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bula de Cruzada: costaba cada una 200 mrs. por cuatro años, no debiéndose gastar lo que de ella se recaudase sino en la guerra contra los moros, so pena de excomunion. No habia pasado mucho tiempo desde su predicacion, cuando el Rey concedió una buena parte (1) de sus productos á Don Beltran y á otros privados, de que protestaron algunos Grandes y prelados (2).

A principios del año 1461 le nombró el Rey de su Consejo, cargo de la mayor importancia é influencia en aquellos tiempos; á instancia del favorito dió á su padre Don Diego el título de Vizconde de Huelma, y á Don Gutierre, su hermano, le nombró Obispo de Palencia, añadiendo á esta elevada distincion para más honor el título de Conde de Pernia, que desde entónces gozan los prelados de aquella iglesia.

En Setiembre de 1461 otorgó tambien á Don Beltran la jurisdiccion y rentas de la villa de Colmenar de Arenas (3), secuestrada á la Condesa Doña Juana Pimentel, viuda del Condestable Don Alvaro de Luna, cuya villa le concedió más tarde en propiedad, cambiando por singular merced su nombre por el de Mombeltran.

Poco despues, en Madrid á 1.o de Octubre del mismo año, por la desobediencia de Don Juan de Luna y de la Condesa Doña Juana Pimentel, cuyos bienes fueron secuestrados, hizo donacion de los lugares de Cabra, Carcaloso, los alijares de Valdetietar y la heredad llamada la Figueruela, que eran de dicha Condesa, á Don Beltran.

Todavía por carta del mismo año, á 2 de Diciembre, le concedió, procedente de dicha secuestracion, «de los 70.625 mrs. que el dicho (Juan de) Luna disfrutaba anuales para toda su vida, situados en los tercios de la ciudad de Soria y su tierra, tenga Don Beltran los 40.625» con facultad de poderlos traspasar á quien quisiere sin necesidad de nuevo privilegio; de cuya facultad usó bien pronto, pues en 14 del mismo mes y año, traspasó de esta suma á Alvar Gomez de Cibdad-Real, secretario del Rey, de su Consejo, y alcalde mayor de la ciudad de Toledo, 34.625 mrs. y 6.000 á Juan de Vargas, vecino de Toledo, en recompensa de los muchos favores y servicios que de ellos habia recibido.

(1) Ochenta mil florines, segun la crónica MS. castellana.

(2) Vida del Card. Gonzalez de Mendoza, por Francisco de Medina. Memorial hist., t. vI.

(3) Véase en el Apéndice el documento núm. 1.

Y por último, en 16 de Diciembre del mismo año, le hizo Don Enrique donacion perpétua de los alijares de Valdetietar, la Figueruela y la villa de Colmenar de Arenas.

Con estas mercedes fué manifestándose más y más el valimiento de Don Beltran y aumentando el número de los que, pensando por intercesion suya alcanzar otras gracias, le lisonjeaban (1). Entre estos merece especial mencion Andrés de Cabrera, que andando el tiempo fué primer Marqués de Moya y uno de los servidores más favorecidos de Isabel I, debiendo al calor de la amistad de Don Beltran no pequeña parte de su sucesivo encumbramiento.

Por este tiempo vino al Rey una embajada del Duque de Bretaña para establecer entre ambos confederacion y alianza. Quiso aquel festejar al Embajador y á los caballeros que le acompañaban, tenidos por muy diestros en las armas, y al efecto dispuso unas magníficas fiestas en la casa de campo del Pardo. Festejóles tres dias en aquel sitio con justas, torneos, monterías y espléndidos banquetes, y al cuarto dia, cuando ya los Reyes y la Corte regresaban á Madrid, dispuso Don Beltran se hiciese un Paso en medio del camino, cerca de la villa. Su disposicion fué la siguiente (2): «Estaba puesta una tela barreada en derredor de madera con sus puertas, por donde habian de entrar los que venian del Pardo, en cuya guarda estaban ciertos salvajes que no consentian entrar á los caballeros é gentiles hombres que llevasen damas de la rienda sin que prometiesen de hacer con él seis carreras, é si no quisiesen justar que dexaren el guante derecho. Estaba junto, cabe la tela, un arco de madera bien entallado, donde habia muchas letras de oro muy bien obradas, é habia tal postura que cada caballero que quebrase tres lanzas, iba al arco é tomaba una letra en que comenzase el nombre de su amiga. Habia asimesmo fechos tres cadahalsos altos, uno para que comiesen é mirasen el Rey y la Reina con sus damas y el Embaxador; otro para los grandes señores, é otro para los jueces de la justicia. La comida que se dió á todos fué muy suntuosa, en grandísima abundancia é con mucha órden, sin desconcierto alguno. Duró esta fiesta desde la mañana hasta la noche, que se retruxo el Rey con la Reina á sus palacios. Y

(1) «...lbi procerum omnium conabutur suplere dignitatem favor consensus Beltrando, qui dominabatur regi Henrico, qui corpori ac menti Reginæ videbatur imperare... Palencia, Decadas.

