Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Entre los muchos pasquines que el pueblo ponia, se encontró este:

"Aunque anden las rondas listas

He de encender cazuelejas,
Con el sebo de realistas

Y las mechas de Callejas."

Efectivamente anduvo lista una ronda, pues aprehendió al que fijó ese pasquin que fué un cohetero de oficio. Este infeliz, juzgado sumariamente, fué condenado á la pena de "horca y pela," la que se ejecutó en el ángulo N O de la plaza principal. Esta sentencia se aplicaba del modo siguiente: la horca la sufría el reo y la pela los niños de las escuelas, á cuyos inocentes se les llevaba á que presenciaran la muerte del sentenciado, y cuando este acababa de espirar se les aplicaba á los niños una docena de azotes para que no olvidaran aquel acto, ni las causas que conducían al delincuente al patíbulo.

Tanto lo de la pena en general, como lo relativo á la ejecucion del cohetero, no consta en documentos oficiales de la época. Todo es de tradicion, y de tradicion particular de San Luis. El finado Sr. D. Francisco J. Estrada nos aseguró que á é le tocó esa pela siendo alumno de la escuela de San Francisco, y todavia hace pocos meses, nuestro apreciable amigo el Sr. D. Mariano Taboada nos ratificó esa especie, refiriéndose al dicho de personas respetables de aquel tiempo.

El Virrey habia hecho marchar para Querétaro una fuerte division á las órdenes de D). Manuel Flon, Conde de la Cadena Calleja ofreció al Virrey que tan luego como el Conde l'egara á dicha ciu lad, emprenderia su marcha para reunirse con él, á fin de seguir el plan de campaña que el mismo Venegas le indicaba. Este le contestó de conformidad y aún lo dejaba en libertad para que fuera á Querétaro ó para que se quedara más tiempo en San Luis acabando de organizar las tropas de que le hablaba.

Luego que supo Calleja que el Conde de la Cadena habia llegado á Querétaro, y que se disponia á salir al encuentro

del ejército insurgente, partió del campamento de la Pila ei 24 de Octubre, llevando á sus órdenes 3.000 caballos, 600 infantes, dos cañones de á 8 y dos de á 4 fundidas esas piezas en San Luis. El Virrey ordenó al Conde de la Cadena que con la division que sacó de México se pusiera á las ordenes de Calleja. El total de las dos divisiones unidas formaba un cuerpo de ejército de 8,000 hombres.

Calleja, al partir para la campaña, dejó guarnecida la plaza de San Luis con las siguientes tropas: 350 infantes, 110 caballos y tres compañías de urbanos, todas bajo el mando del Comandante D). Toribio Cortina, quien quedó tambien encargado de seguir fundiendo artillería para emplearla segun las circunstancias lo exigieran.

Dejemos al General en jefe del Ejército del Centro marchando en persecución de Hidalgo que se dirigia sobre México, puesto que tenemos que limitarnos á nuestra localidad, y veamos lo que pasaba en ella durante la ausencia de dicho General.

CAPITULO II.

[ocr errors]

SUMARIO.

Salida de Calleja á la campaña.-El Comandante Cortina, jefe de la plaza de San Luis. Estud de los ánimos en la ciudad y trabajos revolucionarios.-Los legos juaninos Villerías y Herrera. —El capitan de San Carlos Sevi la y Olmedo, y el Lic. Trelles. - Arreglos y compromisos entre estos persorajes. - La no che del 10 de Noviembre de 1810. Sevi la aca á los gos de San Juan de Dios y asultan el Convento d 1 Garm-u.—Descripe o de este e inicio y noticias de su fundación. - Asalto y toma dels cuarteles -Cortina resiste en su casa y es herido mortalmente-Apreciaciones sobre los méritos de los legos y de Sevilla El Jefe insurgente Iriarte llega á San Luis Pérsida condu tà que observó. -Estién lese a revolucion ha-ta la frontera. -Batala de Aguanueva.—Calleja d spoes de la batalla de Ca deron marcha á Zacatecas. -Hace trocidades en todo el trayecto -Batalla de Santa Maria del Rio -Prepara Caleja su salida para San Luis, y Herre a abandona la ¡liza —Calleja la ocupa, fusila al Lic. Trel es y hace otras crueldades. Manda á Garcia Conde en persecación de H.rrera-Es este derrotado á inmediaciones de G. del Maiz-Huye para Aguayo donde acaba de destruirlo Arredondo, lo toma este prisionero y lo fusila.

