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que tenian, biéndose cercado y encorralado de sus enemigos en el terra plen y quemada ya toda la torre, y todos los enemigos tomadas las murallas, y abiéndole muerto y hẹ rido los que podian pelear, puestas las escalas al terraplen muchas partes y con muchas bonbas y artificios de fuego por y sin esperança del socorro; ya que ronpia el alba, tornó el dicho Alcayde hazer tocar atanbor é tirar dos piezas de artillería, y los enemigos que alrededor estaban dieron' muy gran grito diciendo que se diese, que no tuviese remedio de socorro, y el artillero Pero Andrés é quatro é cinco de los que en el terraplen estaban, que al parecer se pensó que fueran para algo, vinieron á hablar á Rodrigo Martin, soldado dicho, para que hablase al Alcayde de parte dellos, para que dexasen el artillería y se saliesen á su salvo, y el soldado no se lo osó dezir al Alcayde, sino que todos juntos llegaron á él diziéndole que les dexase salir del terraplen, que no permitiese que muriesen alli todos, pues vía que no tenia remedio ni defensa nenguna, ni arma con que pelear; y los enemigos de fuera, ya que queria aclarar el dia, començaron á jugar su arcabuzería y á dar grandes bozes y alaridos diziendo que por qué no se daban, y el Alcayde se llegó, como oyó las bozes, bácia una esquina del terraplen donde estaba un paredoncillo con un portillo que habian hecho, é díxoles á bozes qué querian, y le respondieron unos soldados que ablaban bien español, diziéndole de parte del capitan, por qué no se daba á partido, porque si aclaraba bien el dia, todos abian de morir mala muerte, y cierto nenguno escapara; el Alcayde dixo que muriese, que para eso estaban allí, é se quitó; é luego de ay á poco se tornó aponer en el dicho puertillo que tenian hecho los enemigos, sin esperança de nengun remedio, é

preguntó por el capitan en alta voz, y el francés le respondió qué queria, y él le dixo quél no le queria á él, y el francés dixo que deso dar á partido, el Alcayde le respondió que qué partido; el francés le dixo en alta voz, questaba en la esquina de la muralla manparado él y alguna parte de su gente con ella, que con el partido de la vida á él y á todos los que con él estaban, porque abeys conbatido y defendido como buen soldado, y el Alcayde le dixo que abia de ser sin rescate, el francés dixo que sí, si no hera mercader; é pasadas estas pláticas, el Alcayde quiso jugar á dos itos, si le aprovechara, porque si pensara quel socorro no le abia de benir, tenia determinado é hordenado de cargar todas las piezas de artillería hasta las bocas con dos ó tres balas cada una, é senbrar toda la pólbóra que en el terraplen tenia, por todo. el terraplen, é ronper toda el artillería é quemar toda la pólbora, porque los enemigos no se aprovechasen dello, y pudiera hazer esto muy á sú salvo y salirse él y todos los que en el terraplen estaban, por las espaldas del terraplen, sin mucho daño é peligro de sus personas; mas no se atrebió á hazer esto que tenia pensado, por el esperança que tubo del socorro, porque siempre pensó que le biniera, é fué mal pensamiento; y considerado si se le diera el socorro, y él obiera ronpido el artillería y quemada la municion, fuera mal caso abello hecho, y á esta cabsa no osó hazer lo que tenia determinado, y segun despues sucedió, valiera mas abello hecho, porque los enemigos no se aprovecharan del artillería.

Y el francés tenia su gente, por sus esquadrones, bien en horden, por las murallas é por las esquinas dellas, y por alrededor del terraplen, siendo ya el dia claro, biendo el

Alcayde todo lo que abia sucedido é que ya no abia lu̟gar de hazer lo que tenia determinado en el romper de la artillería, porque ya era de dia y no se podia salir con su determinacion en salirse del terraplen sin ser vistos de los enemigos, determinó de tomar el mejor remedio, que fué confirmar el partido questaba hecho, porque la gran necesidad le constriñó á ello; el capitán francés entró en el terraplen, armado con su coselete, espada y daga y una alabarda, y con él muchos soldados de coseletes y arcabuzeros, é por fuerza se apoderó en quatro piezas de artilleria, porque otras dos, que eran seis, se abian ronpido coubatiendo, y puso su bandera sobre el artillería y pidió al Alcayde que diese la suya, é jamás se la quiso dar, y el capitan é muchos soldados llegaron por fuerza é la quitaron donde estaba puesta; é despues desto, el francés preguntó al Alcayde que dónde estaba el tesoro del Enperador y el cofre que tenia la moneda; porque siempre, segun se dixo despues, abia pensado que abia allí gran cantidad de moneda de Su Magestad, segun se le abia defendido aquella plaza y artillería, é tanbien porque las guias que traya le abian hecho entender que abia allí gran cantidad de dinero de las naos que se abian perdido en la Florida, que, segun despues dixo el francés, questa abia sido la principal cabsa porque se abia abenturado á tomar este pueblo; y el pensamiento que tubo le salió muy alrrebés, quel Alcayde le dixo que Su Magestad no tenia aquí dinero nenguno, porque quando se lo Hebaban siempre yba con muy grande armada; el francés bió en el terraplen un escritorio. pequeño del Alcayde con unos papeles que aquel dia abia melido allí, é luego le hizo decerrajar é no halló en él siuo fueron papeles é una sortija de una esmeralda, del

