagato, en Villayzan de Treviño, en Villamayor, en Villahernando, en Vallecillo, en Melgosa y otra parte de Boada, en Alcedo, en Fuenterevilla, en Santa Cecilia, en Espinosa, en Villanuez y la Nuez, en Quintana Laynez, en Villanueva, en Cerdiños, en Bivar, en Quintana Hortuño, en Ruseras, en Perquerino, en Ubierna, en Quintanamontana, en Moradillo con el monasterio de San Cebrian de Valdecañas, en Laimbistia. Doyte todas estas villas, en que no se cuentan las que sacaron Alvar Fañez y Alvaro Alvarez mis sobrinos, con todas sus tierras, viñas, árboles, prados, fuentes, dehesas y molinos con sus entradas y salidas. Todo esto os doy y otorgo en arras á vos mi muger Ximena, conforme

al fuero de Leon, y segun hemos acordado entre nosotros, con titulo de filiacion y prohijacion. Ade-. mas de esto te doy todas las demas villas y heredades fuera de las aqui espresadas, en donde quiera que yo las tenga, y tú las puedes haber enteramente, asi las que al presente tenemos, como las que pudiésemos adquirir por razon de esta prohijacion. Y si yo Rodrigo Diaz muriese antes que vos mi muger Ximena Diaz, y permanecieres en estado de viuda goces de dichas villas en titulo y prohijacion, como arras propias, con lo demas que dejare y quedare en mi casa de bienes, pueblos, ganado, cavallos, cavalerias, armas y ajuares de casa: de modo que sin tu voluntad no se dé cosa alguna, ni á hijos ni á otra persona: y despues que murieses lo hereden los hijos que naciesen de nuestro matrimonio. Si sucediere que yo Ximena Diaz tomare otro marido pierda el derecho á todos los bienes, que por esta prohijacion y arras recibo y la hereden los hijos que nacieren de nuestro matrimonio. Asimismo yo Ximena Diaz prohijo a vos Rodrigo Diaz mi marido de estas mis arras, de todos mis muebles y

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