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enumerando la renta que tenian los principales Grandes de Castilla, asigna al Duque de Alburquerque veinticinco mil ducados, siendo entre los Duques el que ménos cantidad gozaba.

En resumen: siempre que con imparcialidad y despreocupacion se estudie la historia del proceloso reinado de Enrique IV y los comienzos no ménos agitados del de los Reyes Católicos, simbolizará Don Beltran de la Cueva, áun con las tachas y defectos propios á todo hombre y característicos de su época, el más cumplido y cariñoso paje, el galante y esforzado caballero, el consejero leal y respetuoso, el magnate espléndido y dadivoso, y sobre todo el vasallo consecuente y fiel, pronto á sacrificar por su Rey su vida y sus intereses. Compáresele con sus más encarnizados rivales; con el monstruo de ambicion y perfidia, el Marqués de Villena; ó con aquel «vasallo revoltoso y perverso» (1) el Maestre de Calatrava; ó con aquel arzobispo de Toledo, Alonso de Carrillo, que en la farsa de Avila arrancó la Corona Real á la efigie de su legítimo monarca, y se levantó luego en armas contra la Reina Doña Isabel; ó con todos y cada uno de aquellos rebeldes nobles que segun á su medro personal convenia iban y venian de un campo á otro faltando á los más solemnes juramentos; y dígase con sinceridad, despues de hecho fielmente el cotejo, si habia en todo el bando desleal dos personajes tan fieles á su Rey y tan celosos del bien público y de la dignidad real como el Duque de Alburquerque y Don Pedro Gonzalez de Mendoza, apellidado el Gran Cardenal de España. Las más encumbradas y ennoblecidas casas de Castilla (2) le dieron sucesivamente sus hijas en matrimonio. El Rey no podia pasar sin su compañía; era ornato y gala de la Corte; muchos magnates solicitaban su alianza y mediacion; el estado llano legítimamente representado por sus Procuradores á Córtes, proclamaba solemnemente que era Don Beltran digno de todas las mercedes que el Rey le habia hecho y áun de muchas más; y los Reyes Don Fernando y Doña Isabel le honraron y protegieron. Al descender al sepulcro lleno de años y de mercedes, pudo vanagloriarse de haber fundado y consolidado con sus esclarecidos hechos y relevantes servicios una de las más ilustres casas del reino, y ser tronco de preclara descendencia que habia de dar á la nacion glorio

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sos generales de mar y de tierra, ministros, cardenales, vireyes, consejeros de Estado, embajadores y altos dignatarios de Palacio, la fama de cuyos hechos resuena dignamente en toda la Península, en Francia, en Italia, en Inglaterra, en Alemania, en Flándes, en Roma, en América y en Africa.

APÉNDICE.

DOCUMENTO NÚM. 1.

El Rey concede a Don Beltran la jurisdiccion y rentas de la villa de Colmenar de Arenas.

«Don Enrique, por la gracia de Dios, rey de Castilla, de Leon, etc. Por quanto al tiempo que yo mandé delibrar é soltar á Iohan de Luna, mi vasallo, de la prision en que por mi mandado estaba, por los delitos é cosas por él perpetradas, entendiendo ser asy complidero á mi seruicio é á bien é pas é sosiego de mis regnos, le mandé que saliese fuera dellos, é él juró é prometió de no entrar en ellos sin mi licencia é especial mandado, é de guardar mi seruicio en todas cosas so grandes penas; e la Condesa doña Iohana Pimentel prometió é juró á Dios é fiso voto solepne á la casa sancta de Iherusalem so pena de ir á ella á pié descalça, é fiso pleito homenage segund fuero é costumbre despaña de guardar mi seruiçio, é que ternia las casas é fortalesas de montaluan é arenas é el adrada para seruicio mio como de su rey y señor natural é que non acogeria nin rescebiria en alguna dellas al dicho Iohan de Luna ni á fijo ni criado suyo ni á otra persona alguna en deseruiçio mio ni contra mi defendimiento; é si lo contrario fisiese, que por el mismo fecho ouiese perdido é perdiese los dichos castillos é fortalesas é casas de Montaluan é Arenas é el Adrada... lo qual no embargante el dicho Iohan de Luna en violencia é quebrantamiento del dicho voto é juramento delinquió é excedió malamente por muchas é diuersas maneras contra lo susodicho é contra mí é contra la Corona Real de mis regnos, entrando é estando en ellos é enviando gentes suyas é de los regnos de Aragon é Nauarra á tomar la villa de Cornago, é fasiendo otros tratos é ligas é

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