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castellanas no es necesario enumerar. Otros, finalmente, se distinguen por su sílaba inicial es, que en Aragón suele preceder como privativa en lugar del antepuesto des, y áun aumentarse á la voz castellana, como se vé en esbafar, escañarse, escrismar, esgarrar, espatarrarse, estral, estrévedes (1) y esvarar, bien que la lengua castellana es también abundante en esas voces, la mayor parte anticuadas (y esto prueba nuevamente en favor de Aragón lo que llevamos dicho), como escañar, esfogar, esfriar, espabilar, espalmar, espavorido, espedirse, espejar, espeluzar, esperezarse, espolvorear, esposado y estajo.

También son de citar, y merecerían una interesante explicación individual, algunas palabras y modismos, que, sin separarse del idioma común, tienen valor nuevo en Aragón, por estar tomados graciosamente en sentido figurado ó translaticio, cuya manera de hablar es uno de los más altos primores de una lengua. Notaremos como ejemplo, acantalear, ajustarse, albarrano, andaderas, anieblado, armarse, fandango, asnillo, bandearse, barbaridad, brazo de San Valero (2)

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1) Estrevedes, Ilarza y Ahujeros son los nombres de sendas calles en Zaragoza, según sus azulejos que para nosotros son documentos oficiales, como dirigidos por el Ayuntamiento, y cabalmente colocados en 1770, cuando estaba en toda su plenitud la influencia castellana, y cuando ya se conocía la buena ortografía, de que cuidaron poco nuestros mayores. Verdad es que, si bien presidió en la nomenclatura de las calles un espíritu por decirlo así moderno, pues hay sobre treinta que recuerdan á otros tantos personajes de las épocas romana, árabe y cristiana, como Cineja, Benaire, Conde de Alperche, D. Juan de Aragón, los Urreas y otros; en cuanto á ortografía, dejan mucho que desear, notándose á veces que para una sola calle hay dos azulejos, con by con e, lo cual tambien se observa en ambos costados á la puerta de la Universidad literaria.

(2) San Valero es patrón de Zaragoza y su arzobispado, y entre los ora

caballón, cárcaro, carmenar, crujida, chaparrudo, echar la barredera, echar la ley, encabezado, encanarse, dar carrets, fiorecer la almendrera, garras, gorrino, guiton, gusanera, kerejia, indignarse la llaga, julepe, jusepico, lucero, lucidario, macerar, mazada, morir á loseta, mostacilla, nazareno, pinganetas, salida de pacana, tiorba y otras.

A este grupo corresponden igualmente la palabra tocino en que los aragoneses toman la parte por el todo; las palabras azulejo, clástico y esponjado, que toman pié de la cualidad sobresaliente del objeto para darle nombre; también talegazo y titada, cuya analogía con costalada y moneria no deja de ser curiosa; igualmente bigardo, que aplicándose primeramente á unos frailes de la órden de S. Francisco condenados por herejes en Alemania é Italia, se extendió después á los de mala vida, concluyendo por significar en Aragón el mancebo de grandes medros y de buena apariencia para el trabajo, pero que hace vida inútil y ociosa; y finalmente las antonomásticas florin, que así se llamó por ser usual en Florencia, según Merino; frederical, con motivo del manto que usaron algunos Fadriques de Sicilia, según la explicación de Blancas; zaforas, voz moderna, suponemos que ocasionada por el longista Zaforas, en cuya casa se dice que sirvió como criado el

dores del púlpito era llamado antonomásticamente el brazo fuerte: así lo hemos oido en más de una ocasión, además de haberlo leido en una lista manuscrita de antonomasias, escrita en el siglo pasado con varios otros papeles de materia predicable.

(1) Léese en el arcipreste de Hita:

Tenic buen abogado, ligero é sotil era:

galgo que de la raposa es gran abarredera.

famoso Cabarrús; piculin, en recuerdo de un famoso volteador de aquel nombre que, procedente de Castellón de la Plana, trabajó en Zaragoza muy á gusto de todos desde 1803 á 1815, según Casamayor (1), bien así como en Castilla ejecutó sus habilidades en el siglo xvi el italiano Buratin, de donde tomaron ese nombre los volatines en general, según lo hemos leido en algún trabajo etimológico y áun nos parece recordar que en alguna comedia de Lope, por más que en el Diccionario de la Academia no hayamos hallado esa palabra.

