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CAPITULO XVI.

SUMARIO.

EL SAUCITO Y EL SEÑOR DE BURGOS.-Apuntes históricos.-Censo del Estado de San Luis Potosí en 1827.-Ingresos y egresos del erario.-Petición de algunos padres de familia.-Cambio de la escuela de Palacio á San Francisco. Reseña histórica de ese convento y templo según el Padre Arlegui. --Datos complementarios del Padre Tovalina.-Otros apuntes del autor.

En el mes de Noviembre de 1826 se preparaban muchas familias ricas y pobres de la ciudad de San Luis Potosí, los vecinos de las villas suburbias, y principalmente los de Tlaxcala y Santiago del Rio, á concurrir el último Domingo de dicho mes á la fracción de Encinillas, perteneciente al último pueblo, donde iba á ser bendecida y abierta al culto católico una Ermita dedicada á una imágen de Cristo bajo la advo cación de Señor de Burgos, y luego conducida dicha imágen en solemne procesión, de la iglesia de Santiago, donde estaba depositada, al pequeño templo que le había sino construido.

En el vulgo había circulado la especie de que el Santo Cristo mencionado se le había aparecido á uno de los habitantes de Encinillas, y que éste, al recogerlo y llevarlo á su casa notó que iba un papel pegado en la parte posterior de la cruz; que en ese papel se le decía que en cierta parte del terreno del rancho había enterrada una cantidad de dinero, que la sacara y que en ese mismo punto edificara una Ermita

donde el santo aparecido quería ser colocado y recibir el culto de los fieles,

El vecino de Encinillas era de ejercicio jornalero, de posición humilde, honrado y trabajador como generalmente lo es nuestra gente del campo; y aunque á todos los habitantes de Santiago les constaba que pedía limosnas para construir la capilla, no juzgaban suficiente el producto para los gastos que en ella se erogaban, y esto robustecía la creencia de que efectivamente había venido la imágen provista del dinero necesario para que se le construyera el templo.

Inclinado siempre nuestro pueblo, y aún una parte no pequeña de la sociedad instruida, á aceptar esa clase de consejas, causó verdadero alboroto la dedicación de la capilla, y desde varios días antes levantaron jacalones más ó menos grandes y adornados para las familias que se dispusieron á pasar el día en la fracción de Encinillas; unas poseídas de verdaderos sentimientos religiosos y otras por ir á disfrutar del paseo, como siempre sucede en fiestas de esta naturaleza.

El trascurso de los años y el empeño que tomaron en 1834. el gobierno del Estado, el cura de esta ciudad D. José María Guillén y el de Tlaxcala, Fr. Miguel Antillón, de desterrar la erronea creencia que tenía el pueblo, haciéndole conocer el verdadero origen de la imágen de que se trata, hizo que poco á poco fuera aquella extingiéndose, hasta el punto de que en la actualidad sólo hablan ya de ella algunos ancianos que la conservan en la memoria, como un remoto recuerdo de su niñez.

Siendo todavía en los actuales tiempos la imágen referida, la que probablemente recibe más culto de nuestro pueblo pobre, creemos que nuestros lectores verán con agrado los apuntes que recogimos acerca de ella y de la construcción de su capilla,

Una tarde de los primeros días de Enero de 1825, recorría Cesareo de la Cruz, vecino de Santiago del Río, el monte de la misma villa, en los linderos de ésta con la de San Miguel Mezquitic por la fracción de la Estanzuela. Buscaba leña para el gasto de su casa, pepenando las pencas secas de ma

guey, las ramas de los chaparros y las cañas y hojas de rastrojo que los introductores de esa pastura, van dejando tiradas sobre el camino en su tránsito para la ciudad. Ya se retiraba con su carga cuando vió en terrenos de la Estanzuela un Sauz de mediana altura, y cuyos brazos principales formaban con el tronco del arbusto una perfecta cruz. Inmediatamente concibió el proyecto de hacer de aquel árbol una imágen de Cristo, y al efecto solicitó del dueño del terreno que le vendiera el Sauz; se convinieron en el precio, y dejándolo ya por su cuenta, se dirigió á su casa, donde comunicó su hallazgo, compra y proyecto á su padre y á su hermano Juan Lorenzo y Casimiro de la Cruz.

Los tres eran devotos de la imágen de Cristo, bajo la advocación de Señor de Burgos; cada uno tenía estampas de las que venden los barilleros, á las que rendían adoración colocadas en pequeños marcos con vidriera en las paredes principales de sus habitaciones.

Al siguiente día reunieron el dinero necesario para la compra del árbol, y juntos fueron á derribarlo. En seguida se dirigieron á San Juan de Guadalupe en cuya villa vivía un aficionado á la escultura llamado Juan Pablo N. y con este individuo contrataron la construcción de la imágen. Concluida la bendijo el Padre franciscano Fr. Clemente Luna, pero por haber quedado dicha escultura sumamente defectuosa, la recogió el cura de la Parroquia de San Luis. Dr. D. Tomás Vargas, y la tuvo oculta en la casa cural.

