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toriadores de nuestro derecho lo consignan así, fiados sin duda en haberlo dicho los doctores Asso y Manuel en su introduccion á las Instituciones de Castilla, originándose de esta idea otras consecuencias igualmente inexactas. La edicion de Sicard es la tercera de las que se hicieron el siglo XVI. La primera se formó en Lovayna, año 1517, por Pedro Egidio, bajo los auspicios y proteccion del emperador Cárlos V y I de España: son escasísimos los ejemplares y de ahí tal vez provenga que su existencia sea poco conocida. La segunda se hizo en París el año 1525 por Almarico Bouchardo, pero debe advertirse que no contiene solo el Breviario, sino algunas compilaciones mas, por lo que debe suponerse que está tomada de un códice borgoñon: los ejemplares de esta edicion abundan mas. La tercera es la del monje Sicard, hecha en Basilea el año 1528, y dedicada al Serenísimo señor D. Fernando I, rey de Hungría, Bohemia, &c. La cuarta es la de Canciani, impresa en Venecia año 1789. Posteriormente se han hecho otras ediciones, aunque con el sentimiento de no conocer ninguna española: incuria notable de jurisconsultos y gobierno con un código que rigió en España siglo y medio, y donde mas que en ningun otro libro se debe estudiar la revolucion góthicoromana de nuestra patria.

Despues de la muerte de Alarico eligieron los godos á Gesalico, hijo bastardo del rey, eleccion que desagradó á Teodorico, rey de los ostrogodos, que habria deseado eligiesen á Amalarico, niño de cinco años, nieto suyo, como hijo de Alarico y Teodogota: despues de una guerra logró apoderarse de Gesalico, haciéndolo matar en 514. Gobernó entonces el reino de los wisigodos, no segun creen Procopio y Pagi como tutor de Amalarico, sino en su propio nombre, como prueba Muratori siguiendo á San Isidoro, y lo demostrado por los Concilios españoles de aquel tiempo. Feliz este príncipe en la guerra, conquistó nuevamente de los francos la Narbonense, asentando en Narbona la capital de su vastísimo imperio, que comprendia España, la Francia oriental, la Italia, parte de Alemania y

Hungría, reinando sobre los wisigodos y ostrogodos quince años hasta el 526. Gran renombre ha dejado en la historia este mo⚫ narca, así por sus victorias como por sus leyes, llenas de justicia y equidad.

Despues de muerto Teodorico subió al trono su nieto Amalarico por unánime eleccion de los godos, cediendo la Provenza á su primo Atalarico. El mismo año de 526 casó con Clotilde, hija de Clovis, rey de los francos; pero siendo Amalarico arriano y Clotilde católica, y no pudiendo reducirla á la heregía, siguió una guerra con su suegro, pereciendo segun unos á manos de un soldado franco en Narbona, y segun otros asesinado en España: convienen todos sin embargo en que esta muerte debió acaecer por Diciembre de 531.

Teudis, que segun parece tuvo gran parte en el asesinato de Amalarico, y que habia sido su maestro, subió al trono por eleccion de los magnates. Fué desgraciado en las guerras con los francos, y en su tiempo se perdieron muchas provincias; conservamos no obstante la Narbonesa hasta la invasion mahometana, y despues de un reinado de diez y seis años, murió asesinado en 548, prohibiendo antes de morir se castigase al asesino, y expresando que su muerte era justo castigo del crímen que habia cometido matando á su señor Amalarico. San Isidoro alaba la tolerancia de este rey, que aunque arriano, permitió se reuniese un Concilio en Toledo para que en él se tratase y dispusiese lo necesario á la disciplina de la Iglesia católica.

Teudiselo, general wisigodo, sucede por eleccion en 548, pero solo reinó un año y pocos meses, muriendo asesinado en Sevilla.

Los asesinos alzaron por rey á Agila en 550; pero los magnates descontentos le declararon la guerra y nombraron por jefe á Atanagildo, quien con el socorro que le mandó Justiniano venció y mató á Agila, que tuvo por capital á Mérida.

Atanagildo trasladó la córte á Toledo en 554, y murió en ella naturalmente el año 567, despues de un pacífico reinado.

Dejó dos hijas, Golsvinda y Brunequilda; esta casó con Sigeberto y Golsvinda con Chilperico.

Liuva, gobernador de la Narbonesa ó Septimania, fué elevado al trono por sus administrados en 567, cuya eleccion fué confirmada el mismo año por los wisigodos de España. Al siguiente cedió este país á su hermano Leovigildo, quedándose solo con la Septimania, donde falleció el 572.

Llegamos al segundo legislador godo; pero antes de ocuparnos de sus leyes, describiremos ligeramente el reinado. Dueño Leovigildo de todo el imperio por muerte de su hermano, asoció al trono sus dos hijos Hermenegildo y Recaredo, adoptando la costumbre de los reyes francos, y queriendo introducir como estos la idea hereditaria, infinitamente mas ventajosa, como lo prueba sin ir á buscar ejemplos extraños, el horrible fin de tantos reyes que le habian precedido. Era en efecto el medio mas adecuado de atraer al pueblo á una reforma esencialísima, admitida la organizacion monárquica, porque acostumbrándose á obedecer al hijo en vida del padre, se suponia que la corona no vacaba nunca, y habia en ella una continuidad que anulaba de hecho el acto de la eleccion, y con pocos reinados que esto sucediese, se convencerian los godos de la oportunidad de variar el sistema de sucesion.

