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PRÓLOGO.

LA siguiente obra es fruto de estudios, á que me indujeron mi larga permanencia en Andalucía, y singularmente dos veranos que pasé en la hermosa Granada. A causa de mis frecuentes visitas á la Alhambra y al Generalife, y de las excursiones que me llevaban, ya al arruinado palacio de los Alijares, ya á las encantadoras colinas de Dinadamar ó á la maravillosa Alameda, ornada de flores, cercana al Jardin de la Reina, así como á causa de mis paseos por la hoy desierta capital del imperio omiada, los monumentos de los árabes que me rodeaban se fijaron en mi mente como firme objeto de atenta consideracion. Al propio tiempo se despertó en mí el deseo de conocer más de cerca la cultura del pueblo, de cuyo buen gusto en artes daban brillante testimonio aquellas obras de arquitectura, tan bellas como originales. Yo ansié reanimar los salones de los alcázares arábigos, así con las figuras de los hombres que en otra edad discurrian por ellos,

T. I.

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como tambien con los cantares que entonces allí resonaron. Se oponian á mi propósito la oscuridad

y

el olvido en que ha caido la nacion que casi por espacio de ocho siglos dominó en España, y que durante la edad media hizo tan gran papel. Con un celo sin ejemplo se han dado á conocer, hasta en sus más insignificantes producciones, los trabajos de los poetas provenzales, del norte de Francia, castellanos, alemanes, escandinavos é ingleses; pero en este coro de todas las naciones falta la voz del pueblo que justamente resplandeció sobre los demas por su cultura. Es cierto que los libros de historia hablan de la extraordinaria eflorescencia á que llegó el arte de la poesía, á más de casi todas las ciencias, entre los españoles mahometanos; es cierto que se ha escrito, tiempo há, aunque más bien con vagas afirmaciones que con fundado conocimiento de los hechos, sobre el fecundo influjo de la poesía arábigo-hispana en la del resto de Europa; pero en balde se procuraria, por medio de alguna de las modernas lenguas europeas, tener noticias de estas poesías, y ménos conocerlas. Toda una gran literatura poética, que fué altamente admirada por un pueblo rico de ingenio, en el apogeo de su civilizacion, y cuya fama se extendia desde el ocaso hasta el oriente más remoto, ha desaparecido tan por completo como si jamas hubiera sido.

La sorpresa que esto causa se disminuye al pensar que la misma historia política de los árabes espa

ñoles ha permanecido en la más profunda oscuridad hasta hace poco; porque, segun el gran orientalista holandés irrefragablemente atestigua, Conde, tenido durante tanto tiempo por principal autoridad en este asunto, ha dado, por traduccion de historiadores arábigos, trozos mutilados de crónicas latinas; y, cuando realmente traducia un texto oriental, le entendia tan poco, que no raras veces convertia en dos ó tres á un individuo solo, trocaba el infinitivo en nombre propio, hacia morir á muchos hombres ántes de que naciesen, y ponia en escena personas que nunca existieron. Con todo, el libro de este español ha sido, hasta nuestros dias, el fundamento de cuanto se ha escrito sobre los árabes de España. En todas las universidades de Europa se ha estudiado por él esta parte de la historia; todas las obras sobre España, escritas por alemanes, ingleses, americanos ó españoles, han tomado de Conde sus noticias sobre aquel brillante período; y del mismo manantial se han infundido los hechos falsos de todo género en las historias universales, áun de los más famosos autores, en las historias generales de la edad media, en las descripciones de los viajeros, etc., etc. La biblioteca de Casiri apénas merece más fe que el libro de Conde.

Sólo recientemente, con la publicacion de los más importantes historiadores arábigos en el texto original, se ha adquirido un fundamento seguro para conocer la España mahometana. Dozy, el ya

citado eminente sabio, á quien debemos en su mayor parte estas ediciones, ha coronado su meritorio trabajo con una verdadera historia crítica de los mahometanos en España, desde el octavo hasta el duodécimo siglo. Esta obra, que en conjunto llama el autor Investigaciones sobre la Edad Media española, debe ser considerada como una de las más altas y ya cumplidas tareas científicas de nuestro siglo, pues por ella ha salido, por primera vez, de las tinieblas de la fábula y de la mentira á la luz de la verdad, toda una parte de la historia del mundo tan importante y comprensiva. De esperar es que Dozy termine su empresa, describiendo aún la dominacion mahometana en la Península, desde más allá del tiempo de los almoravides hasta la conquista de Granada.

No podia entrar en el plan de este egregio literato, tratar de la historia literaria de los árabes españoles, ademas de la historia política; su ya gigantesco trabajo se hubiera aumentado así desmesuradamente. Sólo con ocasion de otros casos, tienen lugar en su obra algunas noticias de esta clase. Sin embargo, no se puede negar que es por muchas razones deseable un más íntimo conocimiento de la poesía arábigo-hispana. Aun prescindiendo del deleite que ha de esperarse de las creaciones poéticas de un pueblo tan bien dotado, no se ha de estimar en ménos el valor histórico de dichas creaciones. Como dice Ibn Chaldun, en parte alguna se retratan

los antiguos árabes mejor que en el libro de los cantos de Alí de Ispahan (Prolegomena, III, 321). Así el espíritu y la vida de los habitantes muslímicos de España se reflejan en sus canciones. Por último, la cuestion presentada á menudo sobre si la poesía de la Europa cristiana en la edad media ha recibido el influjo de la poesía arábiga, se decide aún, sin que sea lícito negarlo, por afirmaciones generales y someras analogías, mientras que sólo el conocimiento de la misma poesía arábigo-occidental puede derramar luz sobre este punto oscuro.

Mientras tanto, ya que me decido, en prueba de haber consagrado mi actividad á este objeto, á publicar el presente ensayo, conviene decir que le publico confiando en que será juzgado como la primera obra que se escribe sobre un asunto no tratado hasta ahora, y no como aquellos escritos que versan sobre asuntos más trillados y conocidos anteriormente. Sólo despues de haber sido ilustrada la literatura de los trovadores por una serie de escritos, que se sucedieron durante tres siglos, pudo componerse una obra como la de Diez. De esta suerte, sólo será posible presentar el cuadro completo de la poesía arábigo-hispana, cuando la aplicacion unida de muchos autores subministre para ello los materiales, y áun entónces, apénas bastarán las fuerzas y laboriosidad de una persona sola para abarcar la monstruosa magnitud de este ramo de la literatura, y para dar cima á una empresa tan gigante. Conocedor yo

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