Los Cruz, padre é hijos, hicieron frecuentes súplicas al Sr. Vargas para que les devolviera la imágen, sin conseguir nada de este párroco, por cuyo motivo Juan Lorenzo y su hijo Cesareo dejaron de reclamarla, creyendo ya inútiles tales gestiones. Casimiro no perdió la esperanza de recobrarla, seguía insistiendo con el Dr. Vargas, y este señor, cuando estaba de buen humor, trataba de persuadirlo que no era conveniente poner á la adoración pública la efigie de un mónstruo, que no podía inspirar respeto y veneración á los fieles, y cuando no tenía paciencia para entrar con Casimiro

en esas explicaciones lo despedía, haciéndole entender que le molestaba le hablara más sobre ese asunto.

No por eso quitaba Casimiro el dedo del renglón. Unas veces bien recibido y otras despreciado, suplicaba y se valía de influencias para lograr su pretensión, hasta que el Presbítero D. Juan Francisco Aguiar, que sucedió en el curato al Dr. Vargas, le ofreció devolverle la imágen, con la condición de que encargara á persona competente que reformara la escultura quitándole los defectos que tenía.

Por indicación del mismo párroco Aguiar, solicitó Casimiro de la Cruz al escultor D. José María Aguado, quien se hizo cargo de la obra reformando la imágen en el mismo curato, á la vista y bajo la dirección del cura Aguiar.

Terminado el trabajo del escultor Aguado, fué llevada la imágen á la capilla del Rosario, en cuya iglesia le dieron el nombre de Señor de Burgos por la devoción que los Cruz le tenían á esa imágen. Después la bendijo el cura y el mismo párroco le dijo la primera misa en la propia iglesia. De allí fué conducida al templo de Santiago, donde permaneció depositada hasta la conclusión de la capilla en donde última mente se veneraba.

Juan Lorenzo pagó el trabajo del escultor Aguado, y mientras que Casimiro fué á Morelia á solicitar de la sede vacante las licencias necesarias para edificar la ermita, Lorenzo y Cesareo quedaron reuniendo algunos fondos para dar principio á la obra. Al regreso de Casimiro con dichas licencias acordaron los Cruz construir la capilla en el punto llamado entonces Encinillas, donde ellos residían, y desde luego comenzaron los trabajos.

Después de seis meses de estar la imágen en el templo de Santiago, se bendijo la capilla de Encinillas y fué llevada á ella procesionalmente con gran concurso de devotos, á fines de Noviembre de 1826.

La imágen de que se trata es más conocida en el público con el nombre de "Señor del Saucito" que con el de Señor de Burgos, sin duda por la tradición de que fué construida del Saúz que encontró Cesareo de la Cruz; y el punto don

de se fabricó la capilla perdió también su primitivo nombre de Encinillas, tomando el de Saucito, por ser así conocida la imágen de Cristo que allí se venera.

Juan Lorenzo estuvo encargado algunos años de la obra y culto de la capilla, hasta que el cura Aguiar lo removió por su edad avanzada que no le permitía atender debidamente sus obligaciones, y nombró mayordomo de la iglesia á Casimiro, hijo de Lorenzo. Esto dió lugar á desavenencias entre los hermanos, y entre Lorenzo y Casimiro, y entonces Cesareo se dirigió á Morelia presentando á la mitra un ocurso quejándose de la conducta de su hermano.

Instruido el expediente en la secretaría del gobierno eclesiástico, el promotor pidió lo que sigue:

"Secretaría del Gobierno eclesiástico de Michoacán.-Dada vista al Promotor con el expediente instruido por José Cesario de la Cruz alegando la propiedad de una imagen nombrada el Sor de Burgos ha pedido lo que sigue:

"Ilmo, Sor.-Ha visto y revisado el Promotor el expediente promovido por el ciudadano José Cesario de la Cruz, contra su hermano Casimiro, que cree se ha constituido único dueño de la Imagen del Sor de Burgos del Saucito y de su Capilla construida en el punto de las Encinillas de la jurisdicción de Tlaxcalilla, desde que el finado cura Aguiar lo nombró Mayordomo para colectar é invertir las limosnas de los fieles para el fomento de su culto; y hecho cargo de los comprobantes con que apoya el igual Derecho que le asiste, no menos que del circunstanciado informe de su Párroco, halla: que estando justificado, como está, desde el primer documento hasta el último, que el padre de ambos Juan Lorenzo de la Cruz, fué el que costeó los gastos de la formación y renovación de dha. Soberana Imagen, y lo mismo en union de sus hijos y otras limosnas la construcción de su Templo es inconcuso, que toda la familia de aquel tiene igual derecho á dhas. cosas; y por lo tanto es de declararse así por V. S. I. en juicio del que responde, sirviéndose mandar si mereciere su superior conformidad, se libre orden á su Cura doc. trinero, para que reuniendolos á todos los de la familia se

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