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formaciones, y ha podido apercibirse de su destino, y aprender en lo conocido las conexiones secretas de lo que le resta por conocer. Pongamos un ejemplo.

Una generacion antigua, dividida en grupos de naciones, avanzaba hácia un fin que conocia solo el que guiaba secretamente el movimiento, al modo que las legiones de un gran ejército concurren á un punto dado por caminos y direcciones diferentes para encontrarse reunidas en un mismo dia, sin que nadie penetre el objeto sino el general en gefe que ha dispuesto aquella combinacion de evoluciones, Ocurrió la proclamacion del cristianismo en las naciones del mundo y la gran catástrofe de la caida del imperio romano. Y entonces pudieron conocer los pueblos de la antigüedad que todos habian contribuido sin saberlo á aquella grande obra de la regeneracion humana. Entonces pudo penetrar el filósofo que no en vano la Providencia habia colocado la cabeza de aquel imperio en el centro del Mediterráneo, que no en vano habia dotado al pueblo-rey de aquel espíritu incansable de conquista; porque era necesario un poder, que poniendo en comunicacion todos los territorios, todas las naciones mediterráneas, conquistador primero y civilizador despues, difundiera por todas aquellas regiones un mismo lenguage, una misma religion, un mismo derecho. Necesario era que se desplomara aquel grande imperio al soplo del cristianismo; necesario era que la Italia, las Galias, la España, el Africa, la

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Grecia, el Asia menor, la Siria, el Egipto, la Judea, que despues de estar sometidos el judaismo y el politeismo á una sola voluntad, presenciaran aquella general trasformacion, para que el mundo antiguo se convenciera de que llevaba en sí el secreto defecto de un principio insuficiente para sostener la vida, y de que si el género humano habia de seguir marchando hácia su perfeccion necesitaba ya de otra religion, de otra civilizacion, de otra vida.

Tenemos, pues, fé en el dogma de la vida universal del mundo, que se alimenta de la vida de todos los pueblos, de todas las regiones, de todas las castas, y de todas las edades. Que cuando la vida humana ha gastado su alimento en unos climas, pasa á rejuvenecerse en otros donde halla sávia abundante. Que cada edad que pasa, cada trasformacion social que sucede, va dejando algo con que enriquecer la humanidad, que marcha adornada con los presentes de todas. Levántase á veces un genio exterminador, y el mundo presencia el espectáculo de un pueblo que sucumbe á sus golpes destructores; pero de esta catástrofe viene á resultar, ó la libertad de otros pueblos, ó el descubrimiento de una verdad fecundante, ó la conquista de una idea que aprovecha á la masa comun del género humano. A veces una creencia que parece contar con escaso número de seguidores, triunfa de grandes masas y de poderes formidables. Y es que cuando suena la hora de la oportunidad, la Providencia pone la

fuerza á la órden del derecho, y dispone los hechos para el triunfo de las ideas. A veces pueblos, sociedades, formas, suelen desaparecer á los sentidos externos; y es que la vida social ha alcanzado bajo nuevas formas y en nuevas alianzas el siguiente periodo de su desarrollo, y nuevas generaciones van á funcionar con mas robusta vida en el mismo teatro en que otras perecieron.

Creemos pues tambien en la progresiva perfectibilidad de la sociedad humana, y en el enlace y sucesion hereditaria de las edades y de las formas que engendran los acontecimientos, todos coherentes, ninguno aislado, aun en las ocasiones que parece ocultarse su conexion. Para nosotros es una gran verdad el célebre dicho de Leibnitz: «Lo presente, producto de lo pasado, engendra á su vez lo futuro.>>

Líbrenos Dios de acoger la desconsoladora idea del contínuo deterioro de nuestra especie, que formuló Horacio diciendo: «La edad de nuestros padres, peor «que la de nuestros abuelos, nos produjo á nosotros, «peores que nuestros padres, y que, daremos pronto el «ser á una raza mas depravada que nosotros.»>

Aetas parentum, pejor avis, tullit

Nos nequiores, mox daturos.

Progeniem vitiosiorem.

Idea que descubre la imperfeccion de la filosofía pagana. Nosotros repetimos con un filósofo cristiano:

«Es la mision de los siglos modernos adelantar y «luchar, y si la palabra de Dios no es engañosa, irá «desarrollándose y realizándose cada vez mas la ley «del amor y de la justicia; y cómo en ella consiste «asimismo el perfeccionamiento del órden moral, será «<infalible el progreso, porque habrá venido á ser la <«<ley natural de la humanidad.»

Tan lejos estamos de creer en el empeoramiento sucesivo de la raza humana, que no veríamos con complacencia volver los tiempos del mismo Horacio. Con todos los males que sentimos, con todas las miserias que lamentamos, no cambiaríamos la edad presente por las que la precedieron, salvos cortos y parciales periodos de pasagera felicidad, que habrán sido el estado excepcional de un pueblo, no la condicion normal del mundo. Aunque una historia universal lo probaria mejor, la de España lo acreditará cumplidamente.

Si no temiéramos hacer de este discurso una disertacion filosófico-moral, expondríamos cómo entendemos nosotros la conciliacion del libre albedrío con la presciencia, y cómo se conserva la libertad moral del hombre en medio de las leyes generales é inmutables que rigen el universo bajo la oculta accion de la Providencia. Pero no es ocasion de probar; nos contentamos con exponer nuestros principios, nuestro dogma histórico. Y anticipadas estas ideas, que hemos creido oportuno indicar para que se conozca el punto de vista bajo el cual consideramos la historia, creemos llegado

el caso de circunscribirnos á la particular de España, objeto de nuestros trabajos, y de echar una ojeada general sobre cada una de sus épocas, para ver cómo se fué formando en lo material y en lo político esto que hoy constituye la monarquía española.

II.

Si la estructura de este compuesto sistemático de territorios que nombramos Europa revela el grandioso plan del Criador para la gran ley de la unidad en la variedad; si esas divisiones geográficas parecen hechas y concertadas para que dentro de cada una de ellas pueda encontrar cada sociedad las condiciones necesarias para una existencia propia; si aun suponiendo la Europa ocupada por un solo pueblo habríamos de ver tendencias irresistibles á la particion de esta gran república en grupos distintos, que aspiráran á formar cada cual una nacionalidad aparte; ¿quién no descubre en la situacion geográfica de España la particular mision que está llamada á cumplir en el desarrollo del magnífico programa de la vida del mundo? Cuartel el mas occidental de Europa, encerrado por la natu

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