Viniendo ahora á las etimologías, por demás está que repitamos lo que ya hemos indicado en este punto; ocioso es que digamos de nuevo lo que por otra parte de todos es sabido: las lenguas se forman por aluvión y por derivación, de lo cual nace su división en familias, el parentesco estrecho que á muchas liga entre sí, la riqueza misma que ostentan, como se vé en la griega con la acumulación de sus dialectos, en la latina con su imitación griega, en las germánicas y neo-latinas con la asimilación de sus afines y con el contacto de los pueblos conquistados y conquistadores, aliados y enemigos. Pero si es un gran mérito filial, como lo es á nuestros ojos, la conservación cariñosa de las raices ó voces matrices, supuesta la necesaria y áun oportuna reforma de la sintáxis, en Aragón hay por qué enva

(1) D. Faustino Casamayor escribió y dejó manuscritos unos Años politicos é históricos de Zaragoza, que en 48 tomos comprenden todos los sucesos ocurridos en la capital de Aragón, desde 1782 á 1833: hoy posee csta obra, si bien con la falta de dos tomos, la Biblioteca de la Universidad de Zaragoza, cuyo Rector, que era el autor de este trabajo, encontró nueve de aquellos que no poseía ni tenía registrados la Biblioteca, y escribió además la biografía de Casamayor y el juicio crítico de sus Años políticos.

necerse en este punto, pues son muchas las voces provinciales que derivan inmediatamente del idioma del Lacio (1).

Unas han conservado toda su estructura latina, como lumen-domus, articulata, calendata, portata, teslificata, exhibita, cancelata, extracta, intamarino, ultramarino, cisterno, forideclinatorio, paciscente y bonavero que, aunque tiene por su terminación aire español, procede de la frase antigua, Bona vero que demandantur sunt hæc, y expresa hoy como entonces la lista de las bienes á que se refiere la demanda. Otras son idénticas, ó no han variado sino la desinencia ó la ortografia, como ápoca, apoticario, ordio, cicures, brisa, ligona, uva, lucidario, sansa, comanda, excrex, convenido, pigre y molilar. Otras, aunque un poco más desemejantes, conservan muy visible su procedencia, como cuaderna, adimplemento, la Seo, coda, falenciales, olcaya, túberas, fiemo, macelo, farinetas, batifulla, fabear, zaborra y fabolines. Otras, en fin, aunque no de tan incuestionable etimología, la tienen bastante lógica, y desde luego mucho menos violenta de lo que suelen buscarla muchos etimólogos, á quienes, por lo mismo de no poseer nosotros su caudal, no los imitaremos ciertamente en disiparlo: tales son geta, gitar y jelar, de getare (y no de jacere, como otros suponen); besque de

(1) Algunas son á la vez griegas, pero lo verosimil es que, pues eran ya caudal de la lengua latina, se tomasen de ésta y no de aquéllas, tales son: apoticario, boalar, falordia, laca, tajo, tata y algunas más; siendo puramente griegas muy pocas, como brasmar, cameña, masia, pantasma, y según un muy competente helenista, caloyo y aturar, si bien esta última es de origen arabe en opinión del sabio Marina, y del indurare latino según la primera, pero no las últimas ediciones de la Academia.

viscus, fajo (y áun fascal) de fax, origen de haz, hacinar, etc.; huebra derivado de opera, que debió pasar por opra, obra y uebra, acabando por recibir entre nosotros un sentido genérico ó trópico; aturar que Rosal deriva de obturare; emberar acaso de ver, primavera, por empezar á colorear entonces algunas frutas, como se dice agostar al marchitarse de las plantas; exárico de exaro; concieto, de conceptus, deseo concebido; munido de monere, avisar, citar, obligar á comparecer; vellutero, de vellus, lana; trincar de trincare, beber, dar muestras de regocijo; encante de in cantu; amosta, de amba manu hausta, según Monlau; tastar de tactus; mucso, de morsus; vencejo de vinculus; rufo, tal vez de rufus, rubio; teruelo acaso de textula, tejuela con que en lo antiguo se votaba; caritatero, probablemente de charitas, à juzgar por el objeto de aquel cargo que suponemos equivalente al de limosnero; baste, quizá de bastaga, transporte, ó de basterna, litera; calamonar, no muy extraño á calamenthum, yerba; bando, que puede provenir de pando, siendo tan conformes las dos letras labiales en que se diferencian am

(1) El Dr. Francisco del Rosal, médico, nació en Córdoba, estudió en Salamanca y escribió varias obras, entre ellas Origen y etimologia de la lengua castellana que dividió en cuatro alfabetos: el 1." de vocablos castellanos, el 2.o de nombres propios de lugares y personas, el 3.o de refranes y formulas y el 4.o razón y causa de algunas costumbres y opiniones recihidas. La licencia para imprimir esta obra se expidió por diez años en 26 de Octubre de 1601, pero no habiéndose impreso la obra, el autor pudo añadirla con los dat s de la de Aldrete 1606 y la de Covarrubias 1610. Fray Miguel Zurita, cronista general de agustinos recoletos y Académico correspondiente de la Historia, emprendió, con destino á esta Corporación sabia, la copia de los Alfabetos y la biografía de Rosal, en cuyo trabajo, que hoy guarda inédito la Academia, le alentaron Campomanes, Bayer, Masdeu, Abad y Lasierra, Rodriguez de Castro y D. Benito Gayoso.

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