Imágenes de páginas
PDF
EPUB

gran cacique que se llama Nicaragua, y muchos yndios principales que comigo llevava me aconsejavan que no fuese alla, porque hera muy poderoso, y aun muchos de los conpañe ros que yban comigo me aconsejavan lo mesmo, pero la verdad es que yo iba determinado de no bolver atras hasta hallar quien me estorvase por fuerça de armas de yr adelante, y como llegue una jornada antes de su pueblo, enbiele las lenguas que llevava y seys principales otros que comigo yban, y enbiele a dezir lo que alos otros caciques solia, y es que yo hera un capitan que el gran Rey de los cristianos enbiaba por aquellas partes a dezir a todos los caciques ó señores dellas que supiesen todos que en el cielo mas arriba del sol ay un Señor que hizo todas las cosas y los onbres, y que los que esto creen y lo tienen por señor y son cristianos, que quando mueren van aRiba donde el esta, y los que no son cristianos van a un fuego que esta debaxo la tierra y que a todos los señores y caciques de atras hazia donde el sol nace lo abia dicho y todos lo creen asi y lo tienen por señor y son cristianos y quedan por vasallos del gran Rey de Castilla, y que a todos los caciques y señores de do hazia el sol se pone lo tengo de dezir, porque este mismo Dios asi lo manda/ que esten en su pueblo el y sus yndios y que no aya miedo que yo le dire otras cosas muy grandes deste mismo Dios, que avra plazer de savellas, y que si esto no quisiere hazer ni ser vasallo del gran Rey de los cristianos, que se salga al canpo de guerra, que yo sere con el otro dia/; este mismo dia en la tarde unos espingarderos que llevava provando la polvora, pusieron fuego a su posada y a la mia y quemaronse a ellos mismos, que fueron tres, que no fue poca turbacion entre los conpaneros por ser en bispera de tal dia como esperabamos; pero alli se dixo a todos lo que convenia y quedaron con harto menos escandalo, los quales dexe alli a curar y un otro onbre con ellos.

Otro dia, como yo llegue una legua de su pueblo, halle
quatro principales y los mios que me dixeron que el caci-
que me esperaba en su pueblo de paz, y llegado aposento-
me el mismo en una plaça y casas del alderredor della, y
luego me presento parte de quinze mill castellanos que en
todo me dió y yo le di una Ropa de seda y una gorra de
grana y una camisa mia y otras cosas de Castilla, muchas,
y en dos o tres dias que se le hablo en las cosas de Dios,
bino a querer ser cristianos el y todos sus yndios e muge-
res, en que se babtizaron en un dia 9.017 animas chicas y
grandes y con tanta voluntad y tanta atencion, que digo
verdad a vuestra magestad que vi llorar algunos conpa-
ñeros de devocion, y diziendo los primeros a ellos y a ellas
a parte como Dios es testigo, que este Dios que hizo todas
las cosas no quiere que nadie se torne cristiano contra su
voluntad, y con todo esto dixeron que querian ser cristia-
nos y cristianas/; aqui estuve ocho dias y puse dos cruzes
como en los otros pueblos traya de costunbre, una muy
grande en unos montones grandes de gradas que en cada
lugar en la plaça ay, que sin duda no parece sino que los
mismos montones estan pidiendo las cruzes, y dexe otra
en su mezquita, que el mismo la llebo en sus manos a que
alli se pusiese, y quedo en cima de un altar atada por pie y
hecho un monumento de matas pintadas y muy devota/;
pasados los ocho dias, me parti a una provincia que esta
seys leguas adelante, donde halle seys pueblos legua y me-
dia o dos leguas uno de otro, de cada dos mill vezinos cada
uno; despues de avelles enbiado a dezir el mensaje y cosas
que a este cacique Nicaragua, e aposentadome en un pue-
blo dellos, y despues de venirme todos los señores dellos
a ver y hechome presente de oro y esclavos y comida como
es su costumbre, y como ya ellos sabian que Nicaragua y
sus yndios se avian tornado cristianos, casi sin hablar se lo
vinieron a querello ser, y cada dia se venia a babtizar un se-

ñor de cada pueblo con su gente, y hecho esto, venian cada dia a dezirme que fuese el clerigo a sus pueblos a hablallos de Dios, y asi se hazia y madrugavan los del un pueblo y de otro para qual le llevaria antes.

