Lesebuch der älteren spanischen literatur von den anfängen bis 1800

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M. Niemeyer, 1927 - 391 páginas
 

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Página 134 - Del monte en la ladera por mi mano plantado tengo un huerto, que con la primavera, de bella flor cubierto, ya muestra en esperanza el fruto cierto.
Página 137 - Acude, acorre, vuela, traspasa la alta sierra, ocupa el llano; no perdones la espuela, no des paz a la mano, menea fulminando el hierro insano.
Página 133 - ¡Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruido, y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido! Que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado, ni del dorado techo se admira, fabricado del sabio moro, en jaspes sustentado.
Página 107 - Dios!, si al conde topo en la calle y no me quita muy bien quitado del todo el bonete. que otra vez que venga me sepa yo entrar en una casa fingiendo yo en ella algún negocio, o atravesar otra calle si la hay, antes que llegue a mí, por no quitárselo.
Página 47 - España se acostumbró; en tanto grado, que non ha mucho tiempo qualesquier decidores e trovadores destas partes, agora fuesen castellanos, andaluc.es o de la Extremadura, todas sus obras componían en lengua gallega o portuguesa.
Página 192 - ¡Que me abraso, no me aprietes! Con la daga he de matarte. Mas ¡ay! que me canso en vano de tirar golpes al aire. A tu hija no ofendí, que vio mis engaños antes.
Página 116 - Corrientes aguas, puras, cristalinas; Árboles que os estáis mirando en ellas, Verde prado de fresca sombra lleno, Aves que aquí sembráis vuestras querellas, Hiedra que por los árboles caminas, Torciendo el paso por su verde seno; Yo me vi tan ajeno Del grave mal que siento, Que de puro contento Con vuestra soledad me recreaba, Donde con dulce sueño reposaba, O con el pensamiento discurría Por donde no hallaba Sino memorias llenas de alegría...
Página 114 - Siempre de nueva leche en el verano Y en el invierno abundo; en mi majada La manteca y el queso está sobrado...
Página 138 - Aquí la envidia y mentira me tuvieron encerrado. Dichoso el humilde estado del sabio que se retira de aqueste mundo malvado; y con pobre mesa y casa, en el campo deleitoso, con sólo Dios se compasa ya solas su vida pasa ni envidiado ni envidioso.
Página 112 - El sol tiende los rayos de su lumbre por montes y por valles, despertando las aves y animales y la gente...

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