Casó Leovigildo en segundas nupcias con Golsvinda, viuda de Atanagildo, arriana y madre de la célebre Brunequilda. En 577 ó 580 casó á su hijo Hermenegildo con Ingunda, hija de Siseberto, rey de Austrasia. Ardiente católica esta princesa, fué tan bien secundada por San Leandro obispo de Sevilla, que hizo abandonar á su marido la heregia arriana, convirtiéndole al catolicismo. Llevó muy á mal Leovigildo esta conversion, y aunque usó de severidad, no justifica esto sin embargo la rebelion de Hermenegildo, que alzando pendones contra su padre, fué entregado por sus compañeros y muerto luego de órden del rey en Tarragona el año 584, por no haber querido recibir los sacramentos de mano de un obispo arriano, y por cuya firmeza le venera como mártir la Iglesia. Leovigildo con

cluyó con el reino de los suevos (4), agregando á la corona góthica la Galicia y Lusitania, y la historia le contaria entre los mas grandes reyes, si tan excesivo celo por el arrianismo no manchase su memoria con la muerte de Hermenegildo. Fué el primer monarca que usó de insignias reales, corona, cetro y manto: antes que él ningun rey godo usó distintivo que le diferenciase de sus súbditos. Próximo á la muerte confesó estar

(1) Cuando los suevos entraron el año 408 en España con los alanos y vándalos, venian al mando de Hermenerico. Buscaron territorios donde morar en Galicia y Portugal, y reforzados con los restos de los alanos y vándalos batidos por los godos, lograron fundar una monarquía, que duró hasta el reinado de Leovigildo. Las versiones mas acreditadas dan por sucesor de Hermenerico á su hijo Rechila en 441, quien quitó la Andalucía á los romanos y tambien la Cartaginense. San Isidoro asegura que fué el primer rey suevo que se hizo católico.

A Rechila sucedió por eleccion su hijo Rechiario en 448. Perdió este una batalla con Teodorico, rey de los wisigodos, en 456, quien lo mandó matar despues de retenerle algun tiempo prisionero. Desde 457, hasta 464 se sucedicron cuatro reyes suevos, Frontano, Raimundo, Madras y Frumario, tan pronto elegidos como fallecidos ó asesinados.

Remismundo logró reunir los sufragios de todos los suevos, entre quienes se arraigó la heregia arriana con este monarca, que murió en 468. En este año concluye la crónica de Idacio, y positivamente nada se sabe de los reyes suevos hasta la eleccion de Cariarico en 550. Durante este vacio de 82 años, solo se conjetura reinaron cuatro monarcas. De dos de estos, Rechila y Teudemundo, se hace mencion en la division de diócesis que se atribuye à Wamba: y de los otros dos, Hermenerico y Richiliano, en la vida del abad de San Vicente, mártir de Leon.

Cariarico era arriano, pero se convirtió al catolicismo porque San Martin curó de una grave enfermedad al hijo que mas amaba. Murió Cariarico en 559 y le sucedió su hijo Teodomiro, durante cuyo reinado se convirtió al catolicismo la nacion sueva.

Miro, hijo de Teodomiro, sucedió à su padre en 570. Protegió á los godos católicos perseguidos por Leovigildo, y tomó parte en la conspiracion de San Hermenegildo; pero cercado por las tropas de Leovigildo, tuvo que prometer retiraria sus auxilios al hijo rebelde. A Miro sucedió su hijo Eborico, à quien usurpó el reino el magnate Andica El año 583 marchó contra este, Leovigildo, le destruyó, se apoderó de Braga, capital del reino, y así feneció la monarquía sueva en España despues de 175 años de existencia,

arrepentido de la crueldad que habia usado con Hermenegildo, y reconoció la verdad del catolicismo, aunque sin el suficiente valor para confesarlo públicamente: se asegura recomendó á su hijo Recaredo la conversion á la fe católica.

Segun San Isidoro, dió muchas leyes á los godos, corrigiendo las que Eurico habia hecho con poca prevision, aña— diendo otras que faltaban y suprimiendo todas las supérfluas (4). Lo mismo afirma el arzobispo Don Rodrigo (2). Todo lo dicho respecto á la legislacion de Eurico es aplicable á la que se supone de Leovigildo. Hállase esta comprendida entre el grupo de leyes que llevan la calificacion de antiquæ, y solo por induccion y otros medios indirectos, aunque muy lejanos de la autenticidad, se pueden creer algunas de Leovigildo. Villadiego llevó su intemperancia hasta suponer á este monarca autor de sesenta y tres leyes de las calificadas de antiguas; y evidentemente para nosotros se equivocó en muchas de las que le atribuye, y que son mas propias del carácter y tiempo de Eurico. Leovigildo era un rey ilustrado, político, enérgico, pero no feroz, y mucho menos por sistema: no podemos, por consiguiente creer sea suya la ley II, tít. II, lib. III. La inhumanidad de las disposiciones que contiene era muy propia de un monarca arriano, pero no de un hombre con medianas nociones de justicia y filosofía. Se comprende en la pureza de costumbres scíticas, que se castigase con azotes y fuego hasta morir á la mujer ingénua que cometiese adulterio con su esclavo ó liberto; pero aplicar la misma pena á la soltera ó viuda libre que contrajese matrimonio con su liberto, es de una crueldad inaudita, y que por honór á nuestro país no quisiéramos ver en este código. Enhorabuena que para sostener el prestigio de la clase ingénua y la diferencia de castas, resabio de la civiliza

(1) In legibus quoque ea quæ ab Eurico incondite constituta videbantur correxit, plurimas leges prætermissas adjiciens, plerasque superfluas auferens.

(2) Lib. II, cap. XIV.

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