(2) Enriquez del Castillo.

como aquel Paso fué cosa señalada, queriendo el Rey honrar su Mayordomo é favorecer su fiesta, mandó allí hacer un Monasterio de la Órden de San Gerónimo, que se llama agora Sant Gerónimo del Paso» (1).

Don Beltran defendió valerosamente contra todos y cada uno la superior belleza de la señora de sus pensamientos, y aunque no descubrió el nombre de su dama, los maliciosos cortesanos supusieron fuese la Reina.

Vino á dar más consistencia á estos malignos rumores un suceso tanto más inesperado, cuanto que era tenido por imposible. Era general opinion que el rey Don Enrique adolecia de impotencia, fundándose para ello principalmente en los escandalosos sucesos ocurridos con su primera mujer la princesa Doña Blanca y en la sentencia que autorizó su divorcio en 1453 (2). Contribuia además á confirmar esta idea el llevar el Rey seis años de matrimonio con su segunda mujer la reina Doña Juana y no haber experimentado durante este tiempo señal alguna de sucesion. ¡Cuál sería la sorpresa de todos al saber que la Reina se hallaba embarazada! Oigamos con la debida precaucion y reserva el relato que un adversario del Rey y de su favorito hace sobre este particular:

«La Corónica (3) hizo mencion de cómo Don Enrique siendo impotente quiso mostrar poder aver generacion, para lo qual muchas. veces atrató que la reina Doña Juana, su muger, oviese ayuntamiento ageno; y como al fin lo acabase, de tal manera se començó que más oviese menester freno que espuelas... y así fué la Reyna preñada, y como quiera que por muchos se dudase de quién, la pública fama fué ser Beltran de la Cueva, que ya era Conde de Ledesma, al qual el Rey preferia á todos los que cerca dél estaban y más residian con la Reyna; y como el Rey se partiese para Logroño, la Reyna quedó en Aranda y con ella el Conde Don Beltran; y como de allí viniesen á Madrid, la Reyna parió una hija llamada Doña Juana; y ya allí más y más se afirmó ser hija del Conde de Ledesma.»

La misma Crónica manuscrita refiere posteriormente (4) que cuando

(1) Trasladose en 1503 á Madrid por ser muy malsano el primer sitio, con la misma denominacion, conservándose aún hoy una parte, si bien bastante ruinosa, entre el Retiro y el Museo de Pinturas.

(2) Véase Coleccion diplomática de Enrique IV, núm. 35. (3) Es la atribuida á Alonso de Palencia. Año 1462, cap. 1. (4) Año 1468, cap. I.

el infante Don Alfonso, hermano del Rey, fué proclamado, años adelante, en Avila por los magnates rebeldes, manifestó lo siguiente: «<Acuérdome que seyendo yo muy niño, tanto que ninguno pensase que yo pudiese mirar ni entender las cosas que se hacian, durmiendo yo en una cámara á gobernacion de las donzellas de la reina Doña Juana, algunas veces fingia que dormia y veya por el tablado venir á Beltran de la Cueva solo, é parescíame muy mal.»

En cambio Diego Enriquez del Castillo, historiador coetáneo y el más imparcial de los de su tiempo, narra el acontecimiento del parto de la Reina, ocurrido á principios de 1462, sin dar crédito á las hablillas del vulgo ni á la maledicencia de los cortesanos rivales de Don Beltran.

La explicacion que de tan trascendental suceso da el docto y grave P. Juan de Mariana me parece la más acertada y prudente. «El pueblo, dice (1), que de ordinario se inclina á creer lo peor y á nadie perdona, echaba á mala parte esta conversacion y trato (de la Reina con Don Beltran)... Puédese sospechar que gran parte de esta fábula se forjó en gracia de los Reyes Don Fernando y Doña Isabel, cuando el tiempo adelante reinaron, y que le dió probabilidad la flojedad grande y descuido de este príncipe Don Enrique, junto con el poco recato de la Reina y su soltura» (2).

(1) Historia de España, lib. 22.

