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dad, nos induce á la imitacion literaria; y sobria y aústera la pátria de Marcial y de los Horacios españoles, estas virtudes hacen, que viva siempre bajo la fronda del Arbol de Guernica de la Literatura; bajo el Arbol de los fueros del buen gusto.

El ingénio ibérico, en toda época, ha presentado los mismos caracteres; y si quereis convenceros, leed á Columela y á Rioja; la pintura del bosque druidico marsellés y la de la campiña. de Florencia de Castelar; el cuadro de los Alpes, ó el de los desiertos del Africa por Silio Itálico y las descripciones de Valbuena; la Batalla de Lepanto del Pindaro andalúz y la Batalla de Guadalete de Espronceda. Y de igual modo, los mismos caracteres resplandecen en el ingénio aragonés, en la corte de los Césares, en la de los Felipes, y en la edad moderna; pues tanto podeis llamar á Marcial, Lupercio del Imperio y á Lupercio, Marcial del siglo XVI, como á Goya, Marcial y Lupercio de la Pintura: y... más aún!; si observais el color blanco, en los lienzos del maligno cronista de las romerías y el color blanco en el lienzo de la Loca, creereis que la paleta que hoy empuña el inmortal hijo de Villanueva de Gállego, es la que colgó la muerte, en la hospitalaria tumba de los Goicoecheas. Sí; los mismos caracteres adornan el ingénio de Aragón en los tiempos que corren, que en los que rodaron, cual hoja seca, á los abismos del pasado.

La nota satirica nos distingue: aquella vocación especial para la Jurisprudencia; aquel sentido jurídico de nuestro antiguo pueblo vive aun, donde acaba de celebrarse un Congreso, que merece una página orlada, en la historia de las Asambleas científicas; donde se escribe sobre el Derecho, cual tienen acreditado jurisconsultos respetables (1), y hay hombres de foro que pueden contarse entre los buenos de España (2): fuimos el

(1) Franco, Guillén, Savall, Penén, Martón Moner.

(2) Herederos muy dignos de la tega y de la pluma de los Villalba, Laclaustra, Nogués y Lorbés, son, los seùores Gil Berges y Franco, los que mejor conocen sin duda el Derecho Aragonés en la Península; los señores Martón, Isabal y Espondaburu que con tal justicia han alcanzado una en. vidiable reputación, y porqué no contarle en el número, á pesar de su partida de bautismo?, el Sr. Escosura, que se encuentra á la altura de su apellido.

país de los poetas didácticos, preceptistas, historiadores y críticos insignes; y Andreu, Lagasca, Lera; como el Conde de Quinto y Lasala, á quienes deben las antigüedades de Aragón no menos que á Baggia y á la dramática pluma del primer Marqués de Pidal; como Príncipe, que forma con Samaniego é Iriarte, la trinidad de los Lafontaine españoles; como Julio Monreal que cultiva con fruto la sátira urbana, la sátira de los Argensola; como Olivan, uno de los espíritus analíticos más precisos y claros de su época; como D. Mariano Nougués Sccall, el erudito portentoso, que contó entre sus timbres la atención con que le escuchaba, el que mejor conoce las jornadas de nuestras artes, las estátuas y los cuadros que poseemos, el que por la novedad de sus ideas, por el encanto singularísimo de su culto y atildado estilo, de natural elegancia, ocupa un lugar de honor, entre los que han dado más prez á la literatura moderna ; como D. Valentín Carderera, el autor de la Iconografía, el coleccionista de primorosas estampas, el biógrafo de Jusepe Martínez, el anotador de los Discursos practicables; como Lafuente, el narrador de las glorias de la Iglesia pátria; como Codera, digno de figurar entre los arabistas Moreno Nieto, Alcántara, Fernández y González, Simonet, Guillén Robles; como Costa, testimonio vivo de que es posible en la juventud, la más sólida universalidad de conocimientos; y como otros mil que no nombro, para no hacer más enojoso de lo que ya es imposible evitar este trabajo, en el que,-valiéndome de una frase del Cardenal de Luca, resulta pagado en cobre lo que debía haber dado en plata,-prueban que no están descastadas las razas ni perdidas las cepas de próceres del ingénio, de otros días.

