Imágenes de páginas
PDF
EPUB

fué un hombre público de importancia y jefe del Partido Liberal de su tiempo. Los tres últimos llegaron á ser Presidentes de la República.

Los padres carmelitas mandaron organizar una guerrilla con peones de sus haciendas, de la que fué Jefe el Lego Fr. Bartolomé de la Madre de Dios, español brusco segun el dicho de personas que lo conocieron, hombre corpulento y de bastante fuerza física. Los soldados de esa guerrilla fueron pagados por los fondos del Convento, á un peso diario por plaza, y despues de algunos años percibian todavia las fami lias de los que perecieron en la campaña, y los mutilados, pensiones mensuales, de los mismos fondos, segun los servicios, ados y número de familia.

No pararon aquí los elementos creados por Calleja para emprender la campaña contra los insurgentes. Mandó fundir cañones, organizó compañías de soldados que llamó Urbanos, para resguardo de la ciudad, compuestas de individuos del comercio, de la industria y de la agricultura. El Intendente D. Manuel de Acevedo puso á su disposición los trescientos ochenta y dos mil pesos que tenía en las cajas reales, el Sr. Ortiz de Zárate, del Valle del Maiz, le proporcionó también una fuerte suma, varios mineros ricos de Zacatecas le dieron en calidad de préstamo, que les fué después pagado en Méjico, la cantidad de doscientos veinticinco mil pesos, noventa barras de plata quintada y dos mil ochocientos en pasta; el conde del Jaral D. Juan de Moncada, se puso á sus ordenes con un escuadrón de caballería sostenido á sus espensas, por lo que el Virrey Venegas le expidió el despacho de Coronel.

Para dar Calleja á todas esas fuerzas una conveniente orga. nización, é instruirlas lo posible en el arte de la guerra, salió á situarse con todas ellas á la Hacienda de la Pila, dejando la plaza de San Luis guarnecida con los Urbanos á las órdenes del Comandante D. Toribio Cortina. Colocó un desta camento en el Puerto de San Bartolo, tres leguas más acá de San Felipe, en observación de los movimientos del ejército de Hidalgo. Dirijió una proclama á sus tropas, inven

tando para leérselas y explicárselas, un acto curioso por el que se comprende que trató de exitar el fanatismo de los indios y de sorprenderlos con un aparato del todo extraño para ellos. Mandó colocar un dosél sobre un templete que hizo levantar en la plazuela de la Hacienda, ordenó que fueran de esta ciudad dos frailes carmelitas, y sentado él enmedio de ellos, leyeron y explicaron estos á los soldados los pensamientos que contenia la proclama, concluyendo con una exhortación dirijida á los mismos soldados encareciéndoles el deber que tenian de pelear por la religión y por el Rey. La proclama es la siguiente.

"D. Felix Ma Calleja del Rey, Comandante de brigada en la Provincia de San Luis Potosi."

"Soldados de mis tropas: os han reunido en esta capital los objetos más sagrados del hombre, religión, ley, y patria, Fodos hemos hecho el juramento de defenderlos y de conservarnos fieles á nuestro legítimo y justificado gobierno. El que falta á cualquiera de estos juramentos, no puede dejar de ser perjuro, y de hacerse reo delante de Dios y los hombres. No tenemos más que una religión que es la católica, un soberano que es el amado y desgraciado Fernando VII, y una patria que es el pais que habitamos, y á cuya prosperidad contribuimos todos con nuestros sudores, con nuestra industria, y con nuestras fuerzas, No puede haber, pues, motivo de división entre los hijos de una propia madre. Lejos de nosotros smejantes ideas que abriga la ignorancia y la malicia. Sólo Bonaparte y sus satélites han podido introducir la desconfianza en un pueblo de hermanos. Sabed que no es otro su fin que dividirnos, y hacerse despues dueños de estos ricos paises que son tanto tiempo ha, el objeto de su ambición. No podeis dudarlo: sabeis los emisarios que ha despachado, las intrigas de que se ha valido, y los medios que emplea para llevar al cabo este proyecto.

¿Y permitirémos nosotros que logre sus fines? ¿Que હું venga á dominarnos un tirano, y que nuestros altares, esposas, hijos y cuántos bienes poseemos caigan en manos de aquel monstruo por el medio que se ha uesto introdu

cir la discorcia en nuestro suelo? A esto conspira la sedición que ha promovido el cura de Dolores y sus secuaces: no hay otro camino de evitarlo que destruyendo antes esas cuadrillas de reveldes que trabajan en favor de Bonaparte, y que con la máscara de la religión y de la independencia sólo tratan de apoderarse de los bienes de sus conciudadanos, cometiendo toda clase de robos, de asesinatos y estorciones que reprueba la religión como lo han hecho en Dolores, San Mi guel el Grande, Celaya y otros lugares donde han llegado. No lo dudeis soldados: del mismo modo vereis robar y saquear la casa del europeo que la del americano: la aniqui lación de los primeros es sólo un pretexto para principiar sus atrocidades, y el peligro en que suponen la patria por parte de aquellos que tantas pruebas tienen dadas de su religiosidad y patriotismo, es un artificio de que se valen para engoñarnos, y hacernos caer en el lazo que nos ha prepara

do el tirano.