Estando en medio desta buena obra ya dicha, parece que supieron de my otros caciques grandes que estavan mas adelante y devian saber lo que los otros caciques hazian comigo, y uno dellos que se dize Diriangen vinome a ver desta manera; truxo consigo hasta quinientos onbres cada uno con una pava o dos en las manos, y tras ellos diez pendones y tras ellos diez e siete mugeres, todas casi cubiertas de patenas de oro y dozientas y tantas hachas de oro baxo, que pesaba todo diez e ocho mill castellanos, y mas atras cerca de si y de sus principales venian cinco tronpetas, y en llegando cerca de la puerta de mi posada tocaron un Rato y acabado entraron a verme con las mugeres y el oro; mandeles preguntar que a que venian, y dixeron que a ver quien heramos, que les avian dicho que heramos una gente con barvas y que andavamos encima de unas alimañas; que por ver quien heramos y lo que queriamos venian a vernos; yo mande a la lengua que les dixese todo lo que se avia dicho al cacique Nicaragua, y ellos Respondieron que todos querian ser cristianos; pregunteles que quando querian babtizarse; dixeron que ellos vernian dende a tres dias a ello, y como al diablo no le plaze dela salbacion delos onbres, hizoles mudar proposito, y tanbien creo que fue la causa vernos tan pocos; y al terçero dia que dixeron, aviendo ydo el clerigo con el mejor cavallo que teniamos y dos conpañeros valientes onbres a predicar a unos pueblos vecinos, estando todos algo descuydados de cosa de guerra, sabado diez e siete dias de abrill a medio dia, con la mayor siesta del mundo, dan sobre nosotros tres ó quatro mil yndios de guerra armados a su manera de jubones bastados de algodon e armaduras de

cabeça, y Rodelas y espadas y otros arcos, y flechas y varas; y quiso Dios, por quien el es, que un tiro de vallesta antes que llegasen al lugar, un yndio del pueblo do estabamos los vido venir y me aviso, y lo mas presto que pude cavalgue en uno de los tres cavallos y Recogi todos mis conpañeros a la plaça delante de mi posada, poniendo la tercia parte a las espaldas y al derredor della, porque como heran muchos, temi que nos cercasen la casa y le pusiesen fuego; y como los yndios llegaron de golpe a la plaça arremetieron a nosotros y nosotros a ellos, y como a manera de torneo se dieron los nuestros y ellos tantos golpes, que estuvo la cosa un Rato en peso, sin que nadie supiera cuya hera la vitoria, y despues de avernos deribado seys o siete onbres en el suelo heridos, y llevarnos un onbre en peso, vivo, sin querello matar a lo que parescia, aviendo yo arremetido con los cavallos y andando entre ellos pusieronse en huyda, y seguido el alcance por los nuestros y acuchillandolos de pie los que podian y los de cavallo alanceando los que topavamos, hechamoslos fuera del pueblo, y alla en el canpo, yo, que tenia el mejor de los rocines, aunque tan mal adereçado de cosas dela gineta que certifico a vuestra magestad que traya las espuelas de palo y uno de los otros no ninguna, segui algo mas el alcançe que los otros, y despues de averme cansado alanceando los que a una parte y a otra hallava, acordeme que hera gran yerro dexar mi gente tan lexos, y buelto sin duda, á la buelta heran tantas las varas y las piedras y garrotes y flechas y varas que los yndios me tiraron, que lo tove por peor que quando dela plaça los hechamos; en fin, que quando tope los delanteros de mi compañia, que hera fuera ya del pueblo, no consenti que nadie pasase adelante, porque me parescio que si en el campo nos tobiesen veria que heramos tan pocos que osarian bolver sobre nosotros y que no bastariamos con ellos, y aun tanbien se me acordo que

quedava la posada sola con el oro y la Ropa, y que los del pueblo podria ser que no nos fuesen leales, y que viendo. nos fuera nos Robasen, y por esto lo mas presto que pude truxe mi gentezilla, aunque en los animos mas que gente, a ponella otra vez en orden delante de mi posada, porque si bolviesen nos hallasen alentados, y segun lo que parescio ellos obieron por bien de no bolver, y creo sin duda que lo causo porque ellos tienen de costunbre quando pelean de no dexar ningun herido ni muerto en el canpo, y de hallarse enbaraçados con los muertos y heridos, no tobieron manera de bolver, pues estando todos delante de mi posada apercibiendonos para si otra vez tornasen / el clerigo nunca hera venido ni los conpañeros que con el avian ydo, y como el pueblo a do avian ydo hera hazia la parte de los yndios binieron sin duda, creymos todos que lo avian muerto de camino quando vinieron; pero por satisfacernos escrevile una carta con un yndio delos del pueblo donde yo estaba, en que le dezia lo que pasaba, y vista mi carta luego vino, delo qual todos los conpañeros Recebieron mucho plazer, porque hera su padre de confision; pues Recogidos todos como la gente aun hasta alli avia llegado contra su voluntad, y como digo ariba, murmurando de mi. luego me dixeron todos que no devria dar un paso mas adelante, porque hera mas poner en cobro lo ganado que ganallo de nuevo, y yo de ver toda la gente con esta opinion, tome a los oficiales de vuestra magestad y quise que ellos y toda la gente mas principal de toda la conpañia dixesen sus dichos cerca dello, los quales todos dixeron que era conocida locura pasar adelante, y que Dios ni vuestra magestad no se serviria dello; los quales dichos con esta enbio a vuestra magestad, porque sin duda yo quisiera que esa noche fueramos a dar en ellos, aunque despues de vista la flaqueza de nuestra gente y los heridos y el oro, se aventuraba, porque avia de quedar alli y de los del pueblo no teniamos

« AnteriorContinuar »