Entre los que más brillo han dado con su pluma á las letras, en la ciudad en que enseñaron Pedro S. Abril y Malon de Chaide, y más honra con su nombre á la tierra en que vivimos, sobresale un personaje que lo fuć todo, en la Orden sagrada de las letras y vivió para el goce espiritual de las grandes creaciones poéticas; pues jamás tuvo devoto más apasionado la

(1) Don Pedro Madrazo, á quien envío un saludo de admiración.

poesía, la divina poesía; sublime de lo sublime!, donde emancipase de la materia, el alma; la palabra, es pincel, buril, y diapasón, y espiritualizándose, se armoniza con la idea; y están congregadas, bajo el imperio de las Musas y en la plenitud de su hermosura, todas las artes, constituyendo un bienaventurado universo estético. De la naturaleza y el espacio necesitan las obras en que la vida es uniforme; el Perseo de Benvenuto, la Ariadna de Dannecker, el Cristo de la Luz, miniatura de la aljama cordobesa, las maravillosísimas catedrales, cuyas naves adornan las banderas ganadas en los combates por la fé y en cuyas sillerías de coro, un Berruguete ó un Siloe esculpieron pasajes de la Biblia ó episodios de la guerra de Granada: del tiempo y de la sumisión del pensamiento á la cadencia necesitan, las armonías de Beethoven, la música de Donnizetti, de Meyerbeer, de Chopin, del Cisne de Pésaro, «que habla sin lengua, pinta sin colores y llora sin lágrimas»: es plástico el arte que creó, las Nupcias de Alejandro con Roxana (1), y al que debemos, la amable majestad divina del Salvador de Juanes, las Gracias de Rubens, la Odalisca de Ingres, el Novillo del Haya de Potter,... el arte que embelleció los claustros del Paular, con la imaginativa del Carducho y con la de Peregrin, la biblioteca en que se guardan códices, como las Cantigas yel Apocalipsis:-la pocsía, reproduce el mundo exterior y el mundo moral; esculpe lo que pensamos; míralo todo en su esencialidad; «abraza las leyes generales de la creación, de ia historia y del espíritu, enalteciéndolo totalmente;» sube hasta Dios; y allí, arrobada, extasíase, en la azul é infinita planicie. de los cielos.

La naturaleza tiene su arqueología, en los paisajes históricomonumentales de Pusino, que, mientras se conserven, habrá arquitectura griega y romana, aunque se pierdan los restos de la arquitectura griega y romana que poseemos: tiene su poema, en los cuadros del que apoderósc de las dudosas tintas

(1) Este ingenioso cuadro alegórico del pintor de Cos, lo ha descrito detalladamente, Luciano. Teniendo á la vista la descripción de éste, intentaron reproducirlo Rafael y otros maestros, quienes hubieron de desistir de tal empresa.