"Vamos pues á disipar esa porción de vandidos que como una nube destructora azotan nuestro pais, por que no han encontrado oposición. Si ha habido por desgracia en este reino gentes alucinadas y perdidas que de acuerdo con las ideas de Bonaparte se hayan atrevido á levantar el estandarte de la rebelion, y que al mismo tiempo que protestan reconocer á nuestro legitimo y adorado Morarca, niegan la obediencia á las autoridades que nos gobiernan en su nombre; seamos nosotros los primeros que á imitacion de nues tros hermanos de la Península defendamos y conservemos los derechos del trono, y limpiemos el pais de estos pertur badores del órden público que procuran derramar en él los horrores de la anarquía.

"El superior gobierno quiere que tengais parte en esta empresa, y usando de los grandes medios que están á su disposición, os invita á castigar y sujetar á los reveldes con el ejército que ha salido ya de México y marcha para su exterminio. Yo estaré à vuestra cabeza. y partiré con vosotros la fatiga y los trbajos: sólo exijo de vosotros "union, confianza y hermandad." Contentos y gloriosos con haber res

tituido á nuestra patria la paz y el sosiego, volverémos á nuestros hogares á disfrutar el honor que solo está reservado á los valientes y leales.-San Luis Potosí, 2 de Octubre de 1810.-Felix Calleja."

Aunque los conceptos contenidos en la proclama ante. rior no fueron entendidos por aquellos rancheros é indios campesinos, sí se fijaron en los frailes carmelitas, en el crucifijo que tenian estos en las manos al tiempo de leérselas y en el juramento que se les exijió de pelear por la causa del Rey. Con estrepitosas aclamaciones otorgaron el juramento, prorrumpiendo en vivas al Rey, á la Religión y á Calleja; por ese día fueron dispensados de recibir instrucción y de todo servicio, y mandó Calleja repartirles dinero y rancho extraordinario.

El Virrey Venegas, tan luego como supo el levantamiento del cura Hidalgo, libró orden á Calleja para que marchara á Querétaro violentamente con una pequeña escolta, y que dejara órden que lo siguieran los escuadrones de San Luis y San Carlos. Calleja contestó que no podía separarse de San Luis por dos razones: primera, que habia descubierto una conspiración en esta ciudad y estaba practicando las averiguaciones consiguientes; y segunda, que desde el momento en que llegó á su noticia el pronunciamiento de Hidalgo se habia ocupado de organizar tropas y crear los elementos necesarios para concurrir con un grueso número de soldados al punto que se le destinara, á combatir la insurrección.

Daba cuenta al Virrey de los cuerpos que habia reformado, de los recursos con que contaba, y de que sólo esperaba instruir medianamente á sus tropas en el manejo de las armas, para emprender la marcha.

La noticia del pronunciamiento de Hidalgo que circuló en la ciudad con extrordinaria rapidéz, y la propaganda que los edictos á ese movimiento hacian en numerosos papeles que repartian clandestinamente, levantaron el espíritu público, haciendo que el pueblo acariciara la idea de emancipar á México de la dominación española. Notable fué el cambio

que se efectuó contra Calleja en el corto tiempo transcurrido desde el dia en que ese jefe salió para la Hacienda de la Pila con las tropas que habia organizado, hasta la noche en que iba á estallar la conspiración que le fué denunciada. El hombre habia perdido un setenta y cinco por ciento del aprecio y de la influencia que ejercia en todas las clases; era ya visto por los hijos del pais como enemigo de la naciona lidad mexicana, y empezaron á hostilizarlo por los medios que estaban á su alcance.

La ciudad de San Luis estaba en plena efervescencia. Por todas partes sólo se oian conversaciones y juicios favorables al levantamiento de Hidalgo, principalmente los pueblos del Cerro de San Pedro, Soledad de los Ranchos, y los suburbios de Tlaxcala, Santiago, Montecillo, San Sebas tian y Tequisquiapám que habian sido víctimas á fines del siglo pasado, de la crueldad del visitador Galvez, hacian patentes, de cuantos modos podian, su regocijo y sus simpatías por la causa de la independencia.

La conspiración le fué denunciada á Calleja por un sargento del Escuadrón de San Carlos; un clérigo de apellido Perez complicado en ella, temeroso de la suerte que le corriera estando ya en poder de Calleja, se suicidó en su misma prisión. No siendo suficiente la pequeña cárcel que entonces habia en San Luis para contener á los innumerables individuos que mandó ese Jefe reducir á prisión llenó con ellos los conventos de la ciudad. Creó un Tribunal con el nombre de "Junta de Seguridad" para que los juzgara con todo rigor y pidió al Virrey autorización para imponer ad-libitum la pena de muerte, sin el recurso de indulto; solicitando tambien el que sólo él pudiera concederlo en los casos que á su uicio fuera de otorgarse.

Diariamente amanecian pasquines en las esquinas y en las puertas de los edificios públicos, conteniendo terribles amenazas contra los europeos y exitando al pueblo á que se levantara contra sus opresores. Algunos de los individuos que fijaban esos papeles fueron sorprendidos por las rondas, e.carcelados y juzgados por la Junta de Seguridad.

« AnteriorContinuar »