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y el Cellini y Antonio Allegri de la alfarería, soñador en el tejar de su padre, en el taller de un vidriero y en la iglesia de Chapelle Biron; que aprendió solo, la geometría, el dibujo, la pintura y la estatuaria elementales; que en el Pirineo se hizo pintor y poeta, en los Alpes naturalista, en Flandes, en el Rhin, en las comarcas privilegiadas de la Francia, extasiándose ante los hechizos de los campos, al borde de las fuentecillas que retratan invertido el paisaje en el bosque umbroso en que se oyen los mimos de las alondras, al pié del roble á cuya sombra descansa la oveja, ó bajo la parra que esconde el establo de la vaca entrelazando con las mazorcas sus racimos, convirtióse en teólogo, filósofo, político y literato; que Platon, Virgilio, Fidias y Rubens de los obreros, un fragmento de Lúcas Robbia le reveló un arte sublime, merced al que nos reprodujo, la culebra dormida, el niño mamando, los juegos de Vénus y los amores, una jóven que, con el propósito de enseñarlos á las gentes, lleva en el delantal unos perritos que ha sorprendido en una cama y que asustados sacan la cabeza, á la vez que la madre muerde el vestido de la muchacha que apresúrase á tranquilizarla con una sonrisa, é innumerables vendimias de una sencillez encantadora; que discípulo de la naturaleza, sábio, génio de corazon, redentor de la tierra vil, es el patriarca del taller, el númen del trabajo manual novísimo, el alfarero de la Odisea, de la Biblia y del Evangelio, que luchando con su hambre, y con la incredulidad epigramática del ignorante, invencible á los obstáculos, ébrio de esperanza, con sed de gloria y de belleza, quema su casa en su último horno, avasalla la musa de la inventiva, triunfa, y símbolo de la laboriosidad, inventor-tipo, mártir, rival de Rousseau en sus Confesiones,de más precio aun que sus vasijas,-dulce, pio, virtuoso, convierte á Bernardo de Palissy en patrono de los artesanos y los libros de Bernardo de Palissy en Catecismo de la profesion que tiene por patriarcas á Corœbus y Dibutades, su Jerusalem en la Etruria, su Atenas en la China y su Florencia en la Arabia. Por esto, si hago votos, para que luego, nuestra Basílica guarde, con el cariño que S. Sebastian de Venecia las del Verones, las cenizas de Goya, á quien debe esta ciudad, entre mil beneficios,

el retrato del Duque de S. Cárlos, segundo milagro del arte, al decir de un jóven escritor (1), acordándose de que es el primero la Infanta Margarita de Velazquez, que Jordan llamaba el dogma de la pintura y de la que no sabía Mengs apartar los ojos; si bendeciré el día en que reciban homenaje B. Argensola en la Plaza de la Seo, Josef Luzan en la de S. Miguel, el Justiciazgo en la del Mercado y en el Patio de la Universidad, Zurita; apetezco que la pátria por él tan amada, testifique su gratitud á Borao, en un monumento. Sea éste el de la coleccion de sus obras!; en la que corresponden los sitios de honor, á las lecciones pronunciadas en la cátedra por el docto maestro y que alguien conserva manuscritas; y á una novela, no publicada aun, y que es un venero de lenguaje, la joya de un gran narrador, de un gran pintor, de un gran observador, de un escritor sin mancha, capaz de cautivar á los que leen en torno de los dorados veladores, y en torno de las camillas de tosco pino (2). Tanto merece aquel varon extraordinario!....

Nadie admira más que yo á la inmortal Zaragoza. Sus hombres de foro y su claustro universitario son muy respetables: con las oraciones pronunciadas, en la asamblea de jurisconsultos, que presidió el gran dialéctico Gil Berges, podría formarse un libro monumental: en sus Ateneos y Academias, la juventud discute las tésis más graves ó se ensaya con fortuna, en el género de Campoamor, Zorrilla y Príncipe: las redacciones de sus periódicos, son viveros tan excelentes, como cuando en ellas alentaba al escritor novel, Carreras y Gonzalez; empezó Cavia á mostrarnos su donaire y geniales agudezas; Pablo Ordas su correccion; y nos reveló sus aptitudes prodigiosas Arnau, orador de palabra fácil, galana y florida, filósofo profundo y literato tan docto, que conoce las literaturas eslavas no menos bien que la patria, y no menos bien que Rambaud la poesía moscovita, y no menos bien que el Espíritu de las leyes ó la Crítica de la Razon pura los trabajos de Murray y Vallace sobre la nacion de Pedro

(1) El Conde de la Viñaza, en su libro inédito sobre Goya.

(2) Debo la noticia de la existencia de esta novela inédita de Borao, á un deudo de éste, el Sr. Villahermosa, persona ilustradísima, capáz de quilatar la produccion en su verdadero precio.

el Grande, y no menos bien que las de Perez Galdós ó Dickens, las novelas de Tourguenef, Pisemslky y Distoyewski, por cuyas páginas circula el aire frio de las márgenes del Volga, en las que anima el paisaje el burlaki tirando de las maromas atadas á las barcazas de hielo: de las imprentas de la capital han salido obras notables de medicina, de filosofía, de arqueología, de arte, de derecho: al lado del erudito, (1) que ha rectificado los errores de los analistas, sobre los orígenes de nuestro antiguo reino, encuéntrase el que mejor escribe el cuento aragonés (2) y próximo al banco en que á veces estudia el anciano venerable, (3) que ha hecho de su vida una profesion de la ciencia, veis copiando manuscrites al jóven militar, (4) historiador de la Artillería española en los siglos XIV y XV. Y sin embargo el hueco que Borao dejó entre nosotros, de tal suerte no se ha llenado aun, que á semejanza del Conde de Castiglione á la muerte del Pintor de las Gracias, bien podría decirse:desde que está ausente del mundo el esclarecido maestro, ya no parece que vivimos en Zaragoza.

