Son como noche negrísima, Y cual la luz del aurora Sus sonrosadas mejillas (1). En un canto encomiástico de Ibn Darradsch al poderoso Almansur, en vez de la descripcion de la tienda del beduino, pinta el poeta su verdadera casa, como si estuviese en una ciudad. Al empezar habla con su mujer, y dice: Peor que la muerte, ¡oh mujer! Es una tumba mi casa, El peligro y las fatigas De su gracia en el venero. Más adelante describe así el poeta su despedida de su mujer y de su hijo: Vacilaba mi firmeza, (1) Dozy, Recherches, 91. Y con sus dulces ojuelos. Hizo caer por el suelo. Todas estas cosas, como se ve, podian ocurrir perfectamente en una ciudad de España; pero no habia de faltar el imprescindible viaje por el desierto, aunque IbnDarradsch, que vivia en Córdoba como poeta de córte de Almansur, no habia menester peregrinar tanto para llegar á donde su protector se hallaba. Con todo, la descripcion de este fingido viaje se distingue por una gran viveza: ¡Oh! si ella me hubiese visto O cuando en candente arena T. I. Si ella así visto me hubiese, Y para vencerlo todo, De deliciosa bebida. La via láctea en la oscura La blanca barba crecida. De Saturno el ominoso Brillo no me detenia, Y al fin, los astros dormidos 18 Se quedaban, de fatiga. Contra la suerte conquista! (1). En cuanto á la parte meramente encomiástica de esta clase de composiciones, se debe decir que una grande hinchazon la afea con frecuencia. La repeticion constante en el elogio de la valentía, de la liberaliad y de la magnificencia régia, forzaba á los poetas á buscar en lo extraño de la expresion, en lo pomposo del estilo, y en lo rebuscado y raro de las comparaciones, un medio de tener novedad, y con todo, incurrian en este defecto, sin lograr por eso libertarse de la monotonía de que ansiaban huir. A veces, sin embargo, en medio de lo hueco é hiperbólico, se hallan pasajes que sorprenden por la energía de la expresion ó por el atrevimiento de las imágenes. Dos ó tres ejemplos bastarán á mostrarnos las buenas y malas cualidades de que hemos hablado. Abu-Aamir dice en un canto, alabando á un general famoso : Harto saben ya los buitres Que como leones bravos Tus valerosos soldados. Sobre tí hambrientos se ciernen, Y graznan pidiendo pasto, Hasta que vuelven al nido, De carne humana saciados (2). (1) IBN-CHALIKAN. (2) IBN-CHALIKAN. Ibn-Hani canta : Señor, cuando tus corceles Ibn-Abd-Rebbihi dirigió á Abdurrahman III, ántes que tomase el título de Califa, los versos siguientes: Ancha senda al Islam Dios bondadoso Tiene abierta en el dia, Y van los hombres en tropel copioso Do esta senda los guia. Ya la tierra con rica vestidura Reluce ataviada, Y se viste de gala y de hermosura Para ser tu morada. ¡Oh hijo de califas! es consuelo Tu gracia y bien del mundo; No dan jamas las nubes desde el cielo Un riego más fecundo. Nunca la guerra, si por ti guiados (1) IBN-CHALIKAN, |