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Llegado el momento de la eleccion, los aspirantes se trasladaban al campo de Marte rodeados de sus amigos y de las personas mas influyentes entre el pueblo. Subian á unas gradas que se llamaban Colina de los jardines, de donde eran vistos de todos los asistentes, y para distinguirse mejor vestian togas de un blanco muy reluciente, que se diferenciaba del blanco mate generalmente usado en las demás. De aquí y del verbo candere ha nacido el nombre de candidato. Encima de la toga no llevaban túnica ni otra vestidura, para demostrar que no ocultaban dinero con que adquirir sufragios y para mayor facilidad en sus ademanes oratorios, entre los que era muy frecuente el de abrir la toga y enseñar las cicatrices que adornaban el pecho y entusiasmar á la multitud. En sus discursos al pueblo enumeraban los servicios que habian prestado á la república, y manifestaban lo mucho que harian en su favor si obtenian los sufragios. Parece que antes de Augusto debió ser lícito gratificar hasta una suma marcada á los electores, porque vemos en Suetonio (1), que M. Antonio decia del padre de Octavio, como para denigrarle, que habia sido divisor de una tribu, es decir, el encargado de repartir en la suya el dinero de los candidatos. El mismo Augusto impuso varias penas contra estos cohechos cuando restableció los comicios en 732, pero cayeron en desuso al trasladar Tiberio al Senado el derecho de elegir. Es lo cierto, que en la historia romana se nos habla de estos divisores, y Asconio cita tambien los sequestratores, que eran los banqueros donde se depositaba el dinero que ofrecian los candidatos para las tribus, y los interpretes, especie de agentes que formalizaban los convenios para comprar sufragios. Las penas de Augusto quedaron sin embargo vigentes en los municipios y colonias romanas, donde el pueblo continuó gozando de libertad en las elecciones, y por esto se sabe, que consistian en multa de cien piezas de oro y quedar infame y en deportacion como delito contra la tranqui

(1) In Aug., cap. 3.

dias, y principalmente en los tres de mercado, amigos y adversarios de la ley que se proponia, del candidato que se presentaba ó del acusado que se llevaba á juicio, y los mismos interesados, hacian la propaganda pública, secretamente y de todos modos en favor de sus respectivas opiniones. La tribuna pública se veia constantemente ocupada por ardientes oradores de los diferentes bandos, que ilustraban la conciencia de los electores, votantes, ó jueces, conforme á sus miras. Ciceron apoyó en esta tribuna la ley Manilia, y destruyó con su elocuencia la ley Agraria propuesta por el tribuno Servilio Rullo, pesar de lo beneficiosa que era para la clase pobre, y Livio refiere las arengas de Caton el censor y del tribuno Valerio en pro y en contra de la ley Oppia.

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Pero cuando el pueblo se veia mas agasajado y adulado era en la época de elecciones. Los candidatos, acompañados de sus amigos, bajaban al mercado, saludaban á todo el mundo, llamaban por sus nombres á los electores del campo, para lo cual iban acompañados de esclavos titulados Nomenclatores, dedicados exclusivamente á formar listas y conocer á los electores, aunque fuese solo de vista: convidaban á estos, procura— ban convencerlos de la utilidad de ser elegidos; sus agentes se introducian en todos los círculos, ponderaban las cualidades de sus protegidos, hacian promesas, repartian dinero: oradores pagados improvisaban tribunas desde donde arengaban y ensalzaban las virtudes y riquezas de los candidatos, se agotaban en fin todos los medios de ganar votos. Valerio Máximo refiere (1) que el célebre Scipion Nassica comprometió su eleccion, porque habiendo dado la mano á un campesino y encontrándola muy callosa le preguntó si andaba en cuatro piés: el elector fué publicando que el rico noble se burlaba de los pobres, y todos se ligaron para excluirle. Ciceron in Pisone dice que la nacion de los candidatos es la mas complaciente, amable y previsora del mundo.

(1) Lib. VIII, cap. 5, n. 3.