con que baña la tierra el sol, cuando nace; de la claridad del mediodía y de los matices de una serena y apacible caida de la tarde: tiene su novela, en las obras de Berghem; su lirismo, en las de Ruysdael; su poesía subjetivo-objetiva, en las de Salvador Rosa; su poesía venatoria, en alguna de Velázquez: y tiene su arqueología, su poema, su novela, su lirismo, su poesía subjetivo-objetiva, su poesía venatoria, en Hesiodo y Lucrecio, en las Geórgicas y las Luisiadas, en la Diana de Gil Polo y en las Églogas del cantor de Elisa, en Moratin y el Tasso. Comparad los rebaños, los campos, los bosques de aquéllos, ó los pastos de Dujardin, los Kermesses de Teniers, los efectos de luna de Vander Neer, las escenas románticas que recibieron vida de la violácea paleta de Villa-amil, la Siega del heno de Rosa Bonheur y la Mañana de otoño de Castan, con las sencillas descripciones del Tytiro de Toledo y las magnas del pintor del Océano, el Epico de la raza ibera, el desgraciado sublime, en cuyos versos se vé á Dios más grande, que en el mendigo de Smirna; y eso que en el mendigo de Smirna, se vé á Dios más grande, que en el astro de los astros, según Victor-Hugo! -Acercaos al molino de la galería Doria:... respiraréis el aire plácido y oiréis el fragor de la cascada, que el lorenés trasladó á su lienzo; al Arco-iris de Rubens, que mueve á envidia al natural; á los Bueyes que marchan á la labor de Troyon, página de poesía pastoril de las más bellas debidas al númen del hombre y que con su cielo y sol tan hermosos, su diáfana brisa y sus plantas, esmaltadas de rocío, dá la lección más acabada á la realidad... y sólo encontraréis expresada, una idea, un instante: como encontraréis sólo, una idea inalterable, un instante perenne, en esas odas místicas, pintadas por un serafin, con un rayo de estrella, en un retazo del tisú celeste, en las Vírgenes del que saludó Jovellanos diciendo:-yo he creido en tus obras los milagros del arte; yo he visto en ellas la atmósfera, los átomos, el aire, el polvo, el vapor de las aguas y hasta el trémulo resplandor de la luz del alba.

«La Arquitectura simboliza un beneficio á la humanidad; la Estatuaria recuerda una hazaña; y la Pintura habla á la imaginación, á los sentidos y al entusiasmo»: la poesía, cuyo campo

es el de lo bello y su fondo la verdad; que, sin proponérselo, moraliza é instruye y convierte, en creencias y sentimientos generales, los principios científicos que el sabio formula, desprendiéndose de los hechos; que espiritualiza la materia y dá casta carne al espíritu; que reproduce embellecido el mundo. real, y conserva en sus creaciones, el carácter nativo de ellas, sin que pierdan la universalidad; la poesía! no puede presentarnos un conjunto de objetos, por yuxtaposición, en el espacio, que impresionen, á la vez, mas sí, una riqueza de pormenores, que haga percibir al alma, la unidad del todo: recorre el tiempo; describe el movimiento; invade los dominios de la música; sirvese de la armonía imitativa; y ora simula el ruido de la lima y el rastrillo; ora nos hace visible la lanza, estremeciéndose al clavarse en el caballo de Troya y produciendo en el vientre de éste metálica resonancia; ora nos recrea con los acordes de la cítara de Apolo. Gros os representará á Bonaparte, en el campo tristísimo de Eylau, en determinado instante y en determinado instante del Paso del Gránico ó de la entrada en Babilonia, Lebrun á Alejandro. Un poeta os describirá de tal modo, el conflicto de Muret, que veréis la llanura que reluce cual si fuese de cristal, cubierta de yelmos y espadas; y al Obispo Folquet bendiciendo á los suyos; y oiréis las levantadas frases, en que el héroe de las Navas, dá la señal de combate á sus soldados y la arenga de Monfort, al desplegar al aire su bandera: veréis al Conde de Foix, à la cabeza de la vanguardia; al de Tolosa, á la cabeza de la retaguardia; y al rey, ardoroso y temerario, transfigurado y fascinador, relampagueando la mirada, contraido el rostro, agitados sus músculos todos, en el centro de la línea, después de haber cambiado sus armas, para que no le reconociesen; picando espuelas á su corcel, en dirección al sitio en que Roncy y de Ville asestan terribles golpes sobre el que creen sea D. Pedro; derribando de un golpe de maza turca, al primer ginete francés, que se le opone al paso, y ejecutando prodigios de valor, en lo más crudo de la batalla; la terrible embestida del ilustre padre de D. Jaime; á los cruzados cejando, reanimándose luego, arrollando después, á los bravos que se hartan de acuchillar, junto

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