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El gobierno de la Hermandad, se ejercía por el Padre mayor, un Diputado de Contaduría y el Tesorero, que asistían diariamente á las oficinas, para autorizar con sus firmas los documentos de cargo y data y cuidar que se anotasen en los libros respectivos.

La Contaduría tenía cinco empleados que eran Conta dor mayor, Oficial mayor y los llamados segundo, tercero y cuarto, con la dotación de 700, 400, 250 y 150 ducados al año y 3 y medio reales diarios respectivamente. Fijo estas sumas porque son bastante crecidas si se considera el valor de la moneda en el siglo XVII, lo que indica la importancia del Establecimiento. Estos funcionarios asistían durante cinco horas á la oficina, tres por la mañana y dos por la tarde, con el objeto de contestar á los interesados en los Patronatos, los que le convenía saber respecto á los mismos.

No podía hacerse ningún pago sin que se informara antes al Padre mayor, que la dotación correspondiente tenía fondos disponibles para ello. Entonces se expedía la libranza, para que la abonara el Tesorero y no los cobradores. Cuando no podía asistir el Presidente lo reemplazaba el hermano más antiguo de los que habían ejercido este cargo.

En fin de cada mes se hacía un balance y cotejo de los libros que firmaban los tres individuos de la Junta de gobierno, haciendo la confrontación de los asientos y anotando además la clase de moneda de que se componía la existencia, puesto que eran responsables de ella, para lo que cada uno conservaba una llave del arca.

Cada dos años, que era la duración de los cargos, formaba la Contaduría la cuenta general, para cuyo exámen tenía nombrados la Hermandad otros tres individuos, que se denominaban diputados, y con la aprobación de éstos, se llevaba al Cabildo de elecciones, dándose primero cuenta de su resultado y del caudal existente.

La recaudación de todas las rentas se hacía por tres Verederos sujetos á fianza, que daban cuentas en los Cabildos mensuales, entregando lo que habían realizado. Al concluir los dos años y con objeto de formar la general de la Hermandad, se hacía un balance definitivo, interviniendo los tres diputados de cuentas, cuya aprobación era necesaria para presentarlo á la Hermandad.

Como complemento, seguía después el ajuste de dotaciones, y cualquiera duda que ocurría sobre la manera de cumplir las cargas, se sometía á la deliberación del Cabildo, con dictámen del Hermano Abogado. Para estimular á los empleados, se les concedía una ayuda de costas, y por este medio siempre tenían disponibles las cuentas parciales de dotaciones.

Además de estos dependientes había designado un agente en Madrid, para la cobranza de los juros, que se entendía con el Padre mayor remitiéndole las libranzas en+ dosadas á favor del Tesorero.. narod

La Hermandad designaba también un Secretario, que extendía las actas y llevaba un cuaderno con las asistencias de los hermanos á los Cabildos, puesto que ellas les daban derecho para repartir las limosnas y dotes de aquellas dotaciones que no, hacían llamamiento expreso de parientes, y también las que cabían en los remanentes de la décima de administración que correspondía á la Hermandad.,

Puede comprenderse que la admisión de hermanos era asunto á que se daba grande importancia, por los informes á que se sometían, no sólo respecto á su moralidad y bue nas costumbres, sino también á sus fortunas, pero especialmente á su hidalguía y limpieza de sangre, como se atestigua con el crecido número de informaciones contenidas en voluminosos legajos, con las que podría completarse el nobiliario de Andalucía.

Los hijos podían suceder á los padres, cuando no re sultaba algún impedimento.

V.

EXTINCIÓN DE LA HERMANDAD

Bien sea por efecto de los requisitos que se exigían para la admisión de Hermanos, ó por otras causas que desconozco, en que pudo influir la primera desamortización de los bienes de Corporaciones é institutos civiles, reali

zada en la época de Godoy, el número de éstos era bastante reducido, y aún resulta que en los primeros años del presente siglo se pidió licencia al Provisor del Arzobispado, para que autorizara la celebración de los Cabildos, áun cuando no concurriesen los nueve que exijía la regla; si bien todos los que entónces componían la Hermandad eran ilustres Próceres ó pertenecientes á las familias más distin. guidas de Sevilla.

En este estado se creó la Junta Municipal de Beneficencia conforme al reglamento votado por las Cortes extra. ordinarias que sancionó S. M. en 6 de Febrero 1822, y uno de sus primeros actos, fué tomar posesión del establecimiento, lo que consintió la Hermandad en cabildo extraordinario celebrado en 4 de Agosto del mismo año.

A la caida del sistema constitucional, pudo subsanarse la falta de aprobación de la regla, lo que hubiera sido beneficioso para la Corporación, pero no se hizo, y áun cuando le fué devuelta por completo la administración de los bienes, duró poco tiempo esta concesión, pues en el mes de Mayo de 1837, la nueva Junta Municipal de Beneficencia la reemplazó á su vez, llevando las oficinas al que fué Hospital del Espíritu Santo en la calle de Tetuan, hoy Teatro de San Fernando. La casa antigua de la Misericordia quedó habitada por los empleados del ramo y con el archivo.

Se continuará.

FRANCISCO COLLANTES DE TERÁN.

J

DESCRIPCION DE LA TRAÇA Y ORNATO DE LA CUSTODIA DE PLATA DE LA SANCTA IGLESIA DE SEVILLA, QUE SE PUBLICÓ CON LICENCIA EN CASA DE JOAN DE LEON.-1.587

(Continuación).

32.

Vna figura de vna dama honestísima con vna corona Real, tiene vn calız en la mano, va sobre vn carro, que lleva las figuras de los quatro Evangelistas, y la letra, Ecclesia Catholicæ veritas.

33.

La mesa de los panes de la proposicion delante del tabernaculo, y Moysen y Aron a los lados, y la letra, Vmbram fugat veritas.

34.

Vna Custodia con el caliz y la ostia, que la sustentan algunos angeles, y la letra, Ecce panis Angelorum.

35.

David con sus soldados, que reciben los panes de

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