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les, y el puente acueducto de Segovia, pero es inexacto, porque las dos construcciones pertenecen á los romanos.

Muerto Hispan volvió á reinar su abuelo Hércules, que murió y fué sepultado en Cádiz. De este acontecimiento parece hay seguridad, porque los romanos que deificaron á Hércules, le consideraban enterrado en Cádiz, y esta fué la causa principal de lo mucho que distinguieron á la ciudad.

Por falta de sucesion se cree subió al trono Hespero, uno de sus capitanes, que dejó luego el reino á Atlas, quien le gobernó once años, pasando luego á Italia y dejando en España á su hijo Oro ó Sicoro, que reinó 45 años, y dejó su nombre al rio Sicoris.

Le siguió su hijo Sicam 31 años, y á este Siceleo por espacio de 44. Los antiguos suponen que durante este reinado acaeció el diluvio de Tesalia, siendo allí reyes Deucalion y Pirra, tambien las plagas de Faraon y el paso del mar Rojo.

Sucedió á Siceleo su hijo Luso, que reinó 30 años, dió su nombre á Lusitania, y tuvo por hijo á Ulo, que despues de é ocupó el trono 60 años. Parece que usurpó luego la monarquía un rey africano, de nombre Testa, como 74 años, dejándosela á su hijo Romo, que reinó 33, y que se cree fundó á Valencia. Se dice que por este tiempo vinieron á España los fenicios la primera vez (1). Paulo Orosio, fundándose en Aristóteles, refiere que arribaron á Tartesso, y que fué tanta la cantidad de plata con que cargaron las naves, que no cabiendo mas en ellas, hasta las anclas hicieron de este metal (2). Tambien se cree que por esta época pasó Baco á España, despues de conquistar la India.

(1) Varron enumera las naciones extrañas que vinieron á España, poniendo primero á los iberos, y despues à los persas, fenicios, celtas y cartagineses.

(2) Primos phoenices ferunt quum Tartessum navigassent, tantam argenti vim, oleo aliisque nauticis sordibus conmutasse, ut ne capere naves nec ferre possent: quo circa coactos sub discessum, cum cætera, quibus utebantur, tum anchoras etiam ex argento conflarent.

A Romo sucedió Palatuo, que reinó 70 años, y que se supone fundó á Palencia, dejando el trono despues de su muerte á Eritro, que le ocupó 68 años.

Gargoris, por sobrenombre Melícola, porque encontró el medio de recoger la miel, vino despues de su padre Eritro, y reinó 77 años. Durante este reinado se concluyó la guerra de Troya y arribaron á España para fundar colonias y ciudades, Tevero, hijo de Ayax Telamon, Amfiloco compañero de Memnom, Ulises y Mnesteo el Ateniense.

Sucedió á Gargoris su hijo y nieto Habis,, tenido en una de sus hijas. Justino hace gran elogio de este rey. Segun él, padeció muchas persecuciones durante su juventud, y al ocupar el trono de su padre y abuelo, aleccionado con la experiencia, dió leyes á sus pueblos, les enseñó á uncir los bueyes al arado y á sembrar el trigo en surcos largos, acostumbrándolos á mejores alimentos que los que hasta entonces habian usado. Prohibió á la clase rica desempeñase funciones que debia hacer el bajo pueblo, y repartió á este en siete ciudades principales.

La descendencia de Habis reinó muchos años, constando que España no era un solo reino, sino que estaba dividida en varios; que cada uno tenia su rey, porque Strabon dice en el libro III de su Geografía, que si hubiesen juntado sus fuerzas para defenderse, ni los cartagineses, ni antes de ellos los tirios y celtas, que en su tiempo eran los celtiberos y verones, los habrian podido subyugar, aunque lo intentaran con todo su poder, y que los romanos tuvieron que domarlos separadamente, y eso despues de muchos años de guerra.

Refiérese al año 1350 despues del diluvio, la venida de los celtas á España, procedentes de las Galias, quienes despues de haber vencido á los naturales se establecieron á lo largo del Ebro, tomando, como dice Lucano, el nombre de celtíberos :

Profugique à gente vetusta

Gallorum Celta miscentes nomen Iberis.

Appiano menciona tambien á un rey Arganthonio, que reinaba en Carpesso ó Tartesso, poco antes de la venida de los cartagineses, que se dice vivió 450 años.

Todas las fábulas que de estos reyes se cuentan, no merecen ocupar sériamente la atencion de los historiadores, mas aficionados á referir cosas y hechos que á consignar lo útil y lo cierto. Así es, que á excepcion de algunas, muy pocas leyes anteriores á los romanos, que nos han conservado los autores de la antigüedad, nada apenas se sabe del estado social de nuestro país. Tampoco se puede dar mucho crédito á lo que nos dicen acerca de las leyes, si se exceptúa Strabon, que es uno de los escritores mas concienzudos y exactos; porque al paso que Silio Itálico, al hablar de los funerales de los iberos, dice tenian la costumbre de echar á los buitres los cuerpos muertos para que los consumieran (1); Juan Bohemo asegura que dividian todos los miembros de los muertos y metiéndolos en una urna, los cubrian despues con piedras (2).

