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fé y el heroismo, y que siéntese acicateada por la galantería caballeresca que había dulcificado sus costumbres, en época pasada,........... una nación, en la que «contribuyendo á labrar su poderío y caminando á lograr los mismos fines cada cual en su esfera Ꭹ auxiliándose las clases del Estado,» con actividad para mover y convertir en bulliciosos dos mundos, armada de su triple égida, grabó su sello en la frente de los pueblos todos con sus Gonzalos y sus Leivas, con los conquistadores de imperios desconocidos; con Pizarro y Nuñez de Balboa, con Almagro y el gran guerrero y político de Medellin que repitió en las aguas de remoto océano, el hecho de Agatocles en Africa, de los muladies de Córdoba en Creta, de los almogávares en Galipoli. La historia, dice el Duque de Frias, es una parte muy esencial de las buenas letras, de las artes; y las artes, las buenas letras, llegaron á ser por la causa apuntada, plantas espontáneas en nuestro suelo, que formaron el más hermoso de los verjeles, porque preparada ya la tierra con la labor de los siglos XIII, XIV y xv, recibíó el abono de los despojos de la erudición del Renacimiento, que excavando las Pompeyas espirituales, buscaba en la enterrada antigüedad clásica, enseñanzas y modelos. Fuentes de inspiración abundantísimas brotaron; muchos de sus caudales perdiéronse, «por causa del ligero valor de las teorías críticas aparecidas en el campo literario, encaminadas á gobernar y servir de guía al númen; de la escasa autoridad para hacer amable el precepto en los que lo defendían; por no ser suficientes aquéllas á evitar extravíos; por no estar preparados los ánimos á recibirlas; y los que aprovecháronse debióse á lo que endoctrinó el ejemplo;» el ejemplo! que hizo prodigios. En efecto; el petrarquismo, que tanto significa, como la venida de la poesía subjetiva á la Edad Moderna, y que extendido por Europa, al modo de las ideas emancipadoras del estado llano, cerrando las gestas feudales, había cruzado en España sus armas con

lecto D. Francisco Fernández y González, catedrático insigne entre los mejores que haya tenido España, mi consejero y amigo cariñoso. Complázcomeen tributar á éste, mi admiración y á la memoria de aquél, mi respeto.

Micer Francisco Imperial, habíase enseñoreado de la córte literaria de D. Juan II y entrado en los romanceros por asalto, ganóse al lado del trono de Carlos V un apóstol dulcísimo, que confiado en su genio y en la verdad de sus sentimientos, sin otro guía que su propia emoción, dió al aire sus esperanzas ó sus quejas, en poemas cuya espontaneidad obedecía á las conclusiones del fundador del libre exámen, y con los que creó la lírica; llegando á tremolar sus estandartes..... diría en la Torre de la Vela de la literatura si Castillejo hubiese sido un Boabdil! Estos estandartes nunca han sido arrancados de su lugar de gloria, si quier la creación artística del tierno y delicado cantor se encerrase con él, en la tumba de la toledana iglesia de San Pedro Mártir. Ahora bien, el ejemplo extiende por nuestra patria los poetas italo-españoles, de hermosa entonación clásica y colorido petrarquista; construye el atrio del San Pedro del arte nacional, de la basílica edificada por Lope en una encantadora confluencia, y por él coronada con gigantesca cúpula en la que domina la inspiración á la forma:-el ejemplo llena de cisnes el Guadalquivir y produce cánticos, cuyas notas revelan liras en las que hay cabellos de la antigua musa y aureos cabellos de Laura por cuerdas; riquísima fantasía é idealidad artística:-el ejemplo pone el harpa coronada de hiedra y laurel, en las manos de fray Luis,... el de Belmonte!, el más lírico de su siglo después de Garcilaso!,.... en las manos del vate «cuyo primor eran sus aficiones á la vida del campo:» y el ejemplo consagra sacerdotes de Apolo á dos aragoneses ilustres caracterizados por su clasicismo, más latino que griego, y por sus tendencias filosóficas, para que prestasen á la historia señaladísimo servicio.

Encerrado Carlos V en Yuste y en el sepulcro más tarde, «entristecido el génio nacional y enconado por las luchas con los luteranos, y el luteranismo,» renació la exaltación épica de los días del Romancero, de los dias en que los conquistadores clavaban lanzas en los muros de Murcia y de Granada; penetró en el teatro y en la poesía el espíritu de S. Fernando, de Don Jaime, del Cid, de Pelayo; creyóse el pueblo, destinado á empresa superior á la del indómito de la Reconquista; y los líricos

del siglo XVI, excepto algunos religiosos, pulsaron el harpa, al modo de los hebráicos, de los de Grecia y de los de Roma, influidos por el renacimiento y por la duda de la propia inspiración (1). La lírica en la centuria décima sexta y en las dos que le siguen, preséntanos una rica variedad; mas en ella el sentimiento Ꭹ el concepto, observa un escritor ilustre, «quedan, como queda la personalidad humana bajo los tristes días de los Felipes y los primeros de la Casa de Borbon›; apareciendo más tarde, en la décima nona, que es la de las revoluciones, como fruta suya; y es frase del malogrado Revilla. Sería imposible el que nuestra lírica resultara en línea recta con la del herido glorioso de Frejus, sin un periodo intermedio, sin las sátiras de los Argensolas, que nuevos Moisés, allanando las dificultades de la peregrinación, voltearon el puentecillo que une la ribera en que cimbréase el sauce de un ideal en su ocaso y la ribera en que florece el árbol de un ideal naciente, con su gravedad filosófica, su moral apacible, su depurado gusto; y con sus poesías construyeron el arca salvadora de grandes destinos y tradiciones literarias.