Llegado el momento de la eleccion, los aspirantes se trasladaban al campo de Marte rodeados de sus amigos y de las personas mas influyentes entre el pueblo. Subian á unas gradas que se llamaban Colina de los jardines, de donde eran vistos de todos los asistentes, y para distinguirse mejor vestian togas de un blanco muy reluciente, que se diferenciaba del blanco mate generalmente usado en las demás. De aquí y del verbo candere ha nacido el nombre de candidato. Encima de la toga no llevaban túnica ni otra vestidura, para demostrar que no ocultaban dinero con que adquirir sufragios y para mayor facilidad en sus ademanes oratorios, entre los que era muy frecuente el de abrir la toga y enseñar las cicatrices que adornaban el pecho y entusiasmar á la multitud. En sus discursos al pueblo enumeraban los servicios que habian prestado á la república, y manifestaban lo mucho que harian en su favor si obtenian los sufragios. Parece que antes de Augusto debió ser lícito gratificar hasta una suma marcada á los electores, porque vemos en Suetonio (1), que M. Antonio decia del padre de Octavio, como para denigrarle, que habia sido divisor de una tribu, es decir, el encargado de repartir en la suya el dinero de los candidatos. El mismo Augusto impuso varias penas contra estos cohechos cuando restableció los comicios en 732, pero cayeron en desuso al trasladar Tiberio al Senado el derecho de elegir. Es lo cierto, que en la historia romana se nos habla de estos divisores, y Asconio cita tambien los sequestratores, que eran los banqueros donde se depositaba el dinero que ofrecian los candidatos para las tribus, y los interpretes, especie de agentes que formalizaban los convenios para comprar sufragios. Las penas de Augusto quedaron sin embargo vigentes en los municipios y colonias romanas, donde el pueblo continuó gozando de libertad en las elecciones, y por esto se sabe, que consistian en multa de cien piezas de oro y quedar infame y en deportacion como delito contra la tranqui

(1) In Aug., cap. 3.

lidad pública. Finalmente, habia funcionarios para repartir las tablillas de votacion, que se llamaban diribitores, y cuando era de gran interés el negocio que se iba á votar, no se desdeñaban los mismos senadores de hacer este oficio, como sucedió cuando se trató de la ley que levantaba el destierro de Ciceron. Los que recibian las tablillas para depositarlas en la urna se llamaban rogatores, y custodes los que la custodiaban.

Los primeros emperadores introdujeron algunos cambios en los comicios, y costearon los juegos de circo y anfiteatro que el pueblo debia antes á los candidatos para las magistraturas, con cuyas liberalidades se hizo casi insensible á la pérdida de sus antiguos derechos: así es que Juvenal dice, que este pueblo que en otro tiempo nombraba los cónsules, gobernadores de provincia, generales, y que disponia de todo, se contentaba en el suyo con pan y espectáculos (1). Julio César no abolió los comicios, y solo se reservó el nombramiento de los dos cónsules y de la mitad de los otros magistrados. Augusto hacia tambien confirmar las leyes por los sufragios del pueblo: lo fueron entre otras las leyes Julias, propuestas por el mismo, y tambien las propuestas por los cónsules, como la Elia Sentia y la famosa Pappia Poppœa, que establecia penas contra el celibato y premios á los casados. Tiberio el año 771 hizo tambien confirmar por el pueblo la ley Junia Norbana, pero abolió en seguida los comicios y transfirió todos sus derechos al Senado. Calígula los restableció por algun tiempo, pero influyó tan moralmente en ellos, que nadie se atrevia á solicitar magistraturas sin ser candidato del emperador. Despues de esta época no se habla ya de comicios, y solo por algunos pasajes de Tácito parece se convocaban las curias para los casos de adopcion ó arrogacion, porque vemos que el emperador Claudio hizo confirmar por una ley Curiata la adopcion de Neron, y el mismo emperador no se atrevió á casarse con Agripina contraviniendo á las leyes romanas, sin una ley dada por los sufragios del pueblo.

(1) Panem et circenses.-Sat. X.

CAPITULO III.

Senado. Sus atribuciones respecto á las provincias.-Senadores.-Tribunos de la plebe. Su creacion.-Número.-Permanencia de estos funcionarios.-Carácter sagrado.-Fueron senadores natos.-Atribuciones-Su inmenso poder.— Utilidad de esta institucion. — Contribuyeron á la ruina de la república. — El tribunado bajo los emperadores.—Tribunos de la caballería.—De la infantería. Del erario.-De las diversiones públicas.-Del aseo.-Cónsules.- Sus atribuciones.-Censores.-Su nombramiento y funciones.-Pretores.-Su orígen.- Nombramiento.— Urbano. - Peregrino.-Su número.-Edictos pretorios. Atribuciones. Cuestiones perpétuas. - Ediles. Sus funciones. Cuestores. Sus deberes.

Conocido el modo de legislar en Roma, debemos decir algo de las principales autoridades de aquella república, en lo que pueda ser importante y tener relacion con nuestra historia.

El Senado era la autoridad principal y mas famosa. Arreglaba todo lo concerniente al gobierno de las provincias y al mando de los ejércitos, que prorogaba ó limitaba como lo creia conveniente, siempre que la proroga no llegase á un año. Así dependian en gran parte de él los magistrados, porque solo de él podian esperar proroga en sus destinos, y solo favoreciéndolos podian ejecutar grandes empresas, porque el Senado hacia los reclutamientos y pagaba y municionaba los ejércitos. Cayo Graco, que se dedicó exclusivamente á destruir la autoridad del Senado, le confirmó sin embargo el gobierno de las provincias, pero con algunas modificaciones de que nos iremos ocupando. Custodiaba el tesoro público y manejaba lą

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