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Carmona? Todo esto para mi es oro y no dudo que el arte correspondería á la materia. Con esto he dicho que lexos de parecerme prolixa ó molesta la enumeracion de las obras de nro. Autor (en cuya puntualidad y propiedad se conoce la destreza y gusto de quien forma el Catálogo, yo deseo vivamente y suplico: se digne Vm. perfeccionarlas, agregando á las demás que se hayan olvidado ú omitido y oportunamente ocurran á su memoria. Sírvase Vm. asegurar á el S. D." Cándido de mi particular afecto á su Persona y Escritos. Empleenos Vm. á mi Hermano y a mi en quanto juzgue pueda ser de su obsequio, obligándonos á esta sincera expresion la fineza de que no es obscura prueva su ingénua, urbana y discretísima çarta.

Dios Gue. á Vm. m. a.S

Granada 7 de Febrero de 1775.

Mi Dueño y mui estimado amigo está vá tumultaria y no de propio puño por lo mucho que en el dia hay que hazer. Yo vivo reconocido á la liberalidad de Vm. aprecio sumamente su correspondencia y deseo ocasiones de complacerle.

B. L. M.o á Vmd.

Su mui oblig.o y Capp."

FRAY RAPHAEL RODR. MOHEDANO

Sr. D. Juan Nepomuceno Gonzalez de Leon.

(Coleccion de autógrafos del D. Vives Ciscar, de

Valencia.)

HISTORIA

DE LA ACADEMIA DE LETRAS HUMANAS

DE SEVILLA, DESDE SU ESTABLECIMIENTO HASTA
EL 10 DE MAYO DE 1799, POR D. FÉLIX JOSÉ
REINOSO, ACADÉMICO Y SECRETARIO DE LA MISMA.

(Conclusión).

El sabio Jovellanos aplaude sus trabajos, como hemos visto en la carta que dirigió á D. Justino Matute; el docto é ilustrado Prior del convento de S. Gerónimo de Bórnos, el Reverendo P. Fr. Juan de Cádiz, escribía entusiasmado á su amigo el Dr. Santullano, diciéndole:

,,La afición que tengo á las bellas artes y el empeño "y buen efecto con que las cultiva esa Academia, de que "usted es miembro y presidente, me obligan á felicitarla "por su medio en sus brillantes tareas; y la confianza de "que hablo con una junta de sabios, me hace tomar la "de dirijirle en ésta mis parabienes y mis deseos de que "prospere para lustre de esa ciudad y de toda la Nación."

„En el ensayo que he visto impreso de los trabajos "de la Academia, se conoce muy bien que el carácter es"pañol y su genio es tan apto para la poesía como el "mismo de Athenas, y que su impulso feliz haría brotar

"de nuestro suelo Pindaros y Homeros como el mismo de "Grecia."

„Si yo tuviera ó me pudiera prometer de mis deseos "un influjo efectivo sobre la Academia, ó si ésta pudiese "esperar los consejos de quien se honra y espera apren"der de sus luces y producciones, yo les diría, ó mejor, le "suplicaría que no escondiese en la oscuridad estéril de un "archivo obras que deben eternizar su nombre y el de "sus autores; que correspondiese á su establecimiento, "esto es, que promoviese el buen gusto en una feliz emu"lación de sus miembros y en la misma propagación de "sus luces, que lo generalizase; que á lo ménos, á los "aficionados que no nos falta acaso otra cosa que ins"trucción y buenos modelos, no nos privase del medio de "podernos asociar á sus trabajos y concurrir á sus de"signios; y que, ya que nos aguija los deseos con la me"moria anticipada de sus trabajos, nos los satisfaga ha"ciéndonos ver sus bellas producciones... etc."