La ponzoña que germinaba bajo la púrpura de nuestras grandezas inficionó la atmósfera; presentimientos, cual los que entristecieron á Luciano, á Tácito, á Plutarco, y al Poeta de Córdoba y al Poeta de Aquino y al Poeta de Venusa, empezaron á expresar los espíritus superiores,-un Rodrigo Caro, en las Ruinas de Itálica, un Quirós en el más célebre de sus sonetos, cada una de cuyas letras es una lágrima:-decayó entre nosotros todo, armas, política, ciencia, población, industria; las astillas de las lanzas de nuestras gloriosas milicias municipales sirvieron para atizar las hogueras en que fueron quemados hombres y manuscritos; hundióse nuestro poderío; tornóse cabalística, conceptuosa, la sencilla literatura del Laberinto, del Quijote, de la Estrella de Sevilla, en rebuscada y aguda la elocuencia de Avila y del P. Granada;» juguete de los conceptos y retruécanos la lengua, la vírgen de los siglos XII y XIV, la adulta que con tanto cariño educara el siglo xv, la rica y cultísima ma

(1) Canalejas.

trona del siglo XVI, vino á sucumbir, despojada de su belleza, impura y profanada, bajo la repugnante degradación y el vilipendio de aquéllos tiempos miserables» (1), en los que alcanzaron franquía, sólo las artes, que nos dieron nuestro primer pintor, Velázquez, al comenzar el eclipse de la centuria décimo séptima y nuestro primer poeta, Calderón de la Barca, que vivió hasta los primeros años del Hechizado; pues España, su raza, habían sido tan sublimes, que al escapárseles la vida y reconcentrarse ésta en un punto, tenía que lanzar fulgores tan magníficos, como ese admirable poema del terror, que el más perfecto de los realistas nos legase, en su Cristo y esos poemas de la muerte que se llaman, La Decoción de la Cruz, El Médico de su honra, El Purgatorio de S. Patricio, La Vida es Sueño. Estragado el gusto; perdida la maestría del estilo; el aragonés salvó la hermosa tradición literaria española; mostró la buena senda á la extraviada época; conservó á Castilla su hermosa habla, enviando á ella con la Gramática debajo el brazo al sesudo Rector de Villahermosa y á Lupercio, tan desnaturalizado con sus obras como el Cisne de Mántua para con su Encida;-Horacios ambos de las letras que echaron la simiente de una crítica razonada y seria, apartada de las voluntariedades y caprichos del oulgo, y cuyos esfuerzos detuvieron el mal, si quier no lo evitaran, pues apesar de ellos, apesar de los trabajos críticos y traducciones de Aristóteles en que entendiesen un día, el Príncipe de Viana, Lebrija, Luis Vives, Sepúlveda, Pérez de Castro y el Brocense; apesar del libro de Pinciano (2) y de las Tablas de Cascales; apesar de las páginas retóricas en sentido clásico, del solitario de Alajar y de Matamoros; apesar de la traslación castellana de la Epistola á los Pisones por Luis Zapata y la del rondeño Espinel, autor de la más hermosa novela del género picaresco y del cuadro El Incendio y Rebato de Granada, que recuérdanos por su energía, la pintura en que Rafael perpetúa los destrozos de las llamas en el Borgo; apesar del ensayo de ver

(1) Conde de Quinto.

(2) Philosophia antigua poética.

sión de la Poética del maestro de Alejandro que lleva el nombre de Alonso Ordoñez y de las páginas en que el erudito González Salas expuso los principios del que fué la base de las escuelas teológicas, ídolo de! árabe y de la poesía del Renacimiento y que para ser destronado en el arte, en la ciencia, necesitarónse un Bacón, un Descartes y un Lope; apesar de empresas tan gallardas y de los preservativos de los Argensolas, ingenios útiles entre los más útiles de España, en el siglo XVIII invadió ésta, toda la corrupción producida por los extravíos con que se torció el ideal purísimo de la lira del Guadalquivir y el tono avulgarado de los últimos secuaces del Fénix. (1)

El mal agravóse de tal suerte, que sus estragos fueron más terribles que los estragos de la peste de Florencia; entre cuyos horrores la prosa de Italia salió perfecta de la satírica pluma del Bocaccio. Hacía falta una reforma y la reforma vino. De dónde? De donde la prudencia y la sensatez de juicio, son virtudes características. Sí, la señal para que comenzase el movimiento clásico, que había de alterar las teorías críticas en toda la Península, (1)la dió un hijo de la ciudad Augusta. Tarea de indisputable mérito la suya, que dió por resultado una obra, en la que si no brillan por su ausencia los conceptos inexactos, las aplica ciones falsas, los errores y las doctrinas temerarias, hay fecundísimos aciertos! Empresa noble la del Aragonés ilustre (2) que, á despecho de las contrariedades que se le opusieron, conquistó el favor de muchos doctos; y que llevando brisas, cristal, olas, espumas, al Mar Muerto de la inspiración y arena de oro á sus playas, trocólo en un Mediterráneo, capaz de dar voz á la elocuencia, pincel, buril y lira á los artistas y poetas. Si la crítica novísima está formada, agradecedlo, á quien cavó los cimientos de este Alcázar. Y si quereis ver las fases por qué ha pasado aquélla; la comunicación artística de las cristalizaciones parciales, que han precedido á la total de hoy, encontrareis, cerca, á

(1) El epitome de Elocuencia de D. Francisco Artigas reproduce perfectamente el espectáculo aludido.

(2) Barcelona disputa á Zaragoza la maternidad de Luzán, cuyo hijo ha acreditado la opinión de que el autor de la Poética fué bautizado en la Seo.

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