TOMO XII.

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Alcayde, que la tomó é metió en el dedo, é luego en otra caxa halló plata labrada del Alcayde, cantidad de marcos, é la tomó; é cierto el francés pensó que en aqueIla presa quedaba rico, y el pensamiento le salió alrrebés, pues no alló allí otra cosa qué robar sino lo que tomó al Alcayde.

Luego, ya que tenia preso al Alcayde y algunos que con él estaban y algunas mugeres é niños, determinó de salirse luego del terraplen con un esquadron de soldados, é se fué á las casas de Juan de Rojas con Alcayde y prisioneros, é allí se hizo fuerte, porque el terraplen no hera fuerça ni conbiniente para estar seguro, segun le pareció; é llegado á las dichas casas, se subió á lo alto dellas con algunos soldados prencipales, y todos se desarmaron, é ubo buena gira; é otro dia adelante entró su nao é la carabela é la gran barca, y entraron arto mas seguras quel dia antes, quel Alcayde los abia ojeado y desbaratado é hecho que no tomasen puerto, é biendo queste dia no les abian conbatido ni enpedido la entrada del puerto, entraron seguros, porque ya el Alcayde estaba preso; é despues dentrados, de regocijo, jugaron mucha artillería y ubo, de los de la parte de la mar y de los de la tierra, gran regocijo.

Pasó esto; otro dia de mañana, el francés hizo hechar todas las mugeres, niños y viejos y algunas negras que con el Alcayde abia preso, é les dió libertad para que se fuesen donde quisiesen, sin hacerles agravio ni mal tratamiento ni daño nenguno, que lo mismo hiciera al Alcayde y algunos prisioneros que tenia, sino por algun temor que despues de abelles dado libertad, bolbería el Alcayde y ellos hazelles algun daño, y tanbien porque pensó que despues de aber suelto los prisioneros, si los soltaba,

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no le querrian rescatar el pueblo, que hera lo que entonces pretendia; é dixo al Alcayde que escribiese al Governador diziéndole de su parte cómo el estaba apoderado en el pueblo é puerto é artillería, é que de todo ello hera Señor; que determinase de rescatar el pueblo, porque de otra manera, si no lo quería rescatar, que lo quemaría y abrasaría y batiría por tierra, como lo hizo; y el Alcayde escribió luego la carta al Governador, con el artillero Pero Andrés, questaba preso, al qual le dió libertad, á él y á otro vezino, Martin Ruys, sobre la palabra del Alcayde, que mas valiera que no se la diera; y en la carta decia lo que abia sucedido en aquel dia y noche antes pasada, y diziéndole en ella quán mal lo abia hecho en no abelle dado socorro, y que por su cabsa se abia perdido todo, y aun lescribió la flaqueza que se abia hecho en aberse desmanparado el pueblo, que abia sido muy gran cobardía, y otras muchas cosas, segun por la carta pareció, y ansí mismo que hiciese traer alguna comida para aquellos prisioneros; y otro dia, á ora de medio dia, el Governador le respondió á la carta, diziendo que tan poco remedio abia á enbialle de comer, como abia abido en dalle socorro, y que para tratar el rescate del pueblo, hera necesario quel capitan francés diese seguro á un fraile dominico, que estaba aquí, que se llamaba Fray Alonso de Ulloa, el qual fué cuchillo y principio de todos los daños y muertes que despues sucedieron, y al fin, fraile abia de ser; el capitan francés enbió luego el seguro firmado de su nombre, como el Governador por su carta lo pedia, y se asentaron las treguas de una parte y de otra, y entre tanto quel fraile entendia en el rescate del pueblo; y bino en la misma seguridad tres dias arreo á tratar con el capitan francés de parte del Governador, al

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