El Reverendísimo Sr. Patriarca de Antioquía, residente á la sazón en Aranjuez, escribió también al Doctor D. Manuel de Arjona, Doctoral de la Capilla Real de San Fernando, haciendo un cumplido elogio de la Academia y manifestando la satisfacción que tenía "al ver sujetos tan amantes de las letras y que con tanto gusto se dedicaban á cultivarlas.,,

En medio de estas satisfacciones tan cumplidas y de tan grandes y merecidos elogios, no dejó de haber motivo para que se resintiera el amor propio de los académicos con la conducta seguida por el príncipe de los líricos españoles, el Sr. Melendez Valdés. El eminente jurisconsulto y literato D. Juan Pablo Forner, que, aunque no tuvo plaza en la Academia, se complacía en dirijir con sus acertados consejos el génio de aquellos jó

TOMO II

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venes, siendo el juez árbitro en sus contiendas literarias, había fallecido ya en esta época: el plazo concedido para certámen de la Inocencia perdida, había llegado á su término; los trabajos estaban concluidos y los vates que aspiraban á ceñir la corona del vencedor en aquella lid literaria estaban impacientes. Se necesitaba una persona de prestigio reconocido para que emitiera su juicio con acierto é imparcialidad y señalara la mejor composición de aquel certámen, el más empeñado sin duda de cuantos tuvo este Centro literario.

Reunidos los académicos para acordar sobre el asunto, unánimemente propusieron que se rogara al Sr. Melendez Valdés, en quien reconocían la mayor competencia y autoridad, que se dignara de aceptar el cargo de Juez en aquella contienda. Y, en efecto, en 29 de Noviembre de 1797 se dirijieron al célebre Fiscal, por conducto de Don José Revollo, catedrático de Matemáticas del Real Colegio de San Telmo de Sevilla, que marchaba entónces á la Córte, quien puso en manos del Sr. Melendez una carta, firmada por D. Alberto Lista, Presidente interino y por el Secretario Sr. Reinoso, concebida en estos términos:

,,SR. D. JUAN MELENDEZ VALDÉS.

"La Academia de Letras Humanas de Sevilla tiene el "alto honor de presentar á V. S. la colección de sus obre"cillas poéticas, segura de que si llegan á conseguir su "aprobación, han logrado sin duda la aprobación de la na"ción entera. Porque bien podrá haber entre los españoles, "que últimamente han consagrado sus tareas á las agra"dables musas, algunas pocas que hayan seguido feliz"mente el camino de la sólida belleza; pero ninguno de "ellos, ninguno ciertamente ha obtenido la estima univer"sal de su patria, ni de las extrañas. Esta aclamación

"adquirida con un derecho indisputable por los que quisie"ran ser sus émulos, es la gloria propia solo de V. S. y el "lauro inmortal con que las musas han adornado las sienes "de los grandes genios que conocieron las edades pasadas, "que admiramos nosotros, y venerarán igualmente los "siglos futuros. Así que ninguno de cuantos en nuestros "tiempos han cultivado la amena literatura, cualquiera "que sea su mérito, podía lisonjearse de haber formado el "gusto de la nación; no habiendo alcanzado la celebridad "que es necesaria para tener seguidores. V. S. solo, aplau"dido de todos los hombres literatos, áun de los que no lo "son; estimado así de nacionales como de extranjeros, ha "arrebatado tras sí á los amantes de la belleza, guiándolos "por la árdua senda de la sencillez y sólida verdad. ¿Y no "tendrá razón la Academia para cifrar en el voto de V. S. el "voto de toda la nación?“

„El alto concepto del mérito de V. S. ha impelido á la "Academia á solicitar la gloria de que suban á sus manos "los débiles frutos de su aplicación; empero pasa muy más "allá la osadía, que le ha inspirado el conocimiento que "tiene de la bondad y franqueza de su alma. La Academia "para estimular á sus indivíduos, propone anualmente cier"tos programas, premiando con algunas obras de Humani"dades á la que con más acierto los desempeñan. Los pro"puestos al presente son un canto de la inocencia perdida "de los primeros padres en LXXX octavas, ó cerca de ellas, "y un discurso sobre si convendrá restablecer el método de "los padres de la Iglesia, en la Oratoria sagrada; cuyas "obras deberán estar concluidas para el próximo mes de "Mayo. La muerte del Sr. D. Juan Pablo Forner, que había "ya sido juez de estos certámenes, hizo que la Academia. "pensase en la elección de un sujeto capaz, no sólo de juz"gar sus obras, sino de honrarlas y envanecerlas; y este

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