(2) Todos los historiadores coetáneos convienen en estas cualidades de la Reina, acerca de la cual dice lo siguiente Hernando del Pulgar en su Crónica de los Reyes Católicos, cap. III:

«Esta Reina, como en la Crónica del rey Don Enrique, su marido, debe ser relatado, deleytándose más en la hermosura de su gesto que en la gloria de su fama, ni guardó la honra de su persona como debia, ni ménos la del Rey, su marido. E la causa deste yerro algunos querian afirmar que procedia della, por ser muy moza y hermosa, é muger á quien placian hablas de amores é de las otras cosas que la mocedad suele demandar é la honestidad debe negar. Otros algunos certificaban, que la principal causa de sus yerros habia seydo el Rey, á quien placia que aquellos sus privados, en especial aquel Duque de Alburquerque oviese llegamiento á ella, é aun se decia que él mandaba é rogaba á ella que lo consintiese. Este yerro, quier procediese della, quier dél, ó de ambos á dos, fué tan notorio en todo el reino que los caballeros é perlados que alzaron por rey al Príncipe Don Alonso, la principal causa que ovieron para la division que hicieron, era haber dado el Rey esta Reyna su muger á aquel su privado Don Beltran de la Cueva, á quien habia hecho Duque de Alburquerque; é que aquella Doña Juana era hija de aquel é no del Rey. Esto se afirmaba, porque habia en su palacio y en sus retraimientos grandes é casi manifiestos indicios que lo afirmaban; é allende desto por la vulgar opinion era creida la impotencia del Rey, porque siempre tovo comunicacion con otras mugeres, é procuraba de contino estar cerca dellas, é nunca se halló ántes ni despues haber

En apoyo de esta opinion debe consignarse que el nacimiento de la princesa Doña Juana fué celebrado con grandes alegrías, justas, juegos de cañas y corridas de toros; que á los ocho dias fué solemnemente bautizada por el Arzobispo de Toledo, asistido de los obispos de Calahorra, Cartagena y Osma, siendo padrinos el Embajador del rey Luis XI de Francia, Conde de Armagnac (1), y el Marqués de Villena, y madrinas la infanta Doña Isabel, hermana del Rey, y la Marquesa de Villena, habiendo sacado en brazos á la tierna Princesa y tenídola en la pila el Conde de Alba de Liste; y que á los dos meses de edad fué jurada en Córtes del Reino como primogénita y sucesora del Rey.

llegamiento de varon á ninguna. Esta Reyna estando en aquella fortaleza de Alahejos (por cierto pacto que hizo de obligarse á estar algunos dias en ella en poder del Arzobispo de Sevilla, cuya era aquella villa), fué preñada de un mancebo sobrino del Arzobispo de Sevilla, que se llamaba Don Pedro, que estaba con ella por guarda, la cual tovo manera con él que una noche la descendiese por la cerca de la fortaleza é teniendo bestias aparejadas andovo aquella noche y este Don Pedro con ella fasta que otro dia llegaron á la villa de Buitrago, donde estaba su hija Doña Juana... >> Enriquez del Castillo atribuye este hecho de la soltura de la Reina á un Luis Hurtado, hijo de Ruy Díaz de Mendoza, quien dice que la descolgó en un cesto y que habiéndose roto la soga, se lastimó la cara y la pierna derecha, pero que po niéndola á las ancas de su mula, la llevó con seguridad á Buitrago.

Palencia se atreve á indicar que habiendo ido el Rey á Logroño y quedádose la Reina en Aranda, Don Beltran iba frecuentemente á visitarla: hé aquí sus palabras:

<... Patrem vero iis confirmet, nisi cum iam alia constant, potius inclinet ad Beltrandi facinus, qui præficiebatur a rege magisque asiduus erat possedissetque regnum ac reginam, si obsecundatum regiæ voluntati fuisset: hunc coniecturæ maxime inficiunt, hunc dissoluti eius sermones condemnant, ut multa omitamus, permansit regina apud Arandam, dum Rex Lucronium profectus est, interim ex Lucronio et Cantabria Beltrandus redibat familiariter visitaturus expectantem; vulgo fremebant omnes, quibus iam publicus innotuerat rumor; magis magisque fremitus inolevit cum apud Maioritum peperit regina sub prætextu futilium inductionum, quod Rex impos esset interni cortus, at si ut fingebatur penetravisset semen cur puerpera facile peperisset. Huiusmodi tamen vista suspitio, innumeræque aliæ notæ non valuerunt resistere imperio Henrici, quin infans Joanna filia Joannæ reginæ excitasset falsos ludos et omnes ad perniciosam futuri domini obedientiam convocaret, anno MCCCCLXII».

(1) Segun Enriquez del Castillo habia venido este Conde de Embajador con ocasion del fallecimiento de Cárlos VII de Francia y de la elevacion al trono de Luis XI á confirmar en nombre de éste la antigua confederacion que entre los dos reinos habia; y segun el autor de la Crónica castellana manuscrita, este Conde de Armagnac «habia sido mucho desamado del rey Carlos de Francia y no ménos lo fué de Luis su sucesor, á causa de la maldad conoscida que este Conde de Armeñaque cometió con una su hermana, en la qual tuvo dos hijos y fué la causa su venida por ser favorescido en sus negocios del rey Don Enrique como pariente y vasallo suyo por ser en estos reynos Conde de Cangas y Tineo.>>

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