Merece la frase el autor laureado de Los Fueros de la Union! El hombre de letras tiene ya carta de ciudadanía en tierras de la fama; y el nombre del Profesor será pronunciado siempre en nuestras aulas universitarias, con el respeto que en Paris, el de los doctores españoles que allí enseñaron; en Salamanca el del Brocense; el de Lebrija en Alcalá; el de Virués en Viena; el de Vega en Wilnia y el de Laguna en la márgen del Rhin en que se alza, una de las más hermosas maravillas del siglo de San Fernando, San Luis é Inocencio III, el Dante, Santo Tomás y el Giotto; del siglo de las Partidas y de las catedrales de Toledo y Búrgos, solo comparables en su

(1) D. Tomás X. de Embún, autor de los Origenes del reino de Aragon, obra de un mérito indiscutible, que consultan los doctos y que es una manifestacion luminosa de la crítica moderna de los Dozy y Schack.

(2) D. Agustin Peiro, quien prestaría un gran servicio á la literatura, haciendo con los muchos y buenos cuentos aragoneses conocidos, lo que hicieron los hermanos Grimn de los alemanes.

(3) Moner.

(4) Arantegui.

blimidad á la aludida de Colonia, en la que nuestro Enrique Gil, deslumbrado por la ilusion de bienaventuranza que pro duce la luz penetrando por las rasgadas vidrieras del terminado ábside, encontraba en toda su perfeccion, el fausto sencillo y la solidez gallarda, la fragilidad y la firmeza, la armonía y la variedad, la audacia y el reposo.

III.

DICCIONARIO DE VOCES ARAGONESAS.

D. Clarisel de las Flores, es la obra maestra de Borao. Así dice un jóven, á quien admiro mucho, apesar de las diferencias que de él me separan; pues en la literatura,

Si el Rey de mi faccion es enemigo,

Yo lo soy de la suya y no por eso,

Dejaré de cumplirle los oficios

Que por justicia y por honor le debo. (1)

No discutiré con el Sr. Menendez Pelayo, acerca de la exactitud de su frase. Cómo? Gracias si comprendo lo que escribe, el que nos persuade con su universalidad y su rostro casi imberbe, de que no fué un privilegio otorgado á otro siglo, la cuna de Pico de la Mirandola. Lo que sí diré, que este DICCIONARIO es la obra más popular de D. Jerónimo.

Por una de las muchas bendiciones que la Divinidad ha dejado caer sobre nuestra España, ciñe esta cinco coronas, que son el atributo de su Imperio artístico. Cinco son sus literaturas y cinco sus lenguas, de las que hay recuerdos, en la literatura de Castilla Ꭹ en la lengua en que se gritó tierra! tierra!, en la nave de Colón y Granada por los Reyes Católicos, en la mas célebre torre nasarita. Estas literaturas agítanse hoy y viven, obedeciendo á una ley de la historia, que no contradice la que impulsa á la

(1) Cienfuegos.

unidad las sociedades. Es muy útil excavar en las Pompeyas del pasado, en busca de las perdidas glorias: es justo que el eúscaro procure que salga del olvido su Altabiscar y el idioma que sirvió á Humbold para investigar nuestros aborígenes y al que está reservado el verter luz, sobre el gran período de las razas hispanas, vecinas á las prehistóricas: es justo que el gallego recuerde, el habla en que el Rey Sábio cantó loores á la Virgen; se querelló Macias; escribió Rimbaldo de Vaqueiras; el habla que cultivaron los trovadores del Cancionero del Vatıcano, y la poesía, que perpetúa la inocencia infantil de la española, que vivió de niña en aquellos robledales, donde la enredadera crece y las flores abundan y se confunden en un himno, el cántico de las aves, las exclamaciones de alegría de las danzas, los aires de la albada, de la gaita y de la zampoña, el piar triste de las golondrinas, el arrullo de la tórtola, el sonido de la esquila del aprisco, el murmurar de los arroyos, de las fuentes y de los follajes: es justo que el ástur ame el dialecto más á propósito, para que un Melendez empuñe la caña pastoril y celebre las dulzuras de la vida del campo: es justo que el erudito, en las orillas del Llobregat y del Ebro, al pié del Miguelete, siguiendo las aficiones de este siglo, indague el valor de sus Jordis, Masdovelles y Ausias March, y consagre sus vigilias al estudio de la lengua con que el arqueólogo dice en Poblet y Ripoll sus entusiasmos, el piadoso reza en el templo de la Moreneta de las montañas, el artista prorumpe en cánticos, al borde del torrente de Fay ó en las blancas cumbres del Monseny, donde acuerdásenos en la memoria la tristeza osiánica, como acuérdasenos en la memoria el romance morisco, junto á la alabastrina taza de un patio árabe ó bajo el techo de alerce, ébano, marfil, oro y lapis-lázuli del que pendían lámparas de plata, nácar y concha, en la Alhambra;... al estudio de la lengua en que el historiador, bendice á los conselleres, diputados, ciudadanos-guerreros, comerciantes - estadistas del país, que tuvo sábios, cual Francisco Ximenez, Lull y el vate-peregrino, fraile-mago, misionero en Tunez y Bujia, propagador de una cruzada, solitario y palaciego, que se llamó Arnaldo de Vilanova;.... al estudio de la lengua que se habló en

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