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CAPITULO XV.

SEGUNDO REINADO DE FELIPE V.

PAZ ENTRE ESPAÑA Y EL IMPERIO,

e 1724 1726.

Mudanzas en el personal del gobierno.-Córtes de Madrid. —Jura del príncipe don Fernando.-Impaciencia de la reina por la colocacion de su bijo Cárlos.-Pónese en relaciones directas con el emperador.-Intervencion del baron de Ripe: dá.-Noticias y antecedentes de este personage.-Es enviado á Viena.—Entra en negociaciones con el emperador.-Disgusto de la corte de Francia.-Deshácense los matrimonios de Luis XV. con la infanta de España, y del infante don Carlos con la princesa de Francia.- Vuelven ambas princesas á sus respectivos reinos. Temores de guerra entre Francia y España.-justa Riperdá un tratado de paz entre España y el Imperio. Otros tratados.-Condiciones desventajosas para España.-Quejas y reclamaciones de Holanda, de Inglaterra y de Francia. Armamentos en Inglaterra.-Jactancias imprudentes de Riperda.-Vuelve á Madrid.-Su recibimiento.-Es investido de la autoridad de primer ministro.

El primer efecto de esta segunda elevacion de Felipe V. al trono de Castilla sintiéron!e algunos consejeros y ministros, especialmente los que habian mostrado oposicion, ó abierta ó disimulada, á que recobrase el rey la corona. Hallábase en este caso el

marqués de Miraval, que inmediatamente fué relevado de la presidencia del Consejo Real, si bien se le nombró consejero de Estado con doce mil ducados de sueldo, y dióse aquella presidencia al obispo de Sigüenza don Juan de Herrera, recien venido de Roma, hombre probo, templado, y extraño á las intrigas de la córte. Obligóse á Verdes Montenegro á renunciar la superintendencia y secretaría del Despacho de Hacienda, llevósele preso á Ciudad-Real, y se ocuparon sus papeles, á causa de haber dado mala aplicacion á algunos caudales que su antecesor el marqués de Campo-Florido dejó destinados á mas preferentes atenciones. Volvióse á éste la presidencia de Hacien da, y dióse la secretaría del ramo á Orendain, con facultad para sustituir en ausencias y enfermedades al marqués de Grimaldo, que anciano ya, cansado y achacoso, pensaba en retirarse: acusábale ademas el embajador Tessé de parcial de las potencias marítimas y de recibir regalos de Inglaterra: el mismo Orendain, olvidándose de que le debia todo lo que era, trataba de suplantarle, y todo contribuyó á que el rey comenzára á mostrarse ya mas tibio y menos afectuoso con Grimaldo. Otra de las víctimas de aquellas intrigas y de este cambio fué el marqués de Lede, á quien Felipe recibió, cuando fué á besarle la mano, con una aspereza que le turbó, y que acaso le costó la vida.

Fué uno de los primeros actos oficiales del rey don Felipe convocar las Cortes del reino para el 25

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de noviembre (1724), con el fin de que reconocieran y juráran al príncipe don Fernando como inmediato sucesor y heredero del trono, y tambien para tratar, entender, practicar, conferir, otorgar y conciuir por Córtes los otros negocios, si se les propusieren y parecieren convenientes resolver, etc. (). Las Córtes se reunieron el dia designado, con la particularidad de haber sido, como nota un escritor de aquel tiempo, la vez primera que se vió concurrir todos los reinos, ciudades y villas de voto en Córtes, inclusa la ciudad de Cervera á quien el rey acababa de concedérselo (9). La jura se hizo en la iglesia del monasterio de San Gerónimo de Madrid con todas las formalidades de costumbre. Los procuradores se esperaban para tratar en seguida de otros negocios, con arreglo á los términos de la convocacion, pero el rey les manifestó que no pensaba por entonces en ello (4 de diciembre), y en su virtud se restituyeron todos á sus casas (3).

Volvió luego Felipe su atencion á los negocios estrangeros, y muy especialmente al de la sucesion del infante don Cárlos en los ducados de Parma y de Tos

(1) Real cédula convocatoria de 12 de setiembre, 1724, en Madrid.

(2) Real cédula de 28 de setien bre de 1724, en San Ildefonso. Las ciudades que asistieron fueron las siguientes: Burgos, Toledo, Leon, Zaragoza, Granada, Valeucia, Palma de Mallorca, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaen y Barcelona, que tenian lugar señala

У

do: Cuenca, Tortosa, Guadalajara, Madrid, Jaca, Tarragona, Šalamanca, Palencia, Soria, Fraga, Extremadura, Peñíscola, Avila, Zamora, Cervera, Valladolid, Lérida, Borja, Calatayud, Gerona, Galicia, Tarazona, Segovia y Toro, que se sentaban a la suerte.

(3) Belando, Historia civil, p. IV., c. 65.

cana. La reina Isabel Farnesio, su madre, no podia sufrir la dilacion con que este asunto se trataba en el congreso de Cambray, mas ocupado en fiestas, banquetes y estériles reuniones que en orillar dificultades: quejábase del poco interés que en su favor mostraban las potencias aliadas, las cuales, no obstante las gestiones de Monteleon en París, no favorecian la admision de don Cárlos en Italia con auxilio de las armas: el emperador ganaba en estas dilatorias, y la imaginacion viva de Isabel Farnesio desconfiaba de Francia, recelaba de Inglaterra, y temia que se malográra su proyecto favorito de la colocacion de su hijo. En este estado, ó de propio impulso, ó instigada por el baron de Riperdá, volvió los ojos al mismo emperador, en la esperanza de que entendiéndose directamente con él, no obstante ser la causa de toda la oposicion, habia de sacar mas partido que de la ilusoria proteccion de las potencias mediadoras. Tambien el emperador deseaba verse libre de la molesta mediacion de Francia y de las potencias marítimas, y como supiese por medio del papa el pensamiento y disposicion de los monarcas españoles, no tuvo tampoco reparo en entrar en relaciones con ellos. Necesitábase personas á propósito para anudarlas, y á esto fué á lo que se ofreció У lo que ejecutó el baron de Riperdá, personage de tan singular y extraordinaria historia como vamos á ver, y de quien por lo mismo necesitamos dar algunas breves noticias, ahora que aparece en

escena para una negociacion importante, como lo hicimos á su vez y en su tiempo con Alberoni.

Juan Guillermo, baron de Riperdá, holandés, hijo de una familia ilustre de Groninga, oriunda de España, criado en la religion católica, y educado en sus primeros años en el colegio de padres jesuitas de Colonia, habíase dedicado algun tiem po á la profesion militar,

y

al terminarse la guerra de sucesion era coronel. Pareciéndole que el catolicismo podria ser un inconveniente para ocupar ciertos puestos en una nacion protestante, abandonó la religion de sus padres, y abrazó el protestantismo. Fué diputado por su provincia en los Estados Gener ales de la república, y en el congreso de Utrecht llamó la atencion por sus corocimientos en materias de comercio, fabricacion y economía política, á cuyo estudio, asi como al de los idiomas modernos, se habia dedicado mucho, y dábale mas representacion en el pais su enlace con una rica holandesa. Hombre ambicioso, inquieto, de talento no escaso, de imaginacion viva, de carácter flexible, y de instruccion no comun, cuando los Estados Generales, concluida la paz de Utrecht, determinaron enviar un ministro á España, él solicitó y logró ser elegido para este cargo, y en su consecuencia vino á Madrid (julio 1715), donde á los pocos meses recibió el carácter de embajador extraordinario. Ameno en la conversacion, afable en el trato, astuto, disimulado y político, captése luego la consideracion de los reyes de

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