Nicolás Damasceno, gran amigo de César, dice de los iberos, que las mujeres exhibian todos los años las telas que habian tejido, y que un tribunal elegido de hombres juzgaba acerca del mérito de las telas y de la que mas habia trabajado, decerniendo los mayores honores á la mas aplicada y hábil (3) Cita otra ley que se reducia á tener un aro de cierta medida, con que se media el vientre de las mujeres, y la que no podia pasar por el aro quedaba deshonrada (4). Dice tambien que

(1) (Tellure ut perhibent) is mos antiquus ibera,

Exanima obscœnis consumit corpora vultur (Lib. III).

(2) Membra enim corporis incisa in vas conjiciunt, supraque saxa aecumulant (Lib. III).

(3) Iberorum mulieres quotannis in publicum exhibent quod telas confecerunt. Viri autem suffragiis lecti de ipsis judicant, et quam earum plurimum laborasse inveniunt, ei primos honores deferunt.

(4) Habent quoque zonam certæ mensuræ intra quam si venter cujusdam comprehendi nequeat, pro dedecora id magno habetur.

TOMO I.

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entre los Tartessios los menores en edad no podian ser testigos contra los mayores (1). Juan Bohemo refiere que prevalecia entre todos los españoles la costumbre de que deseando los padres que sus hijos se adiestrasen en el ejercicio de la honda, les ponian el pan en la punta de un asta, y en tanto que no lo derribaban á pedradas, no les permitian comer (2). Silio Itálico menciona las leyes religiosas que se observaban en Cádiz para venerar á Hércules el Tirio; y si los antiguos atlhantidas de que nos habla Platon, son los españoles, como generalmente suponen los sábios, es aplicable á nosotros cuanto el elegante escritor refiere de las costumbres, jueces, leyes y reyes de aquel pueblo del que hace cumplidos elogios. Los mas graves historiadores y anticuarios que admiten las leyes que hemos mencionado y las que citaremos conservadas por Strabon, convienen en tener por fábulas y consejas todas las que Diodoro de Sicilia atribuye á Ossiris y Hércules el Egipcio, aceptadas sin gran discernimiento ni justo criterio por Florian de Ocampo, pues segun Plinio es mas que dudosa la venida á España de Hércules el Egipcio.

Pero los datos mas verídicos sobre leyes y disposiciones antiguas, son los que proporciona Strabon, quien al describir en su obra esta parte del mundo, ameniza su relacion geográfica con noticias sobre las costumbres y leyes de los pueblos que va describendo. En el libro III habla de España y Portugal y nos da cuenta de que los Turdulos, pueblos que ocupaban la comarca del Bétis, eran los mas sábios y doctos de entre todos los españoles, que usaban de la gramática, te— nian escritos todos los documentos de su antigüedad y poe

(1) Apud Tartessios minori natu adversus majorem testimonium ferre non licet.-(Nic. Dam. cum notis Nicolai Cragii.)

(2) Imponunt enim supra erectum lignum panem, signum quod jactu petant; nec ante cibum capiant, quam panem lapide ejectum pro cibo sumunt, permissu matris (De leg. mor. et rit. gentium. Lib. III).

mas que sus leyes estaban en verso, y que, segun decian, las observaban hacia seis mil años (1). Cita cuatro leyes de los lusitanos, en las que se disponia que los principales puestos y asientos se diesen á los mayores en edad y dignidad (2): que las sentencias de muerte se ejecutasen despeñando á los criminales (3): los parricidas eran apedreados ó ahogados (4); y á los cautivos se les cortaba la mano derecha, ofreciéndosela á sus dioses (5). Finalmente, al describir la conquista de Cantabria y las costumbres de sus antiguos habitantes, refiere, que allí las hijas excluian á los varones de la sucesion paterna; que los hijos solo heredaban lo que sus padres les hubiesen dado en dote al casarse; que las hermanas escogian mujeres para casarse los hermanos, y que en todo las hembras tenian. imperio sobre los varones, lo cual, dice, no estaba muy arreglado al derecho civil. (Quod non est admodum civile.)

Del pasaje de Livio cuando refiere la entrega de la novia á Allucio por Scipion despues del sitio de Cartagena, tambien se deduce la antigüedad de las dotes en aquella parte de España (6).

Los historiadores romanos nos hablan además, de varios reyes españoles que gobernaban el país cuando ellos empezaron á ocuparle, y citan á Colchas en Andalucía, Indivil y Mandonio en Cataluña, Hilermo, Corribilon y Turro en Celtiberia, Amusito de los Lacetanos, Anduval, y por último, aun en tiempo de César, y en sus guerras con los hijos de Pompeyo, cita Hircio á un rey español llamado Indo, que murió en un

(1) Hi omnium Hispanorum doctissimi judicantur, utunturque gramatica, et antiquitatis monumenta habent conscripta, ac poemata, et metris inclusas leges à sexmillilibus ut ajunt, annorum.

(2) Priora in sedendo loca ætati, dignitatique deferuntur.

(3) Morti addictos conjectis de saxis præcipites agunt.

(4) Parricidas eductos extra fines, aut flumina lapidibus obruuntur.

(5) Captivorum manus dextras amputant, diisque consecrant.

(6) Super dotem, inquit, quam accepturus à socero est, hæc tibi à me dotalia accedunt. (Lib. XXI.)

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