Hemos dicho que Calieja salió del campamento de la Pila el 24 de Octubre. Desde esa fecha hasta el 10 del inmediato Noviembre, no cesaron de trabajar los partidarios de la insurreccion, para que la provincia de San Luis tomara en ella el participio debido. La ciudad presentaba todūs

los síntomas generalmente observados en los dias que preceden á las grandes conmociones. Agentes de Sevilla y Olmedo, del Lego Villerías y del Lic. Trelles recorrian los barrios de la ciudad, preparando el ánimo de sus moradores, recordando á estos los sufrimientos de sus ascendientes en el año de los tumultos, las víctimas sacrificadas con ese motivo y la condición humillante á que estaban condenados por el gobierno español. Los pueblos oian con agrado todas esas exhortaciones que indudablemente satisfacian sus deseos y aspiracion, puesto que de todo guardaban el más riguroso

secreto.

Al llegar Hidalgo á Celaya, de paso para Guanajuato, se le presentó el lego Fr. Luis Herrera de la provincia de San Juan de Dios, de Méjico, solicitando un puesto de cirujano en el ejército insurrecto. Admitido por Hidalgo, siguió al ejército desempeñando la plaza referida. Despues de pocos dias se separó, dejó los hábitos y se vino para San Luis, pero al pasar por la Hacienda del Jaral, una partida de tro pa realista que allí se encontraba en observacion, lo capturó como sospechoso, lo condujo á San Luis y fué puesto en la cárcel con grillos en los pies. Con el fin de conseguir su libertad se dirijió al Comandante Cortina descubriendo su carácter de fraile juanino y explicando del modo que le pareció conveniente su salida del convento de San Juan de Dios de Méjico y el objeto que le traia á San Luis.

No satisfecho Cortina con tales explicaciones, le negó la libertad que solicitaba, pero guardándole alguna consideracion por su calidad de fraile, lo sacó de la cárcel pública y con las mismas precauciones que en ella estaba, lo trasladó al convento del Cármen, en cuyo edificio estaban todavía muchos de los presos que habia dejado allí Calleja, de los complicados en la conspiracion descubierta á fines de Septiembre anterior.

El lego Herrera elevó á los pocos dias otra instancia al Comandante de la plaza, pidiéndole que se le permitiera continuar su prision en el convento de su órden que habia en la ciudad, á cuya peticion accedió Cortina, quitándose

le entonces los grillos y constituyéndose sus fiadores, el prior del convento de San Juan de Dios, Fr. Joaquin Balderas y los demás conventuales.

Empeñóse el lego Herrera en ser llevado al convento de su órden, porque durante su corta permanencia en el del Cármen pudo llegar á su poder una carta amistosa firmada así: un lego compañero de Vd. que aunque no lo conoce lo llama su amigo y le ofrece sus servicios. Esto fué bastante para que Herrera comprendiese que aquel su compañero habia simpatizado con él por sus padecimientos, y aunque no fuera mas que por el deseo de encontrar una persona amiga en quien depositar los dolores y las penas que le producia su cautiverio, ocurrió al prior de los juaninos suplicándole que apoyara la solicitud que hacia, puesto que perteneciendo á la misma órden, aunque fuera de diverso convento, creia que hubiera justicia en no sufrir su prisión en

convento extraño.

Bien léjos estaba de creer el lego Herrera que al ir al convento de su órden encontraria en el autor de la carta que recibió en el Cármen, un entusiasta y enérgico colaborador. Ese lego, que era Fr. Juan Villerías, tenia ya adelantados, como en otro lugar hemos dicho, trabajos importantes de propaganda, en union del Lic. Trélles y del Capitan de lanceros de San Carlos D. Joaquin Sevilla y Olmedo. Hombre audáz y de grande actividad el lego Herrera, concibió luego el proyecto de apoderarse de la plaza de San Luis, aprovechando la ayuda de Villerías y del Capitan Sevilla. Comunicóles su plan que inmediatamente fué aceptado y Sevilla les ofreció armas y municiones, comprometiéndose además á aprovechar el primer momento que se le presentara para apoderarse de algun pié de fuerza armada de la misma guarnición, con el que se presentaría en el convento para que juntos asaltaran los cuarteles y verificaran

el movimier to revolucionario.

Esa oportunidad se presentó la noche del 10 de Noviembre de 1810. Sabiendo Sevilla y Olmedo que una patrulla de su cuerpo hacia esa noche servicio, cuyo oficial y sargen

« AnteriorContinuar »